Repertorios Fotográficos Autorreferenciales (vol. IV)

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Repertorios Fotográficos Autorreferenciales (vol. IV) Explorando el género del Autorretrato Experimental Resultados de las asignaturas Taller de Medios (I) y Pensamiento Creativo (I) del Pregrado en Comunicaciones .::Período 2021-2 ::. marzo de 2022

Facultad de Comunicaciones y Filología


Obras gráficas y fotográficas TALLER DE MEDIOS I PENSAMIENTO I (2021-2) Estos son los resultados de la experimentación fotográfica digital realizada por los estudiantes del Módulo 1 del Pregrado en Comunicaciones, a raíz de la actividad titulada “Repertorios fotográficos autorreferenciales: Explorando el género del autorretrato experimental”. El ejercicio evidencia sus diversos estados de ánimo y sus múltiples exploraciones estéticas durante el período de retorno seguro a la Universidad. . Docentes orientadores:

ÁNGELA MARÍA ZULUAGA VALENCIA MARIO ALBERTO ZAPATA WHITE OBRA DE ESTUDIANTES: Dayana Mesa Restrepo Laura Sofía Bermúdez Osorio Camila Henao Cardona José Fernando Higuita Benítez María Camila García Patiño Paulina Zuleta Tobón Paula Andrea Gómez Nieto Andrés Julián Penagos Isabela Zuluaga Manuel Sebastian Chamorro Reina Luisa Fernanda Arboleda Zapata Juan Felipe Montoya Olaya Angy Liceth Pérez Castro Manuela Pulgarin Rodríguez Laura Catalina Jaramillo Molina


“Very often (too often, to my taste) I have been photographed and knew it. Now, once I feel myself observed by the lens, everything changes: I constitute myself in the process of “posing”. I instantaneously make another body for myself, I transform myself in advance into an image. This transformation is an active one: I feel that the Photograph creates my body or mortifies it, according to its caprice.” Roland Barthes, Camera Lucida

“Muy a menudo (con demasiada frecuencia, para mi gusto) me han fotografiado y lo sabía. Ahora, una vez que me siento observado por la lente, todo cambia: me constituyo en el proceso de “posar”. Instantáneamente hago otro cuerpo para mí, me transformo de antemano en una imagen. Esta transformación es activa: siento que la fotografía crea mi cuerpo, o lo mortifica, según su capricho.“ Roland Barthes, Cámara Lucida



Ilustraciones por: Manuela Pulgarin Rodríguez



¿Quién es verdaderamente Julián Penagos? ANDRÉS JULIÁN PENAGOS RESTREPO Soy una persona que por lo general está sonriendo, lleno de luz y de muy buena actitud en todo lo que hace, me gusta ayudar a las personas en sus inquietudes y en sus dificultades, busco ser amable pensando que ese gesto de amabilidad puede atenuar el día complicado de alguien y busco también en ese mismo orden, sentirme como parte del cambio favorable, colocando el famoso pero constantemente olvidado, granito de arena; pero hay también una sombra, que tiene una mirada con un toque de más agresividad y tanto más irritable por las cosas que le disgustan a su alrededor; sin embargo, tiene un aspecto aún más oscuro , y es una ira, que cuando toma la luz se vuelve incontenible, en la que ese ceño fruncido, se convierte en el aviso de que las acciones siguientes son propensas a ser fuera de cabalidad. Por otra parte, existe un alter ego, uno que rompe todo esquema del yo, serio y analítico, apenas sonriente y calculador, controlado en sus emociones, y apacible con sus expresiones; este grita, y lo hace porque en ocasiones se siente encerrado en un mundo de responsabilidades y su garganta se desgarra porque siente no poder con todo a la vez, este es algo más intranquilo, con ciertas ínfulas de ansiedad por el mañana; y si bien hablo en tercera persona, estoy más que seguro que los tres son el mismo sujeto, ya depende es del lado de la foto que quieras ver. Ahora bien; desde el punto de vista fotográfico, debo empezar hablando de la complejidad del trabajo, ya que al ser totalmente libre, esa misma autonomía te lleva a navegar en un mar de ideas y a su vez probar muchas de ellas, pasando por muchos referentes, y pienso que el resultado se da en la relación que hace nuestro cerebro entre estilos y colores, con lo que queremos reflejar y en mi caso hubo mucho del proceso ensayo-error, pero teniendo como finalidad la imagen presentada en cuestión, con las siguientes características: En términos de posición, tenemos un ángulo normal principalmente para resaltar la mirada fija al frente, estableciendo un encuentro visual directo con el observador; además tomando la imagen como un todo, se convierte en un primer plano ya que se alcanzan a ver los hombros, pero realmente es la unión de tres fotos a las cuales se les sustrajo un plano detalle en específico. Ya en cuanto a la iluminación, solo una está editada en blanco y negro, en las otras dos se buscó contrastar la luz día al lado de un árbol, con el atardecer tras las rejas, intencional también para evidenciar los tres arquetipos con una tonalidad diferente en físico y en personalidad. Finalizando, la regla compositiva tiene una inclinación hacia los grupos de tres, ya que aunque se toma la imagen como un todo, es inevitable fraccionar las tres lecturas diferentes que nos dan el rostro.



