”Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización".
"La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)"
Antonio Hoyuela Jayo Arquitecto. Miembro del Instituto Universitario de Urbanística. Universidad de Valladolid (www.uva.es/iuu). Miembro del comité de expertos de la Comisión de Geomática del Consejo Superior Geográfico del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Ministerio de Fomento (www.idee.es). RESUMEN Las interferencias entre Castilla y Portugal, entre los Tratados de 1494 y 1778, contribuyeron a la definición y posterior deconstrucción del territorio de Brasil. El descubrimiento, el reparto de Tordesillas, los inicios de la colonización, las interacciones y filtraciones ibéricas durante el dominio filipino (1580-1640), el periodo de la Restauración y las Demarcaciones concluyen con los Tratados definitivos de Madrid, El Pardo y finalmente San Ildefonso que derivarán finalmente en la independencia de Brasil en 1822 y su consolidación como nación y como territorio. En la definitiva segregación de la frontera castellano – portuguesa confluyen aspectos religiosos derivados de las bulas papales, geográficos derivados del lugar, la cosmografía, la interpretación edémica, las ciencias cartográficas y topográficas, los aspectos políticos, sociales, económicos, tecnológicos y la casualidad. Nuestra aproximación será por ello compleja, heterodoxa y multi disciplinar. La amplia perspectiva considerada nos llevará a la reconstrucción del concepto de territorio y de los límites de Brasil a partir de la deconstrucción del mismo desde distintas ópticas.
Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización
1.- LOS TRATADOS ATLÁNTICOS HISPÁNICOS EN RELACIÓN A BRASIL. Brasil es una construcción multicultural pero fundamentalmente marítima e ibérica. La eterna lucha que las potencias europeas renacentistas ejercían por la conquista de la mejor ruta hacia la India exigía avances sistemáticos en las técnicas de navegación y construcción de naves. Dominado el acceso por el Este, en un pacto entre la república de Venecia y los turcos, las ciudades financieras del renacimiento apoyarán nuevas campañas por el sur de África (Florencia y Portugal) y hacia el Oeste (Génova y Castilla). Los esfuerzos lusitanos se concretan así en la consecución de un paso hacia la India por el sur de África mientras los castellanos lo harán por el Oeste. Los viajes a la India envolvieron fuertes inversiones, difíciles técnicas de navegación, el control de los vientos, corrientes y de la meteorología en general y la audacia y codicia de los pueblos involucrados en su conquista. La búsqueda del paso al sur de África multiplicó estos esfuerzos e hizo del pueblo portugués uno de los mejores ejemplos de navegantes y aventureros durante los siglos XV y XVI y Brasil será una pieza singular en dicho periplo. De este modo Diogo Cão y Bartolomeu Dias llegan al Cabo de Boa Esperanza en 1488 y resuelven las últimas travas técnicas a la circunavegación de África. Con ello Vasco de Gama disponía de información y recursos para poder crear una nueva ruta hacia Oriente entre 1497 y 1498. Mientras, desde 1492, el periplo de Colón y las conquistas de la América Central, recién liberada la península del dominio árabe musulmán, sirven de origen a los viajes de portugueses y europeos a América pero probablemente no al conocimiento de dichas tierras. Las muestras presentadas por Colón a su vuelta y el efecto político y estratégico que dicho descubrimiento supuso a los intereses castellanos en el Mundo se manifiestan irrefutablemente. La idea de que una nueva ruta hacia oriente ha sido descubierta inspira las discusiones de Tordesillas de 1494 (Colón prácticamente muere en 1506 pensando haber descubierto Catay). Por eso, mientras Castilla defiende una ruta directa por el Occidente a la India, Portugal piensa en el paso por el sur de África y la vuelta del mar. El viaje de Colón de 1493 recomendó la solicitud de nuevas y definitivas bulas a Alejandro VI, papa Borgia y aragonés, cercano a los Reyes Católicos. Las bulas Alejandrínas resultado de dicha solicitud configuran un reparto del mundo entre Castilla y Portugal de Norte a Sur. La Inter Caetera I y la Inter Caetera II “verticalizarán” la división del Atlántico concretándola en un meridiano a cien leguas al Oeste de Cabo Verde. La bula Eximiae Devotionis define los privilegios y deberes espirituales instando a la corona a "adoctrinar a los indígenas y habitantes dichos en la fe católica e imponerlos en las buenas costumbres". El conflicto de las tierras de la India (el polémico “hasta la India” de las primeras bulas) exige la redacción de la bula Dudum Siquidem que otorga las tierras de la India a quienes, por su ruta, primero las conquisten comenzando con ello la aplicación del principio de “pose de hecho” (sutil inicio que sólo en el XVIII se traducirá como “uti possidetis” en aplicación de los principios del derecho romano).
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización El rey de Portugal se quejó de estas bulas considerandolas abusivas. No fueron admitidas dichas quejas por el Papa y por tanto se confirmaron los derechos de los reyes de Castilla, y de León. No conforme aún Juan II provoca el acuerdo de Tordesillas. El Tratado se firma en Portugal, Lisboa, el 3 de Marzo de 1494 y en Tordesillas el 5 de Junio de 1494. El 7 de Junio se confirma el Tratado en Tordesillas ampliando 270 leguas el Tratado anterior desde las islas de Cabo Verde a Occidente y el 24 de Enero de 1506 la bula de Julio II ratificando igualmente el tratado. La previsión de Colón en torno a 750 leguas protegía los descubrimientos castellanos a la vez que el acceso a Oriente por el sur de África en la ya conocida vuelta suroeste o “vuelta del mar” de Vasco de Gama. El punto intermedio, las 370 leguas, pareció razonable a ambas coronas. El tratado de Tordesillas no fue definido en un momento único ni decidido a la ligera. El problema de la delimtiación de la línea no es obvio: ¿qué medida representa realmente la legua? y determinada esta, ¿estas 370 leguas se miden en la latitud del origen o se miden en el ecuador?, además ¿cuál es el origen exacto si hablamos de “Cabo Verde”, el punto más occidental o el punto medio? y una vez aclarados estos aspectos ¿cómo se puede materializar en el territorio?. No son preguntas intrascendentes y aunque las primeras fueran planteadas en la época, el problema de llevarlo al terreno, el cálculo de la longitud, no será resuelto ni siquiera durante los acuerdos de Demarcación del siglo XVIII. La definición de los límites de Brasil se encuentra, de esta manera, con serias dificultades, errores, y situaciones ambiguas que de partida dificultan su aplicación desde el inicio. "Que haya y señale una línea o raya derecha de polo a polo, a saber del polo ártico al polo antártico, que la tal raya se haya de dar, como dicho es, a trescientas setenta leguas de las islas del Cabo Verde, hacia la parte del poniente, por grados o por otras maneras, como mejor y más presto se pueda dar,..." (Tratado de Tordesillas)
El primer problema de aplicación del Tratado de Tordesillas surge con el reconocimiento y el sometimiento de los habitantes de las Molucas (o islas de las especerías) al emperador Carlos V. Los portugueses buscaron ardices para evitar afrontar la verdadera cuestión, las Molucas estaban, según los mapas erróneos de la época, en territorio castellano. Propusieron que las 370 leguas comenzaran en la isla más oriental de Cabo Verde, Isla de la Sal o desde Isla de Boavista (22º40’ Este frente a los 25º21’ del Concelho de Paul). El meridiano O era 46º30’ y su correspondiente E era, por tanto, 133º29’ E desde Greenwinch. Continuaron las guerras entre los castellanos instalados en Tidore y Gilolo y los portugueses en Terrenote provocando que el rey de Portugal le compra por 350 mil Ducados, en Zaragoza, el 22 de Abril de 1526, a Carlos V, dichas islas, en plena crisis económica. La única contraprestación será la de podérselas recomprar por la misma cantidad cuando “quisiesse” el rey de Castilla. La distancia del Perú a las tierras portuguesas y la dificultad de acceso desde las Antillas dificultaron el conocimiento de las tierras de Brasil por los castellanos. Existe una gran confusión en torno a la medición del Tratado. La legua incorporadas al Tratado razonablemente se trata de la legua castellana marítima (denominada como de a 17 y ½ correspondiente a 6349 metros y la demarcación entre los meridianos 47º 28´ y 45º09’).
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización La línea continuaba dando la vuelta al globo terráqueo por las antípodas de Brasil. En las cartas castellanas, como la denominada “Descripción de las Yndias Ocidentalis”, de Antonio de Herrera y Tordesillas se puede percibir esta doble línea. La primera, sobre Brasil, coincide sensiblemente con nuestros cálculos al estar situada a la altura de San Luis (São Luis) y San Vicente (São Vicente). La segunda, en las antípodas, se encuentra, sin embargo, lejos de su teórica posición, pues las Molucas se encuentran entre 124º16’ y 134º54’ y el Tratado oscilaría, según diversas interpretaciones, entre 132º31’ y 134º50’.
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Fig. 1 . Descripción de las Yndias Ocidentalis [printed map]. En el volumen sobre “Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano (1601-1615)” de Antonio de Herrera y Tordesillas. Amsterdam: M. Colin, 1622. Existe una copia de la Historia general ... en la Library's Rare Book and Special Collections Division (Vault Map Collection, Geography and Map Division). Congress Library, Washington, EEUU.
