Relatos ganadores del IX Concurso de redacción "Verde que te quiero verde"

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IX PREMIO LITERARIO “Verde que te quiero verde”

RELATOS GANADORES

Organiza: Biblioteca escolar y Dpto. de Lengua castellana y Literatura

curso 2020-21 IES Los Colegiales- Antequera

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RELATOS

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2077 …………………………………………………………. 3 Ruth Gallardo Quintanilla UN PEQUEÑO GESTO, UN GRAN CAMBIO EN LA SOCIEDAD Mercedes Arjona Zapata …………………………………………………. 5

LO QUE EL VIENTO TIENE QUE DECIR María Muñoz Romero ……………………………………………………. 8

LA GUERRA INTERMINABLE Juan Gerardo Díaz Hurtado ……………………………………………… 9

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2077 Ruth Gallardo Quintanilla (1º de Bachillerato) Hace ya algo más de un año que todo cambió para siempre. Desde que el gran avance científico y tecnológico de nuestra sociedad ha desembocado en una situación que nadie nunca hubiera llegado a imaginar, he tenido que cambiar mi trabajo como dependiente en una tienda de informática a una actividad menos lícita. Pero eso no es lo que voy a contar hoy. Por dónde empezar, ha pasado tanto en tan poco tiempo que no tengo las ideas bien organizadas. Pero como se suele decir, comencemos por el principio. Desde hace algún tiempo, se veía venir una guerra comercial entre las grandes potencias tecnológicas. Los expertos vaticinaban un conflicto que desembocaría en la caída de la economía mundial. En esta especie de “Guerra Fría”, todas las decisiones de los grandes magnates creaban expectación, se podía respirar un clima de crispación y miedo cada vez más latente. Si a esto le sumamos que la clase política estaba formada por unos auténticos incompetentes, todo apuntaba a una crisis social sin precedentes. Lo que más me preocupaba era ver a mi país dividido y enfrentado, en lugar de cuestionar e intentar revertir las medidas tomadas desde arriba. Al fin y al cabo, era lo que los dirigentes pretendían. El retorno de ciertas ideologías que creíamos olvidadas (pues a la vista están sus resultados) propició una herida social, aumentado la desigualdad que ya se tenía prácticamente superada, de la que costaría curarse. Llegados a este punto, podréis intuir que la cosa no iba a acabar muy bien, pero no bajéis la guardia pues todavía quedan sorpresas. He olvidado mencionar algo importante: a la Tierra cada vez le quedaba menos tiempo, los niveles de contaminación eran muy elevados y la biosfera más débil. El egoísmo humano alcanzó su esplendor cuando decidimos colonizar el sistema solar. De momento, lo conseguimos únicamente con Marte, olvidándonos de todo lo que nos había dado la Tierra. La mayoría seguíamos viviendo aquí, pero ya se estaba explotando el planeta rojo. Esta situación de crisis global inminente fue lo que preparó el terreno para lo que vendría después. Esto es ni más menos que un peligroso virus de origen desconocido, especialmente letal con la población más vulnerable inmunológicamente. El error fue subestimar el alcance del virus. El H7N9 ha llegado 3


a todos los rincones del mundo en menos de seis meses. Los dirigentes están demostrando una vez más ser unos ineptos y el caos reina entre la gente. A día de hoy, estamos privados de muchas de nuestras libertades, por el bien común. Las muertes se cuentan por miles y esto no parece acabar nunca. La única solución posible es una vacuna, y no parece haber grandes avances (además estoy seguro de que creará más conflictos). He perdido mi empleo y mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. Sinceramente, he pensado en más de una ocasión en acabar con ella. Estamos inmersos en una crisis económica, climática, política y sanitaria. Los hospitales por supuesto no dan abasto. Se han producido revueltas sociales y la tensión es aún mayor si cabe que antes del H7N9. La libertad de expresión se ha reducido a límites insospechados. La situación es horrible. Nunca jamás en mi vida habría imaginado lo que estoy viviendo, ni en la más inverosímil de las distopías. Me pregunto todos los días hasta dónde nos ha llevado el progreso y si es en realidad tan positivo como creíamos. Tengo una visión bastante pesimista sobre el futuro, pero la suerte viene a quien menos la aguarda.

