Las buenas nuevas. Antología de poesía de la última juventud guanajuatense (Kairós, 2020)

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LA PUBLICACIÓN DE ESTE LIBRO SE REALIZÓ GRACIAS AL PROGRAMA DE APOYO A ESPACIOS CULTURALES INDEPENDIENTES, CREADO POR EL INSTITUTO ESTATAL DE LA CULTURA DE GUANAJUATO Y APOYADO POR EL GOBIERNO DE MÉXICO POR MEDIO DE LA SECRETARÍA DE CULTURA

Este programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en el programa.

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Primera edición: octubre de 2020

D.R. © Ringo Yañez, Zauriel A. Martínez Hernández, Diego Armando Solis, Paulo Torres, Jorge Pardel, Kevin González y Amaury Salvador

D.R. © Editorial Kairós, un proyecto de Monave A.C Cosmos # 117, int. 6 Fraccionamiento Los Limones C.P.:37448 León, Guanajuato, México. contacto@monave.org www.monave.org Director General de Monave: Jesús Valadez Zapién

Idea original, antologador y editor: Aleqs Garrigóz Cuidado de la edición: Aleqs Garrigóz Diseño de Portada: Edgar Alejandro Zamora Almaguer Tiraje: 500 ejemplares

De acuerdo con la Ley Federal de Derechos de Autor queda prohibida la reproducción de las obras artísticas de esta edición, de forma total o parcial, por cualquier medio o procedimiento, si no se cuenta con la autorización de los titulares del copyright o derechos de explotación de la obra.

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ÍNDICE PULSO TELEGRÁFICO (Ringo Yañez) I TARJETAS POSTALES El lenguaje del polvo / 9 Las ruinas del tiempo / 9 Ausencia / 9 Tercer y último acto / 12 Delirio / 10 La boca de los amantes / 10 Foto de generación / 10 Nocturno /10 Elegía inmemorable / 10 Épocas / 11 Monumento a la maldad / 11 Sin aliento / 11 Responso / 11 Evocación / 11 Los valientes abrazan su única verdad / 12 Ensayo del fin / 12 Vas a recordar este momento / 12 Memorable / 12 Génesis / 13 La vida / 13

II TELEGRAMAS Tania / 14 Jardín en primavera / 14 La llama de Eros / 14 Iconoclasia / 14 Plegaria / 14 Afuera suele llover / 15 Santuario / 15 Sueño / 15 Antes del amanecer / 15 Perpetuar el amor / 16

POEMAS AGÜITADOS (Zauriel A. Martínez Hernández) Remodelación / 18 Funeral de mi mejor amigo imaginario / 18

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Madrugar / 19 Márcame cien veces, pero márcame una / 19 There’s a big chale inside my heart / 19 Cinética en la nuca / 20 Hice todo por alcanzar algo que no intentó una espera / 20 Amen’t / 21 Catador / 21 Woke / 21 Si sigo para abajo / 21 Ayuda: esto no es un meme / 22 Sesión dos / 22 Se busca / 22 No es bueno desvelarse / 23 Cambié arte por oficio / 23 Conejitos mutantes caen del cielo / 23 Despertar / 24

ELEGÍA A UN REVOLOTEO FUGAZ (Paulo Torres) Elegía a un revoloteo fugaz / 26 Belleza lapislázuli / 26 Separación y añoranza / 27 Varado / 28 Te declaro Camelina / 29 Sinfonía táctil / 29 Ventana y lluvia / 30 La silla / 30 Camino al ahuehuete / 31 La última loma / 32 Soy ceiba / 32 Dos albañiles y el patrón / 33

CATAPULTA (Diego Armando Solis) Lado A / 36 Escribo desde «donde nadie puede verme... / 37 Enseñanza de vida / 38 Cantimploras vacías / 38 ¿Me estás hablando a mí? / 39 Quid pro quo / 40 E(qui)vocaciones / 40 Tú / 41 Miedo / 42 En caso de emergencia / 42 Lo que fuimos y lo que somos / 43

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Entre las drogas y yo / 44 Delirio levitacional / 45 Como si fueran sandeces / 46 Que alguien me calle, por favor / 47 Respuesta inválida / 48 Lado B / 49

DAVINIDADES (Jorge Pardel) Davinidades / 51 Conjuro de las aves / 51 Exploraciones / 52 Te miro y soy pájaro / 53 Percepciones / 53 Altar a penuria / 54 Orientaciones / 55 Mirror bird / 56 Negaciones / 57 Tengo el cuerpo en tu cabello columpiado / 57 Evocaciones / 58 Aranae / 59 Revelaciones / 59 Blue woods / 60 Gestaciones / 61 De la única ventana donde... / 61

ESTACIONES GRISES (Kevin González) No hay quién lea / 64 Tacto / 64 Yo digo que te amo / 65 Terquedad de tu recuerdo / 65 Días de tregua / 66 Donde muere un sueño / 67 Los amorosos / 68 Amor cósmico / 69 El panteón de las ruinas / 69 El saltamontes herido / 70 El siervo que hunde la punta de sus pies en un estanque de mármol / 71 El diván y yo / 72 Una gota a las 3:00 de la madrugada / 72 El valiente / 73 Los soñadores / 74

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MONÓCULO (Amaury Salvador) Quisiera ser un bandido del viejo oeste / 77 Vienen los alienígenas... / 77 De aquello sólo recuerdo... / 78 Mi abuelo soñaba... / 78 Así como los perros... / 79 Los dos estamos solos / 79 Poseo como un tesoro... / 79 Siempre después... / 79 Hormiga reina / 80 Me gustan los hombres y mujeres playeros... / 80 Me he aventado porque no había de otra… / 80 Me pegaba un tiro por la mandíbula... / 80 En la tierra... / 81 Esta broma demoníaca... / 81 Tengo miedo / 81 Ha sido larga la espera / 82 Quiero escudriñar cada grieta... / 82 Las primeras jacarandas... / 82 A mis amigos / 82

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PULSO TELEGRÁFICO Ringo Yáñez (Irapuato, 2000) Estudiante de la licenciatura en Letras Españolas en la Universidad de Guanajuato. Ha publicado en las revistas: Golfa, Chopper, Enjambre y Tabú. Formó parte del taller de cuento “Cuarentena de cuentos” y del Taller Literario Universitario de la UG. Gran lector de autores como Octavio Paz, Roberto Bolaño y José Emilio Pacheco.

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Hay en todo una eterna despedida. Josefa Murillo

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I TARJETAS POSTALES

EL LENGUAJE DEL POLVO Nada va a quedar de este día, ni siquiera la expresión sonámbula del alma.

LAS RUINAS DEL TIEMPO Desde hace años que en esta vieja casa el techo y los muros no dejan de caer y doblarse; los grandes a ella se aferran, los niños, sin pensarlo, se mudarían.

AUSENCIA El árbol sigue preguntándose por los novios que sembraron el mundo en la corteza de su tronco.

TERCER Y ÚLTIMO ACTO La obra del tiempo es representada por los cobardes que adivinan la sombra de la muerte y terminan por inventar la verdad.

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DELIRIO Volveré a nacer en el último llanto de vida, entre la nostalgia y la zozobra total.

LA BOCA DE LOS AMANTES Un par de gaviotas esperan racimos de sol en el margen del océano.

FOTO DE GENERACIÓN Nunca nos volvimos a ver y hoy somos todos extraños, adultos de semblantes duros que ya no se reconocen por la calle.

NOCTURNO El viento y su canto desarreglado hacen aullar a los perros de la noche, los gatos emergen de entre sus colas frente al frío de la luna. Canes y felinos, almas en celo vital, comulgan una verdad alterna: la sapiencia de un mundo sin tiempo.

ELEGÍA INMEMORIAL Hacemos cantar dos oles en la tribuna, pero tarde o temprano la edad nos embiste.

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ÉPOCAS De todas estas ruinas jorobadas y a bastón, todavía nos quedan las ganas de seguir jugando en aquel patio donde nos descalabrábamos por deporte y la muerte era sólo una carta más de la lotería.

MONUMENTO A LA MALDAD Larga es tu batalla contra el hombre y tiernos tus lúgubres ojos desnudando el luto de sus vidas.

SIN ALIENTO El techo del cielo se desplomó sobre el enamorado que prefería por encima de todo el compromiso con la nada.

