Los laberintos de la adolescencia

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Boletín No. 33

Enero de 2017

BOLETÍN DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE TERAPIA FAMILIAR, A.C. Laberintos de la Adolescencia | Necesidades que cubre el embarazo en la vida adolescente | Sexualidades no hegemónicas en la adolescencia | Grupo de Estudio de Casos | Próximos Eventos

Editorial Se preguntarán el motivo de editar un segundo boletín sobre adolescencias a un par de meses de haber emitido uno, pues bien, diversos colegas se mostraron interesados en el tema y buscando colaborar con reflexiones y experiencias que apoyen el oficio de psicoterapia, decidimos abordar nuevamente una etapa de la vida que sin duda atraviesa por transformaciones en una era digital, de redes sociales, de mundos virtuales y prácticaticas que logran poner de cabeza a las familias, las personas que contribuyen en su educación y por supuesto, a terapeutas; sin embargo, prevalecen problemas añejos, como lo es el embarazo adolescente y la necesidad de responder a preguntas vitales cuyas respuestas nos hablarán del vinculo parental. Asimismo, reflexionamos en este número de sexualidades no hegemónicas, dada la liquidez y posibilidad con la que se están construyendo las identidades adolescentes actuales. Esperamos poder responder a las preguntas que se nos hacia respecto a la adolescencia y les seguimos invitando a hacer suyo este boletín, enviarnos sus textos y comentarios al correo electrónico. Hugo Gómez Hernández Editor
 amtfboletin@gmail.com

LABERINTOS DE LA ADOLESCENCIA Victor Manuel Baltazar

La experiencia del laberinto encara riesgos y abre oportunidades. Esta metáfora, presente en diversas culturas, se refiere al viaje interior. Quien lo realiza o bien termina su vida perdido en sus interiores o emerge de él fortalecido y transformado. En la experiencia laberíntica sólo hay algo cierto: Quien se adentra en él ya no permanecerá igual. Mar adentro, la adolescencia se puede identificar con la experiencia laberíntica. Al iniciarse esta etapa del desarrollo humano dentro del ciclo de vida familiar, en donde no se ha dejado de ser niño y tampoco se es adulto aún, el ser humano vive experiencias y aprendizajes determinantes que marcaran el resto de su vida. Todo dependerá de la manera como decida cursar la travesía, las más de las veces silenciando experiencias, tanto placenteras como dolorosas, a las que se suman las conversaciones, y experiencias que habrán de estructurarle. En estos cruces de caminos, los padres, repetidas veces permanecen perplejos ante ese conocido incierto que es su hij@, llegando a perder reiteradamente la oportunidad de acompañarle con eficacia al no reparentalizarse y convertirse en las figuras paternas que requieren sus vástagos. En la aventura del laberinto, llegar al centro es un importante detonante de la experiencia adolecente, expresada en las preguntas: ¿Quién soy yo? y ¿Qué quiero para mi vida? Cuestionamientos que buscan resolvers mediante definiciones sobre su sexualidad, sus valores y los caminos de vida que necesitan seguir. AMTF, A.C.