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UN PEQUEÑO GESTO, UN GRAN CAMBIO EN LA SOCIEDAD Mercedes Arjona Zapata (4º de ESO)

Hace ya algo más de un año que nos encontramos en esta terrible situación. Hace más de un año que nos dimos cuenta de que nuestra sociedad necesita un cambio drástico y lo necesita ya. Pero no va a ser tan fácil como todos pensábamos, pues esto va más allá de las acciones, debemos cambiar hasta el más mínimo sentimiento de odio de nuestra alma. Todo comenzó cuando nuestro corazón empezó a guiarse por la codicia y el egoísmo, quién estuviese exento de estos sentimientos, pensaréis, pero nadie se ha parado a reflexionar que hubo un tiempo en el que nadie creía que esto podría llegar a pasar, de la misma forma que nadie creería que existen más cuerpos celestes orbitando a nuestro alrededor sin la aportación de aquel conocido señor considerado un hereje. Teniendo esto en cuenta, quién fue aquel al que le debemos tanto, tantas guerras y catástrofes, quién sembró el odio en nuestros corazones. Todos querrán saberlo, pero realmente de nada sirve ya que no podemos responsabilizar a nadie de nuestros propios actos. No obstante os contaré su historia. Antes de que los humanos fuésemos humanos, antes de que la Luna reinase en nuestro inmenso y maravilloso cielo nocturno, un pequeño muchacho llamado Soberbio quiso conquistar cualquier tipo de ser vivo que habitase en los confines de la Tierra, desde el más profundo rincón de los océanos a la cordillera más alta que reinase sobre el planeta. Todos sus familiares y amigos le advirtieron del gran problema que esto traería consigo, mas no quiso escuchar y se marchó de la aldea que había sido su hogar durante su corta vida, tan solo con un pequeño zurrón lleno de los más sabrosos manjares que pudo encontrar. Tras unos meses de viaje ya había recorrido miles de montañas, bosques y praderas, había estudiado el comportamiento de plantas y animales y había descubierto que solo conseguían sobrevivir cuando se encontraban en comunidad y se ayudaban unos a otros. Para él, eso siempre había sido repugnante y vergonzoso, tener que depender de alguien para seguir con vida. Pensó que si conseguía engañar a alguno de aquellos animales podría encontrar cómo acabar con aquella sociedad. 5


Finalmente, empezó a conocer a un gran dinosaurio, cuyo cuello era mayor que cualquier montaña que había recorrido durante su expedición. Le preguntó por qué vivía con el resto y no se enfrentaba a ellos, ya que tendría el poder suficiente para dominarlos a todos y ser el rey del mundo. El gran dinosaurio muy extrañado le explicó que todos eran iguales y eso de nada serviría sino para sembrar el mal y eso no traería nada bueno. Soberbio, que era muy inteligente, decidió idear un plan para convencerle de ayudarle, sin que este realmente creyese que lo estuviera haciendo. Había leído mucho sobre meteoritos, y sus devastadoras consecuencias, pero ¿qué plan debería ingeniar para conseguirlo? Evidentemente, esto no fue demasiado complicado para él, engañaría al inocente y estúpido dinosaurio. El siguiente paso era elegir una estrella lo suficientemente grande y cercana al planeta para que su nuevo “amigo” le ayudara a que colisionara contra La Tierra. “Así cada cual comprobará en su propia piel lo importante que es la supervivencia individual y no querrán volver a escuchar al resto ni vivir en esos grupos tan repugnantes” pensó. Sin perder ni un instante se dispuso a ello, no fue nada difícil convencer al gran animal de que lo hiciera ya que su corazón era puro y no contemplaba que le estuviera manipulando. Todo transcurrió con normalidad hasta que unos días después aquella bola enorme de fuego se acercaba cada vez más y más hacia el planeta. Todos los animales entraron en pánico, corrieron despavoridos y empezaron a luchar entre ellos por conseguir un refugio, aunque nada les fue de ayuda ya que unos minutos después la mayoría de ellos se convirtieron en cenizas o desearían haberlo hecho. Los recursos empezaron a escasear y todos, desde el más pequeño hasta el más poderoso de ellos se disputaban los escasos recursos que no se habían destruido. Dejando de ser una comunidad unida tal y como antes se conocía. Millones de años después seguimos sin darnos cuenta de la repercusión de nuestra sociedad, es verdad que, hace un año, todos parecíamos muy compasivos, todos los mensajes eran de ánimos y esperanza como una sociedad fuerte y unida que puede con todo, esto ocurrió al darnos cuenta de que un segundo meteorito va a impactar contra la Tierra, la pandemia, por la que, desafortunadamente tanta gente ha sufrido. Pero, un año después, ¿dónde está toda esa gente?, parece que ya nos hemos olvidado de todo, que ya no nos interesa el bienestar de los demás. Así pues, podemos intuir que solo recurrimos a los demás en tiempos de adversidades, cuando verdaderamente los necesitamos. ¿Qué pasaría si os dijese que vivimos en una continua adversidad?