Uno de los problemas consistía en determinar el origen. Durante los acuerdos de Badajoz de 1681 se tomarán diferentes posturas al respecto. Portugal considera dicho origen como el centro de las islas. Para ello, en realidad, escogen la isla de San Nicolas, citada por Antonio de Ulloa y Jorge Juan, que se halla entre 24º26’ y 24º01’. La “mediana de la isla de San Nicolás” tomada como referencia preferentemente por los portugueses sería pues 24º13’ que correspondería en el caso de Brasil al meridiano 46º16’ W y a las Molucas el meridiano 133º43’ E. Castilla por su lado toma como referencia el de San Antonio que correspondería al meridiano, 46º 51' que pasa a la altura de Itanhaem en la costa Sur y de Boa Vista en la Bahía de Quatipuru Mirim en la costa Norte (entre São Luis y Belem) y que se obtiene sumadas las 370 leguas o 2.349,13 kms, o 21º 09' del Tratado, al punto más occidental de esa isla situado en 17°03'13"N y 25°21'53"W.
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Elegir un mapa de referencia constituía otra decisión no trivial y fundamental. Para ello se seleccionaron en el siglo XVIII, durante las Demarcaciones, los de la Academia de las Ciencias de París y de la Real Sociedad de Londres. Pero en el XVII la cartografía no tenía la precisión adecuada y menos en la época del Tratado de Tordesillas. Por ello durante las conferencias de Badajoz en 1681 Castilla eligió mapas holandeses reducidos por entenderlos neutrales o imparciales y considerar, además, que conocían bien Brasil y coincidía con la estimación demostrada anteriormete por Luis Serrano Pimentel. Portugal simplemente se opone sin presentar alternativas. Debido a estas múltiples alternativas surgirán errores continuamente en las mediciones. La conclusión fue darse DOS medidas, una desde el Oeste de las Islas (San Antonio) y otra desde el punto medio de la isla de San Nicolás. Las 370 leguas se deberían contar en el paralelo del paraje donde se tomase la medida, luego variará según la latitud de dichos puntos. Según nuestros cálculos tomando como referencia el punto más al Oeste de Cabo Verde, la Isla de San Antonio, (que tiene su extremo Oeste a 25°21'53"W) y si consideramos las 370 leguas en el Ecuador la demarcación de Tordesillas pasaría por el meridiano 46º30'31" y las 370 leguas equivaldrían a 21º08'38" pero si consideramos las 370 leguas en el paralelo 17° 3'13"N el resultado sería el meridiano 47º28'43" ya que dichas leguas equivalen en este paralelo a 22º06'52". Las expediciones posteriores a Colón intentaron definir los límites del descubrimiento y aclarar el radio de la tierra y la “longitud” de las tierras de Nueva España. Entre ellas las más destacadas, en el actual Brasil, fueron las de Diego Velez y Vicente Yañez Pinzón en 1500 unos meses antes de Cabral. Conocido el error de las tierras descubiertas, Castilla buscó pasos hacia el Pacífico y las deseadas tierras de la India. Nuñez de Balboa pasa el istmo de Panamá, Magallanes descubre el paso del Cabo de Hornos y Elcano da la primera vuelta al mundo. En 1522 los conflictos por el dominio del antimeridiano, Las Molucas, provoca los acuerdos de Zaragoza. Juan de la Cosa será el encargado de trasladar a un mapamundi los nuevos descubrimientos. El mapa verá la luz en 1501. Se manifiesta con ello la posibilidad de que conociera los viajes de Cabral a partir de la carta de dichos descubrimientos que João II manda a los reyes católicos. La primera representación de Brasil incluye la posibilidad de una isla intermedia que justificaba los acuerdos previos de Tordesillas y preparaba la confirmación de la bula papal de 1506. Pero, ¿cómo nace Brasil?. En muchos mapas de la Edad Media e incluso de la Edad Moderna es posible encontrar, en la misma latitud que Irlanda una isla en forma de luna creciente, casí siempre roja, llamada Ilha do Brasil (Brasil, O´Brazil, O´Brassil, Bersil, Brazir o Breasail), una de las más insistentes presencias creadas y divulgadas por el imaginario medieval. La primera representación de dicha isla se encuentra en la carta naútica de 1325 de Angelino Dalorto (Angelino Dal´Orto). En el atlas medíceo (Atlas Mediceu) de 1351 aparece conjuntamente a una isla coincidente con el archipiélago de las Azores.
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Este imaginario medieval nos atrae. De hecho, la más común de las interpretaciones de Tordesillas se concreta en el caso que unifica las dos cuencas y dibuja Brasil como una isla conectándolas a través del “Lago Dorado”, “Laguna del dorado”, “Eupana Lacus”, “Lago de los Xarayes”, “Lacus Eupana” o “Puerto de los Reyes” dependiendo del mapa de referencia. Coincide como hemos comentado con el actual territorio de Pantanal que en temporada de lluvias no puede ser atravesado más que en barca y que en la época supuso series dificultades a su exploración y clarificación. El concepto de isla de Brasil se asocia, soluciona y apoya al mismo tiempo no sólo a la separación de los territorios de Portugal y Castilla sino al mito edémico, la búsqueda de la naciente del paraíso. Así lo podemos ver representado en los planos del Atlas de Fernäo Vaz Dourado de 1576 donde el Lago Dorado separa con el río Marañón (Rio Grande) y el río de la Plata, Castilla de Portugal. Después de 1500 sigue apareciendo la isla de Brasil (y desapareciendo) de las imágenes de la época como en el mapa Egerton 2303 de 1510, o en la edición de la geografía de Ptolomeo de 1519, Ramuzio 1556 y en los atlas de Ortelius, Hondius (1606) y Mercator (1606). Su clima, su fauna y su vegetación exóticas, sus frutos y sus colores hacen crecer en el subsconsciente colectivo de la época el mito edémico. El espectáculo de la tierra descubierta impresionó a los primeros conquistadores, el clima templado y la exuberante naturaleza determinarán una visión paradisiaca de este territorio. La comparación constante de Brasil con el Eden ayudó a la transformación de la rígida raya de Tordesillas en la frontera actual equiparando pantanal al lago dorado y los cuatro ríos que a él confluían con los nacientes del paraíso. Dicha interpretación justificará, desde un punto de vista estrictamente histórico, que la frontera, a pesar del Tratado de Tordesillas, aún no estuviera perfectamente definida y que el mito del Dorado creciese y se expandiese sin límites. Numerosas escaramuzas e intentos de sobrepasar los límites legales del tratado se produjeron alimentados por el mito. El descubrimiento de las tierras de Cuzco por Pizarro en 1542, y el oro de los incas, y de los yacimientos argentíferos de Potosí de 1545, animaron aún más la decisión de los portugueses por hacerse con el “territorio del rey blanco” con la Laguna Dorada. De esta forma los accesos al Amazonas y el Plata, como puertas del dorado, y explican los mitos de Ilha do Brasil y las razones políticas del Tratado. Durante este periodo la frontera se localiza al norte entre los ríos Tocantins, Xingú, Tapajós o Marañón (erróneamente interpretado en muchos mapas como la desembocadura del río Araguaia por coincidir su orientación inicial con la dirección de la Bahía de São Luis); al sur entre los ríos Paraná o Paraguay. Las políticas misioneras también buscarán preferentemente en esos espacios intermedios, verdadera “tierra de nadie”, un lugar para su utopía contrarreformista y evangélica. Las primeras capitanías hereditarias, llamadas “donatarias”, en Brasil, respetan los límites estimados del Tratado. Durante el Gobierno General, y especialmente durante la época filipina dichos límites se relajan. La lógica de fundación “protourbana” obedece a razones territoriales contundentes convirtiéndose en el pilar básico del urbanismo y del territorio colonial. La búsqueda de aguadas tranquilas, fondeaderos para grandes flotas, de defensas naturales (de La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización cara al mar y de acceso por tierra), de la posibilidad de embarcaderos, atarazanas y pequeños puertos, zonas accesibles desde los centros productores de azúcar, de la presencia de indios pacíficos y sumisos y de la posibilidad de cultivos, bosques y ganados se consideran elementos necesarios y recomendables para la implantación. Durante esta época, “de afirmación de pose y defensa de la costa”, en palabras de Paulo Santos, se ocupará Brasil con “puntos frágiles y móviles; campamentos casuales que estaban poco más allá de los poblados nómadas de los salvajes; paraderos sin vida cristiana, sin ninguna manifestación de vida social o política”.
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Fig. 2 . Este raro documento explica gran parte de los conceptos que subyacen en la delimitación de las fronteras: la Ilha do Brasil, el mito edémico y la demarcación de Tordesillas. Los continuos errores de la carta se orientan a la justificación de dichos tratados, cosmogonias y cosmologías.Atlas de Fernäo Vaz Dourado, datado en 1576. Citado en “Portugaliae Monumenta Cartographica, vol. III”, Lisboa, editado por la comissão para as Comemorações do V Centenário da morte do Infante D. Henrique, 1960, p. 29-32.
