

458 - Semana del 14 al 20 de diciembre de 2025
ENTREVISTA
Monseñor Luis Marín, subsecretario del Sínodo, en el Encuentro Diocesano de la Esperanza PÁG. 5

“NUESTRA
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458 - Semana del 14 al 20 de diciembre de 2025
Monseñor Luis Marín, subsecretario del Sínodo, en el Encuentro Diocesano de la Esperanza PÁG. 5

“NUESTRA
El sacerdote Augustin Kalamba, doctor en Teología, desentraña el significado bíblico y teológico de la esperanza cristiana










1 diciembre | Escuela de Dirigentes de Cursillos de Cristiandad, de Sevilla, en San Juan de Aznalfarache.

2 diciembre | 10º aniversario de Bioalverde, la empresa de inserción social de Cáritas Diocesana de Sevilla.

3 diciembre | XXII Encuentro de Pensamiento Cristiano: ‘La gobernanza ética y la Inteligencia Artificial’.

2 diciembre | Reunión de la Fundación ‘María, Reina de la Familia’, que agrupa los Centros de Orientación Familiar (COFs) de Sevilla.

3 diciembre | Bendición del X ‘Nacimiento de la Alegría, en la Fundación Caja Rural del Sur.

4 diciembre | 50 años del Camino Neocatecumenal en la Parroquia Ntra. Sra. de Belén, de Gines.
17 DICIEMBRE: Reunión de la Comisión Ejecutiva del Observatorio de Piedad Popular, a las 11.30 h, en el Arzobispado. | Encuentro con la CONFER, a las 14 h. | Eucaristía de final de trimestre con la comunidad académica de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. En la capilla del Seminario Metropolitano, a las 20 h.
18 DICIEMBRE: Función Solemne de Ntra. Sra. de la Esperanza, en la Capilla de los Marineros, a las 20 h.
19 DICIEMBRE: Encuentro por Navidad con los sacerdotes mayores. En la Casa Sacerdotal, a las 14 h. | Bendición de la casa hermandad de la Quinta Angustia de Sevilla, a las 20 h.
20 DICIEMBRE: Misa por la conclusión de la visita pastoral en el arciprestazgo de Pilas. En la Parroquia Ntra. Sra. de Belén, de Pilas, a las 12 h. | I Encuentro Interdiocesano de jóvenes de Cursillos de Cristiandad. En la Casa del MCC, a las 18 h.

Sigue la actualidad de Monseñor Saiz Meneses en redes @ArzobispoSaiz Iglesia en Sevilla 2 Iglesia en Sevilla - Nº 458. 14 DE DICIEMBRE DE 2025- Año: LXXXV www.archisevilla.org | iglesiaensevilla@archisevilla.org




En este III Domingo de Adviento, tradicionalmente llamado Gaudete, la liturgia nos invita a levantar la mirada y a dejarnos renovar por la alegría del Señor.
La antífona de entrada toma las palabras de san Pablo: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres» (Flp 4,4). No se trata de un eslogan optimista, sino de una llamada profunda a descubrir la fuente de la verdadera alegría en medio de las preocupaciones y cansancios de la vida.
Las lecturas de este domingo son un auténtico canto a la esperanza. El profeta Isaías anuncia la vuelta del pueblo del exilio, y describe una creación que se transforma: el desierto florece, los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos caminan, la lengua del mudo canta de alegría (cf. Is 35). Es el lenguaje de los signos mesiánicos, los mismos que Jesús recordará a los enviados de Juan Bautista para que comprendan que en Él se cumplen las promesas de Dios. En el corazón de Cristo, los pequeños, los pobres, los heridos de la historia ocupan el lugar preferente; ellos son los primeros destinatarios de la Buena Noticia.
Sin embargo, no es difícil que surja en muchos la objeción: ¿Es posible hablar de alegría en un mundo tan herido por la violencia, las guerras, las crisis económicas, la soledad y las rupturas familiares? Los llamados “maestros de la sospecha”, y de manera muy especial Nietzsche, acusaron al cristianismo de ser enemigo de la vida, de poner sospecha sobre todo placer, de apagar la fiesta del corazón humano. También hoy, algunos piensan que la fe recorta la felicidad o impone una moral gris que sofoca el deseo de plenitud.
Ante estas preguntas, la tradición de la Iglesia nos recuerda que la alegría cristiana no es superficial ni ingenua. El Concilio Vaticano II, al comenzar la constitución Gaudium et spes, afirma que «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo […] son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo». Es decir, la Iglesia no vive al margen del sufrimiento del mundo;