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Es pertinente decir que el adolescente, pocas veces es consciente de sus posibilidades: Puede ser a la vez descubrimiento y también creación; potencialmente tiene la oportunidad de ser artesano de sí mismo, en donde el acompañamiento adulto respetuoso, sensible y reedificante resulta conveniente y necesario. Quienes mejor logran surcar la travesía adolescente son los que se empeñan en encontrar el camino para ser “fiel al llamado de sí mismos”. Por cierto esto último es lo que revela la etimología de la palabra vocación. La adolescencia es crucial porque de las entrañas de esta fase del desarrollo podrá emerger un adulto estructurado y diferenciado de sus padres, libre de triangulaciones patologizantes, que posea las bases para hacerse cargo de su propia autonomía, o bien surgirá, con fisuras emocionales que será necesario reificar en los años por venir, o puede permanecer atrapado como un adolescente prolongado en cuerpo adulto, o con trastornos de personalidad derivados de una identidad difusa. Citemos algunos ejemplos en donde la travesía laberíntica del adolescente se torna en extravíos y en otros casos logra salir airoso en sus aventuras que también tienen su dimensión familiar. A los 15 años, Juan fue uno adolescente vivaz e inquieto, con dificultades para lidiar con sus responsabilidades y con la autoridad de sus profesores; poseedor de un temperamento hiperactivo y procedente de una familia disfuncional. Sus padres decidieron cambiarlo de secundaria como castigo por su mala conducta y reprobatorio desempeño académico. Los enojos de Juan escalaron al grado del resentimiento. A partir de entonces, el adolescente declaró que si lo cambiaban de escuela estudiaría aún menos y, en efecto, cumplió su sentencia. Resultante de esa respuesta desafiante, aunada a una disfuncional relación familiar y fallidas resoluciones Juan se perdió en el camino: pese a estar dotado con capacidades suficientes para concluir sus estudios, no terminó incluso la secundaria. Pasado el tiempo, en su etapa adulta entrado en los 40 tuvo problemas de adicción con el alcohol; su frustración, entre otras causas, era generada en parte por no haber continuado con su preparación escolar. Marina vivía silenciando su soledad. Su padre la abandonó y la relación con su madre era distante. A los 12 años, en su escuela, experimentó su primera menstruación. La ansiedad, el miedo y sobre todo una profunda vergüenza se apoderaron de ella ante esa impronta, porque nadie hasta entonces le había dado información sobre su menarquia. Ese mismo día, un compañero la invitó a probar mariguana y ella aceptó. A partir de entonces, Marina inició una carrera sin retorno con sustancias adictivas que malograron su vida. Joaquín era un chico brillante y funcional que vivía atormentado por una verdad silenciada: el temor extremo de defraudar a sus padres. Cuando decidió compartir el secreto con su familia, en medio de un llanto inconsolable y después de sentir la comprensión empática por parte de sus progenitores, desechó su preocupación perfeccionista y logró sentirse en paz y superar su dolor que lo estaban perdiendo. Ángel de 13 años fue maltratado física y emocionalmente durante varios años por su padre, quien le exigía un excelente rendimiento escolar porque lo asociaba como garantía para triunfar en la vida. Ángel le daba pánico equivocarse, y ante una pregunta de su terapeuta largos silencios le precedían antes de atreverse a expresar una palabra. Entró a la adolescencia dominado por el miedo. Su padre, quien también vivió violencia de niño, se dio cuenta de sus errores y las graves consecuencias de su proceder, por lo que arrepentido y desesperado buscó ayuda terapéutica para su hijo. A partir de ese AMTF, A.C.

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momento, Ángel inició un proceso de rehabilitación emocional junto con su familia. Al principio le costó mucho trabajo identificar sus verdaderas necesidades y emociones, pero poco a poco su ser se fue fortaleciendo y, con el tiempo, aprendió a manifestarle a su padre sus desacuerdos. Hoy en día Ángel tiene una muy buena relación con su padre y se relaciona con la vida a partir de sus convicciones, le encanta leer y es un apasionado del cine. Estos ejemplos nos permiten observar la manera en la que las emociones juegan un papel central y estructurante en la vida de los adolescentes. Los padres y sus acompañantes en general, si son capaces de relacionarse desde el respeto y brindando seguridad desde su rol parental, en la vida emocional de los adolescentes, pueden hacer una diferencia en sus vidas. Aprendiendo a crear espacios de intimidad, respeto, estructuración, y afecto se pueden generar conversaciones que permiten a los y las adolescentes encontrar las claves para aprender a decidir de manera edificante sobre los caminos a seguir para fortalecer sus vidas y salir airosos de sus travesías laberínticas. Victor Manuel Baltazar es terapeuta familiar, ha especializado su trabajo clínico con adolescentes en diversos institutos y asociaciones desde un punto de vista integrativo, transgeneracional y espiritual como lo es su propia filosofía de vida. Actualmente coordina las sesiones de estudio de casos en la Asociación Mexicana de Terapia Familiar victorbc@prodigy.net.mx