ANGY LICETH PEREZ CASTRO Fernando Trujillo Sanz dijo una vez: “Los niños saben que no hay nada en el armario y aun así temen que un monstruo emerja de su interior y les devore. Así funciona el miedo, sin entender a razones.” Soy consciente de que así funciona mi miedo, no conozco las razones por las que está pero lo percibo, suele resultar curiosa la sombra tan extensa que llevo conmigo día a día. En el proceso de este autorretrato intenté sacar mil y un laberintos para que no se viera la razón del porque hacía algo tan simple pero con tanto significado, queriendo ocultar en completo lo que realmente es mi esencia. Por esta misma razón la foto está subexpuesta intentando representar así la cantidad de cosas que quiero mantener ocultas. Diciendo también que en mi gusto personal, prefiero las fotografías con un poco de misterio y carentes de luz. La forma en la que mi imaginación vuela a la hora de hallar respuestas a interrogantes que incluso ella misma se crea es portentosa. Las nubes aunque son una masa visible suspendida en la atmósfera, de color y densidades variables, formadas por la acumulación de partículas diminutas de agua, también pueden ser consideradas humo, y así mismo recalcamos la cantidad da capas que hay antes de llegar si quiera a ver las capacidades que poseo. Para finalizar, hablando de composición y el proceso de esta fotografía, he de decir que fue algo complejo, puesto que hay dos fotos en una sola imagen, las dividiré en 2, en la primera fotografía que tomé (siendo esta la de mi persona) se ve un plano medio corto, con poca exposición de luz a lo que se le llama subexposición. En la segunda fotografía que realicé, se aprecia como la suma de las nubes crea una doble exposición y junto a este, un marco natural, intentando recordar lo antes mencionado con respecto a lo que quiero mostrar y lo que quiero que ustedes interpreten.



REFLEJO CAMILA HENAO CARDONA “Persigo la felicidad. Y la montaña responde a mi búsqueda” Hay bálsamos para el alma que son como mantequilla para las crispetas, como esa canción favorita que se escucha desde lejos, en el fondo, esa que suena suavecito y solo cerrando los ojos y tarareándola en la mente trae cosas buenas. así vivo: con la sensación de palpar la tierra, la mía, las montañas y los atardeceres de verano aquí. En la búsqueda interminable de mi “Yo” he encontrado muchos interrogantes, muchos puntos ciegos, mucha incertidumbre en el camino, podría decir que como todos en algún momento estuve muy pérdida, en una oscuridad total del ser, en esa parte donde se vive por inercia, pero nada emociona. Considero que todo en la vida es un proceso, una montaña rusa de emociones. Vivir significa precisamente eso, estar en constante movimiento. De alguna manera puedo decir que después de vivir esas sensaciones empecé un proceso mágico, el camino del autoconocimiento, quizás siempre me asustó mucho el hecho de hablar de mí y llegar a ese momento incomodo de deconstruirme para ser mi mejor versión, pero gracias a la vida, a las aves y a mi tierra, encontré un camino de luz, una forma de conocerme y entender cuáles son las cosas que me mueven y me apasionan . Mi autorretrato fue una muestra de mi “Yo” más real en este momento, quería mostrar en una sola imagen lo que soy, todas esas cosas que le han dado sentido a mi vida y representan la felicidad. Cuando inicié este proceso pensé mucho las ideas que quería plasmar, solo sabía que para mostrarme tenía que hablar de mis pasiones: la fotografía y la naturaleza. Inicialmente decidí hacer un collage con fotografías propias, que pudieran mostrar la vida aquí, la biodiversidad que me rodea, la felicidad que representan estas montañas sagradas y la libertad que siento al fotografiar las aves. Posteriormente venía la parte más complicada: mi imagen, debo confesar que me vi retada, no sabía cómo quería retratarme, que parte de mi cuerpo mostrar. En esa búsqueda encontré que en mi concepto quería un reflejo a través de un espejo, que pudiera mostrar lo que soy y siento. Para mí defender esta tierra y visibilizarla, es paz, es luz, es gratitud y eso fue lo que intenté mostrar con mi ángulo, un tanto contrapicado, el cielo de fondo y los ojos cerrados. Mi mejor aliado en la fotografía fue la luz natural de la tarde, el cielo azul lleno de nubes, que parecían algodón, esta escena me permitió conseguir el resultado esperado, un reflejo de mi ser. Soy consciente de que la vida no siempre va ser estable y el cambio es inevitable, pero me alegra saber que estoy en un proceso de autoconocimiento y crecimiento personal.