Los asentamientos que perdurarán coincidirán, no por azar, con algunas de las localizaciones más importantes, desde la perspectiva marítima y portuaria, desde el Brasil colonial hasta nuestros días. En ellas o en su entorno inmediato se localizan hoy en día los puertos más importantes del país. De hecho está situación “óptima” se corresponde con el desarrollo de estas ciudades y de sus puertos de forma tan directa cuanto la “pésima” posición coincide con su declive o su bloqueo como en el caso de Itanhaem, Iguape o Cananeia. Como hemos visto, el Plata y el Marañón (“que llaman de las Amazonas”) fueron descubiertos por vasallos de la corona de Castilla y de León: Vicente Yañez Pinzón y Diego de Lepe, entre 1494 y los primeros meses de 1500, Pedro Alvarez Cabral inicia viaje el Lunes 9 de Marzo de 1500 desde Lisboa y Americo Vespuccio lo describe en 1503 dando nombre al nuevo
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización continente. Los portugueses, que descubren la costa a 450 leguas de la de Guinea, la llaman Tierra de Santa Cruz, continuando días después su viaje a la India. En 1507 el rey Fernando el Católico reune a Juan Diaz de Solìs, Vicente Yañez Pinzòn, Juan de la Cosa y Americo Vespucio concluyendo la necesidad de apoyar el descubrimiento de la costa de Brasil hacia el Sur. Juan Diaz de Solis y del propio Vicente Yañez Pinzón recorren Brasil en 1508. Juan Díaz de Solís vuelve a navegar en 1515 con dos navios hasta “Rio Geneyro” de allí al “Rio de los Inocentes” y después al Cabo de la Cananèa (seguramente en la isla “comprida” entre Iguape y la actual Cananeia) y finalmente al gran estuario que denominó “Mar Dulce” donde él y una parte de su tripulación fueron asesinados y devorados por los indígenas. En 1526 Sebastián Caboto llegó al Rio de Solìs o Rio de La Plata y remontó el río Paraná creando las fortificaciones de Santi Spiritus y Caboto en el rio Zarcaraña. En 1531 Martim Afonso de Sousa remonta el río de La Plata y busca nuevos caminos hacia el Pacífico. En 1535, Carlos V concede la Gobernación del Rio de La Plata a Don Pedro de Mendoza y funda Nuestra Señora de Buenos Aires. En 1540, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca pacifica las tierras de La Plata y recupera los asentamientos castellanos en la zona. En 1536 Gonzalo Diaz de Pineda por orden de Sebastián de Belalcazar avanzan hacia el Este desde Quito con Francisco de Pizarro y su Teniente General Francisco de Orellana que resolvió continuar aguas abajo y salió al mar el 26 de Agosto de 1541. Coincidía o lindaba este territorio amazónico con la capitanía de João de Barros, donación de 1534, que se tomó en serio su misión colonizadora pero a pesar de los intensos intentos de colonización, especialmente el del viaje de Aires da Cunha, la hostilidad de los Tupinambá obligan al abandono de la zona en 1538. Otros intentos portugueses como la expedición de Luis de Melo de 1554 tampoco tendrán éxito y entre 1555 y 1560 serán los hijos de da Cunha los que se ocupen de relanzar las fundaciones en la zona. La expedición entre 1559 y 1560 de Don Andrés Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, y Virrey del Perú y Pedro de Orsua por el Amazonas se convirtió en un dramático desastre.
2.- DECONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO DE TORDESILLAS DURANTE LA UNIÓN IBÉRICA. La muerte de D. Sebastião, o más bien su desaparición, en 1578 plantea una oportunidad para que su tío, Felipe II, opte a la corona de Portugal y consolide de esta forma la Unión Ibérica, anhelo de ambas coronas desde hacía décadas. La presencia del Duque de Alba y del marqués de Santa Cruz en Lisboa en 1580 fuerzan la firma de las capitulaciones de Tomar de 1581. A pesar de la amplitud del imperio hispánico de Felipe II y de la unidad que quiere imponer a dichos territorios, se puede afirmar rotundamente que existe una política castellana para Brasil no muy diferente del resto de la América castellana. Desde la perspectiva territorial y urbanística los espacios no son estrictamente similares: la falta de una red de ciudades previa a la colonización, la falta de la más mínima estructura territorial para el asentamiento (puertos, caminos, etc...), o de estructuras sociales o económicas (como los mayas o aztecas con sus cultivos ecológicos rotatorios, por ejemplo) y la necesidad de impulsar el paso de un estado feudal a un estado moderno, exigirán un esfuerzo diferente. La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Felipe II lleva a los territorios portugueses y especialmente a Brasil, según muchos autores, o quizás simplemente avanza, la presión holandesa derivada de las guerras de Flandes y los conflictos con los reformistas católicos. Respecto a las Indias se considera “Hispaniarum et Indiarum Rex” y con él la estratégia española pasa de la conquista a la colonización, la pacificación y la consolidación de lo descubierto. Consecuentemente marca esas tres premisas: descubrir, poblar y pacificar y redacta las “Ordenanzas de Población y Descubrimiento” de 1573 que le encarga a Juan de Ovando (donde se obvia la palabra conquista). La expansión de la fé y el buen gobierno de los indios orientan dichas leyes y la política filipina a partir de este momento. En Brasil será su hijo, Felipe III, el responsable de las Ordenanzas Filipinas que se convertirán en la base de la organización política del estado y fundamento de la legislación administrativa, civil e incluso penal del actual Brasil y que fueron sancionadas por ley de 11 de Enero de 1603. En el centro del proceso colonial se encontraba la producción del azucar (90 % de las exportaciones dependían del azúcar 50 veces más rentable que el Pau – Brasil). El “siglo del azúcar” cubre según múltiples autores el periodo filipino (1570 – 1670 según Charles Broxer). Generará una economía capitalista en base a esenciones fiscales de la corona, sistemas financieros y crediticios para afrontar la inversión inicial, vinculaciones de la producción a determinados ingenios del azúcar (sistema cooperativo), alquileres y arrendamientos de tierras, etc... En materia de defensa en la segunda mitad del siglo XVI el maestre de campo Juan de Tejeda, como jefe militar, el ingeniero Tiburcio Spannochi, ingeniero y arquitecto al servicio de la corona para el diseño de las fortificaciones, junto con Bautista Antonelli, como responable técnico y supervisor de los lugares y entornos de las fortificaciones, redactan el Plan General Atlántico. Antonelli participó de la expedición de Diego Flores al estrecho de Magallanes y Brasil. Se puede afirmar que algunas de las intervenciones directas sobre Brasil (São João da Barra Grande en Santos, Reis Magos en Natal, fortificaciones de Salvador, Filipeia, ...) obedecen a criterios estrictos de dicho Plan si no de forma literal si al menos en sus principios orientadores, en el tiempo e incluso en la formalización de los elementos. América es considerada como un conjunto único por la administración filipina. Las limitaciones impuestas al comercio portugués no hacían más que reforzar el comercio castellano y el éxito de la minería peruana. Cerrar las puertas del Dorado, el Amazonas y la Plata, se convierte en un objetivo básico de la política imperial y para ello se aisla la economía portuguesa al mismo tiempo que se incorpora su litoral en el sistema de defensa Atlántico frente a los continuos intentos de holandeses y franceses por asentarse en él. Las acciones filipinas originan, definitivamente, la fusión de ambas coronas mediante la extensión de sus límites y la convergencia de sus intereses. Amazonas, las Minas y el río de La Plata serán los puntos clave para la disolución de las fronteras contribuyendo a la extensión de las tierras de Portugal. Las misiones jesuítas comienzan a desarrollarse desde que en 1540 la Compañía gana el favor de João III frente a las dificultades impuestas por Felipe II y el Consejo de Indias en la América Castellana. Desde el inicio la política de la Compañía fué colaborar con los indígenas La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización en la elaboración de productos comercializables para dotarles de independencia y fuerza económica. Por ello trabajaban en el interior, a menudo con indígenas huídos de la exclavitud y de las pestes que les diezmaban, en comunidades socializadas (colectivismo agrario y artesanado) que aún hoy perduran en la estructura social y económica de estas regiones de Paraguay y del Sur de Brasil. La tierra no comunal se dividía entre las familias para que obtuvieran de ella su propio sustento. Su carácter ganadero y agrícola contribuirá a este desarrollo territorial. Su máximo desarrollo se dará no obstante durante el dominio castellano. A partir de 1549 y con especial intensidad a partir de la Unión Ibérica, el interior de Bahia e incluso las distintas Minas (Goias, Gerais, Mato Grosso, …) serán objeto de colonización jesuítica. El apoyo de la corona de Castilla y de León a la obra evangélica de estos misioneros se contradecia con las tensiones que generaba su proyecto de Iglesia Católica Reformada y de creacción de un estado Teocrático como plasmación de la utopía de Moro. La primera reducción fué fundada en 1576 en las márgenes del lago Titicaca. En 1608 el monarca Felipe III de España envia a la zona a un grupo selecto de jesuitas para que evangelizaran a sus habitantes, y les encarga la gobernación de la provincia de la Guayrá. En 1611 se publicó la real orden de protección de las reducciones. Se prohibía el acceso a las reducciones a españoles, mestizos y negros, y se garantizaba a los indios que nunca caerían en manos de encomenderos. Con estos hechos, los conflictos con los portugueses se acrecentaron al final de la época filipina. Los indios guaranís fueron armados en 1638 por orden del rey después de los ataques de Raposo Tavares a dichas misiones. Se convirtieron así, explícitamente, en aliados de la corona española para evitar el ataque de los bandeirantes hacia el Oeste. El territorio que todavía en 1757 a pesar de las distintas razias y pestes conservaba 100000 indios en 32 reducciones llegó a ser denominado "império" o "república" jesuítica. Esta resistencia sólo pudo favorecer la empresa bandeirante en las Minas. Al Norte, la costa de Marañón fue dividida en dos capitanías: la primera a la altura del Rio Gurupi en la Bahia de Cumã (João de Barros y Aires da Cunha), y la segunda desde ahí hasta la foz del Rio Paraíba (Fernando Álvares de Andrade). Dichas capitanías no cubrían por completo el actual territorio norte de Brasil, pero en el mapa de Luis Teixeira de 1574, sin embargo, la línea del Tratado se desplaza hacia el Oeste y las 50 millas de la donación se convierten en algo más de trescientas. São Luis de Marañón conquistada a los franceses (por tropas luso-castellanas al mando de Alexandre de Moura) en 1615 se manifiesta fundamental en relación a la conexión de Ceará con la desembocadura del Amazonas. En 1616 se une al sistema urbano la ciudad de Belén punto clave en el acceso al Amazonas. La importancia de la región (denotada por el número de soldados, 576, frente a los 140 de Salvador) se manifestará de nuevo en la creacción del estado de Marañón en 1621 con su capital en São Luis. También Cameta (1635) y Gurupa (1639) son fundadas en aras a consolidar el recién formado Estado cuya capital será São Luis hasta el siglo XVIII.
