LA BOCCA DELLA VERITÀ e d LUCÍA
OJEPSE LED ODAL ORTO La
(relatos)
Sonaba
fRAGA
“Arrivederci, Roma” en el reproductor del mini descapotable, justo cuando aún no habíamos llegado a la Ciudad Eterna. Me quité el pañuelo de la cabeza y dejé que los restos de brisa florentina lamieran mis cabellos, mientras canturreaba la canción y me pintaba los labios reflejada en el espejito del parasol. Álvaro conducía absorto. “Estás muerto o ¿qué?”- le dije al tiempo que le daba una palmada en la pierna. “Adiós, Good-Bye, Au revoire”contestó siguiendo el hilo de la canción al estilo
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Salvatore Baccaloni. Yo continué cantando con un “lalalalá lalá la lala” y encendí un cigarrillo que enseguida reclamó mi amante, turnándonos una y otra vez. El paisaje por carretera era espectacular; nos bañaba la sombra de los árboles y se respiraba ya muy lejanamente ya a mar; de hecho, aquel aroma no era más que una entelequia en nuestras mentes del puerto de Vígata, que tantos días habíamos dejado atrás. Recorrer Italia en coche era, por fin, un sueño hecho realidad. Pisamos, al fin, suelo romano. “Hic sasa loquntur”-exclamó con satisfacción Álvaro