Salvemos el hormiguero

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El proyecto Murales Rurales se fundamenta en el diseño colaborativo y participativo, entre un grupo de estudiantes de la asignatura de Diseño de Comunicación Visual, de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, y los niños de la Institución educativa Laureano Gomez ubicada en la vereda El Banqueo.

Salvemos el hormiguero fue redactado, ilustrado y diseñado por estudiantes de cuarto semestre de Diseño de Comunicación Visual y niños del colegio Laureano Gomez de grados 4to y 5to, al rededor de la temática de la creación de una huerta de plantas medicinales y como las hormigas arrieras son un impedimento para esta.

Estudiantes

Carolina Heredia

Allison Romero

Isabella Muñoz

Andrea Ayala

Niñas

Victoria

Isabella

Profesores

Fernando Arboleda A.

Diego Bermúdez.

Cali, Colombia

©2023

A Victoria e Isabella, por recordarnos lo emocionante de la vida y la belleza de la niñez.

En un reino no muy lejano, una reina llamada Roberta se dió cuenta de que se estaba acabando la comida en el hormiguero. ¡Era una tragedia!

La reina, en su afán de conseguir alimento para todos convocó una reunión entre todas las hormigas del hormiguero. Las exploradoras listas con sus lupas y mapas del terreno, las soldados con sus grandes cabezas y músculos, las jardineras con sus delantales de cocina y las cargadoras con sus cinturones de herramientas.

- ¡Damas y caballeros, estamos en estado de alerta!Exclamó su majestad - Nos estamos quedando sin alimento y necesitamos de fuertes y valientes voluntarios para una gran misión.

Todas las hormigas gritaron y saltaron de preocupación por tal enunciado. ¿Quiénes serían aquellas valientes hormigas que salvarán el hormiguero?

Entre todas se vieron las caras y durante un instante hubo un gran silencio en el lugar.

-¡YO! ¡YO! - Se escuchó una retumbante voz - ¡YO SOY LA HORMIGA PARA ESTA MISIÓN!Exclamó entusiasmada Carla, la hormiga exploradora. Todos los presentes voltearon a ver, sin mucho asombro, la misteriosa voz.

-¡Esa es la actitud! ¿Algún otro valiente guerrero para nuestra compañera?Preguntó la reina.

Otra vez más hubo un silencio. - Está bien, entonces lo elegiré yo - Giró su rostro en dirección a la cafetería - ¡TÚ! - señaló a una mesa - Tú serás su compañeroexclamó casi en un grito.

Exaltado por aquel grito, Donnie, la hormiga cargadora, quién se encontraba haciendo cálculos para su nueva máquina abrió sus ojos sorprendido y preguntó

Todas las hormigas aplaudieron.

Ya está decidido - Afirmó Roberta - ¡Ahora a trabajar! Es momento de volver a nuestros puestos.

Mientras todos regresaban a sus lugares, Carla llena de energía se acerca a Donnie.

- ¡Hola, hola! ¡Soy Carla, y estoy muy muy emocionada de ser tu compañera! - Dijo sacudiendo su mano y sus antenas - ¿Y tú?

¿Estás listo para vivir la mejor aventura de TU VIDA?

Sin saber que responderle Donnie mira a su alrededor buscando ayuda - Sí, claro, como tú digas, sólo evitemos riesgos innecesarios que debo volver a perfeccionar mi nuevo invento.

- Pero si ¡Llos riesgos innecesarios son lo más divertidooos!!Añadió Carla, pero al ver la cara de preocupación de Donnie aceptó sus términos - Está bien, por el camino aburrido será.

Fue así que las dos pequeñas hormigas emprendieron el viaje.

Nuestros protagonistas buscaron por horas y horas hasta que se hizo de noche, pero no encontraron nada de comida.

-¿Y ahora qué? - preguntó Donnie sentándose en una roca.

Carla giró su cabeza en todas las direcciones pero no encontró nada

- No lo sé - dijo sentándose a su lado mientras miraba cabizbaja.

De la nada un fuerte ruido los sacó de sus pensamientos.

-¿Qué fue eso? - Susurró Donnie.

Sin dar tiempo a decir algo, la pequeña exploradora corrió en dirección de aquel desconocido ruido en busca de respuestas.

-¡Espera! - Gritó Donnie intentando alertar a Carla.