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización En Amazonas las instalaciones jesuíticas de los ríos Tocantins, Xingú, Tapajós y Madeira se producen desde Perú o Quito. Se situan en los territorios de los Omagua y los Maynas e irán siendo substituídas, a lo largo del siglo XVII, con incursiones desde la desembocadura, por carmelitas, en los ríos Solimões y Negro, y por los franciscanos que ocuparon los cursos medio y bajo del Amazonas apoyados por los portugueses, ingleses, franceses y holandeses y por la fuerza de las armas. Esta substitución será especialmente intensa a partir del final de la guerra de restauración de 1680.
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Fig. 3 . Mapas de Coronelli diseñados y pintados entre 1691 y 1692. Vemos que se consolida una red de ciudades homogéneamente distribuídas por la costa orientadas a la defensa atlántica y debidamente fortificadas.Brasil se restringe al cuadrante noreste del continente. Los reinos de Uruguay y Perú se extienden hasta dichos territorios
Fundación portuguesa bajo el dominio de la corona de Castilla, este territorio aparece en los planos de la época (Henricus Hondius 1647, Guijelmo Blaeu 1640 y 1642, Jan Janson 1650, …) de forma indeterminada entre el río Marañón (erróneamente asociado con el Tocantins y consecuentemente con Pantanal) y el Amazonas, unas veces asociado a Brasil, otras como estado independiente, otras como entrada del Amazonas. De hecho en 1635 y 1636 dos religiosos legos del Orden de San Francisco, Fray Domingo de Brieda y Fr. Andrés de Toledo con soldados castellanos llegan por el Amazonas a Gran Pará (hoy Belen) y de allí a São Luis. Pedro Teixeira enviado por el gobernador portugués de la región, lo recorre, en la compañía de dichos religiosos y soldados españoles, saliendo de Pará el 28 de Octubre de 1637 concluyendo su viaje el 24 de Junio de 1638 pasando a pie hasta
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Quito con los castellanos que le acompañaban. Tras su vuelta aguas abajo en 1639 viajará a Madrid a contar al rey Felipe IV su hazaña. En la capitanía de São Vicente, en 1640, por decisión unánime de las cámaras de Itanhaem, São Paulo, São Vicente, Cananeia, São Sebastião fueron expulsados los jesuitas por primera vez por su oposición a la esclavización de los indios. En 1651, en una decisión similar, son expulsados de Marañón, seguramente a causa de sus alianzas con la corona y de la defensa de los intereses de Castilla en dichos territorios frente a los de los portugueses, contrarios a la reducción de los indios. El eje nordestino se vé claramente influenciado por la política castellana y en 1585 se funda por orden real la ciudad de Filipeia de Nossa Senhora das Neves, en Sergipe, actual João Pessoa. La producción azucarera pasará en estos años (según diversos autores) de 66 a más de 130 ingenios entre 1580 y 1628. Las ciudades de Penedo (1636), Marechal Deodoro (1636) Porto Calvo (1636) en Alagoas; Sirinhaem (1627) en Pernambuco y São Cristovao en Recife (1590) tendian a completar y defender una línea de algo más de 1000 kms de litoral nordestino con ciudades equidistantes y con numerosas fortificaciones (Reyes Magos en Natal, ...) en un lugar donde las incursiones de las otras potencias europeas eran constantes. En 1631 Oquendo acude, por orden de Felipe IV, en apoyo de los portugueses que asedian Pernambuco. Salvador se consolidará durante el periodo ibérico como centro de tráfico de indios y esclavos (en 1550 llega a Salvador la primeira carga de esclavos africanos y no se abolió la exclavitud hasta el siglo XIX). Salvador de Bahía y Cairú (1608) serán los principales núcleos del área. Con Ilheus y Porto Seguro (1534) la línea de defensa se consolida y garantiza así ciertas dificultades a la llegada de barcos extranjeros. En 1635, ante la insistencia del rey, que llegó a afirmar que la pérdida de Brasil conllevaría la pérdida del imperio, el almirante Lope de Hoces recupera Salvador de Bahía a los holandeses desembarcando con más de 4000 hombres. La fundación de las misiones y poblaciones indígenas se verá reforzada con la presencia de los Colegios de los Jesuitas y contrastada con la creación de los primeros Quilombos, poblados de esclavos en la busca de la libertad y la autonomía. En el sur la corona se propone la consolidación del eje Sur de Brasil y de los límites fronterizos con Castilla y favorecer la navegación del Plata. La fundación de São João Batista de Cananeia (1600) en la costa sur de Ilha Comprida y de Iguape (1635), así como la consolidación del camino tupi de Peabiru y del acceso a Piratiniga, la fundación de Mojí das Cruzes en 1611 y de Santana de Parnaíba en 1625 se justifican en estas razones. São Sebastiao se funda en 1636 como lugar preminente en la costa sur, al socaire de Ilha Bella, y como bahía al abrigo de las corrientes frías del Atlántico; igual decisión justifica la fundación de Ubatuba en 1637 que acercará São Paulo a Rio acortando las distancias de dicha ruta. La línea de costa Cabo Frío / Cananeia queda conformada como un eje territorial de comunicaciones de primer orden y su trascendencia hasta hoy innegable aunque la actividad ya desde el XVII se traslada al interior, al eje del río Paraíba del Sur.
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3.- DE LA RESTAURACIÓN A LAS DEMARCACIONES DEFINITIVAS. Las fuertes presiones de Felipe IV al Consejo de Portugal y las desavenencias en relación a la defensa de Brasil y al uso de las flotas apoyada por la gran crisis de los validos y de la economía de Castilla contribuirán al levantamiento portugués y a la guerra de Restauración. Don Juan IV (João IV 1640 -1656), de la dinastía de los Bragança, tras sucesivas batallas y encuentros, fue aclamado así en 1640 nuevo rey de Portugal. Las desavenencias en las colonias al otro lado del Atlántico con múltiples repúblicas como Piratininga ya no dejaban espacio al mantenimiento de la monarquía y los conflictos con el Consejo de Portugal respecto a la organización de la flota lusa y la defensa de Brasil frente a los holandeses (Rio, Bahía en 1625 y Pernambuco en 1630) harían el resto. Gran parte de los asentamientos se hallaban bajo el dominio holandés no sólo en Pernambuco sino también en África e India monopolizando el mercado del azúcar y poniendo en peligro la supervivencia de la colonia. La escuadra estaba diezmada a causa de las múltiples batallas en que la monarquía ibérica les había embarcado. La Restauración provocó la alianza de Portugal con los holandeses pero la salida de Maurício de Nassau del gobierno en América generó un clima de desconfianza entre los colonos que acabó con una revuelta contra los holandeses en 1645. La caída del precio del azúcar, la ejecución de los créditos y el estrangulamiento financiero, la sequía, las inundaciones y la persecución a los católicos contribuyeron a ello. La insurrección pernambucana fué liderada por dueños de ingenios del azúcar y los holandeses fueron finalmente derrotados. Reconocieron la pérdida del litoral nordestino sólo en 1661 (Paz de la Haya) y en 1669 fueron indemnizados por las tierras perdidas. Para conservar el poder, Portugal firma tratados como el de Methuen en 1703 que garantiza la protección de Inglaterra en contrapartida a concesiones económicas. La crisis provocó un incremento en Brasil de las incursiones bandeirantes en busca del oro y la plata que había salvado al imperio castellano de la ecatombe. En la península ibérica, la creacción de las fronteras obedece a la necesidad portuguesa de defenderse del enemigo castellano. Las Cortes de Portugal reunidas en Enero de 1641 convocaron a 20000 infantes y reunieron 4000 caballos. Elvas, cerca de Badajoz, fué erigida como plaza de Armas, se fortificaron también Olivenza, Campomaior, Estremoz y otras. Pero el Minho, quizás con el Duero (sistema de Ciudad Rodrigo), constituye uno de los episodios más interesantes. La importancia de la alianza con los ingenieros franceses (autores de los fuertes de Lovelhe, Granda, murallas de Valença, etc...) contribuirá a la consideración sistémica de la frontera y del sistema defensivo. Por esta influencia holandesa y francesa las fortalezas pasan a convertirse en sistemas interactivos de defensa que modificaron sustancialmente la forma de las fortificaciones y su consideración territorial. La construcción de la frontera hispano – lusa se convierte así en un ejercicio de estrategia no sólo militar sino cartográfica y geográfica. La definición de las fronteras a través de elementos
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización geográficos (Río Miño, Duero o Tajo) se repetirá en tierras de Brasil al igual que una intensa labor de fortificación y defensa de las plazas fuertes y de las villas, ciudades, puertos y pasos entre el territorio portugués y el castellano. A través del mapa de Coronelli nos podemos hacer una idea de la complejidad de las fronteras durante este periodo. Al sur, la Terra Magelhanica (actual Argentina); Paraguay, dividido en Parana, delta del Plata, la Guaira (territorio de Rio Grande do Sul y espacio de las misiones jesuíticas), Tucumán (Pampa argentina), y la propia Paraguay (hasta el norte de Pantanal) ocupaba la parte central; Chili, actual Chile fué descubierta desde el Pacífico por los castellanos; el Regno di Peru agrupaba los territorios de Perú y Bolivia; Tierra Ferma la costa antillana de Sudamérica; y, por último, Amazoni como territorio independiente en torno al gran río. De hecho es de destacar que aún en 1692 Brasil quedaba reducido a un cuadrante noroeste, no siempre homogéneo y sí respondiendo a múltiples interpretaciones. La “Prov. De S. Cruz Bresile” ocupaba el espacio entre la desembocadura del Amazonas y el límite sur de la capitanía de São Vicente.