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Todos los días ocurren verdaderas catástrofes incluso a nuestro alrededor mientras nosotros nos pasamos el día mirando pantallas, las redes sociales o viendo la televisión. Delante de nuestros ojos el mundo se nos desvanece, se está acabando, pero no somos lo suficientemente audaces para salvarlo. Piensen que, mientras están leyendo esto, cuántas personas en el mundo están sufriendo, cuántas estarán siendo violadas, maltratadas, habrán perdido la vida en manos de algún criminal...Sin embargo seguirás aquí, leyendo esto sin hacer nada, porque no creerás que puedas cambiarlo, pero ¿ y si todos nos unimos? Juntos podríamos llegar a un mundo ideal en el que se evitase el sufrimiento de miles de personas, y todos tuviésemos las mismas oportunidades, podríamos volver a ser como antes y dejarlo todo a un lado para vivir en una comunidad real, y no solo una patraña, de no ser como Soberbio, sino como el gran dinosaurio que no le importa el poder y vela por el bienestar de todos. Aún estamos a tiempo, pero tenemos que cambiar o acabaremos siendo una simple historia de la que alguien aprenderá.

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LO QUE EL VIENTO TIENE QUE DECIR María Muñoz Romero (3º de ESO) Hace ya algo más de un año que limpiamos la basura de los mares. Las medusas han dejado de ser bolsas de plástico, y en mi garganta no se alojan

más restos de latas que en mi hogar terminaban. Los océanos han abandonado la densa negrura que los cubría y asfixiaba, y ahora puedo descansar en la arena de la bahía mientras las aguas mecen la luz que del Sol se refleja. Pronto será agosto, los campos del sur coronados por el oro de la espiga y el rubí de las eventuales amapolas. Agosto, mes en el que la vida de mis crías, aún enterradas bajo la apacible masa arenosa, peligraba bajo la mano y codicia humana. En esta playa de blanquecinos sedimentos en la que descanso, mis crías el mes que viene abrirán el cascarón, ansiosas de encontrar la espuma de la orilla que las espera y la mar que hacia sus adentros te abraza. Pares de prismáticos en la lejanía no sentirán en la espalda, mientras se baten en la lucha de la conquista del agua; si acaso, algún ave que las importune. Mis amigas palmeras protegerán a mis hijas, sus hojas ofreciendo respaldo de las aves precipitándose sobre ellas. Los susurros del viento a través de sus verdes extremidades me tranquilizan y me cuentan hazañas de lugares que jamás he visitado. —La esencia congelada recorriendo los helados que decoran los extremos de nuestra Tierra, y sus deliciosos edificios de grandeza e hielo que renacen de los escombros empapados que nos dejaron como herencia. ¡Pájaros de azufre y escarlata que navegan en los cielos despejados y habitantes de las alturas que se desplazan de árbol en árbol! Helechos que se abren paso entre ladrillos de historia y parras que trepan altas columnas; mariposas que cosquillean los narcisos recién florecidos; ¡el cántico del aroma del romero que se instaló en la acera en desuso! La paz instalada en la ausencia del hombre.

