La adecuación programática dio paso a una nueva función. El edificio en el que funcionó la cancillería y embajada uruguaya en la capital bonaerense, propiedad del gobierno uruguayo hasta 2016, fue elegido por el Instituto Universitario de Ciencias de la Salud – Fundación H. A. Barceló, como nueva sede educativa universitaria en Buenos Aires y central administrativa. Este edificio refleja el crecimiento sostenido que viene teniendo la institución a lo largo de sus 50 años de historia, y el compromiso con la educación universitaria mediante la creación de nuevos ámbitos de formación profesional, consolidando una verdadera red federal de educación en ciencias para la salud, cuyas sedes en las provincias de La Rioja y Corrientes complementan el prestigioso alcance académico regional. En la noche luce radiante, con una racionalidad extrema. De día, el cemento armado y la flamante pintura de los revoques destacan gestos propios de otra época. El inmueble no solo forma parte de la destacada lista de obras construidas en el siglo pasado con la autoría de arquitectos uruguayos en el extranjero, sino que lleva el sello del Arq. Mario Payseé Reyes, unos de los grandes baluartes de la arquitectura nacional de los años 70, momento en el que en ambas márgenes del plata, se había instalado una preocupación expresa por diseñar y construir edificios que perduraran conceptual y matéricamente en el tiempo. Se ubica en Avda. Las Heras 1907, esquina que el solo porte de la imagen brutalista de su lenguaje arquitectónico, en particular con carácter de torre, hacía previsible, y por suerte así fue, que con tenor institucional se continuara el legado patrimonial del edificio, con el gran distintivo además, de poseer una colección de obras de arte del Taller Torres García en diferentes espacios, específicamente de Edwin Studer, José Collell y Julio Alpuy, hecho sin precedentes en un edificio en altura de estas características.
Cuarenta años pasaron desde que en 1978 el edificio se alzó como un robusto basamento de 3 pisos separado de la torre por medio de una planta libre, transición hacia los otros 9 pisos. La desafiante tarea de remodelación y puesta en valor del inmueble fue encomendada a BTP Arquitectos Asociados, estudio argentino conformado por los arquitectos Juan José Barrós Tomé y Alejandro Ponte, para quienes los proyectos educativos y culturales son parte de sus áreas de especialización, y que para esta obra en particular contó con la colaboración de los arquitectos Fernando Montero y Matías Avaca. Este equipo asesor participó desde la etapa inicial de selección de la futura sede para la Fundación H. A. Barceló, estableciendo junto a la institución parámetros de búsqueda de un espacio que cumpliera con requisitos de superficie, de conectividades espaciales y funcionamiento académico propio para una facultad. “Un poco más de un año antes de que saliera a la venta el edificio de la cancillería uruguaya, habíamos visitado varios, pero fueron rápidamente descartados. Obviamente, se valoraba mucho la imagen institucional que pudiera transmitir el edificio que se eligiera como sede. Sin embargo, la búsqueda no había sido exitosa en este punto. La zona de búsqueda se centraba básicamente en el barrio de Recoleta y sus alrededores”, afirma Barrós Tomé, quien señaló que se partía de la base de que la capacidad locativa de los espacios que albergara la sede y sus respectivas conexiones debían ser acordes a la cantidad de personas que a la vez los utilizarían. “Bastó una sola visita al edificio para darnos cuenta que, aunque de una forma poco convencional, contenía todos los requisitos que habíamos estado buscando en otras construcciones, y que al tomar partido de su existencia, nos permitiría erigirlo nuevamente como un icono dentro de su entorno”, agrega. “No es común encontrar un edificio construido que cumpla con las características que uno requiere de él. En este caso, no solo se dio con el edificio adecuado, sino que además, la existencia de murales de prestigiosos artistas uruguayos en varios sectores, sea a mi entender una colección única en un edificio de la ciudad de Buenos Aires. Para una institución educativa como lo es la Fundación H. A. Barceló, las obras de arte que se encontraban en el edificio, significaron un elemento relevante y de gran valor. La convivencia con el arte es el mejor complemento al que se puede aspirar al momento de brindar excelencia en la educación. Hoy estas obras, entendemos han sido el gran puntapié inicial para la larga relación que tendrá de aquí en adelante la Fundación con el arte”, expresa Ponte. doble ALTURA·49