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referencias • Organizar un estudio de

estudios y equipos de supervisión. • Vinculación y recomendación

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NECESIDADES QUE CUBRE EL EMBARAZO EN LA VIDA ADOLESCENTE Ma. De Lordes Santos Cano

El embarazo durante la adolescencia es un fenómeno social en México que demanda el replanteamiento de las acciones realizadas por el Estado y sus instituciones que tienen que ver con su alta ocurrencia; llámese familia, escuela, o institución de salud. Entender y explicar este problema que además es de salud pública; ayuda a dimensionar sus efectos en la calidad de vida principalmente de las adolescentes y la de sus hijos/ as. Sin embargo resulta de extrema urgencia encontrar mecanismos dirigidos a disminuir su incidencia y con ello contribuir en alguna medida AMTF, A.C.

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para que las y los jóvenes transiten por la adolescencia de manera armónica con sus necesidades e inquietudes correspondientes con su etapa de vida, ajena a las responsabilidades y los riesgos que un embarazo y posteriormente un hijo o una hija plantean. El comportamiento sexual de las y los jóvenes no es una expresión descontextualizada; las estructuras sociales colocan a este sector de la población en una posición de alto riesgo; les ofrece una educación formal e informal diferenciada y discriminatoria, enfatizando los estereotipos sexuales envueltos en discursos de equidad de género, de igualdad, de libertad; les desprovee de la compañía, de las muestras de afecto y de la escucha de las/os adultos responsables de su educación; mismos que trabajan todo el tiempo para cumplir con tal enmienda y que no encuentran más alternativa que llenar vacíos con la tv, el internet, los videojuegos y con los y las amigas que se encuentran en condiciones semejantes en sus propias familias. Por otro lado, considero que la educación sexual diferenciada e inequitativa dentro del sistema familiar principalmente, condiciona desigualdades en las oportunidades de desarrollo personal entre mujeres y hombres. La familia es por excelencia la principal transmisora de los estereotipos de género, nutre religiosamente la construcción de la identidad y coloca en clara desventaja social a las mujeres respecto de los varones; Lagarde, 2006, plantea que “la identidad femenina asignada socialmente como (mujermadre-esposa) no ha perdido su eficacia simbólica, “el ser para otros”; aún permea las mentes de las jóvenes la capacidad reproductiva de su cuerpo, aún constituye el deber ser femenino”. Es mediante la maternidad como se legitima el ejercicio de la sexualidad en las jóvenes, las circunscribe en el ámbito privado; espacio de trabajo no remunerado, y en el papel de cuidadora y con ello coloca sus propias necesidades en un segundo plano. Bajo esta perspectiva, encontrarse en situación de embarazo, compromete el desarrollo personal de ambos aun cuando en un alto porcentaje de adolescentes este hecho, les da un sentido y dirección a sus existencias que en muchas ocasiones carecen de planes o metas futuras; comúnmente un varón en situación de embarazo ve alterado su estilo de vida ya que de hijo de familia, pasa a ser un potencial papá, lo que tal vez le orille a dejar de estudiar o cambiar la modalidad en que lo hacía para iniciarse laboralmente; la inexperiencia ligada a su corta edad le lleva a demandar el apoyo de sus padres, quienes en su mayoría y con la mejor intensión terminan por asumir la responsabilidad de su paternidad. Sin menoscabo de las implicaciones de dicha paternidad sobre los sueños, planes y esperanzas de vida de los varones, debo mencionar que éstas se viven desde la posición privilegiada de la masculinidad, que recurrentemente les permite creer que le correspondieron a la joven que embarazaron al cubrir los gastos propios y dar una mensualidad, no se ve comprometida su salud y al no encargarse de los cuidados del hijo/a se mantienen inmersos en sus actividades juveniles. Mientras que a la joven, el embarazo la posiciona en el ámbito privado en tanto que la gravidez en la adolescencia suele representar mayores complicaciones de salud y en el mejor de los casos se mantiene en la escuela hasta el momento del parto para después interrumpir su educación y con ello sus oportunidades de desarrollo y dedicarse al cuidado del recién nacido/a. Estas condiciones enmarcan la violencia simbólica que juega un papel preponderante en las tasas que mantienen a México en el primer lugar de embarazos adolescentes; pues aunque va en contra de sus intereses personales; las chicas se relacionan sexualmente AMTF, A.C.