RESPONSO Ni siquiera el amor podría ya salvarnos de la vida. Oremos por nuestra salvación en el rostro emponzoñado de la muerte.

EVOCACIÓN Para Aleqs Dichoso aquel que en la voz de la memoria, al entrar sin tregua los charcos de lluvia en los zapatos,

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recuerda el mejor de los poemas.

LOS VALIENTES ABRAZAN SU ÚNICA VERDAD Todo es telón y ocaso, efímero polvo. Respirar es seducir al tiempo y descubrir en su rostro a la muerte.

ENSAYO DEL FIN En el viento de la tarde reflexiva descubre el enamorado que la fuente de su cariño, al final de todo, será también de la muerte el nacimiento.

VAS A RECORDAR ESTE MOMENTO La memoria es un absoluto calvario, espacio zaino del tiempo zozobrado, el diálogo claroscuro de nuestros días y la única de nuestras pertenencias.

MEMORABLE Frente a la eternidad del mar va falleciendo el último atardecer de nuestra juventud, tu piel desnuda e iluminada baila encima de la mía, el oro del sol baña nuestro deseo y los ojos comunican lo que no se adivina sino en el silencio del amor.

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GÉNESIS Cae la tarde, el sol deshilachado entra aullando al cuarto y de pronto somos uno, fuerza rabiosa en el sexo del azar.

LA VIDA Juego de cartas en la noche incierta donde lo perdemos todo.

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II TELEGRAMAS

TANIA Viento que sale del sur y acaricia con vehemencia el desaliño de mi rostro.

JARDÍN EN PRIMAVERA Aquí en tu pecho, nido de flores, sueño con lo indecible: símbolo del amor.

LA LLAMA DE EROS Escucho tu voz y el corazón rompe la faz de todas las muertes.

ICONOCLASIA Dios nació la noche en que mi nombre fue tuyo.

PLEGARIA Tus palabras son el pan y mi boca el vino con que burlamos al mundo que existe fuera de nosotros.

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AFUERA SUELE LLOVER En la ausencia de nuestros nombres, poblada por sombras la alcoba en que descansa el mundo, tus ojos inventan la noche.

SANTUARIO Podría beber el fuego multiforme que nace entre tus piernas y arder eternamente en el cielo de la alcoba y refugio que es tu cuerpo.

SUEÑO Le cantamos nuestro amor a los fantasmas. Soy el niño más desaliñado, el más dichoso, porque en esta habitación de fiesta interminable besas mis labios y dices que aquí en mi pecho también existe la vida.

ANTES DEL AMANECER Dime cuál es el eco de tu nombre, cuáles las sombras de tu deseo. Nos restan un par de minutos y un beso aplazará la ausencia de esta noche por siempre y para toda la vida.

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PERPETUAR EL AMOR No te abrigarรกn mis brazos para siempre en este mundo. Prometo que en la muerte mi alma toda serรก tuya.

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POEMAS AGÜITADOS Zauriel A. Martínez Hernández

(San Luis de la Paz, 2000). Es editor en Awita de Chale. Autor del Crónicas de sueño y fantasía y Poemas para buscar el amor en cometarios de Youtube, entre otros libros. Ha publicado en las revistas: Extrañas noches, Palabrerías, Tóxicxs y otras. Fue seminarista del Fondo para las Letras Guanajuatenses.

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REMODELACIÓN Compro letras; voy a ir cambiando el nombre que me dieron por defectos; lo cambiaré a uno que arda bien machín, que suene a mosquito, sepa a náuseas y se parezca a una cara, de preferencia la mía pero sin escamas, para seguir interpretando mi farsa de gusano que vuela. Escogeré un nombre con voz verde, que grite fotos en la madrugada como el que no quiere la cosa, con voz que quiera algo de daño; que diga: “no debo pero necesito... necesito una vez más.” Será un nombre fácil de improvisar, con bordes poco definidos que se escuchen por primera vez y traigan recuerdos para mi entierro fantasma.

FUNERAL DE MI MEJOR AMIGO IMAGINARIO Se fue apagando cuando dejó de creer en mí. (Al igual que todos los demás.) El doctor dijo que no quedaba nada por hacer. Nunca lo hubo.

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En el velorio nadie lloró.

MADRUGAR Por la mañana aves negras al teléfono esperan mientras me devoro a mí mismo. Un pie al borde, en horizontal, el otro descansa. Algunos días fueron hechos para ser llorados.

CÓGEME CIEN VECES, PERO MÁRCAME UNA Lo mío no es inseguridad. Yo estoy totalmente seguro de cuánto pagaría por un “Te quiero”.

THERE’S A BIG CHALE INSIDE MY HEART Dos ruiseñores caen: uno es cenizas negras, tenía cáncer de pulmón, fumaba pa’ olvidar sus canciones; el otro sangra, se metió un tiro en la cabeza calibre

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22 como las veces que lloró esta semana. Dos ruiseñores caen. Se levantan tumbas para alguien más que no volaba pero se veía bonito en los homenajes.

CINÉTICA EN LA NUCA Mi ataúd late a novecientos por hora, habla en morse: “Salta, salta, salta, ¡SALTA POR UNA MALDITA VENTANA!” “Pero, máster”, creo contestar, “aquí no hay ventanas, ni techo, ni azotea, ni saltos, nomás ganas de secarse.” El méndigo sepulcro no se calla y me obliga a dibujar ventanas con lápices despuntados.

HICE TODO POR ALCANZAR ALGO QUE NO INTENTÓ UNA ESPERA La muerte no besa frío: sus labios son cálidos, a veces arden (como este cliché); dicen: “Aquí estoy y estaré; siempre he estado corriendo por tus venas en un maratón, desde antes de tu primer pasón de crico; seguiré incluso más adelante de que te hayas desvelado por última vez”.

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AMEN’T Soy el anticristo porque nací el mismo día que el papa y una vez me drogué en la iglesia durante un funeral. Soy un templo ardiendo desde que me volví farmacodependiente. Soy la manzana podrida cada vez que tengo hambre de escapes. Soy cruz al revés tatuada en la espalda de mis sábanas. Soy un pendejo. Pero eso no tiene nada que ver.

CATADOR El suicidio no sabe a chocolate: su gusto es blanco, como el de un ave con miedo a las alturas.

WOKE Me tomó 19 años darme cuenta que mis huesos están vendidos desde antes que naciera y también los tuyos, quienquiera que seas. Los subastan por internet a seres de estática para que tengan algo en su televisor.

SI SIGO PARA ABAJO Hay días que quiero lanzarme de un tercer piso o bailar el “Chúntaro style”, pero vivo en casa sin escaleras y mis movimientos son los de una pared epiléptica.

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AYUDA: ESTO NO ES UN MEME Tampoco un poema. Es más un tarareo desafinado (turu turu turu) interpretado por una hormiga aplastada que habla sobre la culpa. No la tiene nadie, pero se la tengo que echar a alguien, en lugar de saber que el dueño de mis náuseas suelo ser yo.

SESIÓN DOS Usted que es psicóloga: dígame algo para llorar... No puedo. Neta que no. Ayer me metí a clases de box a ver si doliéndome el cuerpo chillo. Pero el único que me daba los putazos era yo y no pego muy fuerte que digamos.

SE BUSCA Algo que perder, cualquier cosa por la que pueda ofrecer una mínima recompensa en las páginas de compraventa de la ciudad para que la gente no lea bien, pregunte por el precio, me mande inbox y pueda contarle mis problemas.

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NO ES BUENO DESVELARSE Es medio día y la luna pinta el cielo, los viejones pasan en sus trocas cantando canciones que no son de amor. Se siente raro ser el único perro en una fiesta de gatos que no saben bailar un soundtrack de mudos.

CAMBIÉ ARTE POR OFICIO No he vuelto a bailar desde el día que me torné huérfano de mí. Me decido a enterrar fantasmas que babean y guardan reflejos.

CONEJITOS MUTANTES CAEN DEL CIELO Las últimas historias ya no se cuentan. Es el fin del mundo y no tenemos pantomima ni reflectores; las calles no están llenas de sangre sino de vacío. El final de todas las cosas no tiene forma de virus; es un doppelgänger saludando detrás de una pantalla mientras toca nuestra puerta.