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Fig. 4 . En 1704 observamos que continua la contención portuguesa al cuadrante noreste. El título de este mapa es “Portugalliae et Algarbiae cum finitimis Hispaniae Regnis : Castiliae, Legionis, Andalusiae, Extrematurae, Galliciae, & Granatae Novissima Tabula qua simul littora Brasiliae Meridional Americae Portugallicae Majestatis dominio subjecta nova methodo exhibentur”. Fue obra de Iohanne Bapt. Homanno Geographo & Chalcographo. Se percibe la siguiente leyenda"Carolus III Hispan: Rex Archidux Austriae Ex Anglia Hispaniam petens, Ulysipponem navigat die 21 Febr. 1704".
La primera de ellas utiliza el río Marañón (que lo continua hasta Pantanal) y la bahía Guanabara como límites naturales. Figura, entre otros, en el mapa de Abraham Ortelius de 1595. Define Brasil desde la bahía de Guanabara con línea indecisa hasta el río Marañón y São Luis Luis. Diferencia claramente Brasil del resto de los territorios americanos. Remarca la donación de las capitanías que deja un territorio interior inexplorado, cuadrangular, e inhóspito que configura, o ayuda a definir más bien, los límites de Tordesillas. También Danckerts en 1690 se apoya en la división que hemos denominado cuadrante Noreste II. Este curioso mapa excluye los territorios del Sur de Brasil asignándoselos a Paraguay reforzando la idea anterior. Contiene una interesante descripción de las tribus indias más relevantes de dichos territorios. Una última variante de 1740 reduce los territorios brasileños excluyendo la bahía de Guanabara y utilizando la desembocadura del Paraiba do Sul como inicio de la frontera. Este mapa no es otro que el “Novus Orbes sive America Meridionalis et Septentrionales” de George Mattaus Seutter de 1740. Curiosamente la capitanía de Rio de Janeiro, en este plano, queda del lado de Paraguay, y no en Brasil. Su formación puede obedecer a presiones políticas ligadas a las operaciones de demarcación en marcha. Pero una de las más interesantes interpretaciones que perdurarán a lo largo de casi 200 años será la del mito edémico en su sentido más puro, es decir, entre los ríos Paraná y Tocantins (los más cercanos realmente a la frontera real de Tordesillas). Con su centro en Pantanal, denominado según las cartografías como Eupana Lacus o Puerto de los Reyes, solucionaba, de forma racional y veraz, el problema de la frontera y la interpretación de la “Ilha do Brasil” ya que, en muchos casos, las cuencas norte y sur se unian en el plano a través del área húmeda de Pantanal. Alguna variante dibuja, o inventa más bien, un río que siguiendo la dirección del Tocantins desemboca en São Luis de Maranhão. Este río que hemos denominado “Marañón” no existe si bien la lógica de la dirección de su trazado en Goias y de su desembocadura en Marañón hayan podido justificar dicho error. El mito edémico comienza en la cartografía de Giovanni Battista Ramusio de 1557 que a través de una perspectiva aérea define el límite de Brasil a través de los ríos Paraná y Tocantins. Le sucede un interesante plano ilustrado con los escudos de ambos estados (Castilla y Portugal) de Fernão Vaz Dourado, nacido en 1520 y muerto en 1580 que dibuja dicho mapa cerca de 1576. También en las plantas “Nova et Exacta Delineato Americae partis Australis” de Levinus Hulsius 1599 y años más tarde en “Brasília” de Awnsham Churchill en 1673 (dibuja el territorio entre los espacios Guaranies, Pernambacana, las Capitanias de São Vicente, Rio de Janeiro, Spirito Santo, Porto Seguro, Ilheos, Bahia de todos Sanctos y Ciara y el espacio – territorio de Maragnan. Tardíamente en 1680 vuelve a aparecer el mito edémico en el mapa “Nova Totius Americae Descriptio” de Frederick de Wit donde el río Marañón no se corresponde con ese trazado virtual, cartográfico, en ningún caso, el más parecido sería el La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Tocantins enlazando con el pequeño Marañón, error frecuente en múltiples cartografías que claramente no obedece a la realidad. Joao VI propone una alternativa en la búsqueda de una solución viable. Siguiendo el Amazonas remonta el río Madeira y pasa por el sur de Rondonia hasta alcanar Pantanal y el río Uruguay. Posteriormente, según el plano de Seixas de 1767, se diferencian en Brasil, ya incorporados al dominio de la corona, las Cuñas de Goias (Minas de Goias y Minas Gerais), el Governo de Rio de Janeiro (incluído Sao Paulo), las Minas do Mato Groso e Cuiabá, el Governo do Gram Pará, el Governo da Bahía y, por último, el Governo do Pernambuco. En este plano los portugueses dibujan la línea de Tordesillas cuatro grados al oeste de su verdadera situación siendo que incorporan las riberas de las desembocaduras del Amazonas y del Plata, incluído el Cabo de San Antonio al Oeste de Buenos Aires. Los errores derivados de estas representaciones se hacen evidentes al mostrar, en la versión portuguesa, el Plata y el Amazonas en el mismo meridiano (no así en la versión castellana). Pero la ocupación efectiva del territorio encontró en las ciudades su instrumento más definitivo. La delimitación precisa de las fronteras se aplica con la fundación y ocupación de ciudades, villas y aldeas y la construcción, ora independientemente ora vinculadas a alguno de los asentamientos, de fortificaciones y sistemas fortificados que sirvan de plataforma a la defensa de dichos territorios. La organización de las repúblicas de villas y ciudades se refuerzan con la intervención del poder real y entre los portugueses de las tierras de Brasil crece la fuerza de un espíritu nacional. La fundación por Don Manuel Lobo, governador de Rio de Janeiro, de la población de la Colonia de Sacramento en 1680 frente a las islas de San Gabriel, inició los problemas de demarcación en torno a Brasil al estar seguros los pobladores del Plata que el único soberano era el Rey de España devolviendo con ello el foco de atención al nuevo continente desde la península ibérica. Se retoma la población en 1681 a la par que el Duque de Jovenazo, embajador Extraordinario de España soluciona el conflicto con el rey Don Pedro de Portugal y sus comisionados a través del Tratado Provisional de Lisboa de 7 de Mayo de 1681 que fue ratificado por Carlos II el 25 de dicho mes. Consecuentemente el incremento de la actividad de fundación es notable durante la época. La mayor producción urbana se verifica entre las fechas del Tratado de Madrid y San Ildefonso, en los años entre 1750 y 1777 se fundan 43 ciudades y villas. Se seleccionan estratégicamente las áreas de desarrollo urbano con el objetivo de favorecer la extensión de la demarcación de Tordesillas. De 1640 a 1700 se habían fundado veintiún núcleos, de esta fecha a 1750 treinta. Un total de 122 núcleos formaban la red urbana de Brasil al final de dicho periodo. Administrativamente se generan en 1693 las capitanias de Rio de Janeiro, São Paulo y Minas. En 1709 la confrontación abierta entre paulistas y “extranjeros” por el control del oro y de las piedras preciosas finalizará en el conflicto denominado “guerra dos emboabas” entre los bandeirantes y los nuevos colonizadores. En el mismo periodo, separado el territorio de Minas e incorporado a la capitania de São Paulo (recien segregada de São Vicente), la Corona compró varias de las capitanias como es el caso de São Vicente (1710), Pernambuco (1716) y Espírito
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Santo (1718), circunstancia que influiría notablemente en la nueva política de la monarquía portuguesa en Brasil.