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Boletín No. 33 Asociación Mexicana de Terapia Familiar, A.C. Indiana #78. 
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GRUPO DE ESTUDIO DE CASOS JUSTICIA ALTERNATIVA: MEDIACIÓN FAMILIAR / ENCUENTROS RESTAURATIVOS” Ponentes: Gerardo Vázquez (ILEF - Ex presidente de la AMTF) 11 de Feb 2017, 12:00 hrs San Lorenzo #131 Casa 2 Col. Del Valle Centro, Benito Juárez, CDMX ¿Quieres dirigir una sesión del grupo de estudios de casos? Mándanos un correo. Les invitamos a ser ustedes quienes den vida a este medio de información, escribiendo en este espacio o dirigiendo una sesión de estudios de caso. Escríbenos a:
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sin protección al someterse a los deseos del varón que en su mayoría no “gusta” del uso del preservativo, se miran a sí mismas en un segundo plano frente a la existencia del producto, un alto porcentaje de chicas repudia la posibilidad de interrupción del embarazo congruentemente con el imaginario colectivo en relación a que “una buena mujer” no decide a favor de la misma y después del parto asume las responsabilidades de la maternidad socialmente determinadas para su contexto sin mayor cuestionamiento. La manera en que las jóvenes interpretan su existencia dentro del discurso sociopolítico androcéntrico las priva de posibilidades de desarrollo inmediatas; y aunque sabido es que estamos frente a un problema estructural, resulta necesario que desde nuestro quehacer cotidiano; teórico, docente o terapéutico pugnemos por acciones encaminadas a la deconstrucción de sus identidades, es decir; que ellas crean que es posible ser, pensar y vivir de maneras diversas, más allá de lo socialmente determinado para sus cuerpos femeninos y con ello engrosar sus propias vidas con otros conocimientos y otras habilidades que refuten lo que la cultura dominante legitima. Referencias bibliográficas: Lagarde, M. (2006) Los cautiverios de las mujeres: madres, esposas, monjas, putas, presas y locas. UNAM, México.

Ma de Lourdes Santos Cano, feminista, terapeuta familiar, orientadora educativa en media superior y estudiosa del género sedruoltex@yahoo.com.mx

SEXUALIDADES NO HEGEMÓNICAS EN LA ADOLESCENCIA Hugo Gómez Hernández

El pasado mes de octubre, un colega que se dedica al oficio de la psicoterapia se comunicó conmigo para referirme a “Geo”, una chica de 14 años que estaba pasando por “una fase bisexual” para que pudiera trabajar en “definirse”. Hace un par de semanas recibí una llamada de un colegio para hablarme sobre la referencia de “Jen”, un chico de 17 años quien en su escuela (cursa el segundo año del bachillerato) presentaba una conducta “atípica” de acercamiento con otros chicos: “aunque tiene novia, toca a otros chicos también”. “Nal”, de 16 años, es referide por un colega para trabajar “las fallas cognitivas que lo atormentan sobre su identidad de género”. AMTF, A.C.