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DESPERTAR Cuando el relámpago condimentó los ojos del mundo yo parpadeé.

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ELEGÍA A UN REVOLOTEO FUGAZ Paulo Torres (León, 1998) Estudiante de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública en la Universidad de Guanajuato. Ha publicado en las revistas Golfa y Cisne y a través de plataformas como Facebook e Instagram. Inició su actividad como narrador y poeta en el Taller Literario de la UG.

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ELEGÍA A UN REVOLOTEO FUGAZ En un cielo de nubes penumbrosas aquel colibrí lucha contra las ráfagas. ¿Por qué no se refugió en un laurel? Las lenguas de lluvia arrojan gotas como piedras y derriban su vuelo. Yo sólo espero ver los charcos hundiendo los barcos de papel. Que el diluvio no toque mis canas. Los pétalos se adornan de rocío. La tierra muda la piel. Los hongos crecen desesperadamente. Sobre la calle ha muerto el colibrí; y un gato lo recoge para sepultarlo en su arenal. Ha escampado demasiado tarde. Vuelven los rostros resplandecientes. El sol, por respeto, no aparece hasta que las torcacitas terminan su fúnebre cántico. Dios no me dio alas para poder salvarlo. Pero... ¿quién soy para evitar la muerte? ¿Quién para decretar la vida? Nadie. Más que un humano resguardado bajo las tejas de su casa.

BELLEZA LAPIZLÁZULI Hay una mujer en este bar. Tiene ojos rendidos y al mirarte pronuncian soledad. Pero, acaso, no te sientes tan solo. Poco a poco se desvanecen y el viento esculpe su epitafio. Padecen dolor tremendo: ya no aman porque estén muertos; están muertos porque no aman. Si los ves con más atención,

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no mucha, para que ella no sospeche, encuentras un laberinto incierto de callejones azules sin salida. Hace tiempo se enamoraron. Pero hoy están muertos: tan sólo dos mares muertos. Ahora no buscan ni encuentran quién comprenda aquella veta lapislázuli de amparo. Miran al piso lleno de lamentos; se quejan de que el amor está por el suelo lleno de basura y servilletas desechadas. Un par de cajitas musicales suenan cuando pestañea. Una lágrima cae de su rostro y se marchita. Tanta tristeza no es para ella. Y sin embargo aquellos ojos brillan entre las sombras. Mejor me retiro. En este bar ya es demasiado tarde. No por las altas horas de madrugada. Sino porque me he enamorado de unos ojos bellos que no querrán mirarme.

SEPARACION Y AÑORANZA La tristeza escurre de sus pupilas, desciende del cuello a su vientre hasta tocar el frío de sus pies. Ella llora por un simple adiós como muchas otras veces. Pero éste durará para siempre. Él abrió su gaveta, empacó los recuerdos y las cartas, subió a un vagón de paradas infinitas y sólo bajó al sentir que tanta distancia era insoportable. Las caricias fueron sepultadas. Los espejos quedaron maculados

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de polvo y rostros despavoridos. La hondonada de un pozo sin agua. Las sillas desoladas en el comedor. Ahora sus cuerpos se reclaman y nadie les otorga consuelo. Sienten la sequía incinerar sus labios y nadie está para saciar su sed. Pactaron recordarse en la tibieza del crepúsculo. Acortar la distancia, sintiendo que el mismo cielo los une.

VARADO ¿Has oído el chillar del perro a las tres de madrugada? La noche es una balsa en zozobra. El vaho, un pecho ensangrentado donde escribo lentamente tu nombre. Entran feroces torbellinos como navajas a través de la ventana. Ninguno remueve el tatuaje del adiós. Mi cuerpo es trémulo balbuceo de olas. La tristeza, un mar azotando mi espalda. Siento su castigo sin dolor. Hay una luna enrabiada propiciando relámpagos. Impía, cercena las ruinas de mi alma. Qué inútil. No sabe que estoy muerto. ¿Habrá algo que aturda la mirada? ¿Algún cuchillo famélico de venas? ¿Algún trago de océano iracundo que me ahogue entre cortinas? ¿Qué más tienes, perra soledad? ¡Muéstrame qué más tienes! Allá afuera se oyen los columpios oxidados. Varado a la orilla de la cama sin arrugas, intento asimilar la cruz de otro amanecer.

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TE DECLARO CAMELINA Su esculpida silueta: una glamorosa pintura de Matisse al fondo de la calle Altamirano. La boina francesa. Labios gruesos al rojo carmesí. La alforja deseosa del brazo caballero. Sola, sentada en el jardín de san Juan de Dios, las alegres golondrinas y los horizontes amarillos arrebatan la lindeza de su mirar más puro. En la fuente escoltada por laureles, el otoño suelta una lágrima. Ella la guarda entre su libro. En el café, muñequea la taza desde el balcón. Es una poeta. En su libreta de gamuza se trazan nubes de arena: “Un embriagado remolino al son de un tango.” En la otra mesa, de sombrero y gabardina, se acerca un correligionario pisando sombras; de puntitas, sin que ella mire, de puntitas. La sorpresa le toma el hombro con una sonrisa. Se ruborizan las intenciones disparadas. Cerca del adiós, con sutileza pone junto al azúcar una servilleta repleta de versos y una premisa: “Te conozco sin siquiera conocerte: ¡Camelina! Aroma a canela, mazapanes y café.”

SINFONÍA TÁCTIL Tu cuerpo, aroma desnudo, es la virginidad de un piano. Mis manos una pieza de Einaudi que estoy por tocar. Tus muslos escurridizos: un par de salmones. Yo, humilde pescador, no logro atrapar más que suspiros estremecidos. Tus pechos: enigmas en braille. Mis palmas a ciegas brotan en ellos flores de invierno.

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Tu vientre: un acantilado. No miro abajo, para no caer en tentación y apurarme por error. Tu cuerpo es un secreto que pronto será de dos. No me cuentes mucho. Que yo lo descubro.

VENTANA Y LLUVIA La cortina y el librero. Se tragan la luz. Acaricio la mesita. Una taza de barro. La cortina es oleaje y túnica. Mi tristeza un sinfín. Chorros, látigos estremecidos de la canaleta rota. Anochece. Luz blanca: el poste de Leticia. La cortina, un teatro de sombras. Tras bambalinas: alegres rumores. Son los laureles de don Luis.

LA SILLA Se mece bajo el tejado. Cruí, cruu. Cruí, cruu. Hay una luna amarillenta soplando la flauta transversal. El azar, viento sutil, la toma de los brazos y la arrulla. Su corazón está astillado desde que murió su viejo. Es fantasma de los huertos podridos. Frente a él: el telón de la noche, viguetas de madera y alambrado. Un alborotado festival de cigarras

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sobre los trigos de serpentina. ¿Son estrellas fugaces o cocuyos quienes se disputan el cielo? En el albor, chilla la veleta de gallo. Se deteriora más rápido que el tiempo. La silla permanece, añosa en su silencio. Con la lluvia le ha brotado floripondios color rosa.

CAMINO AL AHUEHUETE En esta tierra de mezquites y huizaches, de nopales, cascabeles y esparto, se asoman las raíces del tronco ausente: “Indescifrable laberinto hacia la fuente pura”, está escrito en el maguey. Voy a pie con sandalias de paja y un hatillo, el bigote mocho, la greña ceniza, los espolones ansiosos de ampollas. El musgo de las piedras va orientando el camino. “’Tá pa’llá cruzando el cerro”, me apuntó un arriero sin rostro resquebrajando los surcos del arado. Yo nunca le pregunte pa’ dónde irme. Al llegar, creí reconocer El Mezquitillo. Seco, seco, como la caliza, hasta que troné una piedra misteriosa de agua que desató un rugir de campana. El llano enverdeció vorazmente. Las arpas volaban: eran cardenales. Un acueducto de allá de por la Revolución; la hacienda fantasma de trenzas verdes y floreadas; la armonía cristalina cayendo sobre el estanque. ¡Ahí estaba él! ¡Glorioso, sabio y gigantesco! “Catorce almas de brazos abiertos y enlazados bastan para abrazarle el cuerpo”, dijo una vieja chamana junto al chapoteadero. Una de sus ramas gruesas descendió del cielo. Dios también es miel, auroras y madera. Una flor en la punta del más fino dedo

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se posó justo en la palma de mi mano.

