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POLÍTICA / Valor civil

Ejército norteamericano en México

Con el pretexto de perseguir y combatir a los capos mexicanos, el gobierno norteamericano ha planteado que su ejército ingrese a nuestro país. Sin duda es un buen pretexto para nuevas invasiones. En el pasado nos causaron la pérdida de más de la mitad de nuestra tierra. No se trata de un sentimiento patriótico ni mucho menos “patriotero”, la triste realidad es que el gobierno “yanqui” siempre ha buscado hacernos daño, no se han conformado con la historia.

Dentro del renglón anterior es indudable que la Revolución Mexicana tuvo como aspecto esencial la injerencia norteamericana. Porfirio Díaz les era incómodo en particular por su simpatía hacia Europa, por lo que, entre otras causas el Pentágono pretendió y logró su caída; Díaz, de manera por demás ejemplar, se retiró del país y a partir de ello sobrevino una dramática guerra intestina, cuyos efectos nocivos hasta la fecha se siguen padeciendo.

Los estadounidenses –de manera abusiva–han tratado sistemáticamente de explotarnos y lograr ventajas al por mayor, ejemplos hay muchos, pero el más cruel es el que se refiere a la explotación de nuestros nacionales, así, los “gringos” de manera hipócrita reciben la mano de obra barata y después sin mayor sentido humano encarcelan y deportan a los migrantes mexicanos. Bien sabemos que se han negado a emprender una campaña seria para darle seguridad jurídica a nuestros paisanos ilegales y todo porque abusan sin misericordia alguna de ellos, a quienes tienen sin los elementales beneficios sociales y con sueldos muy inferiores a los que pagan a trabajadores de aquella nación. Nótese la doble postura, por un lado, el gobierno de Es-

Dr. Eduardo López Betancourt elb@unam.mx

tados Unidos se opone a que mexicanos ingresen a su territorio y por otro los explotan y tratan de manera esclavizante.

Por lo que hace al tema de las drogas, los vecinos siempre nos han culpado de introducirlas a su país, pero en realidad ellos mismos propician el consumo a los millones de adictos, los cuales, si no cuentan con su dosis, muchos perecerían.

Es fácil culpar a terceros de sus propios males. El tráfico de enervantes existe y se trafica porque hay consumidores. Este es precisamente el drama del país con más drogadictos, que son justamente nuestros vecinos del norte, quienes lejos de emprender campañas serias contra las adicciones, se les hace más cómodo responsabilizarnos de sus males.

Ante ello, cotidianamente nos reclaman lo infructuoso de nuestras acciones para combatir el narcotráfico, pero debemos reflexionar que en Estados Unidos existe gran cantidad de mafiosos de la estatura o peores que “El Chapo” Guzmán, a ellos no solamente no denuncian, se les protege; así, por mucho que haga México para combatir las drogas, será inútil. Ahora el gobierno del “Tío Sam” ha formulado el que se permita a su ejército

“plantarse” en nuestro territorio para combatir a los “cárteles”, insistimos, buen pretexto para posesionarse de más territorio del que nos han “robado” y no es nada difícil que su pretensión sea, una vez logrado su objetivo, expulsarnos hacia Sudamérica.

Lo anterior parece descabellado, pero de los “gringos” no esperemos ninguna acción positiva o constructiva, buscarán siempre nuestro mal y sus promesas permanentemente serán incumplidas.

El tema del narcotráfico no tiene más solución que la legalización del uso de las drogas, el mundo avanza hacia ese sendero y el caso de la mariguana es una demostración donde se le dio un marco jurídico, así debe ser con otras drogas y con ello una campaña para que, desde temprana edad, a través de la educación, los niños y jóvenes con pleno conocimiento, rechacen el consumo de sustancias que al final solo les pueden causar los peores estropicios en su salud, lo que puede llegar a la muerte.

No al ejército norteamericano en territorio nacional y mejor trabajo en el tema tan delicado de las drogas donde la legalización es el único camino. <<

* Dr. Eduardo López Betancourt es Licenciado en Derecho, Maestro en Educación Cívica y Social, Maestro en Historia, Doctor en Pedagogía, Doctor en Historia, Doctor en Derecho, además de máster universitario en justicia criminal por la Universidad Carlos III de Madrid. Obtuvo mención honorífica en todos sus exámenes de grado y sus trabajos recepcionales tanto en la licenciatura en derecho como en historia fueron en el campo del derecho constitucional. Cuenta con una actividad docente de 54 años ininterrumpidos. Imparte clases en la licenciatura en Derecho y en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autor de 79 obras jurídicas, 39 jurídicas y 40 de crítica socia, además de ser un crítico asiduo de los malos sistemas políticos. Su valor civil ha sido motivo de persecuciones y descalificaciones. Expresidente del Tribunal Universitario de la UNAM.

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