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Muchas generaciones de terapeutas han transitado de las hipótesis que patologizaban e intentaban virar, por diversos métodos de tratamiento, la orientación sexual y la identidad de género a fin de hacerlas corresponder con las reglas que sustentan las estructuras convencionales de estereotipos sexuales y de género, aunque por raro que nos parezca, aún existen profesionales de la salud fieles creyentes de la heteronormatividad desconocen cómo brindar un servicio ético, en estos casos suele recurrirse al prejuicio sexista y a actitudes cargadas de violencia. Suele pensarse que la bisexualidad es una fase por la cual se atraviesa en la adolescencia, quizá la práctica bisexual podría corresponder con chicos homosexuales y chicas lesbianas en la transición de asumir su orientación sexual (Castañeda, 2000) sin embargo y más allá de la práctica, la bisexualidad existe en sí misma y es necesario saber, siguiendo a Riesenfeld (2008) que no siempre es una fase, no significa que se esté confundido, que se tengan demasiados problemas emocionales o que tenga qué definirse como “Gavilán o Paloma” tal como le mencionaban en su momento a “Geo”, su bisexualidad como otras orientaciones sexuales, adquieren forma y expresión en la adolescencia, como le ha venido ocurriendo a ella y a más adolescentes. En efecto, muchos y muchas colegas fundamentan su practica terapéutica de acuerdo al imaginario social del género binario (Butler, 1999). Como terapeutas me parece fundamental desafiar el presupuesto de los estándares de género pues se pueden acarrear conclusiones que normativizan no sólo a lo hetero, también a lo homo; “Jen” nos invita a re plantearnos la idea de una sexualidad como un fenómeno fijo, radical y excluyente, para él, en efecto, le es placentero tener ciertos intercambios físicos con otros varones adolescentes de su colegio, tiene la capacidad de argumentar y expresar en un clima emotivo el agrado que le causa y al mismo tiempo, identificarse como “straigh, igual no al 100% porque me llaman la atención los hombres, pero eso no me hace gay porque no me identifico” remembrando las palabras con las que se nombró. Nuñez (1999) nos ha argumentado que no todo el sexo entre varones pasa por una identidad homosexual o bisexual, aunque en la praxis pudiéramos verlo así, la identidad (el mundo interno de afectos, placer, deseo, identificaciones) está en otro lugar, podríamos hablar de un género emergente y fluido; en efecto, estas y otras prácticas existen y han existido en la adolescencia solo que la cultura posmoderna en la cual nacieron y fueron simbolizados los y las adolescentes actuales provee de un contexto que facilita la manifestación y la despatologización. Serret (2011) nos invita a re pensar la influencia de la cultura (heteronormativa y binaria) sobre el deseo y los cuerpos, estas sexualidades emergentes ponen de cabeza el orden simbólico cultural, caminan en nuestras calles, pueden vivir en nuestros hogares. Estamos en la fase de un género líquido que reta las leyes de lo estable y nos invitan a pensarlo como posible, como una construcción proximal; diversos estudios de investigación social y antropológica, psicoanalíticos, de sexualidad clínica, por mencionar algunos, nos llevan a pensar cómo el género hegemónico y occidental, es más bien de tipo “móvil”. No por eso deja de ser compleja su comprensión y su materialización en el dialogo terapéutico, “Nal” fue sorprendide usando tratamiento hormonal para llevar a cabo la transición de su “cuerpo subersivo”, la explicación del colega versaban que esto podría ser una ”consecuencia de su consumo de marihuana y que quizá al interrumpir el consumo, esas fallas cognitivas desaparezcan”, él como a otros terapeutas varones de su generación, les resulta complejo comprender la identidad trans y el gender fluid, en un AMTF, A.C.