LA ÚLTIMA LOMA Cruzando las vallas de púas, la parcela del señor Arnulfo. Voy con pies descalzos y enlodados. Es un cerro verde y frágil, desparramado por la lluvia de abril. Se entumen mis chamorros. La neblina oculta la cúspide. ¡Crack! Una rama que yo no pisé. Es una yunta de bueyes masticando pastizal. Aquí es la loma de los padres. En la loma de los vainillps, se sube a gatas con el cuerpo. ¡Chuc, chuc! Una escopeta me acecha las espaldas. “¡Qué chingados quieres aquí, méndigo chamaco!” Enardecido, al hombre le sale humo por las fosas. Le robaron una de sus vacas. “¡Cálmese! Doña cuca me mandó por los higos que son suyos”. Allá donde la neblina se ruboriza, está Cuetzalán. Un aroma a nopales, tlacoyos y café. Dios, al igual que yo, ve todo desde aquí. Es la última loma. “¡Ah, con que aquí está Nayla!” Es la vaca más gorda de don Arnulfo tragándose los frutos de la higuera.

SOY CEIBA De entre las rocas pulidas nace un sol vibrante que zangolotea gigantescos yacimientos de agua.

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Qué manjar de melodía deslizándose de las caídas. Puedo olerla. Quiero arrojarme y dejar que los reflejos incesantes me diluyan para renacer una y otra vez. Sucumbir al zumbido del zacuán. Una luz púrpura reposa en mis hojas verdes. Me aferro a un pedacito de monte suicida. Gaviotas cruzan como dorados espejismos. ¡Qué tintineante estrella pincela el arrebol! ¡Qué dulce pestañeo iridiscente! ¡Es de noche! ¡Es de día! ¡Qué importa! Los astros titilan con voz de sabios cristales. De la silente nada, explota uno. Su luminosidad me da de beber. En mí fluye la divinidad y apenas me percato, que soy ceiba sosteniendo al infinito.

DOS ALBAÑILES Y EL PATRÓN La pala hace crujir la arena mascabada. La cubeta golpea el suelo. Don Horacio pule su frente empañada. “Chuy, ve y traite una Coca”. Cachucha de gallo, camiseta morada. Hebilla de boa, las botas percudidas. “¡Pos dile al patrón que se moche!” El patrón mira la obra. Los dedos frotan su barba. Calcula tiempo; prevé la lluvia. “¡Primero Dios, el miércoles y’astá!” De su bolsillo saca la moneda azteca. En el rincón, dos envases sobre el tabique. Con el pulgar gira la moneda al cielo. “Pos tráitelas, Chuy”. Arriesgándose, las atrapa. Junto a la grava, una escalera de madera y clavos. Se desliza hacia abajo con cautela. Sus manos son inastillables.

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Ya le gruñen las tripas. Una lata de sardinas le guiña el ojo. Pero primero lo primero: eso es el riñón.

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CATAPULTA Diego Armando Solis (Guanajuato, 1998). Estudiante de la licenciatura en Letras Españolas de la Universidad de Guanajuato. Es autor de Mujeres para dejar de amar y Textura. Ha publicado en las revistas Anomalía, La Piraña, Golfa y Cantaletras. Formó parte de la antología Las avenidas del cielo. En 2017 fue seleccionado seminarista del Fondo para las Letras Guanajuatenses en cuento.

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LADO A la poesía es la única entrada a la percepción del lenguaje en forma translúcida, singular y pragmática, palabra de medianoche sobre la herida que sangra, imaginar que se observa más de un sol en el horizonte, un vaso de vidrio con hielo redondo y güisqui escocés Etiqueta negra, piso veintiséis. La poesía es vivir de otra manera, al ritmo de algo, con pizcas mágicas al servicio de uno, es moldear el fango, yuxtaponer lo que importa; es un alma errante que se pavonea, vagabunda enamorada en las periferias de lo cotidiano, vive debajo de un puente y fuma veinte cigarrillos al día; casi nadie la soporta. La poesía es todo lo que cambia e impacta en ti, en mí y en los demás, es la censura predilecta, malabarista inquietante al borde de la locura y amiga íntima del dolor. Catapulta insólita

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Escribo desde «donde nadie puede verme y todos pueden olvidarme» un poema que no voy a recitar porque me quedé sin voz el día que mis pupilas se mancharon de sangre por primera vez.

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ENSEÑANZA DE VIDA El querer es difícil. Desde el momento en que lo sientes aprende a desmentir y calla cuando sean necios.

CANTIMPLORAS VACÍAS a Existen juegos que nadie quiere perder y lápices intactos. Silogismos de lo cotidiano desembocando en un quizá o en un silencio incómodo. Supongo que cada uno debe hacerse cargo de lo que posee. Por aquí solemos ser intrusos del pasado porque suele otorgar buenas historias y nada más por eso. b ¿Vivir queriendo ser o vivir queriéndose? c Necesitas gritar más fuerte para despertarme o en dado caso corroborar que estoy muriendo. Y si es así, no derroches el dinero en flores; es mejor que adquieras un sinfín de maquillaje; servirá para ocultar tu dolor / y encontrar a alguien que no te ame como yo, pero te ayude a olvidarme. d Olvídalo todo y después imagínalo: el origen del tiempo, de la vida, de los genes;

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el origen del fin, del dividendo, del sustraendo. Plantea una ecuación que ponga en duda mi existencia y voy a rendirte culto encerrado en mi habitación con una lámpara de neón y mi alma en venta. Porque tú no me entiendes –y sabes bien– que yo no quiero que lo hagas. e Paseamos sin un beso sin un peso sin un: «mañana estaremos mejor» ni acordamos olvidarnos ni podremos estar juntos durante toda la noche. A mi alrededor observo juegos infantiles dañados por la erosión un reproductor de audio y ambulancias sin sirenas. f Estar triste, pero estar.

¿ME ESTÁS HABLANDO A MÍ? El ser humano que el espejo encierra tiene cara de imbécil anarquista volador de Papantla sin cuerdas cenzontle sin voz mísera intercepción de la realidad cantautor sin nombre muletillas con ritmo milagros suficiente por hoy. ¿Cuándo es suficiente lo suficiente? Otra víctima de lo superficial que se apropia de la esfera

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regida por el narcisismo el capital y las impresionantes ganas de morir sin epitafio. El del espejo soy yo y estoy aquí sin saberlo.

QUID PRO QUO Sufre hasta que ya no puedas mantenerte de pie y llores sin que nadie te escuche, quédate solo hasta que comiences a odiarte y no encuentres ni un peso en tus bolsillos; suelta la conciencia, deja que sea libre y no se te ocurra volver a casa porque allá nadie te espera. Cuídame de su recuerdo y cuídate de las espinas que abarrotan mi lenguaje; poeta no soy y a nadie le va a importar si un día el alba me descubre con los dedos teñidos de sangre asesinando a lo que queda de mí en mí. Bailo y caigo, toso y fumo, rezo y a veces despierto entre los brazos de una dama llamada Soledad, quien no responde mis “Buenos días” ni me mira a los ojos. Ni siquiera pienso y quiero existir: filósofo no soy, tampoco.

E(QUI)VOCACIONES Estrés de colores flores marchita mi vida mis ansias la coca me gritas que pare

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que no sientes nada que la integridad sólo es una balada escamas aletas branquias de sirena la ciencia tu estigma y mi risa chillando canciones diptongos hongos alucinógenos patógenos maldícenos escúpenos crisantemos para un Cristo redentor las fauces los roces las noches los pases el cenzontle de las cuatrocientas flores digo voces digo entonces soy una mirada perdida ante las fauces del abismo soy una actitud de egoísmo con reflejos de laxismo soy marihuana, enfermedades, pintoresco dmt mátame, sonríeme, átame, suéltate, véndete, báilame, escápate y fúmate este porro de sueños y anhelos que mata y carcome que rompe las ansias y desvía el silencio me rompes con brazos me rompes con labios me rompes, me dejas por siempre.