Alma in Situ ISABELA ZULUAGA GONZALEZ “No se puede vivir de otra manera que cultivando el alma” Es complejo resumir en un texto o en una imagen la amplitud de mi ser, hablar sobre lo he construido durante tanto representa un reto y a su vez un encanto. Sin embargo, puedo reconocer que, hasta ahora, me he formado como una mujer con memoria habitando mi territorio desde el amor y la resistencia; que permanezco con los brazos abiertos para abrazar lo que llegue a mi vida y soltar lo que deba irse. Trabajé en la construcción de esa mujer incluso cuando “no fui consciente”, no refiriéndome únicamente a mi “yo”, sino también a mi sombra, mis procesos, mis complejos y demás complementos que me han habitado o que ahora habitan. En este retrato hay 3 conceptos que nutrieron mi trabajo Mi Alma que, como elemento holístico constituye mi esencia – con lo que me identifico, con lo que estoy a gusto y con lo que debo trabajar- Transito por combates de construcción y deconstrucción, donde a través de las vivencias conmigo y con mi exterior, Reflexiono, Acepto Y Cuido mi alma buscando acercarme un poco más a su equilibrio. El Tejido -que se evidencia en mi trabajo como foto bordado- lo utilizo además como elemento simbólico donde no solo la unión sino también el remiendo cobra un valor único. Sus valores son el sentido y la identidad de un ser que se une a sus raíces, nutridas por manos campesinas que han trabajado la tierra, por manos de mujeres que han resistido, por manos de ceramistas que han esculpido la historia, por manos de artistas que han narrado otras realidades. Cobran el sentido y la identidad de un ser que se remienda y se abraza. El Territorio. Mi cuerpo, mi primer territorio, donde convivo y habito como ser cambiante, que se explora y se expone continuamente buscando únicamente sentir. El afuera, mi segundo territorio, como nutriente fundamental de mis dinámicas, de lo que soy y lo que he sido, nada me es ajeno porque me reconozco como habitante sensible y sensato en esta casa común, donde mis actos como desde lo individual y lo colectivo podrán aportar a la construcción del territorio anhelado, donde quepan nuestros sueños y nuestras diferencias. Me atrevería a decir que en ese orden he podido transitar y construir no solo este trabajo, sino también mi vida. Ahora bien, el proceso de creación cuenta con dos fotografías: El paisaje, una imagen un poco sobrexpuesta, tomado desde la terraza de mi casa, que refleja parte de la diversidad que me rodea. El autorretrato, con la cámara en obturación de 4 segundos, 2 halógenas lateras y mi cuerpo en exploración; en el escenario del teatro al que hago parte. En ese escenario he podido ser muchas y muchos, pero cada vez he podido ser yo.



Revelación del alma JOSE FERNANDO HIGUITA BENITEZ Soy el resultado de mis metas, fracasos, sentimientos, emociones y temores. He logrado estar en este punto de mi vida por experiencias y vivencias de las cuales he estado orgullo, al menos de la mayoría. A pesar de esto, soy una percepción de lo que transmito a la sociedad y pueden entender de mí. Por lo anterior, quise revelar esos sentimientos y emociones que me acompañan constantemente. Inicialmente, en la fotografía del centro estoy con los ojos vendados sosteniendo un cuadro con guantes y sonriendo; deseo dar una imagen de alguien que quiere tener el control y estar seguro de cada una de las cosas que hace, pero esa venda representa no saber el rumbo, ni saber que me rodea, por lo que no tengo ese control, debido a eso, llevo los guantes, protegiéndome de lo que no puedo ver. Por otro lado, la foto del cuadro refleja ese miedo que quiero contener, por ello lo encierro, pues soy una persona que se muestra al mundo como un ser alegre, capaz, sin afectaciones de lo que me rodea, no obstante, trato de no mostrar esa versión que tiene miedo al mundo exterior, por ello los guantes tratan de sostenerlo para que no sienta soledad. En la parte superior, podemos verme dentro de un tronco seco en llamas, atado del cuello, con las manos empuñadas y con una mirada y risa un poco tenebrosas; la esencia de la imagen no es transmitir miedo, por el contrario, con ella busco demostrar el exceso de seguridad y confianza, el interés en resaltar y destacar en todo momento, de liberarme por completo para hacer todo lo que quiera, sin tener en cuenta lo que conlleve eso. Es un personaje que está atrapado pero que constantemente me transmite esa seguridad con la que actúo la mayor parte del tiempo. Me gustaría agregar que está en llamas gracias a lo que ha logrado, por ello en la parte inferior izquierda, vemos una iglesia rodeada de fuego, queriendo expresar el rompimiento que tuve con la religión y el ataque de éstos a las personas por no ser lo “ideal” en su comunidad. La sombra de la derecha es la voz constante del miedo, del fracaso, de rendirme sin haber luchado, de dejar las cosas tiradas y tomar un camino fácil, es la sensación de que lo que hago ahora no tendrá una recompensa y todo es en vano. Ella está tomándome, haciendo ver que muchas veces dejo que me lidere y se apodere poco a poco de mí. En las manos de la sombra hay un águila, que considero es mi guía y quien lleva las decisiones de todo mi ser, ella es un puente que transmite lo que quiero que el mundo vea. En las tres fotografías quise mostrar sentimientos diferentes, contrastando con el color que socialmente le hemos asignado a ellos, el tono frío o azul muestra el miedo o el temor, el rojo la ira y locura y el tono más cálido muestra una cara feliz. En la edición agregué la sombra y el águila, aprovechando el reflejo que brindó la luz al momento de tomarla con brillo bajo y bajando el contraste desde mi celular; decidí usar luces de colores para darle el ambiente a las fotos. Finalmente, el fuego, el águila y el árbol también los agregué con el color de la imagen distorsionando los objetos.



