Cuentos para leer des-pa-ci-to. Germán Balparda

Page 174

Al influjo del índice de Steve, uno tras otro, se van levantando interruptores que a la vez accionan pequeñas luces de color sobre las opacas caras de las computadoras, mientras va cotejando resultados de los indicadores digitales con un voluminoso cuaderno de notas. En este cuaderno están estampadas sus esperanzas, años y años de estudio, de investigación, de paciencia, de alegrías y sinsabores, de anhelos compartidos, de brillantes descubrimientos y manchas de café. (Otra vez me fui por las ramas. Vuelvo al salón.) Ubicada en el centro, y es seguramente la vedette de este experimento, una máquina enorme para las dimensiones del lugar, se adueña de la escena. En este momento, Ted está revisando lo que parece ser su centro vital. Es como la punta de una máquina de rayos X, apoyada sobre rieles y que le permite dirigirse hacia arriba o hacia abajo, (como una máquina de rayos X). En la pared hacia donde apunta el rayo, no hay nada excepto una plataforma grande que sube y baja coordinada con el sentido del foco y que va de lado a lado de la pared (como en las salas de rayos...). (¡Un momento!... ¿Estos dos no habrán “inventado” la máquina de rayos X?) —¿Dijiste algo, Steve? —No —dijo Steve, que no era muy expresivo y continuó con sus llavecitas. Esta cualidad le había traído muchos problemas en los orales. —Estamos cerca del gran momento. Por mi parte, está todo pronto. No puedo imaginarme lo que dirían mis padres si supieran realmente el experimento en que nos vamos a meter ahora. Ellos piensan que estamos haciendo una máquina de rayos X... ¿Terminaste con la revisión de la computadora? 170


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.