TÚ El drama en persona repleta de aromas dueña de mis letras y yo aquí esperando a la noche en silencio para complacerte y perderme en tu abdomen te pido que no me cuestiones o pierdo el sentido, no sé responderte despierto y me abrazas tan fuerte que siento que no necesito ninguna otra cosa para seguir vivo casi todos mienten o engañan mas no es mi objetivo dañarte sólo acariciarte la espalda si quieres te arropo en mis brazos si un día sientes frío las piernas me tiemblan no quiero perderte y no vuelvo a invitarte si no vas conmigo

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esta vez.

MIEDO Necesito que nunca te alejes tengo miedo de amanecer en una narcofosa de que un payaso me persiga a las tres de la mañana de que veintisiete clonazepam me quiten la vida necesito decirle a alguien que tengo miedo de que me den cinco puñaladas para quitarme un celular de que secuestren a mis padres y jamás pidan rescate abrázame tengo miedo de la vida y de las personas de que me tome una foto un desconocido de que mis hijos se suiciden tengo miedo necesito que nunca te alejes porque me da miedo perderte le temo a naufragar en una isla a que una araña se meta en mi oído mientras duermo al cáncer a la cirrosis tengo miedo de que alguien me dispare sin razón alguna de que me venden los ojos le temo al silencio a las canas pero por alguna extraña razón no tengo miedo de ti sé que puedes hacerme daño pero me siento seguro a tu lado.

EN CASO DE EMERGENCIA El día que dejes de sonreír, aceptaré mi derrota y llenaré de impotencia mis maletas por no haber podido remediarlo. Empacaré mis libros en una caja enorme casi infinita y cruzaré la puerta principal sin despedirme, dejando aquí la soga del otro día,

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los sueños que me vendiste y la foto de mi cartera; no anhelo encontrar después alguna herida de guerra. Entre más lejos estemos, mayor será tu alegría, porque ya no va a haber nadie con quien disipar las horas ni alguien que deba estar siempre de acuerdo con lo que dices. No pienso tocar el timbre ni admitir lo que yo siento, porque sé que si un día vuelvo van a pesar las mentiras. Problemas de mediodía: la habitación es muy grande para una sola persona y sigue haciéndose tarde.

LO QUE FUIMOS Y LO QUE SOMOS Una distorsión en el espacio-tiempo y nada más que eso; afuera una ciudad patrimonio derrumbada en mil pedazos, reluciendo sus mejores arreglos de temporada; entretanto, algunos frutos secos van cayendo sobre las hojarascas en los coloridos jardines, escuchando el crujir después de cada paso. ¿Por dónde caminas? ¿O por qué lo browniano? Yo tampoco o yo también: respondo siempre, aunque comienzo a cansarme de que sea así nunca se me ocurrió buscar en el pasado algún indicio de lo que sería el presente; preferí saciarme de tiempo muerto y libretas perdidas, de atardeceres sin gloria, catarros insoportables y llenar otra vez la pipa para dormir bien. Espero no despedirme hasta comprender mejor a este universo que converge en mi interior y luego se expande omnidireccionalmente, buscando una inmortalidad tan falsa como desmerecida. He sido testigo de la ruindad y la desorientación en situaciones que preferiría no tratar de modo explícito, porque saldría perdiendo (si puedo perder algo todavía); siempre busco hablar de más para conocerme mejor;

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en el error existo y en el arrepentimiento pretendo ser; en lo que tú llamas lenguaje yo he encontrado un amigo y la única desembocadura de los caudales que arrastro. Ningún remedio: venimos desde donde nada puede ser tan imposible si nos han dado una oportunidad solamente.

ENTRE LAS DROGAS Y YO Nunca ha existido una comunicación digna de admirar. Sin embargo, hemos podido estar de acuerdo en que existen pactos que ninguno de los dos quiere romper e intimidades que debemos proteger a toda costa por más subjetivas que sean. (suena una alarma) Una nota olvidada sobre la mesa dice: “El mañana es menos seguro a tu lado”. Y caigo rendido al suelo, cansado de tantos giros; la nota se apropia de mí y yo me apropio de ella, permitiéndome subsistir con los ojos cerrados y el recuerdo de lo que alguna vez se apropió de mí. ¿Quién nunca ha deseado escapar de la realidad?, ¿del entorno que nos venden como la mejor opción?, aunque en esa mudanza no nos invadió el decreto de quebrantar lo importante como la sincronía del núcleo y la membrana o la delgada línea entre la conceptualización y la [incoherencia. Nunca quise disolver mis ideales hasta las entrañas ni jugar con fuego en bodegas de pirotecnia; reconocí el borde y lo admiré con respeto, y un temor más grande que cualquiera de mis dosis. Por fin no habrás de pensar, encontrarás un lugar donde vivirás tranquilo hasta el final de tu vida, un tren sin vías, un abismo que no deja de expandirse mientras tú caes en picada. / ¿Cuál es la salida entonces? “r e e n c o n t r a r t u v o l u n t a d”, escuché decir a mi madre entre dientes; a mis amigos: “¿la sangre que mancha mi rostro sigue siendo mía?” No respondo. ¿Dónde estoy? ¿Puedes dejarme tranquilo? … Convivir contigo mismo bajo el efecto de

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alguna sustancia en ocasiones puede ser tan peligroso [como suena.

DELIRIO LEVITACIONAL Donde tú no habitas más, yo existo con una sonrisa rota y cantimploras vacías; los ruiseñores cantando al filo de la madrugada mientras vuelvo a casa por las mismas calles con las mismas grietas infestadas por los mismos grillos bajo farolas parpadeantes, patrullas en movimiento y miradas que siguen sin prosperar, pero están ahí. Reconociendo que nunca he sido un buen remedio [para combatir la soledad, atravieso el zaguán sin esperanza alguna de que [alguien espere por mí obstinado en la idea de que sólo fuimos un impulso, una cadena rota figurando ataduras imposibles; y me pregunto cuántas veces, sin darnos cuenta, habremos habitado ya el mismo sitio. Nadie está diciendo que la culpa no sea mía por vivir huyendo de lo desconocido para encerrarme donde casi nada importa lo que va a pasar después; y quizá soy aquello que no dijiste nunca y no lo que dijiste siempre: un anclaje en altamar con las mandíbulas torcidas que encontraste y no sabías si es que lo estabas buscando. ¿Qué prefieres?: ¿una tarde a secas o extinguirnos juntos?, ¿una conformidad o el derrocamiento de lo construido?, ¿escribir una novela o pegarte un tiro de una buena vez? Moneda de dos caras, al igual que todas, nunca supe discernir entre lo inconveniente y lo demás; tan sólo desvarío atesorando el pasado en el pecho como un dije de plata. ¿Y después? En el mismo sitio donde comenzó todo, la punta del compás que no se mueve del papel, el sol apareciendo de nuevo en el horizonte aunque parezca imposible, las ardillas corriendo a esconderse entre las hierbas más altas, piedras y ladrillos más erosionados que ayer

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… yo tarareando la misma canción de siempre.

COMO SI FUERAN SANDECES Me concentro en esquivar sus ismos porque no me corresponden ni les he importado nunca; me ven tan solo como otro insomne hijo bastardo de una corriente perdida que no quiso hacerse cargo. Entre deconstrucciones y asfalto fui abandonado a mi suerte, y acompañado de siluetas que nunca pude reconocer, recorrí los túneles de la ciudad entre sus luces y vivencias que me hicieron tocar fondo cada día un poco más. La carita de ángel que se funde entre mis ojeras y mis dientes rotos no se detiene a inquirir si el tiempo ha sido justo conmigo, por eso escribo a cuentagotas como si no me importara ni me llenara de vida. He lanzado una moneda al aire y le he rezado a alguien para que me favorezca sin muchísimo sentido. Y aquí estoy. / Y aquí estamos. Hastiados de su constante represión y de los fallos en su lógica; recordando que la poesía es tan libre como nosotros queramos, ¡¡¡no nos quedamos callados!!! “Hablando de la literatura como si fueran sandeces”, me dice el bibliotecario y yo sin rastro alguno de pena cabeceo sin decir nada, alejándome de nuevo; devolviéndome a mi mundo, cabizbajo ante lo humano, camino hacia el lugar que pocos

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quieren visitar con la inocente intención de algún día morir feliz.