A través del espacio-tiempo JUAN FELIPE MONTOYA OLAYA Como seres humanos estamos sujetos a las interacciones que tenemos con nuestro entorno social y cultural, el cual funciona a la vez como una especie de condicionante, pues nos marca las pautas de nuestro día a día, llevándonos repentinamente a generar hábitos, aceptar lo que está socialmente establecido y a menudo caer en rutinas. Es allí, en medio de estas interacciones que nuestro Yo se configura y emerge, generalmente influenciado por una necesidad de estar en armonía con el entorno y una incansable búsqueda de la estabilidad y la plenitud. Sin embargo, lo único constante en la existencia humana es el devenir que trae consigo el flujo del tiempo, frente al que nos encontramos totalmente indefensos. Somos efímeros, al final lo único que dejamos en los lugares que a diario frecuentamos es nuestra huella de luz, estamos en un constante viaje a través del espacio-tiempo, y nuestro Yo en una constante construcción-deconstrucción. Con este autorretrato se buscó reflejar ese viaje a viaje a través del tiempo y el espacio, así como el carácter efímero de nuestra vaga existencia. Para esto se usó de base un plano general de la plazoleta Barrientos de la universidad de Antioquia, tomada con el celular en las horas de la mañana, con poca luz del sol y por ende carente de sombras a la cual además se le aplicó el filtro “Fineart” de Snapseed. Con la misma aplicación se logró el efecto de doble exposición, usando como segundo recurso un plano medio corto de mi persona tomado en la sala de espejos del museo con el efecto “golpe de zoom”. El resultado final logra mostrar la dirección y flujo que se buscaban, dichos elementos son los que da la sensación del paso del tiempo, la doble exposición y el sujeto desenfocado entretanto reflejan el carácter de lo efímero, los colores fríos del fondo (espacio) reflejan la quietud, mientras las luces y colores cálidos (tiempo) encarnan el devenir constante.



Facetas LAURA CATALINA JARAMILLO MOLINA En ocasiones la mascara sonríe al mundo, entregándole al entorno lo que este exige, reprimiendo algunos sentimientos para conservar la imagen, sin embargo, existen momentos en los que cuesta y se convierten en días retadores y agotadores, donde la ansiedad gana y surgen pensamientos que no se identifican con la cara sonriente, brotan emociones que me hacen sentir más seria, más triste, más melancólica, y aunque cueste, debo aceptar que esto también hace parte de mí. La fotografía rasgada desde la máscara sonriente, representa la necesidad de romper nuestro yo consiente para acercarnos a nuestra sombra. Estos autorretratos tienen en medio un circulo blanco y negro que simboliza luz y oscuridad, y el equilibrio que surge mediante la aceptación de ambas partes, cuando comprendemos la dualidad y reconocemos que no puede haber yo sin sombra, porque lo uno incluye lo otro, pues todas estas experiencias constituyen el ser. Considero que los ojos son una de las partes más expresivas del cuerpo, por este motivo, los recortes de mi mirada feliz ubicada en la parte blanca, representan lo que consideramos bueno, por el contrario, en la parte negra se evidencia una mirada más triste, mostrando aquello que reprimimos; lo anterior hace referencia a un todo que debemos aceptar e integrar para lograr convertirnos en personas más equilibradas y consientes de sí mismas. Las flores de color rosa simbolizan la esperanza de renacer, después del viaje que se emprende al reconocernos, un viaje que nunca finaliza. El fondo en el que reposan las fotografías es un disco de vinilo, representando mi refugio, el tornamesismo, y haciendo alusión a la característica principal de los vinilos, los cuales necesitan girar para reproducir su melodía, igualmente yo necesito moverme, tomar acción en pro a la reconciliación con mis sombras. Cuando se decide realizar un trabajo de introspección, podemos llegar a rompernos, podemos tocar fondo, sin embargo, ese es un momento perfecto para florecer, para convertirnos en nuestra mejor versión, aceptando que no podemos renacer sin dificultad. La fotografía fue tomada en un primer plano, en ángulo normal y utilizando luz natural, el equipo utilizado fue una cámara digital Nikon Coolpix P530, empleando el modo manual y los parámetros de ISO 100, diafragma f/3.7, y velocidad de obturación 1/80. Fue editada con la aplicación Lightroom para convertirla a blanco y negro y posteriormente impresa.