lo asume, lo hace suyo, lo presenta ante Dios. Nuestra alegría no consiste en cerrar los ojos al dolor, sino en experimentar, precisamente ahí, la cercanía del Señor que viene a salvarnos.
Un gran teólogo del siglo XX, Olivier Clément, decía que el cristianismo tiene sentido en una sociedad secularizada porque nos habla de un Dios que no se “usa”, un Dios que no es un instrumento para nuestro interés, sino el Dios de la gracia, que nos devuelve el gusto por la vida y nos restituye la capacidad de maravillarnos ante la belleza de la existencia. Ante tanta cultura de la utilidad y del rendimiento, la fe nos recuerda que hay realidades gratuitas —el amor, la amistad, el perdón, la adoración— que aparentemente “no sirven para nada”, pero sin las cuales la vida se vuelve fría y sin horizonte.
La liturgia de Adviento nos ayuda a educar nuestro corazón en esta alegría teologal. No se trata de una euforia pasajera, sino de la alegría de sabernos amados por el Padre, acompañados por Cristo y habitados por el Espíritu Santo. Os invito a vivir este Domingo Gaudete como una verdadera escuela de alegría cristiana. En medio de las prisas de estos días, de las compras, de las luces y de los compromisos, dejemos un espacio para la oración serena, para la escucha de la Palabra, para la adoración ante el Señor. Redescubramos la belleza de la liturgia bien celebrada, que nos eleva el alma y nos hace gustar, ya desde ahora, un anticipo de la alegría eterna. Al mismo tiempo, pidamos la gracia de ser testigos de alegría en medio de nuestro mundo. Un rostro sereno, una palabra de consuelo, un gesto de servicio humilde en la familia, en el trabajo, en la parroquia, pueden convertirse en signos luminosos del amor de Dios. Que María, causa de nuestra alegría, nos acompañe en este tramo final del Adviento y nos enseñe a acoger a Jesús que viene. Que ella nos ayude a responder a la gran pregunta que hoy nos hace la liturgia: ¿Es posible una invitación a la alegría? Sí, es posible y es real, porque Dios se ha hecho carne, ha acampado entre nosotros y no se cansa de salir a nuestro encuentro.
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El pasado 29 de noviembre tuvo lugar el Encuentro Diocesano de la Esperanza, en el que participaron 400 personas en representación de numerosas realidades eclesiales (movimientos, parroquias, hermandades, colegios, vida consagrada…) y compartieron reflexiones y frutos de este año santo.
SEVILLA.- La mayoría de los participantes describe este jubileo como “intenso”, en relación al número de actos jubilares promovidos desde la Archidiócesis y en cuanto a experiencia de fe.
Compromiso de los jóvenes
El acercamiento y la participación de los jóvenes en la Iglesia es otro de los aspectos más llamativos de este año jubilar. Precisamente, el delegado diocesano para la Pastoral con Jóvenes, Manuel Jiménez, apunta que ha sido palpable cómo “sigue habiendo sed, deseo y necesidad de Dios entre los jóvenes”. Y no solo se hizo evidente en Roma, sino que su compromiso se concreta en su implicación en el día a día de la Iglesia. Por ejemplo, Francisco Luis Polo defiende que la juventud “está absolutamente implicada en este proyecto que es Cristo, y nos arrastran a los mayores con esa misma ilusión”.
Frutos visibles
A pocos días de que este Año de la Esperanza llegue a su fin, la convicción de que el jubileo ha dado frutos visibles es innegable. Se observa en el aumento de voluntariado en obras de caridad, según Ginés De Mula; en el surgimiento de nuevos grupos de preparación al matrimonio en el grupo Alianzas, como señala su responsable; en la mayor participación en actividades parroquiales, como aseguran Francisco García de Castro, de la Parroquia de San Bernardo, u Olga Malthus, de la Parroquia San Lucas Evangelista; o en la puesta en marcha de proyectos concretos como el programa de acompañamiento a mujeres migrantes que la Parroquia de San Pío X ha lanzado este curso.
También en el ámbito familiar se perciben estos signos de esperanza. Así lo afirma Francisco Muriel, director del Centro Diocesano de Orientación Familiar de Dos Hermanas: “Las familias quieren apostar

por la familia, es decir, quieren luchar por ella, buscan ayuda para solucionar sus problemas. Y eso es un estímulo para seguir trabajado desde los COFs en la formación, el acompañamiento y los proyectos que hagan esa esperanza real y concreta”.
Por su parte, María Luisa Fernández-Cotta, de la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar, cree que la alegría es otro fruto visible de este año santo, que ha servido para que “los cristianos demos la cara, salgamos a la calle y mostremos un testimonio alegre de ser Iglesia, porque no hay nada más triste que un triste cristiano”.
Contribución de la Iglesia
Todos los testimonios comparten la idea de que la Iglesia tiene mucho que decir al hombre de hoy. “La Iglesia tiene respuestas a los grandes desafíos y retos de la sociedad actual. La Iglesia aporta vínculo frente a la soledad; aporta seguridad y certeza frente a la falta de verdad; aporta comunidad frente al individualismo y egoísmo. La Iglesia aporta esperanza y sentido a la vida, más allá de las tristezas y frustraciones que tantas veces nos toca vivir”, resume el delegado de la Pastoral con Jóvenes.
MONSEÑOR LUIS MARÍN, SUBSECRETARIO DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

“Debemos
Monseñor Luis Marín lleva varios años implicado de lleno en el trabajo sinodal. Es testigo, por tanto, de la renovación que se está experimentando en las dinámicas de participación y expresión a lo largo y ancho de la Iglesia. Recientemente ha estado en Sevilla, participando en el Encuentro Diocesano de la Esperanza, donde ha sido testigo de una comunidad viva, que sale al encuentro y que asume sin miedos los retos que plantea la sociedad del siglo XXI.
Cuál es principal aporte hoy de la Iglesia a la sociedad?
El principal aporte de la Iglesia a la sociedad debe ser Cristo Resucitado, la experiencia de Cristo, la Buena Noticia, el Evangelio. Eso es lo que debemos aportar, porque Cristo Resucitado es la respuesta a todas las inquietudes, a todos los problemas y necesidades del mundo actual.
En el contexto del Sínodo de los Obispos, ¿cómo se ha desarrollado el proceso de reflexión y discernimiento dentro de la Iglesia?
Ha sido una experiencia muy bonita y gozosa. Desde el primer momento, la etapa diocesana, ha sido una Iglesia que se ha puesto a la escucha en el Espíritu Santo, para escucharnos unos a otros, escuchar la voz del Señor, y descubrir qué es lo que quiere de nosotros hoy. Ese es el discernimiento que debemos hacer… Cómo ser una Iglesia de Jesús, una Iglesia viva, y cómo ser una Iglesia que da testimonio.
¿Qué va a quedar en la Iglesia de este proceso?
Yo espero que quede una Iglesia coherente. La coherencia de la fe, una Iglesia unida a Cristo, una Iglesia que vive con alegría el encuentro con el Resucitado, y una Iglesia acogedora, que es hogar, casa de todos, familia de Dios. En tercer lugar, debe quedar esa Iglesia evangelizadora, animada por un fuerte impulso misionero, que lleva la experiencia del Resucitado al mundo de hoy. La misión, eso es lo que debe quedar, una Iglesia coherente y viva, la Iglesia de Jesús.
La sinodalidad, ¿qué papel juega este concepto en la renovación de la Iglesia y su relación con la sociedad?
Sinodalidad significa profundización en la experiencia de Cristo, comunión, la unión con Cristo Resucitado y, por tanto, unión entre los cristianos, la unión de todos los bautizados. Significa también asumir la responsabilidad
personal, según la vocación que cada uno sigue, y es impulso a la misión. Yo lo he resumido en otros momentos con una frase muy concreta: “Es más Cristo y más Iglesia”. Nos mueve a la comunión, a la participación y a la misión. ¿Como ha abordado el Sínodo los temas relacionados con la justicia social?
En el documento final aparece reflejado. Lo que se ha llamado en otros contextos ‘la opción preferencial por los pobres’, que es una opción evangélica, que nos llama a descubrir a Cristo en el pobre, a escuchar a Cristo que habla en el pobre, a abrir nuestro corazón a la misericordia de Dios, y a testimoniar una Iglesia acogedora que lucha por la justicia social en medio del mundo. Esto es un reto para todos nosotros, está reflejado en todo el proceso sinodal y especialmente en el documento final del Sínodo de los Obispos.
¿Cuál ha sido la implicación de los jóvenes en este proceso sinodal y cuál debe ser su lugar en la Iglesia?
Ellos tienen un papel fundamental en el mundo de hoy. Basta escuchar lo que nos ha dicho el papa Francisco, lo que nos dice el papa León. Que la sinodalidad se asumiera para la decimosexta asamblea general del Sínodo de los Obispos brota del sínodo anterior, del dedicado a los jóvenes. De ahí arranca la necesidad de reflexionar sobre una Iglesia sinodal. Ahora bien, el joven está llamado a una participación activa. Por tanto, debemos confiar en los jóvenes, debemos buscar a los jóvenes, acompañarlos, y debemos evangelizar con los jóvenes. Hay que cambiar, quizás, los lenguajes, las presencias, hay que buscar el modo de testimoniar una Iglesia joven, que es la Iglesia de Jesús.





