Octava Planta número 36

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El rincón literario VUESTRAS HUELLAS Cuando alguien logra, al estirar su mano, tocarte el corazón, ya nunca más sale de ahí, pues la carne de nuestro corazón es tan frágil que sus huellas quedan marcadas en él para siempre. Las marcas en el corazón nunca se borran del todo, y ninguna huella es igual que otra anterior, por eso cuando alguien, al dejar su huella, nos produce dolor, ninguna otra huella puede llegar a tapar del todo esa herida. Pero aún así, y con el riesgo que se corre al dejar a alguien entrar en tu corazón, merece la pena, pues no hay nada más triste en el mundo que un corazón sin huellas. A todos los que habéis marcado mi vida, os llevo en el corazón.

ME RESBALO Llueve y el agua cala mi piel para llegarme a las entrañas, calma y alivia el dolor del corazón rasgado. Con esta agua se me cae el alma por las alcantarillas y ya no encuentro en mí la fuerza para sacarla. Así dejaré que fluya hasta llegar al mar en el que espero, en el que floto a la deriva sin ánimo y sin aliento, hasta lograr separar mis sueños de su silencio.

Aida Peláez Fernández

VIDAS *01.- La música de su vecino le está desvelando una noche más. Da vueltas y más vueltas en la cama. Siempre la misma canción. Y nunca mejor dicho. Ya está harta. *41.- De puntillas, estira el cuello para verse mejor en el espejo de su cuarto de baño. Parece que la cosa no tiene mala pinta. Se echa un poco más de colonia en el cuello y sale dispuesto a comerse la noche. *03.- A estas horas debería estar acostado, mañana le toca madrugar. Pero la serie está tan interesante que no puede evitar abrir un nuevo capítulo. Desayunará café. *39.- Sentada sobre su cama se abraza a un cojín con fuerza y ahoga en él su cara. El algodón que lo rellena impide que nadie oiga sus gritos. Ojos hinchados y pañuelos húmedos. Eso es todo lo que tiene. *05.- Cuando quiere darse cuenta lleva cinco horas jugando sin parar. Le escuecen los ojos, el derecho incluso le duele. Seguramente tendrá un derrame. Está a punto de pasar la fase en la que se encuentra. Sus contrincantes online nunca han sido rivales para él. *37.- No sabe cuánto tiempo ha pasado desde que se durmió. Sólo le faltaba un tema para terminar por hoy, pero le pudo el cansancio. Al enderezarse se despega un folio de la mejilla. Lo coloca en el montón y sigue leyendo. *07.- Tiene los dedos llenos de pequeños cortes y gotitas ya secas de pegamento. De haber sabido lo que conllevaba, seguramente habría escogido otra carrera. ¿O no? *35.- Mira el teléfono con nerviosismo. Lo descuelga y pasa el dedo por las suaves teclas sin llegar a presionar ninguna. Lo cuelga de nuevo y decide que, por esta vez, prefiere arrepentirse de lo que no llegó a hacer. *09.- “¡No!” Su propio grito le hace despertar. Se sorprende envuelto en sudor y siente cómo le recorre un escalofrío de arriba abajo. Enciende la luz y se lava la cara. Aún está temblando cuando vuelve a acostarse. ***.- No puede evitar sentirse rodeado. Rodeado de gente más o menos activa. Más o menos sensible. Más o menos responsable. Más o menos alegre. Más o menos de todo. No puede evitar sentirse parte del todo/nada. No puede evitar sentir su interior tan lleno/vacío como su entorno. No puede evitar ser, en resumen, otro número en la lista. Aída G. Pinillos

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