Era muy tarde, Carla ya estaba tirando de una hoja de color morado que llamó su atención - ¡Ayúdame! - Exclamó hacia su compañero.

Una vez más, tiró fuertemente de la hoja sin contar que esta vez se rompería y caería encima de ella.

Un fuerte grito de dolor se escuchó en ese solitario y oscuro lugar. Carla y Donnie se estremecieron del susto.

De repente, la hoja morada que arrancó ya no era pequeña sino alta, tenía rostro y había muchas de ellas.

Una niebla espesa y de color rojo se apoderó del lugar, y una Caléndula enojada se alzó imponente frente a las pequeñas hormigas.

Gritó furiosa la flor. El ambiente se tornó tenebroso. Carla, asustada, corrió en busca de la espalda de Donnie.

-Cálmate, Karina - Una dulce y suave voz silenció el grito.

Era Catalina, la verbena, la flor más bonita de todas las flores del jardín.

-Veamos quienes tenemos aquí - Miró con dulzura a las dos pequeñas criaturas pero ninguna de ellas habló.

-No sean tímidas, me presento, un gusto, yo soy Catalina, y ella - dijo señalando a su amiga - es Karina, la caléndula, y mi hermana - Sonrió gentilmente.

Carla asomó su cabeza y parecía estar más tranquila.

-¡Perdón Srta. Catalina! - Exclamó saliendo de su escondite. - No era nuestra intención lastimarla - alegó mientras giraba su cabeza en dirección a Donnie.

-Es cierto, solo estábamos buscando comida para nuestro hormiguero. - Explicó Donnie con una voz entrecortada y débil, asustado de cómo podría reaccionar Karina.

-¡Pero eso no les da el derecho de invadir la huerta y lastimar a nuestras hermanas las flores y plantas como Catalina! - Refunfuñó Karina, que seguía enojada con las dos pequeñas hormigas.

- Ay Karina, no le des tanta importancia, ¿No ves que estos pequeños necesitan ayuda?, escuchemos lo que tienen para decirnos

Pues bien, trás una larga charla entre las hormigas y las flores, Catalina y Karina, pese a su enojo, lograron comprender la situación de sus nuevos amigos y propusieron llegar a un acuerdo. Ellas les darían algunos hongos para que pudieran comer.

Además pusieron una barrera de café con la que lograrían estar a salvo y así podrían convivir en el mismo lugar.

Las hormigas muy agradecidas por la amabilidad de las flores, aceptaron la propuesta pero se encontraron con un inconveniente, no tenían suficientes brazos para llevar todas las hojas devuelta al hormiguero.

- ¿Ahora que hacemos? - preguntó Carla tratando de arrastrar la pila de hojas sin éxito - Necesitaríamos una docena de hormigas cargadoras para transportar todas estas hojas.

-Yo tengo la solución - Exclamó alegremente Donnie mientras que de su cinturón oprimía un pequeño botón de color rojo.

De pronto se escuchó un ruido en la lejanía. En un abrir y cerrar de ojos apareció una gran máquina frente a ellos.

-Les presento mi nueva creación - dijo orgulloso Donnie señalando el vehículo - ¡El Transportahojas 3000!

Las caras de todos se iluminaron, nunca habían visto un invento tan novedoso. Gracias a Donnie, las hojas que las flores les habían obsequiado pudieron llegar sanas y salvas al hormiguero. Antes de partir a casa prometieron cuidar y respetar a sus nuevas amigas, las flores.

A su llegada al hormiguero, todas las hormigas aplaudieron y felicitaron a Carla y Donnie pues gracias a ellos había comida. Todas las hormigas se pusieron manos a la obra, las cargadoras llevaron las hojas y las soldados vigilaban la entrada mientras las jardineras preparaban la comida con el nuevo hongo, el cual llamaron Alejandro.

Desde entonces, las hormigas no volvieron a pasar hambre y aprendieron que siempre es mejor pensar y dialogar antes de actuar.

Que el poder de la amistad, el trabajo en equipo y el diálogo lleva a lograr grandes cosas.

¡Únete a la mejor aventura de tu vida!

Junto a Carla y Donnie, dos hormigas arrieras en una misión para salvar a su hormiguero del hambre.

Este dúo se enfretarán juntos a las adversidades que encuentren en el camido y aprenderan valiosas lecciones.

¿Qué esperas para conocerlas?

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Salvemos el hormiguero by allyromos28 - Issuu