El pasado mes de mayo, la editorial Senderos publicó la obra El Amor de Dios escrita por el sacerdote Francisco José Fernández García, ordenado en 2018, quien ejerció el ministerio al servicio de la Iglesia hispalense hasta su fallecimiento en 2023.
El libro, dotado de gran valor espiritual y teológico, tiene la audacia de “presentar el Cristianismo como la gran historia de amor entre Dios y los hombres, leída desde el corazón mismo del dogma”, como ha señalado Salvador Anaya, editor de la obra. De hecho, en ella, se muestra hasta qué punto la afirmación “Dios es amor” se erige en la clave que ilumina la Trinidad, la creación, la redención y la vida de la Iglesia, integrando la teología dogmática, la bíblica y la espiritual en una visión unitaria. Así, el Amor divino —según apunta el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses— es comprendido por Francisco José Fernández como “una experiencia viva que alcanza a la persona en toda su existencia: desde la creación, entendida como ‘derroche de amor’, hasta la llamada a vivir en la Iglesia como comunidad de hijos, pasando por la cruz y la resurrección como bodas definitivas entre Dios y la humanidad”.
Además de su labor pastoral como secretario particular del arzobispo y capellán de las religiosas salesas, Francisco José fue profesor extraordinario de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, en donde comenzó el programa de doctorado, poniendo al servicio de la formación teológica su agudeza intelectual y su pasión por el pensamiento de la Iglesia. Esa doble pertenencia —al aula y al altar—, declara Manuel Palma, decano de la Facultad y autor del prólogo, se percibe claramente en el libro: “Por un lado, el rigor con el que articula la doctrina teológica; por otro, la constante preocupación por conducir al lector a una auténtica experiencia espiritual del Dios Amor,

propia de un pastor entregado”. Así, el texto propone una verdadera pedagogía del amor cristiano: “Muestra cómo el hombre, herido por el pecado y la concupiscencia, sigue siendo “capax Dei”, capaz de acoger la misericordia y de dejarse transformar por ella, haciendo del seguimiento de Cristo y del ejercicio de la caridad el camino concreto hacia la santidad”, resalta Pablo Díez, vicedecano de la Facultad de Teología.
Por ello, en la obra El Amor de Dios, capítulo a capítulo, se articulan con claridad los grandes núcleos de la fe: el misterio trinitario como comunión de Personas en el único Amor; la creación como acto libre y amoroso, fruto de la gratuidad divina; el pecado original como rechazo del amor que desordena la libertad humana; y, sobre todo, el misterio pascual como culmen del amor oblativo de Dios, que se entrega en la cruz y comunica vida nueva en la resurrección. Asimismo, “el libro presenta la Iglesia como ‘sacramento del amor entre Dios y los hombres’, el nuevo Pueblo de Dios, y centrada en los sacramentos, especialmente la Eucaristía, presencia y actualización del amor extremo de Cristo por su Esposa”, según apunta el obispo auxiliar de Sevilla y administrador apos-
tólico de la diócesis de Cádiz-Ceuta, monseñor Ramón Valdivia. Además, muestra una marcada sensibilidad mariana: María aparece como síntesis viva del mensaje del libro, imagen de la Iglesia, Arca de la Alianza y mujer de fe que, con su “sí”, hace posible la Encarnación y acompaña el camino de los creyentes hacia la plenitud del amor, lo que revela la hondura eclesial y espiritual del pensamiento de Fernández García, como destaca Álvaro Román, vicedecano de la Facultad de Teología.
El estilo del texto une el rigor académico y la sensibilidad pastoral y espiritual: presenta en diálogo sinfónico la Sagrada Escritura, la tradición (san Agustín, santo Tomás, Ricardo de San Víctor), el Magisterio y la teología contemporánea. Se percibe en él un teólogo que conoce bien la dogmática y la teología fundamental, pero que al mismo tiempo escribe desde la fe orante de la Iglesia, con un lenguaje accesible, con imágenes sugerentes y con ejemplos que hacen cercana la experiencia del amor de Dios, sin trivializar el misterio.
El sacerdote sevillano Francisco José Fernández, pastor y profesor, al ofrecer en la obra El Amor de Dios (editorial Senderos, 2025) una síntesis tan profunda y a la vez tan accesible de la fe, legó para muchos fieles, sacerdotes y estudiantes de teología un testimonio perdurable de su vocación entregada hasta el final, de la Gracia divina que toca la fragilidad humana en un diálogo comprensible sólo para dos corazones, pues Cor ad cor loquitur, el corazón le habla al corazón.
Manuel Palma, decano de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla
La Delegación para la Pastoral con Jóvenes convoca a los jóvenes entre 18 y 30 años a participar de la III edición del Curso para despertar evangelizadores, el fin de semana del 30 de enero al 1 de febrero 2026, en la Casa de Cursillos de San Juan de Aznalfarache.
SEVILLA.- La Delegación para la Pastoral con Jóvenes convoca a los jóvenes entre 18 y 30 años a participar de la III edición del Curso para despertar evangelizadores, el fin de semana del 30 de enero al 1 de febrero 2026, en la Casa de Cursillos de San Juan de Aznalfarache.
En palabras del delegado para la Pastoral con Jóvenes, Manuel Jiménez, “se trata de una iniciativa para ‘despertar’ el deseo evangelizador en los jóvenes que los lance a anunciar a Jesucristo en medio de sus ambientes. Jóvenes evangelizadores de otros jóvenes, capaces de dar testimonio de su fe con la fuerza que solo da el encuentro personal con Dios”.
El curso #Despierta, “consistirá en una formación activa e interactiva, dinámica, una formación fresca, juvenil y participativa que busca y