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ejercicio de contextualizar a la persona del terapeuta podríamos mencionar las categorías género, clase social y generación (sin afán de segregación y etarismo, más bien con ánimos de cuestionar los efectos cegadores del patriarcado en interseccionalidad). Podríamos decir que urge el conocimiento que colabora a descolocar las ideas dominantes sobre la identidad, primeramente en el ojo del terapeuta y que esa otra mirada sea tangible en el dialogo terapéutico, reconocer que “el problema” de las sexualidades no hegemónicas en la adolescencia ocurre cuando éstas son normativizadas, negadas, calladas y exclavizadas en los códigos del género binario, solo estando atrapadas es que se generan “síntomas” para paliar la ansiedad del no saberse y no poderse, de la no palabra, por supuesto de la carencia de un contexto afable es caldo de cultivo para la aparición de síntomas. En la materialización de la terapia, habremos de replantearnos las hipótesis sistémicas partiendo del segundo orden de la cibernética; en un dialogo mayoritariamente posmoderno, una postura de respeto a la identidad, el cuerpo; el deseo y la expresión de género de las y los adolescentes es fundamental, la utilización de “palabras posibles” ayudan a construir un contexto donde se puede ser, donde se pueda “estar siendo”. Esta capacidad de sostenimiento y posibilidad como investidura nuestra en la psicoterapia colabora y promueve bienestar. A manera de conclusión les comparto lo que una vez me dijo mi maestra Patricia Cadena: “Regálate una pausa, observa si lo que vas a decir o preguntar, va a liberar u oprimir a la persona”. Bibliografía: Castañeda, M. ( 2000) La experiencia Homosexual, Paidos, México. Riesenfeld, R. (2006) Las bisexualidades, entre la homosexualidad y la heterosexualidad, Paidós, México. Butler, J. (1999) El género en disputa, Paidos, Barcelona. Nuñez, G (2000) Sexo entre varones, poder y resistencia en el capo sexual, Miguel Angel Porrúa / PUEG UNAM, México. Serret, E. Hacia una redefinición de las identidades de género, GenEros, Revista de investigación y divulgación sobre los estudios de género, Número 9 / Época 2 / Año 18 / marzo-agosto de 2011

Hugo Gómez Hernández es psicólogo, con estudios de maestría por el instituto Crisol de Terapia Familiar, cuenta con diversos cursos sobre estudios de género, sexualidad y feminismo. Coordina los servicios de “Diversidad Sexual y Psicoterapia” https://www.facebook.com/PsicoterapiaLGBTI/

PRÓXIMOS EVENTOS Taller: Armando mi adolescencia” para padres/ madres de familia y adolescentes. Imparte Victor Batazar. Sede: Instituto de Entrenamiento en Pareja y Familia AC (IEFAM) Colinas de Capistrano No. 21 Col. Boulevares, Naucalpan de Juárez. Informes e inscripciones: 5562 8289

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Danny Brom es psicólogo clínico y director fundador del Centro Israelí para el Tratamiento del Psicotrauma del Hospital en Jerusalén. Ha dedicado gran parte de su trayectoria al estudio y formación de terapeutas para el acompañamiento del trauma y colaborando a mejorar la calidad de vida de personas que han atravesado una situación altamente estrenaste y devastadora haciendo uso de la resistencia, el autocontrol y la resignificación de eventos traumáticos. Se presentara en México con un programa e conferencias y entrenamiento para terapeutas.

Como cada año el Instituto Crisol de Terapia Familiar nos invita a su Practicum 2017. Luego de que en 2016 logró colocarse a la vanguardia como el primer instituto mexicano que colabora en la formación de terapeutas sitémicos en temas de diversidad sexual e identidad de género, este año trae para nosotros los conocimientos y experiencia clínica de Lois Bravermanm quien desde el Instituto Ackerman de NY ha desarrollado un proyecto interdisciplinario para el tratamiento de las crisis psicóticas, no necesariamente esquizofrénicas y/o bipolares, incluyendo a la terapia familiar desde el principio. Basado en lo colaborativo y la resilencia, además de lo sistémico, han mejorado la recuperación y evitado las recaídas. Informes e inscripciones: 5598 8647 http://institutocrisol.org/course/maestrias/maestria-en-terapia-familiar/

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