QUE ALGUIEN ME CALLE, POR FAVOR Espero que la noche o la insolencia escriban por mí, pero no lo hacen; la página sigue vacía y mis dedos, inquietos por naturaleza, navegan por el teclado sin encontrar un argumento que logre convencer a todo lo que soy de todo lo que hago; y no me encuentro: me he marchado sin decir a dónde voy, cansado de las especulaciones y de lo lineal, de las tres manecillas que afirman lo incierto y de mis soliloquios interminables llenos de mariposas emigrando hacia el fin del horizonte, donde los océanos se encuentran y nosotros vagamos en peligro, como una hormiga que ronda con inocencia por el concreto del parque. Existimos en una ilusión colectiva llena de nada; donde, deseando haber encontrado en algún lugar ideales preestablecidos para vivir en paz, hemos vuelto un deber construir lo que nos rodea a través de acuerdos y desacuerdos, de ciencia y arte, sexo y política, charlar hasta cansarse, y de las lluvias de ideas, de las ideas mismas, del desglose de lo extenso y las epifanías poéticas. Que alguien me calle, por favor.

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RESPUESTA INVÁLIDA Cuando todo se termine, te preguntaré qué es todo. Cuando me respondas, te pediré de buena manera un poco más.

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LADO B la poesía es la única salida cuando me vuelvo inmune a lo sensible y pierdo pista de quien soy; es el silencio de las estrellas, el éter que nos rodea y la sentencia de muerte de muchos; es otra mujer abrazando mi cuello y todas mis construcciones verbales y no verbales, ansíoliticos de nuevo, un ojo observando por el picaporte. La poesía es el sino del lenguaje en una sábana de miramientos internos, extirpados en verso y prosa, caracterizando, jugando a la rayuela sin tener siquiera un rayito de luz para orientarnos mejor. La poesía es la madera que hace que las familias tengan su casa y también la que sólo se envuelve en llamas y se convierte en humo. Es una experta sacándome de quicio, una canción que suena parsimoniosa en la sala de espera de la misma muerte

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DAVINIDADES Jorge Pardel (León, 1997). Estudiante de la licenciatura en Letras Españolas de la Universidad de Guanajuato. Ha publicado en las revistas Efecto Antabus, El Gallo galante y Los demonios y los días. Ha sido parte del Taller Literario de la Universidad de Guanajuato. Lector de la generación beat, los surrealistas y Contemporáneos. Gran admirador de Nicanor Parra.

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DAVINIDADES Vuelves adivino sol cuando sueño de cabeza, cuando pienso jade; florífera quemas la planta de mis pies. Despunta el hueco de mis labios tu parvada en tanto despierta mi apellido voraz sobre el cadáver de este mundo. A flor deviene corredor el zaguán de mi cráneo que unido a pensamiento mágico ojos chorrean la sombra de un yo perdido. Culto. Cúpula y vitral, tapizamos muros. Hay en trance a percusión de sus relojes, algo: la tu avidez humo aquel sombrero lleva puesto el cuerpo de otro hombre. Pacto. Adivino. Al cúmulo redondo tus hipnóticos espejos que si eres agua soy el vaso, que si derramas soy la mesa, dédalo que serpentea sobre el mantel. Si he de despertar pierdo el equilibrio, lenguaje oculto en ambos ojos cuando, alejados de la noche, buscan deshabitar tu redondez.

CONJURO DE LAS AVES Padezco el sueño de una ciudad perdida atada a la dorada prisión de nuestro acento. Quitasol de una generación de pájaros cuyos picos sostienen de la noche la inmensa voz de un vuelo salvaje y conjurado.

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Hay una lluvia de ala marchita que embriaga la escotilla de toda pajarera a una danza que revienta sostenida la mirada infinita que nos otorga el Elefante aquí arriba. No habita dentro de esta jaula un solo pájaro ansiado a conquistar el cielo, por temor a convertirse en Peregrino de la tierra. Somos alimento del sol cuando estamos cerca de este chorro negro que se traga la garganta, y la salvaje diáspora de la noche nos padece dentro bajo la piel que nos fue entregada por aquella ciudad anfibia cuando ahogó nuestros nombres. Algún vidente conjuró en algún idioma la razón de nuestro pasado inexistente: la muerte es un ave que nos toma de la boca a jugar al escondite.

EXPLORACIONES A Gerardo Szar Anoche te vi latir como un reloj frente al espejo, reflejar el hundimiento número veintiuno que sucede, no pregunta: hogar a tus hombros de azar y de adivino. Hablaste sobre el cielo sin haberlo visto nunca y mi presencia pájaro a prometer por todas tus vidas, se fue volando. Inerte volvió tu cuerpo espesa voz a derramarse; otro llamó infinito, que no yo, a este bosqueflor purpúreo, tu lenguaje.

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Tengo en mí sospecha cuando no despiertas. Debo esperar, asido al florero de tu cuarto al niño de las voces peregrinas.

TE MIRO Y SOY PÁJARO Te miro y vuelo convertido, a disparo a tu envinada jaula. Soy un pájaro cuando tus ojos son míos, puedo ir a ti –volar en silencios–. Cruzo la ventana, del espejo salgo poseído, dejo atrás los mares, los desiertos de lunas y olvidos. Todo es un erial si no es tu boca hacia donde mi cuerpo hechizado migra, cuando te miro y soy un pájaro que anuda en su corvo pico las líneas de tu pelo de tus manos. Anídame en los jardines que decoran la jaula de tu boca, que me hacen ignorar las pieles de las demás sombras. Do me harán tu desalado con tu apagar de sienes: vuelto a ser mudo, vuelto a ser humano.

PERCEPCIONES Cuando hago volar mi lengua soy un niño sobre helipuertos dibujados con el agua. Tengo el pensar de un pájaro metido en el bolsillo.

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Olvido mis vocales en el tendedero de otras manos, que escurren la piel del último elefante imaginado. Soy el niño que el fantasma levanta con su sangre, velero asido a la botella sumergida. Enjaulado en el océano de mis davinidades. Hay una endiablada luna mordiéndome la boca y yo sigo sin conocer al hombre que habita en los espejos de una tumba. Tumba cuyo fondo suena a jazz cuando mastico una de las rosas que vio caer al peregrino en su retorno. La húmeda sombra de las manos permanece en la mojada línea de este cuerpo columpiado. Cuando soy niño los pájaros son mis enemigos. Hasta ahogar los colibríes que se lavan en mi pecho.

ALTAR A PENURIA … escuchar el quebrante azul del estío: enflacarme junto al miedo, devenir pétalo marchito, pétalo que se pierde –hinojo de las tardes– en la hurí que eterna muere. Porque me ha parido el caos ¿O será el destino? ¡Cualquiera que me haya cedido la vida sin el consentimiento mío! Curarme del mal de los aflitos es fungir en llano arpado; plantándome cual manojo con algún cantar sombrío. Ser una mata de poesía,

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siquiera un yerbajo digno, orando a que los jardines me dejen florear tranquilo.

ORIENTACIONES Volando hacia el pico de un halcón rosado a derrame de órgano y caramillo, en esferas de otra tierra, que de azul pensado, crecido entre la hierba reina alimentada mi cabeza. Navegante para el túnel de los árboles imantado vuelo al arca donde el fuego. Vidente marinero de rostros que miran con encanto la máscara de ojos y ojos de la máscara entregados todos para el cielo. Hay ángeles palomos hinchados en la grieta de mis alas que miran ya ascendidas torrente abajo a torrente huida. Y han apagado a la vela por el canto por el aire por el cuerpo y me han clavado en las orejas el sueño peregrino de una pantomima indescifrable. De cabeza he encontrado los rieles que dirigen a espejos arañados –torcidos humeantes a mis brazos cuando soy el concebido– a una silla o pensamiento destinado a olvidarse cuando es utilizado. Aleteado hacia la mecánica del laberinto, creciente jungla que me habita dentro para entonces en colores y en figuras me encuentro, me pierdo, me reencuentro perdido. Sucedo más las nubes que lloran la complicación de las ataduras

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en estrellas secuestradas alguna vez miradas con locura. Y se anudó el tiempo a la iluminación que otorga la vigilia cuando es ocultada. Todo se calla al respiro deseo de una palidez sonrosada cuando huyendo de sí misma cae interminablemente a la pausada continuación de los estanques enjaulados por su agua. Arribado a la quimera descubrí la torre. Del laberinto soy florero reino de las moscas. Del camino soy disparo caminante de las moscas. Del pájaro soy los pájaros asidos a las moscas dentro del pico un halcón rosado.

