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El clic
El clic
El mimo es un ser humano vivo y como tal dispone de una estructura psicofísica compleja íntimamente relacionada. Lo primero que salta a la vista es la herramienta que el mimo va a utilizar: su propio cuerpo físico, instrumento dúctil capaz de ser instruido, material plástico en continua transformación, que ha sido y es, para la mayoría de las personas, el gran desconocido. Pero el mimo debe ser consciente de cómo es su cuerpo, cómo funciona, sus constantes, sus variantes, su belleza, su flexibilidad y hasta dónde puede llegar, a través del análisis, de la observación, de la experimentación sensible.
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El mimo tendrá presente que todo el esfuerzo de su entrenamiento, de la creación y preparación de una pantomima, en una palabra, de todo su arte, tiene una finalidad: la interpretación ante unos espectadores, la comunicación con ellos. Ha de ser consciente en su actuación de que él da y ellos reciben, de que es una situación extraordinaria en la que deberá poner todos los medios a su alcance para llegar, para atraer toda la atención y el interés de los que observan, para que estén pendientitos en todo momento de lo que hace y de cómo lo hace, para lograr una sintonía, una buena conexión de entendimiento, de goce estético... Mimo y espectador deben estar previamente de acuerdo en admitir unas reglas de actuación, unas convenciones, unos códigos, en aceptar un lenguaje corporal común con su propia gramática.