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Fig. 5. De los mapas finales, definidos en el artículo XI del Tratado de Madrid, se conservan diferentes copias de las cuales presentamos la correspondiente al Archivo de Simancas, datado en el grupo Mapas, Planos y Documentos XI-18 en dicho archivo.
En la zona Sur que abarcaría Rio Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina se construyen hasta 15 ciudades, francamente al oeste de Tordesillas, que servirán, juntamente con la fundación de Colonia de Sacramento en 1716, para ampliar los límites portugueses hacia el sur y serán el La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización origen de los conflictos de 1777. En la zona de São Paulo y Rio de Janeiro, lugar de las primeras Bandeiras, se fundan otras 15 ciudades. El descubrimiento del oro en 1708 y 1709 y los primeros procesos de industrialización en el interior de Minas Gerais transformarán radicalmente la economía y la estructura territorial de Brasil. El periodo aúrico de la economía coincide con un conjunto de fundaciones que por la rapidez, por el lugar y por la tipología empleada no responden a los modelos eruditos que se darán en Amazonas, Bahía o sur de São Paulo sino más bien al modelo vernáculo, tradicional y “orgánico” portugués con un sentido barroco que realza la posición y selección de los lugares de los edificios principales como se puede observar en el bello ejemplo de Ouro Preto. El eje hacia Bolivia se vé potenciado a partir de 1719 con la fundación de tres núcleos, dos ciudades y una capital. La profundización hacia el interior en Mato Grosso y Goias sigue la separación entre la vertiente amazónica y la vertiente del Plata, una bisectriz de cuenca que busca los ricos terrenos de las plazas de Castilla. Más al Norte, un total de diecinueve núcleos fueron fundados en el entorno inmediato de Salvador de Bahía (al sur Prado, Caravelas, etc... pertencecían más al mundo de Vitoria teniendo mayor relación con Rio de Janeiro). La quinta zona de nuestro estudio, el Nordeste, desde Granja hasta Lagarto, todo el cuadrante que incluye los actuales estados de Ceará, Piauí (Oeiras), Rio Grande do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas, Sergipe se fundaron 16 núcleos, de los cuales 14 ciudades, 2 capitales. Después de la reordenación de las provincias de 1709 se fundarán las capitales de Recife 1709 y Fortaleza 1725 elevándolas a la categoría de villas. Uno de los espacios más ambicionados por la administración pombalina y que justifica la fundación de numerosos núcleos es Amazonas y Marañón. A lo largo de los ríos Amazonas y Solimoes son fundadas 4 villas; en la desembocadura entre Macapá y Bragança otras cuatro; y en el entorno de São Luis se repite la cifra. Además, desde 1686 con el apoyo de las misiones de la Compañía ya establecidas en Amazonas el gobierno de Maynas se extendió sobre muchas Naciones que habían abrazado la Ley Evangélica en toda la cuenca por ordenes de su gobernador Diego Vaca de Vega. Este desde 1637 consiguió el apoyo de la Audiencia y de la Compañía que pusieron al mando de dicha misión a los padres Gaspar de Cuxia y Lucas de la Cueba que entraron en Maynas dicho año. Con los progresos de estos padres se incorpora a las misiones el padre Samuel Fritz con destino a la nacion Omagua consiguiendo en 1689 convertir cuarenta y una poblaciones grandes. En 1691 el padre, después de un viaje a Pará, vuelve acompañado de portugueses a sus territorios por orden de Albuquerque, gobernador de Pará, y toman posesión de las poblaciones y misiones jesuíticas. Desde esta fecha hasta 1700 fecha en que los indios se retiran a los territorios de los Omáguas tras las últimas incursiones portuguesas. Con estos hechos el Padre vuelve a Quito el 22 de Enero de 1701 para trasladar la retirada de las naciones Yurimaguas, Ayfuáres y Banómas al Virrey. Ocupados así los territorios entre el Rio Negro y el Napo por los portugueses, su última misión se denomina San Pablo. Las castellanas se reducen hasta los Pevas pasada la desembocadura del río Napo al Oriente 16 leguas (unos 100 kilómetros). En 1732 los portugueses superan esta “barrera” llegando hasta el río Aguarico poco distante ya de la provincia de Quixos y La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización construyendo una Fortaleza. Con las tropas y colonos portugueses y franceses aparecen en la zona los padres capuchinos y franciscanos que fundan numerosas poblaciones. Durante el periodo pombalino serán reconvertidas en ciudades para la aplicación del principio de pose. Helio Viana y Capistrano de Abreu coinciden en la importancia de esta “apertura” hacia la Plata y el Amazonas en el futuro de la “deconstrucción de Brasil”, y de ahí la importancia del proceso demarcatorio y la necesidad de poner orden en todos estos territorios calientes. Las características de estos asentamientos también mudan pasando de ciudades capitales previstas para la organización del territorio a ciudades satélite cuya principal función es expandir los límites territoriales de la colonia y no tienen relación directa con la misma. Sólo en la parte final de dicha etapa nos encontramos que entre el Tratado de Madrid y el de San Ildefonso se fundan 50 ciudades y 3 villas siendo porcentualmente la mayor “producción urbana” desde el descubrimiento. El apoyo a los indígenas y a las decisiones castellanas forzarán la expulsión del territorio portugués en 1759 de los jesuítas. Los múltiples conflictos llevarán a la suspensión del primer tratado mediante el Tratado de El Pardo de 1761 y “el tercer pacto de familia” con Francia. La consiguiente declaración de guerra queda suspendida por el Tratado de París de 1763. La oposición de los jesuitas que acabará en las guerras guaraníticas y el apoyo de Portugal a las pretensiones catalanas tras el motín de Esquilache (del que también se acusó a los mismos jesuitas) en la península cambian sustancialmente la situación. Tras el tratado de El Pardo que anula la cesión de la Colonia de Sacramento aparecerán nuevos conflictos. En 1776 los portugueses atacan navíos españoles en el río de la Plata. En 1777 después de los primeros ataques de Cevallos a Colonia de Sacramento y Santa Catalina muere D. José I y le sucede María I (sobrina de Carlos III). El 4 de marzo la reina María aceptó la dimisión del ministro de Estado portugués, el marqués de Pombal, siendo sustituido por Don Ayres de Sa y Mello (embajador en Londres). Mientras tanto, la colonia de Sacramento iba siendo conquistada por las tropas de Cevallos; el 4 de junio se rindió la plaza de San Antonio del Real, posteriormente Cevallos entró en Montevideo y el 28 de agosto se trasladó a Santa Teresa para preparar el ataque a la colonia del Río Grande de San Pedro. Ante estas victorias españolas, la reina María nombró a don Francisco Inocencio de Souza Cotinho nuevo embajador en Madrid y le autorizó a negociar la paz con el conde de Floridablanca, ministro de Estado de Carlos III. La resolución del intercambio de los territorios de Colonia de Sacramento por el territorio de las reducciones jesuíticias adviene con el Tratado de San Ildefonso de 1777. Tratados posteriores como el Tratado de Badajoz entre Portugal e Espanha (1801) por el que se incorporan los Siete Pueblos de las Misiones o el de Petrópolis, el de Uruguay, de 1828, que define los límites con Uruguay o el de Petrópolis que incorpora Acre acabarán de definir hasta su estado actual los límites de Brasil. Es por ello que a mediados del siglo XVIII conviven aún las fronteras naturales y las fronteras ideales derivadas de Tordesillas no concretadas aún desde los intentos de acuerdo de la conferencia de Badajoz de 1681. La idea de Ilha do Brasil (ecúmene y corografías de Brasil) servían inconscientemente como referente natural de la frontera justificando las penetraciones La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización de Minas, Amazonas y el Plata. El Pantanal, el Paraguay y el Madeira (el Xingú o el Tocantins) se convierten así en elementos naturales de las discusiones durante el proceso de demarcación. El Brasil Natural en las corografías de Arias de Casal y Ricardo Serra marcarán así las fronteras naturales. La frontera ideal convergerá definitivamente hacia la frontera política y militar. Distintos responsables políticos representando distintos intereses participaran en las discusiones. Mientras, en el fondo, la redefinición del poder monárquico frente al poder papal subyace en el fondo de las negociaciones. En una frontera sin definir y con múltiples agentes actuando, se debía aplicar el antiguo Tratado de Tordesillas y trazar la raya que definitivamente concretarse la línea. El territorio ocupado y dominado aumenta con la adhesión efectiva de Ceará, Marañón (Amazonas), interior de Bahía, Minas Gerais, interior de São Paulo y Colonia de Sacramento. El territorio en peligro, en abierta disputa con Castilla, no es más que la diferencia entre los meridianos 45º09’ o 47º28’, posibles soluciones de Tordesillas, y dichas fronteras. El Tratado de Lisboa, de 1681, consigue como hemos comentado la incorporación de la Colonia de Sacramento ocupada hasta el momento por los castellanos. El apoyo de Inglaterra fue decisivo. El Tratado restituye la colonia a sus pobladores e igualmente se liberan el uso de sus tierras, sus puertos y sus recursos (carbón, madera, caza, etc…). El Papa subsidiariamente intervendría aún en caso de mantenerse el conflicto y se le otorgaba un año para pronunciarse. Los continuos errores detectados por las comisiones exigen la opción del método astronómico a la vez que los cosmógrafos lamentan haber concluído en base a mapas y no a observaciones ciertas las demarcaciones previas. La lentitud de este proceso recomienda la devolución de la colonia hasta la conclusión de los trabajos. En el Congreso de Badajoz no se concluye ni determina consecuentemente una línea del Tratado, y reconoce Antonio de Ulloa y Jorge Juan en su informe de 1749 que nunca se reconocerá dicha línea porque hay variables irresolubles. Pero en 1680 el error se manifiesta en la situación del Cabo de San Agostino 5º 14’ más al Este de su situación real. Este fallo será trasladado a los futuros planos y discusiones llevando a ampliar notablemente los descubrimientos y los asientos portugueses en América. Es difícil juzgar si fue un error deliberado, o no, de la Comisión. Situaron la costa Oeste de Brasil 5º más al Oeste. El error se pone de manifiesto en la posición del Nordeste como se evidencia todavía en los mapas de Francisco de Seixas de 1767. Al terminar la guerra de sucesión española, es necesario tener en cuenta dos de los tratados que se firman entre España e Inglaterra. Por el de Madrid, del 27 de marzo de 1713, Inglaterra se compromete a imponer penas a todos sus súbditos que en navío de su nación pasaran al mar del sur o a cualquier paraje de la Indias españolas, excepto los de la compañía del asiento de negros. Y por el de Utrecht, de fecha del 13 de julio del mismo año, el imperio español resguarda en uno de sus artículos la garantía de su integridad, ya que Felipe V se compromete a no "vender, ceder, empeñar, traspasar a los franceses ni a otra nación, tierras, dominios o territorios" de la América española. El mismo surge del deseo de limitar el engrandecimiento La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización de Francia, pero continúa en vigor para todas las naciones, aún la inglesa. También concreta la definición de las fronteras portuguesas al Norte de Brasil. El río Oiapoque fue reconocido en este caso como límite natural entre la Guayana y la capitanía del “Cabo do Norte” incorporando toda la cabecera del Amazonas a territorio portugués lugar o espacio preferente de los asentamientos que servían de acceso al gran río. Respecto al Amazonas el Tratado de Utrecht, 11 de abril de 1713, firmado entre “Dom Joam, por graça de Deos Rey de Portugal y Luis XIV rey da França” establece que “ ...as duas margens do Rio das Amazonas, assim Meridional como Septentrional, pertencem em toda a Propriedade, Dominio e Soberania a Sua Magestade Portuguesa ...” (Tratado de Utrech).