MIRROR BIRD A ti de pie resalta la corona, marsonámbulo que tiende apenas mi presencia. De tu puerto mi velero tendió las alas mar desnudo cielosolitario y zarpé al infinito cristal de tu marea. Lejos, hinchado en bruma el silencio no acorta la visión enferma de mirarte pájaro: Velero navegante en tus valles invertidos, marinero escurridizo a tu esculpir constante. Háblame de aquel hombre u hormiguero cuando, alejado de tus aguas, en aires de naufragio olvidó su corona puesta sobre el cráneo de mi cuerpo. Revela, mar hermano, la respuesta o signo articulado a tibio fruto de habitarte. Muéstrame al vivo, derretido reino propio entre el embrujo tuyo que divide nuestras pieles.

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Revela, mar hermano, algún croar o trino que se pronuncie al centro pupilar mío ahora que habito donde soy estatua y perciba alucinado tu lenguaje.

NEGACIONES No hurgando al agujero repleto ya enteramente de un habla que no habla encontrarán el verso nunca dicho para la falsa lengua, ahogada ya en la escupidera de sus bocas. Tengo el gusto en ver caer a sus palabras, todas iguales: que si derramadas en los árboles, que si ahorcadas en los árboles son carnada fácil a la mierda pálida de las ranas y los pájaros. No sé si al arrancar sus cabellos nazcan más cabellos. Sean o no burbujas que revientan solas, todas mudas con mis ojos. Noquieroynoquerréelnombre de las cosas dichas todas por ustedes.

TENGO EL CUERPO EN TU CABELLO COLUMPIADO Cuando vierto la mente a la palabra que me tiendes, de tu mirada, Miranda, soy espejeante y silencioso. Paloma voz desemboca interminable la rana que padezco en vez de mano; rana que huye saltarina de mi espiral a tu muelle a columpiarse. Hacia tu pelo

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el caballo galopa derramando. Hay gotas que figuran del aire mil pájaros y penden a rayas de tu cuerpo. Circula casi infinitamente una levantada espuma donde arribó mi nombre a pescar de tus burbujas. Columpiado, de donde son las hojas y las flores de tu mirada, tu nombre y tu cabello habitará siempre, como escondido el pensamiento.

EVOCACIONES Duermo de boca aturdido por el cielo, suelto las riendas al camino. Hinchado en calle me dirijo a todas partes, sucedo en caída libre al haber entrado a un laberinto. Todo cuelga de un colibrí poseído a media tarde. Abandono la vigilia, los caballos sevancorriendo. La mente es recostada sobre el ondeado nidal de una serpiente refugio de hechizado astro, mujer oscura, voz pájaro! –piel sobre la luna–. Sitiado me recibe con su hambre, mi cuerpo se hunde a su jardín espeso: Árboles, rosales, el rostro del mundo el rostro de Nhadie.

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ARANAE No tragado por el suelo. En derrame vivo las arañas se alimentan de las plumas. Mis alas sufren endiablado acento de una cuarta despedida atrapada conmigo en los espirales de la tela como arácnido alimento. El cuerpo sufre la asfixia de la mano oscura que apaga el temporal de los vocablos todo al grito, parido de mis ojos porque cubre la salida. [Ya no recuerdo el aroma, el aire de los mundos que subían directo hacia las nubes para encontrarme con tu cuerpo, Andorina.] Y a este alarido que, interno de mi boca ansía reencontrarse con la pluma de tu nombre, le es pinchado para siempre en vuelo arácnido y oscuro otro canto y otra lengua / arañas para despedirme.

REVELACIONES El otro me ordena derribar el cielo con los ojos / la garganta: sujetarlo arrancarlo de su trono de su espacio y trepar la máscara que detrás oculta ese rostro interminable, ese espejo interminable donde me hallo retratado cuando quiero escapar.

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BLUE WOODS I Todos ignoran bajo sus pies las 8 máscaras del mundo: entregándose a las bocas cuando de ojos son henchidos a una danza camaleónica donde el cuerpo no despega. Hay sombras que ríen atrapadas en los sueños hundidas a la acera de mis calles. Una esclavitud onírica en la que mastican todos a los pájaros y entonces son los Arlequines quienes sobrepasan con su cuerpo el sol tragado por la noche que encontraron aquí dentro. Nunca más volverán las calaveras a detener la rueda infinita frente al derrame de mis bocas al hablar y recordar que padezco en la garganta la caída alucinada de un mítico olvidado Adán.

II Todos han visto bajo sus pies el camino de vuelta a los jardines donde una vez perdidos ascienden al rostro de quien fuera el enemigo quien murió para demostrar: los cráneos se ocultan en la luna. Caminan risas sobre el dorso de mis ramas donde vigilia se les va uniforme a como se fue a pastar al campo mi conciencia. Y a tarareo de férvida alegría habiéndose bebido

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un recuerdo está el pasado, de cuando fui Arlequín que al morir estrangulado terminó clavado en la tabla de alguno de estos sueños que no pisaron nunca.

GESTACIONES Criado en tu salvaje estanque de velamen rosa; oculto en el esqueleto de las aguas que tragaste comprendí el misterio-pájaro sumergido entre mis ancas. Elefante, alto anfibio de agua sagrada / sagrada tierra hasta hoy que has reconocido la pausada luna de tu frente a tu reflejo hasta hoy que escuchaste el croar de mi voz anfibia, anfibia Madre me has dejado saltar al mundo con un solo saco vocal y venerarte.

De la única ventana donde asoma el mundo de tus pasos cuelga mi voz / flor apagada, rumor que figura la cortina en avidez magnolia cuando te miro en hojas y fruta reventada. Briago de viento, noche y día persigue el visillo de mi cuerpo tu mirar pausado: que inclinado al infinito –no al silencio– navega entre las nubes para ser alimentado. No hay puente que atraviese el mundo

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al trino mundo de tus pĂĄjaros. SĂłlo un baile amarrado al cielo cuando ansĂ­a cubrirte el misterioso telar de mi palabra.

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ESTACIONES GRISES Kevin González (Cuerámaro, 1996). Ingeniero Hidráulico por la Universidad de Guanajuato titulado con la tesis Bidimensionamiento de red subterránea como método de pronóstico para el cálculo del déficit de acuíferos utilizando el método de caudales por extracción. Ha publicado en las revistas Golfa y Cisne. Ha formado parte del Taller Literario de la Universidad de Guanajuato.

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NO HAY QUIÉN LEA No hay quién lea. El hombre descifra lo que en su verdad encuentra. Piensa en lo absoluto, en lo único cierto para ellos y no existe naturaleza que vaya contra sus preceptos, y lo que uno finge es lo que escribe usando como juguete la palabra, distrayendo a la razón con metáforas de lo que pudo ser un sentimiento verdadero. Y el sentimiento ya no es nuestro. Nos convertimos en el mundo insensible y roto, dejamos de existir, adolecemos de ideas, en partes sin un todo creemos en las masas, en la multitud. Es así como gira el engrane, avanza y se detiene, hace clic en una cadena oxidada por donde el humano pasa para recordarnos cómo hombres que ya no leen.

TACTO Como si cada toque tuviera el poder de una despedida, de hombro a mano de mano a labios, hagamos la nuestra la mayor de todas: como si ese toque se llevará lo que mutuamente fuimos y en el mismo instante

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que la nada se lleve todo.

YO DIGO QUE TE AMO Yo digo que te amo no una o dos sino a todas horas así simplemente te amo entre mi sed y días de café en el silencio cuando estás y no estás entre mis brazos en todas las estaciones del año a diario te amo a carcajadas a mordidas como sea pero te amo y me preguntas ¿qué haces? y no hallo respuesta no conozco nada es cierto pero te amo no como dicen las canciones ni las novelas aun menos como los poetas sino aquí a mi lado centímetro a centímetro te amo.