propone el encuentro personal con Jesucristo, para que sea este el motor de todo lo que nuestros jóvenes hagan y comuniquen al mundo y al frente de sus grupos”.
Está dirigido a jóvenes enviados por su parroquia, hermandad, movimiento, congregación o asociación. “Desde la Delegación aconsejamos proponer para el curso aquellos jóvenes que ya sean líderes en sus grupos o que puedan liderar uno, de modo que, además de la experiencia personal y la formación, fomentemos el conocimiento entre ellos y la comunión entre todas las realidades juveniles”, añade Jiménez. Inscripción
Para conocer más sobre el contenido del curso pueden ponerse en contacto con los organizadores escribiendo al correo jovenes@ archisevilla.org o en el formulario que está disponible al escanear el código QR de la derecha.

SEVILLA.- La mañana del miércoles 26 de noviembre, el convento del Espíritu Santo de Sevilla acogió la reunión anual de las abadesas, prioras y comendadoras de la vida contemplativa de la Archidiócesis de Sevilla, organizada por la Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada.
Después del rezo de la hora tercia, se desarrollaron las distintas intervenciones programadas. En el encuentro participó también Isacio Siguero, secretario general y canciller de la Archidiócesis. Durante su intervención abordó asuntos jurídicos de especial relevancia para la vida contemplativa. También intervinieron las voluntarias de Ora et Labora, con el objetivo de ultimar los detalles

de la tradicional exposición y venta de dulces de conventos de clausura en el Alcázar, prevista del 5 al 8 de
diciembre. Asimismo, el organista de la Catedral, Pedro Luengo, ofreció un curso de música para las hermanas.
El sacerdote Augustin Kalamba Mupoyi, es doctor en Teología y profesor de Escatología de la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Durante el tiempo litúrgico de Adviento desentraña el significado bíblico y teológico de la esperanza cristiana, es decir, esa “expectación confiada de lo que Dios ha prometido y llevará a plenitud”.
¿Qué es la esperanza desde una perspectiva cristiana?
Esperar es la capacidad humana de abrirse al futuro. Cristianamente, la esperanza es, antes de todo, una de las tres virtudes teologales (fe, caridad y esperanza). Eso quiere decir que es un don de Dios que ocupa un lugar central en nuestra experiencia espiritual y sostiene, en medio de pruebas, sufrimiento o incertidumbre. Por eso, no es simplemente un deseo o un optimismo humano, sino una actitud confiada y activa basada en la promesa de Dios.
¿La hermana pequeña entre las virtudes teologales?
Así es. La esperanza es la que sostiene nuestra fe y alimenta nuestra caridad. Sin ella, es difícil seguir creyendo en situaciones difíciles y hacer obras de caridad cuando la vida no nos sonríe. Así, como lo sostiene Charles Péguy, entre las tres virtudes teologales, la esperanza es la pequeña que lleva a sus dos hermanas: la fe y la caridad. Esta “pequeña esperanza”, aparentemente frágil, es en realidad la que tira de las otras dos y las hace caminar en la vida cristiana.
¿Cuáles son las raíces bíblicas de la «esperanza»?
Como experiencia de fe, la esperanza atraviesa toda la historia de la revelación. Por eso tiene raíces bíblicas profundas y variadas, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, la esperanza nace de la alianza y de la fidelidad de Dios.

Esperar es confiar en Dios especialmente en situaciones de peligro como lo demuestran muchas citas: “Confía en el Señor con todo tu corazón” (Prov 3,5); “En Dios confío y no temo” (Sal 56,4); “Espero en el Señor, mi alma espera” (Sal 130,59).
¿Qué nos puede decir de la esperanza neotestamentaria?
En el Nuevo Testamento la esperanza es primeramente cristológica, quiere decir que nace y se fundamenta en Cristo Resucitado. Cristo es, como dice san Pablo, “esperanza de la gloria”. Su resurrección es para los cristianos el núcleo de la esperanza. De ahí encuentran