El tratado intenta poner freno a las instalaciones y penetraciones francesas en Marañón y en la cabecera del Amazonas. En esta época las misiones carmelitas habían desplazado en el río Negro y en el Solimoes a las poblaciones fundadas por el jesuíta Samuel Fritz a través de la intervención directa del gobernador de la capitanía de Marañón convivian con las fundaciones de los capuchinos andaluces en los Maynas. El segundo Tratado de Utrecht entre Portugal y España de 1715 tratará de la segunda devolución de la Colonia de Sacramento a Portugal. Estos acuerdos al prohibir la navegación y el comercio en zonas que no hubieran estado abiertas al tráfico, constituían un sistema de derecho internacional destinado a mantener el statu quo en las colonias, evitando conquistas, traspasos y aventuras marítimas o comerciales, excluyendo las empresas colonizadoras. Sin embargo, no impidieron que Inglaterra tratara de extender su comercio en las Indias, abusando de los privilegios que le concedía el asiento de negros o practicando abiertamente el contrabando. Será el Tratado de Madrid de 1750 el que definirá las fronteras entre las Américas Portuguesa y Castellana anulando lo establecido en el Tratado de Tordesillas. Portugal controlaba la mayor parte de la cuenca amazónica a cambio del Rio de la Plata y de la colonia de Sacramento (además de Filipinas y sus islas próximas). El principio de “uti possidetis” (similar al principio de usucapião en la legislación urbanística brasileña contemporánea) será utilizado por primera vez viniendo a significar que la tierra pertenece a quien la ocupa. Según Beatríz Siqueira: “Estaba en juego ajustar y negociar la ocupación de la inmensa franja de tierra ocupada por los portugueses más allá (além) Tordesillas” (Beatriz Siqueira, 2003). Este Tratado aporta una gran novedad, la anulación del poder papal como albacea de los derechos internacionales, y la inauguración de una nueva época en la definición de las fronteras de carácter bilateral e internacional. Las demarcaciones comienzan durante la regencia de João V que estimula la ciencia geográfica a través de las aulas de fortificación y de la figura de Azevedo Fortes. Ya en 1730 llegaba a Brasil la “misión de los padres matemáticos”, los jesuitas Diogo Soares y Domingos Capassi. El Atlas resultante se completó con otras informaciones y se manipuló especialmente en la zona de Cuiaba y Mato Grosso, ríos Guaporé y Madeira, en las zonas denominadas por los castellanos de “Chiquitos y Moxos” como comenta Jaime Cortesão en su “História do Brasil nos velhos mapas, tomo II” y confirma Inácio Guerreiro. La deconstrucción de las fronteras de Brasil: del Tratado de Tordesillas al de San Ildefonso (1494-1777)
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Los Castellanos optaron por el método astronómico para definir la longitud exacata pero los acuerdos fueron pactados sobre el territorio. Más allá del riguroso Tratado de Tordesillas, se acordó la utilización de elementos físicos como ríos, cadenas montañosas o lagunas para la delimitación de las fronteras. D. José Carvajal y Láncaster y Alexandre de Gusmão (brasileño de Santos) decidieron, desde un primer momento, utilizar elementos territoriales y no una geometría imprecisa (370 leguas al oeste de Cabo Verde) como instrumentos para la demarcación de las fronteras. Sólo la ocupación de Filipinas y Marianas (territorios a los que Castilla no pensaba renunciar) compensaba las centenas de millas que los portugueses habían entrado en territorio al oeste de Tordesillas. La Demarcación se hace de acuerdo a las mediciones de Condamine que utiliza inmersiones del satélite de Júpiter para la determinación de la longitud de Pará. Concluye que la demarcación al norte coincide con el río Carará en la latitud actual de 45°37' y al Sur con el río Itamán, en la latitud actual de 47°12' W (diferencia notable derivada aún de los errores del método), y excluye explícitamente la ciudad de Sao Paulo y las minas de Mato Grosso en las vecindades de la laguna de Xarayes. La defensa de las Molucas y las Filipinas (artículo 2 del Tratado) justifica, o más bien explica, las cesiones de la corona española más preocupada por sus posesiones en el Pacífico y por las especies y las sedas, que por los improductivos territorios de Brasil. Otro aspecto destacado del Tratado es el apoyo en los elementos geográficos definiendo Brasil como el territorio: “… pertenecerá a la Corona de Portugal todo lo que tiene ocupado por el río Marañón, o de las Amazonas arriba, y el terreno de ambas riberas de este río, hasta los parajes que abajo se dirán; como también todo lo que tiene ocupado en el distrito de Matogroso, y desde este paraje hacia la parte del oriente y Brasil … “ (artículo III del Tratado)
Los límites del Sur, más controvertidos, se explican en los capítulos IV al IX, incluída la propiedad de las islas fluviales que se explica en el capítulo X: “Los confines del dominio de las dos Monarquías principiarán en la barra que forma, en la costa del mar, el arroyo que sale al pie del Monte de los Castillos Grandes; desde cuya falda continuará la frontera, buscando en línea recta lo más alto, o cumbre de los montes, cuyas vertientes bajan por una parte a la costa que corre al norte de dicho arroyo, o a la Laguna Merin, o del Miní, y por la otra, a la costa que corre desde dicho arroyo al sur, o al río de la Plata. De suerte que las cumbres de los montes sirvan de raya del dominio de las dos Coronas….”
