El ballet como arma de doble filo, capaz de otorgar una felicidad desbordante y al mismo tiempo, provocar dolor y frustración. Pero en ese dolor también encontré lecciones valiosas y crecimiento personal. Aprendí a valorar mi cuerpo y a sentirme bien conmigo misma. Es importante encontrar un equilibrio, reconocer mis límites y permitirme disfrutar de este hermoso arte sin que me cause un daño irreversible.