sentido estas palabras de san Pedro: “Por su gran misericordia nos hizo nacer de nuevo para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo” (1 Pe 1,3). La esperanza neotestamentaria es también pneumatológica porque brota del Espíritu que habita en los creyentes. ¿Cree que es necesario para la vida del cristiano y de la Iglesia, en general, redescubrir el significado de la esperanza?
No cabe ninguna duda de que necesitamos redescubrir el verdadero significado de la esperanza en nuestra vida como persona y como Iglesia. Por eso pienso que el lema del Jubileo 2025 ‘Spes non confundit’, la esperanza no defrauda es providencial.
El diagnóstico de nuestra sociedad revela que vivimos en un contexto marcado por la incertidumbre, las crisis sociales y ecológicas, y un fuerte desgaste espiritual. En este clima, la esperanza cristiana no puede reducirse a un optimismo superficial o a un consuelo emocional sin raíces. Sin embargo, es fuerza teológica, don del Espíritu, y principio de transformación histórica. Redescubrirla significa recuperar su sentido cristológico, porque se funda en la resurrección de Jesús, que garantiza que la muerte y el mal no tienen la última palabra.
Pero ¿qué debemos esperar exactamente? Quizá la Escatología nos ayude a profundizar en este sentido ¿no es así?
La escatología es el lugar teológico que mejor responde a la pregunta decisiva: ¿Qué debemos esperar? Por eso es imprescindible acudir a ella para redescubrir la esperanza cristiana en toda su profundidad. La esperanza cristiana no es una emoción difusa ni un optimismo psicológico, es la expectación confiada de lo que Dios ha prometido y llevará a plenitud. La escatología nos ayuda a precisar qué esperamos: La plenitud del Reino de Dios. Lo que Jesús inició (el Reino) todavía no ha llegado a su cumplimiento final. La esperanza cristiana mira hacia ese momento en que la justicia triunfe sobre toda injusticia, la paz supere definitivamente la violencia, y Dios sea “todo en todos”.
¿Qué connotación teológica del “ya, pero todavía no” podemos extraer para la vida concreta del cristiano?
La fórmula escatológica “ya, pero todavía no” expresa la paradoja fundamental de la vida cristiana: vivimos en un mundo donde Dios ya ha actuado de manera decisiva en Cristo, pero su obra aún no ha llegado a su plenitud. Esta tensión, lejos de ser un problema, es para mí la forma misma de existir como creyentes. Teológicamente, eso nos invita a vivir entre la gratitud por lo recibido y la esperanza activa hacia lo prometido.
¿Por qué decimos que el Adviento es tiempo de espera?
Adventus, proviene del verbo latino advenire que significa “venir hacia”, “llegar”. En el lenguaje romano, adventus se usaba para referirse a la llegada solemne de un emperador o autoridad, una visita oficial que transformaba la ciudad. Este trasfondo cultural ayuda a entender la fuerza del término en la liturgia cristiana. La Iglesia adoptó adventus para referirse a la venida de Cristo: su primera venida en la encarnación, su venida cotidiana en la vida sacramental y en la historia y su venida gloriosa al final de los tiempos. Por eso, el tiempo de Adviento es tiempo de espera, preparación y esperanza orientada a esas tres dimensiones.
¿Podría ser de ayuda la expresión litúrgica Marana thá (“¡Ven, Señor!”)
La expresión litúrgica Marana thá («¡Ven, Señor!») no solo puede ser de ayuda, es sobre todo una de las claves más profundas y antiguas para comprender el sentido de la esperanza cristiana y, en particular, del Adviento. Es, por tanto, la forma original del deseo cristiano de la venida del Señor. “Marana thá” puede traducirse de dos formas: Marana-thá (“¡Señor, ven!”: invocación futura) y Maranatha (“¡El Señor viene, ha venido!”: afirmación presente). Esta ambigüedad es teológicamente preciosa porque resume la tensión escatológica del “ya, pero todavía no” que hemos explicado anteriormente. Cristo ya ha venido; Cristo viene continuamente y Cristo vendrá en gloria. Eso hace de Marana thá la fórmula orante del cristiano que vive entre la memoria, la presencia y la promesa.



‘Gobernanza ética e inteligencia artificial‘ ha sido el tema de la vigésimo segunda edición del Encuentro de Pensamiento Cristiano que organiza la Delegación Diocesana de Apostolado Seglar y que se celebró el miércoles 3 de diciembre en el salón Beato Marcelo Spínola del Arzobispado de Sevilla.
SEVILLA.- Esta edición, presidida por el arzobispo de Sevilla, contó con las intervenciones centrales de Agustín Domingo, catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Valencia; y del consejero de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, Jorge Paradela.
Tras la intervención inicial del delegado diocesano, Enrique Belloso, tomó la palabra monseñor Saiz Meneses, que comenzó diciendo que «la Iglesia no teme la novedad». En este sentido, señaló que «fiel a su tradición, intenta discernir las realidades emergentes a la luz del Evangelio. Cada época -añadió- ha planteado desafíos que reclamaban una palabra serena, lúcida y esperanzadora».
Tras el turno de palabra de Domingo Moratalla y Paradela, se inició un interesante debate moderado por

el director de COPE Sevilla, Joaquín López-Sáez. El encuentro contó con la participación de un centenar de personas representantes de sectores políticos, empresariales, culturales, mediáticos y eclesiales de Sevilla. Finalmente tomó la palabra de nuevo monseñor Saiz Maneses, que afirmó que la ciencia debe estar al servicio de la persona, y que «el hombre no puede ser reducido a un algoritmo». Fue más allá: «La inteligencia huma-
na no puede equipararse a los procesos estadísticos o funcionales de una máquina».
Aludiendo al documento ‘Antiqua et Nova‘, el arzobispo subrayó una distinción esencial para «evitar confusiones antropológicas y riesgos éticos de enorme calado»: «La inteligencia artificial no constituye una forma de inteligencia en sentido propio, sino uno de los productos de la inteligencia humana», apuntó.
El arzobispo de Sevilla bendijo el pasado 3 de diciembre el Nacimiento de la Alegría, una iniciativa promovida por la cadena COPE, la Universidad CEU Fernando III y la Fundación Caja Rural del Sur, en colaboración con la Asociación de Belenistas de Sevilla, que este año cumple su décima edición.