Estos límites no coinciden con los del actual Uruguay. Al Oeste la costa desde los Castillos Grandes hasta La Lagoa Merin pertenecían (hasta la cumbrera del Oeste llamada “Cuchillera General del Río Grande) a Portugal y los territorios al sur del Ibicuí, hoy pertenecientes a Rio Grande do Sul, eran parte de los territorios castellanos. De los mapas finales, definidos en el artículo XI del Tratado de Madrid, se conservan diferentes copias de las cuales presentamos la correspondiente al Archivo de Simancas, datado
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización en el grupo Mapas, Planos y Documentos XI-18 en dicho archivo. Por el artículo XIII Portugal renuncia explícitamente a la navegación en el Plata y a la Colonia de Sacramento. El tratado de Madrid firmado en 1750 por Fernando VI (gobierna de 1746 a 1759) con João V se enmarca en la defensa de los intereses hispanos, de ambos países, frente a las pretensiones inglesas. La consolidación de los acuerdos a través de las refundaciones y de la aplicación del principio de pose correrá a cargo del Marqués de Pombal ya bajo el reinado de José I. Durante el reinado de Felipe V, la monarquía apoyó a los jesuítas. Pero lentamente los constantes choques de España contra Portugal y la necesidad de concretar los límites entre ambos países vieron en las reducciones un gran obstáculo. Los jesuitas esgrimieron su obediencia al papa, resistiéndose a aceptar los acuerdos entre Lisboa y Madrid. Al negarse a abandonar las reducciones se da inicio a la guerra guaraní entre las tropas portuguesas y los indios, capitaneados por algunos jesuitas. La guerra no finalizó hasta 1756. Tras ella, las reducciones no volverían a recuperarse. A la muerte de Fernando VI (Agosto 1759) se interrumpen los trabajos de demarcación. En 1761 se firma el Tratado del Pardo por decisión de Carlos III, el nuevo rey, y al año siguiente Pedro de Cevallos toma la colonia de Sacramento y la población de Rio Grande. En 1763 el Tratado de París impone la devolución de estas tierras a Portugal. En Amazonas, la incorporación de las poblaciones misioneras jesuíticas con el estado de Brasil ocurrirá en 1774 bajo la administración pombalina y se decide el traslado de la capital de Brasil a Rio de Janeiro como un arma de presión más para los acuerdos de San Ildefonso de 1777 y la unificación tan deseada y defendida de los territorios de Brasil y Marañón y el dominio de las “cuñas misioneras”. El Tratado de San Ildefonso (1777) confirmó el Tratado de Madrid y devolvió a Portugal la isla de Santa Catarina. La Colonia de Sacramento, la isla de São Gabriel, las riberas norte del río de la Plata y la región de los siete pueblos pasaron a manos castellanas en contrapartida por esta devolución. La navegacion desde ese momento del Uruguay y del Plata pertenecían a Castilla hasta el río Pepiri. El tratado de Badajoz de 1801 incorpora definitivamente los Siete Pueblos de las Misiones a Brasil y el de Petrópolis de 1903 negociado entre Bolivia y Brasil por el barón de Rio Branco incorporó al territorio brasileño la región de Acre. "Este he o mapa falso, e errado segundo o sistema castelhano, o qual onde se junta aqui asim somente de que pondese ambos abertos hum defronte do outro, se confirão, e se venha facilmente no conhecimento da verdade" (SEIXAS, Francisco de, fl. ca. 1767, Capitanias do Brasil)
Las negociaciones cuentan con dos dificultades previas desde la perspectiva castellana: el deseo de mantener el control de Filipinas y sus islas y los trabajos previos de cartografía portugueses que “deformaron” a su favor los mapas de referencia. El resultado final de este proceso pasa por la relajación de los límites y la ampliación de las fronteras en los ignotos territorios interiores e intermedios, entre los territorios de Castilla y Portugal entre los litorales Atlántico y Pacífico. El proceso dará lugar a numerosos tratados como los de Badajoz, Utrech,
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización Madrid, San Ildefonso, etc… que analizaremos en detalle pero, sobre todo, al cambio de la autoridad papal a la autoridad real. El Tratado de San Ildefonso era preliminar y lo componían 25 artículos y 7 claúsulas secretas. Las tres primeras claúsulas secretas concedían a España la soberanía de las islas de Fernando Poo y Annabón, queridas por España para acabar con el monopolio de esclavos negros que realizaban ingleses, franceses, holandeses, italianos y portugueses. Así mismo prevé la existencia de otros tres tratados: uno de alianza, otro de comercio y otro de límites. Los dos primeros se fundieron en uno que se denominó "Tratado de amistad, comercio, neutralidad y garantía recíproca", conocido como Tratado de El Pardo y firmado el 11 de marzo de 1778. El segundo tratado no se terminó nunca. España comenzó sus reconocimientos de límites el 10 de enero de 1784, y se conservan sus trabajos día a día hasta enero de 1790. La Guerra de las Naranjas dió al traste con la política de acercamiento de Portugal.
"Este he o mapa falso, e errado segundo o sistema castelhano, o qual onde se junta aqui asim somente de que pondese ambos abertos hum defronte do outro, se confirão, e se venha facilmente no conhecimento da verdade".
Fig. 6 . Mapas comparativos de Francisco de Seixas sobre las posiciones de ambas coronas (Castilla a la izquierda y Portugal a la derecha) durante de los acuerdos de Madrid y San Ildefonso. 1767. Copia de la Biblioteca Nacional de Portugal.
A partir de la guerra guaraní, se desencadenó un momento muy crítico en toda Europa. En Portugal, el marqués de Pombal publicó la Relación abreviada de la República de los jesuitas, considerándoles abiertamente enemigos de Portugal (1757). Otra obra polémica que dañó considerablemente la imagen de la Compañía fue la Historia de Nicolás I, rey de Paraguay. Posteriormente, en España se extendió la idea de que los jesuitas habían sido los instigadores
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Fronteras latinoamericanas y europeas, geohistoria y globalización de los motines del 1766 y de que tenían el propósito de acabar con Carlos III para imponer a un monarca que mostrase total obediencia al Papa. En 1772, Francia y España también ponen en marcha medidas similares, extinguiéndose la orden por orden vaticana en 1773. El control de las misiones pasó a funcionarios del gobierno. Las capillas se convirtieron en parroquias con parrocos nominados por el propio rey; los indígenas deberían nombrarse con nombres portugueses; las lenguas nativas fueron prohibídas y la portuguesa se convirtió en obligatoria. Los caciques se transformaron en capitanes o juezes y las “lideranças” pasaron a ser concejales (vereadores) municipales. Todos los indígenas se convirtieron, de la noche a la mañana, en ciudadanos portugueses. La estrategia aplicada por el marqués de Pombal se amparaba en la “Política Indiana” de Juan de Solorzano. En la misión de Portugal esta política civilizadora contribuiría al desarrollo de Brasil. Su falta de sensibilidad hacia la causa indígena y su falta de control en la aplicación de los principios básicos originaría un desorden mayor del que se pretendía controlar. Los indios se sintieron de nuevo esclavizados y el control central se materializó en una mayor presencia de soldados portugueses en dichas villas. Los avances en la educación no sólo de los indios sino de los colonos se vieron bloqueados con la pérdida de las bibliotecas, la destrucción de los conventos y la falta de profesores. Reconocida la ineficacia de la centralización colonial en Lima, los Borbones procedieron a crear nuevos centros administrativos, de acuerdo con las entidades naturales del continente. Así aparecieron los Virreinatos de Nueva Granada y del Plata (1776 incluye Paraguay, Uruguay, parte de Bolivia y Argentina), la Capitanía de Chile y Audiencia de Quito, que, junto con la Capitanía de Venezuela redondearon la división superior de América del Sur hispana. En la inferior prevaleció la división en intendencias, sistema administrativo aplicado ya en España, de inspiración francesa. Provocan así la orientación del tráfico colonial hacia el Atlántico, dando la hegemonía económica de América del Sur a Buenos Aires y la libertad de comercio entre la metrópoli y las colonias, decretada por Carlos III en 1778. Gracias a esta salida, numerosos puertos americanos fueron habilitados para el comercio con otros pueblos españoles. A partir de este momento una fuerte burguesía comercial ubicada en la zona del puerto manipula el movimiento revolucionario de 1810 creando las Provincias Unidas del Río de la Plata. El 25 de mayo de 1810, el cabildo de Buenos Aires destituyó el virreynato y anunció que de allí en adelante gobernaría en nombre del rey Fernando VII, por el cautivo de Napoleón. En 1822 Brasil después de las conjuras de Minas, Rio, Bahia y Pernambuco de 1789, 1794, 1798 y 1801, respectivamente, declara su independencia. La primera tarea del imperio será, durante más de medio siglo, conservar la unidad. El final de la época de dominio ibérico del Atlántico y de demarcación de las fronteras definitivas de Brasil llegaba así a su fin.
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4.- CONCLUSIONES: LA DEFINITIVA DECONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO DE BRASIL. Desde el inicio los ideólogos de la política atlántica y colonial como Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria sostuvieron que el papa podía comisionar a un pueblo a evangelizar en exclusiva, pero no podía dar las tierras de los indígenas, sus auténticos dueños, aunque fueran paganos. La ocupación de tierras legitimada por el papado a través del Tratado de Tordesillas se pondrá rápidamente en entredicho. Después de la reforma protestante y de la consiguiente ruptura de la unidad cristiana, algunos reyes desistieron con la validez de los títulos derivados de la concesión pontificia; consideran que no por ello el descubrimiento se convierte en título de dominio. Los autores posteriores como Juan de Solorzano, autor de Indiarum Iure, comienzan a construir el principio de pose o “utis possidetis” como valor fundamental para la definición de las fronteras. La línea de demarcación fue siempre una línea imprecisa que necesitaba ser aclarada en función de principios racionalistas como los que predominaban durante el siglo XVIII. Al mismo tiempo el papel de las poblaciones y reducciones misioneras contrarreformistas como elementos de la evangelización indígena configuran un puente entre las fronteras ibéricas y generan conflictos como las guerras guaranís o la inconfidencia minera que refuerzan el nacionalismo brasileño. Así, durante la época pombalina y con especial relevancia en el periodo entre el Tratado de Madrid y el de San Ildefonso, los centros misioneros fueron laicizados (incluídos los nombres), y de esta forma se aplicó el principio de “uti possidetis”. La expulsión de los jesuítas por Portugal en 1759 y por Castilla en 1772 será definitiva en el proceso de ocupación y de utilización de estos territorios para los fines de la corona portuguesa. Mientras, en una manifestación extraordinaria de capacidad técnica y de esfuerzo, las comisiones de demarcación de ambos países contribuyen a definir las nuevas fronteras de Brasil y las llevan a los distintos Tratados que acabarán configurando sus límites territoriales.
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