CUENTOS PREMIADOS, POR AQUILES JULIÁN

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Cuentos premiados / Aquiles Julián

desalborotados, que eso si que era raro porque si algo hacía Minguita era mantenerla bien peinada con sus dos trenzas amarradas con tiritas rojas. Por todo el campo se regó lo de la “aparición”, el “milagro” y la gente venía y veía a la loca que ahora parecía como más loca que antes, y se iban hablando que sí, que parecía que “algo” había pasado y que ella antes no era así, porque ahora se pasaba horas enteras sentada mirando al cielo, en un banco a la puerta del rancho de mi comadre, y su mirada estaba vacía como un cielo sin nubes o una noche sin estrellas, como si fuera ciega, y ya no cantaba ni bailaba ni hacía bulla como antes, y la gente desfilaba ante ella sin que se perturbara en lo más mínimo, que así se ponía antes por un rato pero ahora es siempre así, y uno se daba cuenta de que no era ciega porque cuando quería cogía cosas, iba directamente al banquit por la mañana, cuando se levantaba, y entonces uno no entendía por qué se comportaba de esa manera. Al viejo Dimas Ruiz todo el mundo le preguntaba y cada vez él contaba el cuento más adornado, con detalles que nunca uno había oído, y que él decía que había olvidado del susto por el “milagro”. El cura de El Limoncillo vino a investigar el asunto, le hizo

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