SEVILLA.- El acto fue amenizado con villancicos a cargo de la Escolanía del colegio CEU San Pablo Sevilla, bajo la dirección de Alejandro Blanco. El arzobispo ofreció una reflexión sobre el sentido de la Navidad, insistiendo en que Jesucristo es “la vida con mayúsculas que vivificará nuestra pequeña existencia”, la vida “que llena e ilumina el mundo con Su luz”. También instó a “entrar en el misterio de la Navidad”, en la que “el Hijo de Dios se hace hombre para compartir nuestra vida”. En su intervención, monseñor Saiz señaló que “la Navidad es también la fiesta de la esperanza, del amor
de Dios, un amor tan grande, profundo e infinito que se escapa a nuestras valoraciones”. A continuación, monseñor Saiz bendijo el Nacimiento de la Alegría rodeado de los niños de la Escolanía del colegio CEU San Pablo. Sobre el Nacimiento de la Alegría
El Nacimiento de la Alegría es un belén artístico del belenista y Premio Andalucía de Belenismo 2023, José Ángel García que puede visitarse en la sede de la Fundación Caja Rural del Sur (c/ Murillo, 2) hasta el 2 de enero, de lunes a viernes (excepto festivos), de diez de la mañana a dos de la tarde y de cinco a nueve de la noche.

HCáritas Diocesana de Sevilla celebra el décimo aniversario de Bioalverde SL, su empresa de inserción sociolaboral que nació con el objetivo de acompañar a personas en situación de vulnerabilidad para ayudarles a recuperar su autonomía a través del empleo digno, a la vez que se promueve un modelo económico sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
ace más de una década, Cáritas Diocesana de Sevilla recibió el legado de unos terrenos en Olivar de Quintos (Dos Hermanas), con la petición expresa de su donante de que se destinaran directamente al beneficio de las personas acompañadas por la institución. Para cumplir esta voluntad y dar respuesta al grave problema de desempleo que afectaba a muchas de ellas, Cáritas ideó un proyecto que promoviera la formación y la empleabilidad, alineado además con la llamada del Papa a cuidar la casa común. Así nació Bioalverde: una iniciativa que combina inclusión social, capacitación y empleo con la agricultura ecológica, ofreciendo a personas en riesgo de exclusión un itinerario completo que abarca acompañamiento, formación y acceso a un trabajo digno. En esta década, Bioalverde ha consolidado su actividad y ampliado su impacto: En primer lugar, acompañando, en todo este tiempo, a más de 100 personas en sus itinerarios de inserción, contando actualmente con 43 puestos de trabajo, de los cuales 24 los ocupan personas en situación de vulnerabilidad. También, incorporando nuevas líneas de trabajo que han diversificado sus servicios, como con el reciclaje textil, en colaboración con el proyecto nacional Moda Re-, con más de 130 contenedores de recogida instalados y superando el reciclaje
de más de 100 toneladas de textil al año; la apertura de dos tiendas de segunda mano (una en la Plaza del Salvador de Sevilla y otra en el centro de Dos Hermanas), además de un eco mercado y cafetería en Nervión, la tienda de productos ecológicos situada en su sede de Montequinto y el reparto a domicilio y los puntos de recogida instaurados desde los inicios del proyecto. Sin olvidar la formación especializada para mejorar la empleabilidad en sectores sostenibles.
Así, Bioalverde es un ejemplo de cómo la Iglesia puede generar oportunidades reales para quienes más lo necesitan, construyendo una economía que pone a la persona en el centro, y convirtiéndose, a su vez en un referente local y regional de empresa de inserción dedicada a la agricultura ecológica y el reciclaje textil.
Este proyecto ha sido posible gracias a la colaboración de las Cáritas parroquiales, donantes, voluntariado, consumidores, empresas y entidades certificadoras.
Mirando al futuro
BioAlverde afronta esta nueva etapa con el reto de seguir creciendo: ampliar puestos de trabajo, abrir nuevos puntos de venta y reparto, instalar más contenedores textiles y reforzar su oferta para la hostelería y una distribución sostenible, conservando el mismo obje-
tivo: que el cuidado de las personas y de la casa común vayan cogidos de la mano.
Gala conmemorativa
Con motivo de este aniversario, Cáritas Diocesana de Sevilla celebró una gala conmemorativa el pasado 2 de diciembre. El acto contó con la presencia del arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y de autoridades políticas como Adolfina Martínez, viceconsejera de Empleo, Empresas y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía, y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Rodríguez; así como el director de Cáritas, Miguel Ángel Carbajo, además de representantes del tejido social y empresarial andaluz, socios, colaboradores y trabajadores de la organización.
Por su parte, el arzobispo subrayó que “cuando apoyamos proyectos como este, no estamos haciendo un simple acto comercial. Estamos participando en una cadena de solidaridad y apoyando un modelo económico que respeta la vida, la tierra y a las personas”. En esta línea, apeló al compromiso y la colaboración para construir comunidades que transformen una sociedad marcada por la desigualdad, la injusticia y el empleo precario, tal y como señala el ultimo Infome FOESSA, “estamos llamados a ser instrumentos de vida, de justicia y de paz”.
Primera lectura Isaías 35, 1-6a. 10 Dios viene en persona y os salvará
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios.
Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis.
Salmo responsorial Salmo 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10
R./ Ven, Señor, a salvarnos
- El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente, hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.
- El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos.
- Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Segunda lectura Santiago 5, 7-10
¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará».
Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo. Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.

Fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca
Hermanos: esperad con paciencia hasta la venida del Señor. Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la
Evangelio según san Mateo Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los po-
venida del Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
bres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!».
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a
qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”.
En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».