Ilustraciones por: Luisa Fernanda Arboleda Zapata




Presente y consciente LUISA FERNANDA ARBOLEDA ZAPATA Nada, construcción, deconstrucción, todo, nada. En el reconocimiento de sí podríamos evidenciar lo anterior, un proceso parecido a tener un dirigible en nuestra cabeza, uno que atraviesa ideas, pensamientos y recuerdos que nos hacen ser, ¿dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Qué soy? Diversas preguntas que nos podrían llevar la vida entera en responder, sin embargo, necesarias para una correcta introspección. Las fotografías fueron tomadas con luz natural e intervenidas digitalmente en apps tales como PicsArt y Snapseed. En la foto encontramos un primer plano y dentro de este un collage, en el cual quise fraccionar mi ser para generar un panorama más amplio, a su vez las cosas que me abarcan y representan. Su composición consta de 5 pequeños recuadros con planos detalle que generarían un sentir íntimo con el espectador, también hallamos un plano general, un entero y un plano cenital. Teniendo esto en cuenta, el primero sería el tatuaje que simboliza la deconstrucción y el análisis personal que llevo en mí día a día. La foto de mi mano hace referencia a la creación y nuestra creatividad plasmada por medio de ellas, la flor de color morado en el centro representa melancolía, inconsciencia y a su vez fascinación, situaciones que asocio a mi sombra, una que siempre estará en mí dentro de lo desconocido. El ojo se asemeja a la introspección, lo que es necesario es este laborioso trabajo de conocerse, una continua reflexión para mantenerse en pro de ello. Mis pies y el paisaje están conectados, refleja en dónde estoy y a qué voy, teniendo en cuenta los deseos del Yo. La última foto hace referencia a que no podemos ver todo lo que nos abarca, no podemos distinguir totalmente lo que somos, sin embargo, SOMOS. Finalmente, la foto que posee una doble exposición contiene el otrosignificante, que en este caso sería mi madre, la persona que me enseñó a vivir desde el amor. La única capaz de derribar aquellos muros internos que construí, sacando lo mejor y peor dentro de mí, generando equilibrio y una extraña relación entre el caos y la calma, mi hogar. Concluyendo, todo lo que tengo es un poco de espacio y tiempo, dibujando formas y líneas del mundo que creamos, que he creado, plasmando mi realidad y percibiendo nuevas formas de existencia. Teniendo giros inesperados, aprendiendo a convivir con lo que fui, soy y seré.



Bodrio jardín MANUEL SEBASTIAN CHAMORRO REINA Para el resultado de este autorretrato utilicé una mezcla entre primer plano y plano medio en las distintas personas que se pueden observar, además de varios golpes de zoom, más específicamente “zoom in” contrastado con un retrato en congelado para de alguna manera evidenciar que hay un cuerpo físico y otros no tan físicos alrededor de sí; pasando a los colores opté por una gama monocromática para transmitir mi sensación frente a la introspección en cuestión. Mirar hacia dentro no es algo fácil, asusta incluso, puede llegarse a sentir como la fabricación de un agujero, fabricación de un agujero representada con los distintos “zoom in”; introducirme en mí se siente así, como si me absorbiera en ese hoyo fabricado por mí mismo, encontrando sombras difusas en apariencia o comprensión, se sienten ajenas, pero no hay algo más errado que atribuirles ese adjetivo. Todo tiende hacia el crecimiento del yo, y la negación de ello no hará más que alejarnos de nuestra naturaleza, del panorama que nos puede ofrecer un abrazo con nuestras opacidades; aceptar que no somos solo lo que nos atribuimos conscientemente en algún momento de nuestra existencia es el punto de inflexión para que crezcamos desde nuestra naturaleza, naturaleza divisada a través de ese agujero que cada quien decide hacer. Soy la suma de todas mis divisiones, las que parecen susurrarme, otras que simplemente esperan observándome y aquellas que pueden llegar a desplazarme en algún lapsus. Todo esto es el jardín que tengo que cultivar si pretendo que mi Yo crezca, mi jardín bodrio. Bodrio, pero mío. No es del todo claro, a veces está más nublado de lo que quisiera, lo que hay ahí no es necesariamente bello y proporcional, pero en esa neblina estoy yo y ver a través de ella es encontrarme con esas cosas extrañas, torcidas y esclarecedoras. Comprendí que hay algunas plantas chuecas en ese jardín que tienen que estar así, torcidas y un poco bizarras, al final un crecimiento es eso, contemplar lo bueno y lo malo, comprender a lo que me quiere llevar ese desorden y aceptar ese rumbo para vivir como la suma de todas mis divisiones implora que lo haga Los tonos de la imagen me trasmiten esa sensación de búsqueda, de expresar mi certeza frente al concepto de quien está buscando comprender ese jardín o camino, como lo quieran llamar, y aún no lo encuentra, no está perdido; el hecho de estar en búsqueda de esos colores y matices nos hace de alguna manera permanecer en esa conquista de cada vez encontrarnos más a nosotros mismos y bailar entre colores o grises. Finalmente la imagen es un recordatorio para no repetirme de mala manera en el transcurso de mi vida, aceptar que dentro del jardín van a morir plantas, pero nacerán otras que ni siquiera puedo prever y saborear eso. Gratitud con este proceso, ahora sé que puedo cansarme de mí sin frustraciones, aceptando el proceso de observación que eso conllevará y el crecimiento que tendré.



