Aguadas un tejido de historias

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De tejedoras y herencias

“Ordinario, regular y fino, esos son los tipos de tejido que se ven por acá. El mejor es el último porque es más apretadito. En tiempos pasados solo se veía de ese; mi mamá era una de las que solamente tejía fino”, cuenta María Consuelo Murillo. Pero Ana Félix García, la madre de la tejedora, no era la única; María Noemí Orrego dice que su madre, María Valencia, sólo tejía apretado, lo mismo narra Rosa Atehortúa, quien aún recuerda cómo aprendió a trenzar iraca de esta manera, observando a su madre Elvira García y a sus tías Emilia y Lola. Aunque no parece, Rubiela Orrego tiene 64 años. A los siete, sentada en el suelo al pie de la mecedora donde tejía su madre, enredaba las pajitas que caían al suelo; imitando los movimientos de sus dedos comenzó a tejer y en esas se la ha pasado 57 años. Marta y Beatriz Lotero, hijas de Rosa Atehortúa, también hilan iraca. La primera es emprendedora y con alma de empresaria, la segunda enseña a los reclusos del Centro Penitenciario Las Mercedes a recuperar su vida con el trabajo manual que le enseñó su madre.

Y es que en Aguadas, más que bienes o enfermedades como suele ser, se hereda el “saber trabajar”, costumbre que viene del siglo antepasado. María Noemí lleva cinco décadas atravesando iraca. Fue precisamente su madre María quien enseñó a sus nueve hijas el arte que por decenas de años han conservado las aguadeñas. A su vez, la experimentada tejedora recibió lecciones de su madre Julia Gallego, quien vivió a finales del siglo XIX. Así, en las familias tejedoras, la tradición ha sido aprendida en cada generación, tanto que las artesanas pierden la cuenta en el árbol genealógico; no recuerdan nombres, pues abuelas y tías tejían, pero sólo les queda la certeza de que la iraca tuvo siempre algo que ver con ellas.

De tertulias y paja

Desde esos tiempos hasta ahora, mientras que el chocolate de las cuatro de la tarde hierve esparciendo su dulzón olor, las mujeres se reúnen a hilar. Desde los seis años, María Consuelo le da vueltas a la iraca; recuerda cómo sentada en la copa de un sombrero comenzó a trabar el hilo natural, mientras su madre y hermanas armaban la tertulia alrededor de un polvoriento patio hasta que la luz del día se apagaba. Así son sus tardes desde hace 53 años y no se cansa de tejer fino, así sus ojos ya no sean tan jóvenes y aliviados como antes. “En mi casa todos tejíamos,

Detalle del mural de Carlos Osorio ubicado al ingreso de la Alcaldía de Aguadas.

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Algunos produc tos elaborados en iraca como confiteros, flore s, bolsos, jarron es decorativos portavasos, en y tre otros, son ex hibidos en la ca de doña Rosa. sa


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