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Antonio J. Guerra, sacerdote -
Juan el Bautista desde la cárcel oye hablar de las acciones del Mesías (Cristo) y manda a sus discípulos para preguntarle a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Jesús no les responde a la pregunta, y les remite a los signos que le acompañan en su ministerio, signos que anuncian que el proyecto de Dios se está realizando según la profecía de Isaías 35,5-6: “Dios viene en persona y os salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán”. Jesús revela su identidad a través de las obras que él realiza.
Juan está perplejo, porque ha anunciado a un Mesías lleno de fuerza que habría de llevar el fuego por todas partes, y ahora oye hablar de Jesús que, al contrario de lo esperado, se manifiesta con actitudes de misericordia y bondad. Ni siquiera el Bautista es una excepción en la oscuridad de la fe, ni goza desde el principio de una plena comprensión del proyecto de Dios que le puede preservar del escándalo (dejar de confiar en Dios). La respuesta de Jesús al Bautista todavía es válida para nosotros hoy: Jesús ya está llevando a cabo
este cambio; nos da signos, pero debemos darles crédito, siguiéndole por el camino de debilidad que él ha elegido. El Reino de Dios llega sin ruido (será instaurado definitivamente sobre la cruz), pero sólo si creemos podremos experimentar su fuerza y también nosotros nos comprometeremos en el verdadero cambio del mundo.

“Dichoso el que no se escandalice de mí”: viene a ser una llamada a creer. Dichoso el que no se escandaliza de la forma “humilde” de la presencia del Mesías, sino que, por el contrario, reconoce en Él la verdadera presencia de la acción de Dios que cambia y salva al mundo. Enjugará las lágrimas de sus hermanos, como hizo Jesús, pero consciente que sólo Dios puede salvar a toda la humanidad del mal.
Nuestra fe se manifestará, según la enseñanza de Santiago, en un conjunto de obras, no vistosas sino preciosas porque se apasionan por el destino de la humanidad, y aunque sufre por la lentitud, no se encoge de ánimo sino que lo ensancha abriéndolo al proyecto “increíble” de Dios.
1. El Mesías es aquel que traería la salvación definitiva que viene de Dios. ¿Por qué las obras de Jesucristo (Jesús el Mesías) no convencieron a todos? ¿Qué esperaban de él?
2. Jesús refiriéndose a Juan lo califica de profeta aplicándole una cita de Malaquías que anuncia la venida de Dios mismo “Yo envío a mi mensajero delante de ti” (Mal 3,1). Al igual que Juan, estamos llamados a preparar la venida de Jesús, ¿cómo anunciamos esta llegada inminente?
Domingo 14
III Domingo de Adviento. Domingo de Gaudete
Lunes 15
Aniversario de la ordenación episcopal de mons. José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla (2001)
Num 24, 2-7. 15-17a; Sal 24; Mt 21, 23-27
Martes 16
Sof 3, 1-2. 9-13; Sal 33; Mt 21, 28-32
Miércoles 17
Gen 49, 1-2. 8-10; Sal 71; Mt 1, 1-17
Jueves 18
Nuestra Señora de la Esperanza
Jer 23, 5-8; Sal 71; Mt 1, 18-24
Viernes 19
Jue 13, 2-7. 24-25a; Sal 70; Lc 1, 5-25
Sábado 20
Santa Lucía, virgen y mártir
Is 7, 10-14; Sal 23; Lc 1, 26-38
III ADVIENTO. III SEMANA SALTERIO (Ciclo A. Par)
Jubileo circular en Sevilla (capital): Días 14-16, Parroquia de Señora
Santa Ana (c/ Padre Eugenio); 1719, Parroquia de Ntra. Sra. de la O (c/ Castilla); 20-22, iglesia colegial del Divino Salvador (Plaza del Salvador).
Diariamente: Capilla de San Onofre (Plaza Nueva), las 24 horas; convento de Sta. María de Jesús (c/ Águilas); Parroquia de la Concepción Inmaculada (c/ Cristo de la Sed); Parroquia de S. Bartolomé (c/ Virgen de la Alegría); Parroquia de las Stas. Justa y Rufina (c/ Ronda de Triana, 23-25); Parroquia de la Anunciación de Ntra. Sra. y San Juan XXIII (Pza. S. Juan XXIII), iglesia de San Antonio Abad (c/ Alfonso XII, 3). Jubileo circular en Écija: Días 11-14, San Juan de Ávila; 15-17, La Victoria (C. Esperanza); 18-20, Hospitalito. Exposición del Santísimo, a las 18 h, con rezo del rosario a la Divina Misericordia y canto de vísperas, a las 18.30 h, en el convento de de la Encarnación-MM Agustinas (Pza. Virgen de los Reyes).

PAULA JIMÉNEZ
Estudiante universitaria
Cuando Paula participó en la convivencia de inicio de curso de la Pastoral Universitaria diocesana, no imaginó que este espacio fuera a marcar tanto su vida de fe. Hoy, cuatro años después, confiesa que “el SARUS se ha convertido en un hogar, que me ha hecho aumentar y madurar mi fe, y crecer como persona”.
El Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS) es “un espacio de encuentro de universitarios que creen y crean. Una comunidad acogedora donde encontrar personas humildes de corazón, que quieren encontrarse con Cristo y conocer gente con sus mismas inquietudes”, explica la actual coordinadora, que, junto al delegado diocesano, Pablo Guija, y un equipo de voluntarios organizan “actividades culturales, convivencias,
viajes, misiones, retiros, campañas solidarias, encuentros con la Delegación de Juventud y otros movimientos… y un sinfín de oportunidades para crecer en la fe en comunidad”. Se trata, por tanto, de un grupo de jóvenes que “queremos hacer lío” -como pedía el papa Francisco-, apunta de manera entusiasta Paula.
Reconoce que en este espacio ha podido conocer a otros jóvenes “que son alegría, entrega y testimonio, a los que tengo la suerte de poder llamar amigos”. Precisamente, el testimonio alegre es, para Paula, la mejor forma de transmitir el mensaje de Cristo: “Podemos ser el único testigo de Dios en la vida de alguien, por ello hay que ser consciente y transmitir ese amor de Dios que Él nos dio primero”.