REFLEJO MULTIROSTRO MANUELA PULGARÍN RODRÍGUEZ Comenzó en el instante en que la consciencia se posó sobre mí y pude reconocer la imagen que me escupía salvajemente el espejo. No sé dónde carajos estaba hasta entonces, solo sé que al alzar mi cabeza y mirar hacia enfrente había una niña que copiaba todos mis movimientos, si iba a la izquierda o a la derecha ella también lo hacía. Aquel acontecimiento, que sucedió hace años cambió para siempre mi visión de lo que constituía ser y existir en este mundo caótico donde parece que cada cosa tiene un lugar que ocupar. Me senté en el suelo, crucé las piernas y me quedé observando la mesita con el florero que había cerca del espejo. La mesita y el espejo, la mesita y el espejo. Me di cuenta que, mientras la niña del reflejo estaba allí “yo” también lo estaba así que fui corriendo a explicarles los adultos mi nuevo descubrimiento. ¡Ellos se rieron! me dijeron que era normal y que esa niña reflejada era yo. Me quedé extrañada, pero con los días aprendí y me familiaricé con el descubrimiento de “mi misma”. Sin embargo, los días se convirtieron en meses y los meses en años y veía que aquel reflejo comenzaba a cambiar. Crecían sus huesos, se estiraba su piel, se formaban curvas y se alargaba el rostro. Pero sabía que no podía comentar mi sorpresa con nadie, pues me tomarían como inmadura y loca al recordar el día de mi sorpresa inicial. La aceptación del reflejo iba por mi propia cuenta y esto no era como acostumbrarse a un objeto nuevo, pues aquel objeto me representaba en la tierra. ¿Qué representaba? Todo en cuanto conocía y cuánto faltaba por descubrir en el cuerpo, en el reflejo y en las profundidades de mi inconsciente pues no cambiaba sólo la apariencia, pues no éramos solo yo y aquella imagen escupida por el espejo, había una tercera “yo” que de vez en cuando me susurraba cosas o me enseñaba imágenes sin previo aviso. Nunca supe cuál era mi verdadero rostro salvo el reflejo y algunas fotos; mi yo corpóreo y mi yo superior eran mutaciones extrañas, amorfas, cuyos “rostros”, eran radiografías borrosas que había hecho mi cerebro para aprenderse la ubicación de las partes del cuerpo e imágenes no visuales de las expresiones y sentires más íntimos de mi persona. Si no fuera por la carcasa que salió de mi madre y que me concedió la vida, yo no tendría rostro porque no tendría solo uno: sería el rostro de la contradicción de quién no se acaba nunca de conocerse, el rostro de quién se haya y al mismo tiempo se pierde a todos lados que va, con todas las personas que conoce, con las alegrías que siente y los sufrimientos que vive. El cuerpo reflejado allá al frente, es mi canal, mi única unidad. Pero allá abajo ópera toda una máquina de descubrimientos que no puedo nombrar ni reconocer por una sola cara: un multirostro…



¡Liberen a las flores!

María Camila García Patiño Liberar al cuerpo del tiempo como una necesidad de estar fuera del afán, de tocar las flores muertas que aún tienen colores vivos. Liberar al cuerpo de los cuerpos que se quedó esperando y de las almas que nunca lo atravesaron. Hay manos que con paciencia intentan alcanzar algo -¿Qué?- Las flores de las que siempre habló con el viento, las que veía con ojos vagabundos, pero solo en los sueños derrotados de quienes las habitan. Con agilidad y desprecio habitamos nuestros cuerpos y el de los otros, así como tomamos posesión del cuerpo de las flores para decorar la realidad a la que fuimos sometidos. Este autorretrato nace con la intención de liberar a las flores que solo son de la tierra y que muy probablemente no solo habite en mí “yo” esa necesidad de poder, de querer controlar hasta el color de ellas. En esta foto no hay nada más que un “yo” que intenta estar tranquilo y evadir el tiempo entre las flores que se marchitan con facilidad. Si mucho en unos dos o tres días ya estarán pasando otras almas por ellas, como pasa la gente por la mía. Por último, hay un “yo” que siempre está intentando coger algo, así sea una idea; esa parte rígida que a ninguna costa cambia el poder imaginar que el viento habla con las flores en medio de la espera de que el tiempo se acabe. Como todo ser humano tengo que buscarle el beneficio propio a cualquier cosa que haga y es por esto que comprar flores cortadas de la tierra me parece muy terapéutico, pero ¡por favor, que alguien libere a las flores! Este autorretrato fue tomado en un plano general, con un ángulo normal y dos fuentes de luz: una semi lateral izquierda blanca y una cenital cálida para hacer un contraste y reflejar esa tranquilidad que se buscaba. Tanto las flores como la ropa que utilicé intenté que se complementaran y generaran un balance visual entre le beige y el blanco y la luminosidad de las flores, que entre ellas también jugaban en el complemento del amarillo y el morado, y azul y el rojo, en una busqueda de generar armonia. En la edición está la colorización por zonas, las sombras, el relleno de algunas flores y la mano con su respectiva sombra, además de agregar textura sectorizada para darle impacto a la foto.



