Allí radica la clave para apreciar a Kertész en su verdadera dimensión, en su firme decisión de interpretar el mundo en términos visuales con la fotografía, reconociendo su propia singularidad, sin apartarse del camino que se construye capturando, con la propia mirada y a través de la cámara, el mundo que nos rodea. El verdadero sentido de la obra de Kertész está en su interpretación fotográfica del mundo en clave de gris, porque allí está su esencia, en la sutileza de los medios tonos entre el blanco y el negro.
III. En 1936, tentado por una insistente oferta laboral de Keystone Studios, Kertész decide mudarse a Nueva York, “por un año, como si tomase un sabático”, según le dijo a Elizabeth para convencerla, ante la permanente negativa de su mujer a dejar París. Pero su tozudez pudo más y, aunque ella amenazó con separarse de él, en octubre de ese año llegaron ambos a Nueva York, en el momento en que la ciudad se estaba transformando en el centro de las vanguardias del mundo y cuando estaba por comenzar a desarrollarse una importante etapa dentro de la fotografía estadounidense. Kertész se arrepintió de esta decisión rápidamente, pero regresar a París campo geométrico surcado por ángulos rectos y líneas curvas, con los
no era fácil, por la falta de dinero, en un primer momento, y luego por
peatones y sus sombras marcando la real dimensión del paisaje; esta
la llegada de la guerra. Pese a que el hecho de residir en Nueva York lo
foto fue publicada como apertura de su nota sobre París en la revista Art
mantuvo a salvo del horror de la guerra, y si bien trabajó para los más
et Médecine, en 1931.
importantes medios durante los 26 años que vivió allí, Kertész lamentó siempre haber abandonado París.
En ese momento Kertész ya era un fotógrafo en el sentido más radical y
L’ombre de la Tour Eiffel [La sombra de la Torre Eiffel], París, 1929 Fotografía blanco y negro 20 x 27,5
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nunca se apartó de esa línea. En otro de sus diálogos con Agathe Gaillard
Nueva York era entonces el centro de la vida artística de los Estados Uni-
declaró: “…soy muy afortunado, lo que siempre quise fue expresarme yo
dos, donde se encontraban los mejores museos y galerías, y también el
mismo, y cuando tomo fotografías es eso exactamente lo que hago. Nací
lugar donde se desarrollaba la industria editorial de las grandes revistas
con un sentido de la fotografía. Y la entendí inmediatamente, comprendí
ilustradas. Allí Kertész recibió, posiblemente, más de lo que jamás haya
siempre que la fotografía es la fotografía, y que no tiene nada que ver
reconocido, desde su inmediata aceptación en el medio artístico hasta
con ninguna otra cosa”.
su trabajo en varias de las más prestigiosas revistas de la época. 39