-Sevilla, 2000 | Estudiante de Ingeniería Eléctrica en la US | Coordinadora de las actividades del SARUS
Estos cuatro años en la Pastoral Universitaria “han hecho que me acerque más a Dios, descubrir qué camino quiero seguir y encontrar a quien me acompañe en este camino al Cielo”, señala la estudiante de Ingeniería. Y anima a otros jóvenes universitarios a acercarse al SARUS, especialmente cada jueves, después de la misa de ocho: “Tenemos adoración al Santísimo, con una pequeña oración y la participación del coro, y a las nueve comienza el YOUCAT. Esta experiencia consta de dos partes: primero se expone un tema y después se abre un diálogo en grupo, donde compartir con otros y crecer juntos en la fe”.

Por Federico Jiménez de Cisneros
La Parroquia de Santa María de las Flores y San Eugenio pertenece al arciprestazgo de San Jerónimo-Pío XII. En el año 1963 se consagró el templo parroquial. Al entrar en el recinto nos recibe una imagen del Sagrado Corazón, obra de Manuel Mazuecos García, realizada con resina y marmolina, sobre una estructura interna metálica. El 12 de enero del año 2025, el párroco bendijo el monumento, que ha sido costeado por los feligreses. Sobre un pedestal cuadrado de ladrillo de casi dos metros de altura colocaron la imagen de color blanco, de dos metros de altura, que representa a Jesucristo vestido con larga túnica ceñida en la cintura, que llega hasta los pies, que aparecen descalzos, apoyados sobre una semiesfera. La mano derecha señala

el Corazón, que resalta en el centro del pecho, mientras la izquierda se encuentra caída abierta; ambas manos muestran las heridas de la crucifixión. El corazón es de gran tamaño, rodeado de la corona de espinas, con una cruz encima y ráfagas de luz a los lados. El rostro ex-
presa serenidad, afecto y confianza, quedando enmarcado entre la larga cabellera y la barba. Tiene la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante, expresando la cercanía del Señor. En el pedestal, leemos en un azulejo: «He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres. La feligresía de Santa María de las Flores y San Eugenio, erigió este monumento al Sagrado Corazón con motivo de las Bodas de Plata sacerdotales de su párroco, el M. I. Sr. D. Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp. 1999-2024. AMDG et BVM».
Contemplar esta imagen es una oportunidad de acercarnos al Señor, y una invitación a rezar por la santidad de los sacerdotes, que han de ser imagen del Corazón de Jesús, llenos de amor misericordioso para todos.
El autor de ‘Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios’ publica un nuevo libro, que no es ni de religión ni de teología, sino una obra de divulgación científica e histórica.
Con ambas en la mano, asegura el escritor, la evidencia de que Jesús es Dios resulta tan abrumadora que escapar por las fisuras de la incredulidad se vuelve casi imposible. Repasando los últimos descubrimientos científicos, históricos y arqueológicos Gónzalez-Hurtado defiende que nos enfrentamos a la única verdad posible: Jesucristo es quien dijo ser.
José Carlos González-Hurtado. Roca Editorial. 2025. 363 págs



ECarlo Acutis
n este cuento bellamente ilustrado se narra la vida un chico normal que jugaba al fútbol, vestía zapatillas de deporte, le gustaba ir de excursión y pasear a sus perros. Un genio de los ordenadores y muy amigo de sus amigos. Pero sobre todo un gran amigo de Jesús, que pasó por el mundo haciendo el bien a todos y entusiasmado con la Eucaristía. Esta colección, gracias a su lenguaje sencillo, acerca la figura de distintos santos a los más pequeños, ayudándoles a fortalecer su amistad con Jesús.
Tina Walls. San Román, 2025. 38 págs
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
Avanzando en este tiempo de Adviento y cercana ya la Navidad, contemplamos a María embarazada, esperando el nacimiento del Hijo de Dios. Así se nos muestra en esta imagen de la Virgen de la O de la iglesia de San Agustín de Osuna, que nos invita a esperar la venida de Cristo con esperanza, fe y compromiso.
La representación de la Virgen embarazada, que suele llevar las advocaciones de la Esperanza y de la O, tiene su origen en la fiesta que se celebraba ya en España desde aproximadamente el año 656, fecha en que se establece su celebración en el X Concilio de Toledo. Esta iconografía deriva directamente de la mujer del capítulo 12 del libro del Apocalipsis, que aparece “encinta, y grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz” (Ap 12,2). Es frecuente que estas imágenes presenten en el vientre un disco solar o una pequeña figura del Niño Jesús envuelto en rayos de luz,

como transparentándose a través del vestido de su Madre, si bien en otros casos, como el que hoy nos ocupa de Osuna, muestra simplemente a María con el vientre abultado, esperando el momento del parto en actitud de oración y recogimiento. A partir del Concilio de Trento, estas representaciones de la Virgen embarazada fueron haciéndose cada vez menos frecuentes, hasta que en el siglo XVIII comienzan a ser retiradas del culto por considerarlas en algunas ocasiones faltas de decoro.
La Virgen de la O que se venera en Osuna, es una imagen anónima que puede fecharse a principios del siglo XVII, teniéndose noticia de que en 1635 se encarga una imagen de esta advocación. Así, el 12 de abril de dicho año, Juan de Remesal contrata con Diego de Herrera, albacea testamentario de doña María Aranda y Sotomayor la realización de esta imagen, como se recoge en la obra que sobre la historia y el patrimonio de esta antigua iglesia conventual ursaonense escribió la historiadora Rosario Moreno Ortega.
Se trata de una escultura de madera policromada que actualmente ocupa el retablo de la capilla de

Santa Mónica de la iglesia de San Agustín, que muestra a la Madre de Dios con acusada frontalidad y hieratismo, de pie, con la mirada baja y con las manos en actitud orante sobre su vientre, el cual se muestra con un ligero abultamiento, que nos indica el estado de gravidez de la Virgen. Viste túnica roja, color de la sangre que simboliza por ello su humanidad, re-
cogida con un lazo a la altura de su vientre, y cubierta con una capa azul, color del cielo que simboliza la divinidad de la cual María es revestida por su condición de Madre del Hijo de Dios. Su cabeza se cubre con una toca blanca, que hace alusión a su pureza, que deja entrever parte de sus cabellos alrededor de su rostro, el cual denota gran elegancia y majestad.