Nunca a la deriva PAULINA ZULETA TOBÓN Partí desde el movimiento, de la fluidez de cada parte que se convierte en un todo: mente, cuerpo y alma. Conectados entre sí, permitiéndome ser y sentir. Durante mucho tiempo, mis movimientos han sido el medio por el cual he podido transmitir cada mínima cosa que he llegado a sentir. Me han ayudado a reflejar lo que soy y en muchas ocasiones ha representado mis máscaras y mis sombras. Cada cosa, cada momento, cada sentimiento, lo he sentido y expresado desde mi corporalidad, que me ha permitido ser versátil y ha sacado de mí lo que con palabras no puedo. Se los planteo de esta forma: es como si estuvieras en una fiesta, cada shot de alcohol es un paso de una coreografía, al final estás muy ebrio, te metes en un trance donde no te reconoces. Haces cosas que no harías si no estuvieras en ese estado, sientes (más de lo normal), vibras de manera diferente, pero al final, cuando te levantas, entras en un guayabo moral, no sabes si lo que hiciste estuvo bien o mal. Cuando bailo, muestro una parte de mí que me genera un poco de vergüenza, muchos de los pasos logran incomodarme al no verme como me gustaría, pero al final, cuando entro en el trance, cuando hay un público viendo y juzgando, cuando solo me queda moverme es cuando logro sacar todo, lo que me gusta, lo que no, lo que siento y lo que interpreto. Cuando termino y hago catarsis de mis movimientos, solo digo: “esa no era yo”, sin embargo, amo a esa persona, quizás a esa sombra que sale a flote cuando lo hago. Ellas me permiten experimentar mi sensualidad, mi debilidad, mis miedos, mi rudeza, mi poder. Son los movimientos lo que me permiten que yo como sujeto logre interpretar todo lo que soy y tengo. A mi progenitora que me sujeta y no me permite caer a la deriva, le agradezco con el alma, por llevarme a mi primera clase de baile y por acompañarme a todas las demás que llegaron después de esa primera. Ella ha visto en mí el artista que yo me niego a ver. Ha sido mi soporte, mi aliento y mi motivación. Mi público más preciado y más temido. Mis movimientos parten de ella, de esa primera vez, de ese primer escenario y de ese primer estado de embriaguez que experimenté bailando. Esta propuesta performativa del uso del cuerpo como autoexpresión la orienté a algo más minimalista, incluyendo dos puntos clave: el brazo que representa la fuerza y la seguridad que me transmite mi madre y por otro lado las flores, como símbolo de delicadeza (que hace parte de mis sombras), de gratitud, felicidad y amor. Un autorretrato capturado con una apertura de diafragma de 3.5, un tiempo de exposición de 1/15 y una velocidad ISO de 640, ya que era lo que se acomodaba mejor al ambiente. Además se usó Iluminación artificial combinada con natural. Tomada con un ángulo normal, un plano general y con una intervención postproducción de doble exposición.



