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NOTA DE TAPA UNA PIANISTA OCEÁNICA
Entrevista a MARCELA FIORILLO Por Nicolás Isasi
Vinculada al mundo de la música desde pequeña gracias al incondicional apoyo de su familia, escuchaba obras de Beethoven, Gershwin o Piazzolla en discos de vinilo o asistía a ciclos de conciertos, al conservatorio, y compartía ensayos o audiciones junto a sus padres. Egresada del Conservatorio de Música de Buenos Aires y Licenciada de la UNA, estudió piano con las Mº Hadee Loustanau y Celia Bronstein, música de cámara con Ljerko Spiller y Tomas Tichauer, y composición con Jacobo Ficher. En EE.UU. estudió con Alfonso Montecino y Menahem Pressler en la Bloomington University. Fue becada por la Fundación Cultural Coliseum, Fundación Leonor Hirsch de Von Buch, Camerata Bariloche, y el Mozarteum Argentino. Su carrera como concertista la llevó a recorrer exóticos lugares de América y Oceanía, a la vez que complementó su trabajo como compositora y docente. Días antes de su regreso al país, MiráBA habló en exclusiva con Marcela Fiorillo sobre su carrera y su relación con la música.
sico. Mi padre y mi madre fueron parte activa, incondicional y viva de mi estudio, grandes impulsores y motivadores. Ellos me dieron todo lo necesario para poder desarrollarme dentro de lo que amaba, desde los mejores maestros a mi primer gran piano que buscamos juntos por mucho tiempo. Mi niñez transcurrió en un hogar donde el amor y la música eran pan de todos los días. Mi padre, aunque no profesionalmente, tocaba excelentemente el piano. De él aprendí el amor, la pasión y el respeto por la música y lo que implica vivir dentro de ese mundo. Mi madre es una amante de la música, de su historia, de todo lo que de ella se desprende. Ponía en el tocadiscos de la casa ‘esa obra’ y me preguntaba ‘¿te gusta?... ¿no te gustaría tocarla?’, en una insinuante y cómplice sugerencia. Ella acompañó cada paso de mi carrera de forma incondicional y maravillosa, en el día a día o detrás del escenario, siempre ahí. Los domingos mis ensayos de cámara eran en casa y continuaban en la mesa familiar, donde además estaban mis hermanos y mi tío quienes también estudiaban música”.
jóvenes nuestros tiempos de estudio, de elaboración, de profundización iban más de la mano con el arte y la cultura de lo que ocurre hoy en día en que a todo tenemos acceso inmediato y sin embargo hemos perdido tantas cosas y tantos espacios interiores. Pertenezco a una generación que conoció el valor por los grandes maestros. No teníamos acceso a muchas cosas que hoy, vía internet, accedemos con facilidad; pero vivíamos en un mundo artístico donde el producir a lo largo del tiempo era valorado porque permitía la profundización. Una de las amenazas mayores de esta época es la necesidad de la inmediatez, para producir, para consumir, para ser… cada vez más rápido, cada vez más jóvenes, en una especie de carrera medio mefistofélica contra el tiempo. Beethoven dijo: ‘No solo practiquen su Arte, sino dirijan su camino hacia los secretos del mismo. Porque éste y el conocimiento/sabiduría pueden elevar al hombre a lo divino’. La música tiene la capacidad de crear una realidad mucho más inmensa para los seres humanos. Y eduNI: ¿De qué manera influyó car a las nuevas generaciones la familia en su vida musien esa dimensión, siempre sigcal? NI: ¿Cómo ve el valor por el nificará formarlos dentro de vaarte y la cultura en la actuali- lores estéticos, éticos, morales, MF: “Fueron los aliados más dad? filosóficos y de vida que sin importantes y generosos en mi duda ennoblecerán su existenformación y mi vida como mú- MF: “Creo que cuando éramos cia, y por consiguiente la de la
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