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LA GUERRA INTERMINABLE Juan Gerardo Díaz Hurtado (2º de ESO) Hace ya algo más de un año que llevamos en debate político y en una guerra que no tiene fin. Me llamo John, tengo 29 años y vivo en Manhattan soy reportero desde hace más de dos años, y de las pocas noticias que he expuesto al mundo esta es sin duda la más difícil de asimilar, y os lo voy a contar. Hace un año exacto, el primer día del año 2022, acabamos de salir de la pandemia de la COVID-19 cuando ese día a las seis de la mañana sonó mi alarma para irme a trabajar, y así lo hice. Una vez allí me dijeron que buscara nuevas noticias revolucionarias, entonces fui al aeropuerto y de camino allí pensé a qué país ir y qué noticia buscar. Después de un rato pensando se me ocurríó una idea. Iría a España solo por el hecho de que nunca había estado allí. Una vez bajé del taxi me dirigí directamente y sin pensar a comprarme el billete de vuelo a España. Si os lo preguntáis, no no tengo novia y tampoco aprovecho los viajes de trabajo para ligar. Volviendo a la historia, reservé una habitación de hotel en una gran ciudad (la capital de España) Madrid. Obviamente que estudié Español mientras me sacaba la carrera, como digo siempre “Un reportero debe estar preparado para todo”. El vuelo duró unas diez o quince horas, ya no me acuerdo muy bien, y una vez llegué a Madrid me fui directo al hotel a deshacer las maletas. Una vez registrado en el hotel me dirigí a comprar el periódico en la tienda más cercana. Cuando empecé a leerlo todo parecía normal hasta que una noticia me llamó la atención, decía así: “ACABA LA PANDEMIA MUNDIAL Y EMPIEZA LA REVOLUCIÓN POLÍTICA Y LOS PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES”. Tardé unos minutos en asimilarlo y luego vi que era el tipo de noticia que buscaba. Me ilusioné tanto que empecé a investigar de inmediato. Cogí un taxi hacia el centro de todo ese alboroto (la noticia), el juzgado. Llegué y nada más entrar empecé a grabarlo todo desde opiniones políticas hasta de los ciudadanos. Todos estaban allí reunidos debatiendo con el presidente esos problemas. Pasaron ya varios meses desde que hacía aquello, cada vez que había un debate de ese tipo, y llegado el fin del verano descubrí algo impactante, comenzaron los ataques a los políticos. Yo me infiltré en la corte para ver qué decían y opinaban estos. Me sorprendieron sus respuestas, todas eran del tipo echarle la culpa a la población y a la contaminación que causaban. En el último día de verano ya se empezaron a complicar las cosas para los políticos, todo lo que decían nadie se lo 9


creía. Y antes de que empezaran las clases para los estudiantes, empezaron los actos de vandalismo por parte de los anteriormente mencionados. La contaminación aumentó progresivamente y sin parar, ya nadie reciclaba excepto yo. Y a principios de octubre empezaron los verdaderos problemas: muertes por disputas entre la población, incendios forestales, tiroteos, agujeros en la capa de ozono, aumento del porcentaje de lluvias ácidas, etc. Los siguientes meses antes de la solución a todo esto fueron horribles, gente inocente moría cada vez más y había más contagios de enfermedades y problemas cada vez más graves con el cáncer. Y así es como llegamos a 2023 y a la actualidad. Pero antes de contaros cómo vamos poco a poco volviendo a la normalidad, os contaré la trágica solución. Después de meses de investigación por parte de los científicos, descubrieron la manera de arreglar todos los males causados. El primer paso era calmar a la población (lo cual no se preveía muy sencillo), el segundo paso era explicarles la manera de arreglarlo todo y el tercero fue rezar a Dios para que no enloquecieran (el tercer paso lo hice yo y pienso que algunos científicos también). Por suerte, todo salió como lo predijeron, el primer paso fue un éxito rotundo ya que la mayoría de la población estaba de acuerdo y cuando llegó el momento de decir la solución a todo esto dijeron: -“Con los estudios realizados hemos descubierto que los humanos tenemos una célula en nuestro cuerpo escondida, que si la extraemos podríamos crear un suero que regenere la capa de ozono y casi la totalidad de los árboles quemados. El único problema es que necesitamos cien células de este tipo para crear el suero suficiente, pero a las personas que se lo extraigamos no van a poder regenerar heridas nunca más”. A la gente le costó reaccionar positivamente a esta propuesta, pero al final hubo cien personas que aceptaron el riesgo. Fueron sobre todo jóvenes naturalistas, pero estaréis diciendo -”¿Y qué tiene eso de trágico?”, pues lo trágico viene ahora. Las personas de cuyos cuerpos se extrajo la célula, reaccionaron mal a la pérdida de esta célula y murieron al instante de extraerla. Se construyó un muro recordatorio con los nombres de las personas que nos salvaron de esta (como la llamo yo): “LA GUERRA INTERMINABLE”. Y sí, así es como se llama mi reportaje, a día de hoy todavía se están reconstruyendo edificios, y se está utilizando el suero para regenerar lo mencionado. Un consejo, recordad este lema:”El que lo quiere, lo consigue”

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