LAURA SOFÍA BERMUDEZ OSORIO Siendo este mi primer trabajo puedo decir que, aunque no sea mi rostro el que se aprecie, el yo es quien tiene el protagonismo, ese yo introvertido que me conforma y que a su vez siente con mayor fluidez su experiencia interna. El yo es la forma que conocemos y experimentamos de nosotros mismos, de igual forma engloba dos funciones: el juicio y la percepción, términos poderosos que en dado momento pueden convertirse en grandes limitantes de nuestra vida. Cada día de mi vida estoy en la búsqueda de mi mejor versión, construyéndome poco a poco con énfasis en la persona que deseo llegar a ser. El tiempo corre pero yo sigo encajando cada pieza de mi rompecabezas, con confianza, con certeza, abrazando la incertidumbre, aceptando y soltando el miedo, ese miedo de que alguna pieza se caiga o simplemente no encaje, ese miedo a volver a tocar fondo y sentirme vulnerable, ese que muchas veces ha limitado mi vida y consigue que me replantee quien soy realmente. Me apasiona el interior, la fuerza que los demás y yo podemos tener al soltar nuestras limitaciones y construir la realidad que deseamos, confiando en el proceso, permitiendo que todo se transforme, soltando el control y dejando fluir, interiorizando que merecemos lo mejor y que por mínimo que sea, siempre estamos avanzando, ese es mi hilo conductor. En mi proceso de construcción mi madre está desde el primer día, por eso es parte esencial de esta obra. Es con ella con quien voy descubriendo lo que me conforma y me hace ser yo; aunque es una de mis tantos guías, también sigue descubriéndose y explorando la fuerza de su interior. Al igual que yo, ha visto caer piezas de su rompecabezas pero eso no ha impedido que encontrara aquellas que le faltaban. Mi madre, mi ejemplo de firmeza y entrega. Decidí usar el primer plano para la imagen para que tuviese un acercamiento mucho mas intimo con el rostro y lo que este quiere expresar, quería enfocar la atención en él y que por sí mismo contara una historia sin perder de vista los elementos agregados. Continuando, utilicé el ángulo más común que es el normal, llevando el lente al mismo nivel del individuo para poder conservar naturalidad en la toma y no desviar la atención del rostro. La dirección de la luz en esta fotografía es lateral ya que la intención era que la sombra estuviese en el lado izquierdo para resaltar el volumen de los elementos adheridos. De igual forma, la calidad de la luz en este caso es suave debido a la poca apreciación de las sombras, es una luz más estática. El color es frío a causa de un cielo nublado y en cuanto a su intensidad, no es muy alta ya que no está sobreexpuesta ni hay exceso de luz, ni muy poca porque no carece de esta.



PAULA ANDREA GÓMEZ NIETO Quise hacer el autorretrato en tonalidades de blanco y negro en representación de cómo me ve últimamente una parte de mi familia, para ellos ya no soy aquella niña que siempre tenía una coleta a un lado y utilizaba vestidos; ahora ante sus ojos soy una completa desconocida en este momento; según tuve un gran cambio de personalidad. La verdad es que eso que vieron durante años no era realmente yo, desde su perspectiva era una niña que cumplía con los estándares “normales” como lo son el ser delicada, utilizar mucho rosado, actuar de manera “femenina”; hasta hace poco decidí que no quiero seguir siendo lo que ellos moldeen en mí, quiero ser aquello que durante tanto tiempo oculté, ser mi verdadera versión. Yo no soy delicada, mi color favorito es el azul, no me gustan mucho los vestidos; eso es lo que he estado mostrando, quiero que vean al verdadero yo, ese que quiere ser libre de los estereotipos de la sociedad. La flor representa el color que es para mí la vida desde que decidí ser yo misma, es pequeña porque hace poco tiempo fue que empecé a mostrarme tal cual soy, sin miedo, sin peros; el resto de la foto está a blanco y negro en representación de lo que antes fue mi vida, siguiendo reglas y estereotipos de cómo se supone debe ser una mujer. El blanco y negro de la foto tiene dos funciones, la primera es representar como me ve mi familia últimamente, y la segunda es mostrar cómo me sentía cuando ellos hacían de mi lo que querían.



Las 2 caras de la moneda DAYANA MESA RESTREPO Todos en algún momento hemos dejado ver nuestras dos caras, esas dos personalidades que cohabitan en un solo ser, la que somos y la que somos y mostramos a los demás. En este autorretrato quise evidenciar esas dos personalidades que me conforman, por una parte esta ese lado extrovertido, que le gusta llamar la atención, estar bien arreglada, alguien feliz, que se ríe por todo y trata de mostrar siempre su mejor versión, que habla sin miedo a ser escuchada y se muestra fuerte y confiada, pero luego está el otro lado, ese que soy cuando estoy conmigo misma, atormentada por mis inseguridades, quien se siente vulnerada, oprimida y que no está conforme consigo ni con su entorno, estos dos lados tan opuestos, pero que conforman un mismo “yo”. La fotografía la realicé en primer plano con iluminación de un aro led en diagonal apuntando a mi lado izquierdo, ya que la post producción no es mi fuerte, decidí implementar un maquillaje con el que quise destacar la idea principal del autorretrato, también utilicé rojo, negro y azul ya que son mis colores favoritos y adicionalmente cada uno representa algo para mí Negro: en este caso lo vi como el vacío, la oscuridad que he sentido en algunos momentos de mi vida. Rojo: Vida y pasión Azul: Salir de mi zona de confort ya que es un color que, aunque me encanta, y más de colore tierra si trata de maquillaje. Finalmente, para la edición hice uso de las herramientas Polish y Snapseed. Pará concluir, cada quien tiene una forma diferente de enfrentarse al mundo, está bien no siempre estar bien, la vida está llena de tropiezos y lo importante es saber seguir adelante.


Facultad de Comunicaciones y Filología


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