Anochecer 08

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CAPÍTULO 31

Un pez de noventa centímetros cayó sobre la cubierta delante de Garreth y Damiâno. Tenía la cabeza atravesada por una flecha de la que colgaba una cuerda. Pesca con arco. —Por favor, aparten sus pertrechos, caballeros. Ya tenemos cena para hoy. Gracias a una mujer —dijo Lucía detrás de ellos. Garreth se volvió y la vio con el arco colgado del hombro, frotándose las manos. Mientras se iba sin ninguna prisa, les dijo: —Yo lo he pescado, pero vosotros, chicos, podéis limpiarlo. «Por todos los dioses, me vuelve loco.» Cuando Garreth la miró, se dio cuenta de que Damiâno también la estaba mirando. —¡Venga, vuelve a mirarla así otra vez! —Se puso de pie delante de él—. ¡Hazlo, y acabemos esto de una vez! Los ojos del hombre se tornaron de un verde intenso. En voz baja, MacRieve le dijo: —¡Eres un maldito mutante! —Y tú eres un perro escocés. Eso lo puso furioso. —¿Un perro escocés? —Mostrando buena parte de la bestia que tenía dentro, gruñó—. Sé dónde vives, mutante. Así que será mejor que te apartes de mi maldito camino.

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