

Maestra Casandra Fabiola Vargas Flores
Un día el nacimiento de un niño irradió la esperanza de una familia cuando la época se tornaba difícil y oscura. Las andanzas de un abuelo, el sonido estridente del olvido y de la muerte, el amor, los recuerdos, son las condiciones humanas oblicuas que transitan en la memoria de un pasado.
¿Quién puede afirmar que no tiene historia? Este texto es un alegato de la experiencia viva que el personaje nos relata sin distar mucho del lector, cada línea es una obra arquitectónica, una metáfora que remonta a los sueños.
Es la invitación para volver a sentir y suspirar ante la tragicomedia de la vida, las letras
son perdurables, aunque justifican lo efímero de la vida.
Emilios, Zapatos de hilos, es uno de los fragmentos de un soñador que merece atención singular, alude el arte del andar y, con ello resucita las condiciones íntimas que son las voces escondidas en la profundidad del ser. El lenguaje es versátil y evidencia las quejumbres sociales, las penas que invaden peligrosamente el vasto cosmos de la ilusión.
La narración le sugerirá a usted ser testigo de que el mundo se cuenta de muchas formas, que en ocasiones se ve envuelta de espanto, pero también de luz. Es una mezcla que combina la poesía y la crítica hecho prosa, el
tema se desenvuelve con estilos propios de su lenguaje o de las miradas costumbristas que se hospedan en la mente y en el corazón de quienes habitan el escenario.
Con humor y dolor se exploran las preocupaciones sociales, políticas y culturales, sin dejar a un lado esa reflexión aguda con una escritura tenaz que anticipa el universo de los latidos metafóricos.
Este libro es para quien sigue creyendo que la novela y el arte en general son formas de imaginación con virtudes liberadoras, las palabras presentan con agradable tono democrático la visión de un artista que se aventura en el mundo de la invención.
Ocho cuentos integran el libro: Emilios zapatos de hilos, la más reciente publicación del Uvel Vázquez. En Hagamos un muñeco, Los amiguitos ecológicos, El
titere, Los árboles, Vamos a la escuela, Cuidemos a la naturaleza y El castillo de arena, se aprecia una narrativa consciente, amena y con hermosos paisajes que invitan a recrearlos.
elda Pérez guzmán
Emilios, zapatos de hilos, tiene los alcances de haber sido elaborados con el amor de un abuelo que cuenta historias desde todo lo que mira, palpa y siente. El nacimiento de su nieto Emilios, es un buen motivo para recrear las visicitudes del mundo que lo rodea, una sociedad globalizada en desventaja para nuestro país, que ha acrecentado los problemas sociales y económicos, pero a pesar de los cuantísimos acontecimientos devastadores en el mundo, la llegada de Emilios a su casa, llena de alegría su ser, el de la abuela y la familia completa. En los ocho cuentos que integran esta obra, resalta la precariedad y los valores ecológicos
ante la naturaleza y el medio ambiente, como una necesidad insistente del autor de voltear a ver los lectores esta parte de la vida en todos los momentos. Los relatos de Uvel Vázquez, muestran una efusión por la naturaleza y dibuja las metáforas que le dan estilo a lo que cuenta, dice: Los árboles proporcionan oxígeno, refrescan la tierra como pequeñas sombrillas. En el hermoso follaje de la tarde anidan los adioses de las aves diversas, de los pájaros multicolores. Muchas personas rayan el tallo del árbol, golpeándolo, o cortando las ramas. Sin embargo, el árbol permanece paciente, a pesar de los golpes duros de la maldad.
La nostalgia por el recuerdo de otros tiempos en el que disfrutábamos de los bosques, la fauna y la flora, se fue extinguiendo y reemplazando por muros de concretos habitacionales, cortando de un tajo el oxígeno; de esta forma nos conmueve Uvel Vázquez.
En otra parte del primer cuento expresa: El jabalí comiendo restos de comida, que las personas dejaban. Los venados cola blanca, sin riesgo alguno jugaban entre los bejucos y la hojarasca. Los niños podían darle de comer hojitas verdes. Eran mansos. Era una belleza contemplar la fauna de Chiapas tan cerca de nosotras. Era maravilloso ver a tantos animalitos corriendo,
caminando perezosamente cerca de las personas. Eran mansos y tan hermosos. El aire que respirábamos era bueno y sano.
Sin embargo, el aire que respiramos ahora es con olor a gasolina.
Esta manera de contar a su nieto historias del pasado y del presente, no solo se escucha la voz del abuelo, sino la del escritor niño. En varias partes de los relatos el campo es una invocación a esos ayeres, para reencontrarse. De pronto la narración se convierte en un manifiesto del deterioro de la naturaleza y alterar el medio ambiente, ve con tristeza la podredumbre en que se ha convertido nuestro planeta; dibuja el dolor de una mariposa herida por unos caballos ponis, la sobrevivencia a pesar de que las hormigas la picotean y se llevan una de sus alas a su madriguera, el anhelo del escritor por salvarla a través de una niña que la cuida. Reivindica a los pepenadores de basura y el uso del reciclaje. Asimismo, el escritor sorprende al encontrar en sus narraciones gran parte de prosa poética, por ejemplo: El aroma de estas flores del campo conserva el aroma de tu desnudez. Bebí en tu ombligo noches y olvido. Bebí alacrán en tu mirada de leona embrama. Eres la bocanada triste en mi vejez perezosa, la nostalgia del tabaco por la sudada que me diste en el escondite de las rocas húmedas.
La intensidad de como escribe, permite ver una mezcla de elementos literarios que no sólo resalta la belleza de los textos, también la intencionalidad de concientizar con el tema de la conservación del medio ambiente, la crítica de las clases sociales y la ironía que maneja, cito: Amelia miraba con gran ilusión como sus compañeras tenían muñecas de marca Barbie. Eran costosas y retrataba a mujeres hermosas y sumamente delgadas, como europeas tal vez. Imaginaba a un mundo de mujeres delicadas y hermosas, llenas de atención por los hombres, luciendo ropa de prestigio y perfumes caros. En ese país de las mujeres y hombres preciosos tipo Ken, no existían las gorditas, ni los gorditos. Todos eran hermosos.
Como todo buen oficio, el escritor aprovecha para reflexionar esta realidad que está presente en esta sociedad estereotipada por el consumo y la apariencia.
Los ocho cuentos que integran este libro: Emilios zapatos de hilos, Hagamos un muñeco, Los amiguitos ecológicos, El titere, Los árboles, Vamos a la escuela, Cuidemos a la naturaleza, El castillo de arena; son una invitación a leerlos y encontrar una narrativa consciente, amena y con hermosos paisajes, que invitan a recrearlos.
Gracias Uvel Vázquez por regalarnos estos maravillosos cuentos.
Junio/2025