TERQUEDAD DE TU RECUERDO Aquí no ha pasado nada:

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todo sigue igual. La tarde gris llega y con ello el aire que alguna vez respiramos juntos bajo los árboles húmedos que fueron testigos de los lugares donde sosteníamos las miradas y asfixiamos nuestros labios. Las calles conservan su nombre. Pero mi paso está vedado si tus pies no caminan junto a los míos; y me pierdo en la esquina donde pregunté por ti cuando, mayordomo de mis penas, creí ver tu boca y nariz en la sombra que me arrastra siempre hacia ti. Me he vuelto llano en los sueños donde te arrullas bajo mis besos quemados con la lupa del recuerdo; también me he vuelto los rincones donde pensamos que la vida era inmortal. ¿Ya ves? Aquí no ha pasado nada: soy el mismo diablillo que te busca y te espera.

DÍAS DE TREGUA Un día sin memoria, vine a tu encuentro con mi alma desnuda buscando tus ojos. Percibí la mezcla de tus labios sabor tizana quejándome

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de mis dolores entrañables y depositando muestras de cariño en tu tez clara. Acaso ese mismo día fue un invierno donde, clavados en mi cama que conoce tu figura, te susurré al oído con voz tenue y quebrada algún síntoma de mi amor y sentimos la necesidad de apaciguar las luces bajo el umbral eterno de mis brazos. Vendrán más días así donde no me vea traicionado por no conocer tus dolencias y tus sueños que tejen y destejen la vida misma. Entonces, esos días de tregua, estas manos tercas te volverán a reconocer y podremos decir a voz media: vamos al Centro por un café y un bizcocho.

DONDE MUERE UN SUEÑO En esta orilla del lecho te observo, pasiva y dulcemente dormida, al borde de un sueño que recién comienza. Doy un paso más y caigo en la ondulación de las sábanas, rompiendo como cristal al golpear el suelo el espacio que nos separa. Me uno a ti y al calor de tu rostro, a tu suave hálito, al ritmo de tu sueño que ahora es de los dos; donde el ansia se apacigua con besos sin prisa, las miradas recorren

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nuestros traslúcidos cuerpos y el deseo del uno por el otro es el único sentimiento permitido. De pronto, en el silencio de la noche, mis sentidos perciben el rumor de un nuevo día y con ello la muerte de un amor que ha dejado de soñarse y que se busca en el lecho donde una vez dije no te vayas.

LOS AMOROSOS Las voces se difunden en nublado silencio, silencio que es el infinito del espacio, y quedamente el alma es mecida sobre una región donde el crepúsculo desciende, sin caer, sobre campos vastos de color grisáceo centinela que vierte su oscuridad en perenne rocío de estrellas. Y por el camino vienen ellos, los fantasmas del crepúsculo, moldeados con gracia, flexibles y esbeltos, entrelazados en un abismo de sombras; y juntos escuchan el paso de la vida, vida inconsciente, vida de rebelión, y en un instante la luz inunda su mundo. Nunca olvidarán esa noche, noche primera, noche de unión, donde, de un soplo, todo fue consumado y ahora no hay nadie que sea para él lo que él fue para ella: la eterna novia.

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AMOR CÓSMICO He sido otro, en algún planeta no descubierto ajeno a la imagen del mundo que decimos nuestro. Tú, junto al danzar de la luna con pupilas de galaxia, orbitando el espectáculo de tus labios cuando de tu boca se escucha un “te amo”. Y yo, presa de la desgarradora gravedad que me atrae a tu ser atómico en forma de humanidad. Podemos ser otros cuando este mundo nos quede chico y no tenga nada por ofrecer. Y con el tacto de mis manos crear nuestro cosmos buscando constelaciones en tu rostro lunar, bajo la atmósfera de nuestros besos creando la vida misma.

EL PANTEÓN DE LAS RUINAS Lleva estas ruinas al panteón, entiérralas bajo la lengua arcillosa; haz con ellas lo que contigo nunca y echa fuego a estas manos dispuestas a ser rocío del cuerpo que nunca toqué. Voy a quedarme muerto de esta sobra de amor que se queja por todos lados gritando tu sexo hasta quedarse mudo. Dime si estoy enfermo y que es una tarde triste envuelta en alguna abandonada soledad.

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¿Qué hago con esta ruina que, como pólvora sin proyectil, arde en el cañón de mis huesos?, donde en una mancha y en una hora antigua quizá me veas cuando te preguntes con el rostro cortado si soy una cicatriz que ya no existe.

EL SALTAMONTES HERIDO ¿A dónde te llevarán esos cuadros y líneas sin sentido? ¿Dónde comienza el ruido y dónde el silencio de las palabras nunca dichas? Querrás tomar el camino más difícil saltando hacia recuerdos inútiles y gritos al aire vacío que alguna vez fueron luz de esperanzas aún más inútiles. La respuesta está ahí, dominadora y abrasante, ego sepulcral de la memoria en los ojos que viste por última vez, ahora resignados en el sueño turbio de lágrimas ácidas perdidas en el arrabal del pasado. Ahora, ya herido habrás de levantarte y ver cuántos lugares se han tornado estériles. ¿En cuál ausencia buscas las manos que alguna vez rodeaban tu garganta desértica? Se disuelve el suelo en grietas y polvo. Habrás dado un salto entre la inagotable imagen de las noches en que siempre aguardabas a un encuentro con el saltamontes herido.

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EL SIERVO QUE HUNDE LA PUNTA DE SUS PIES EN UN ESTANQUE DE MÁRMOL Yo, siervo del mundo que hunde la punta de sus pies en un estanque de mármol, ¿cuál es mi historia? Yo, que he de someterme a la penitencia y cargar con los hombros el peso de la vida. Yo, que amo con tal ferocidad que con una sola frase temo revelar mi muerte por la consolación de un roce de cuerpos cuando, en mi cama, quiero abrazar el mundo entero. Yo, saciado y repleto, dejo que la soledad me destruya y que el silencio caiga como espuma sobre la playa. Yo, que no tengo rostro, mi cuerpo precede al morboso placer cuando digo no. Estos son los verdaderos ciclos; no soy la gota de lluvia que seca el viento; yo provoco el soplo que seca el jardín. Es un alivio tener la atención de algo para después, no hablar, y seguir el sendero en la oscuridad. Pero he de ser otro: el de algún rostro y algún cuerpo, el que calla y otorga, el que pueda con la pesadez del mundo, el que sea lluvia y viento, el que ame sin desasosiego. Pero mi mente está fatigada y, si me desvío hacia aquí o hacia allá, muy pronto, las aguas revueltas me hundirán sin poder de salvación. Y yo, que soy múltiples vidas, volveré a ser el siervo que hunde la punta de sus pies en el estanque de mármol.

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EL DIVÁN Y YO El diván y yo tenemos mucho en común: ambos nos vemos toscos y vulgares en este cuarto de colores amplios y vivos; somos el contraste de estas cuatro paredes. El diván y yo tenemos nuestro lenguaje y le doy propiedades de buen confesor, para poder pasar desapercibidos en este espacio que nos es ajeno. El diván y yo compartimos experiencias. A él le parece ridículo que me postre boca abajo, gritando injurias contra el tiempo y su porvenir; a mí, me parece ridículo que entienda lo que el destino es, como si el diván pueda ser otra cosa más que un diván. Y él me exige explicaciones. Yo respondo que el diván divanea. Que tenemos que soportarlo todo y comportarse como lo que somos: una masa pesada. Y así, creamos esa costumbre de falsear y magnificar nuestro entorno para, poco a poco, ceder nuestro lugar, sentirnos desaparecidos, aplastados por la insoportable levedad del cuarto para, después, pasar a lo eterno y conservarnos tales como somos, suponiendo que el ser humano no sea la medida de las cosas.

UNA GOTA A LAS 3:00 DE LA MADRUGADA No ha encontrado el camino. Seguro se ha quedado en el plomo o no tiene voluntad de venir mi compañera que, a esta hora, debería estar haciendo la noche más densa de lo que la primavera lo hace. Sé que ha de llegar porque me cuenta sus secretos; es un tic tac que se multiplica al infinito y más de una vez escuché su quejido

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diciendo: Tu vida a costa de la mía. Pero no le temo; espero paciente su arribo, mi sol en la vigilia. Y si me quedara sordo no me lo perdonaría, porque he dejado una promesa a las 3:00 de la madrugada: nuestra voz, unísona, dividiendo el aire y el espacio, mientras cruzamos, con los pies desnudos, la crueldad de la naturaleza para estar juntos perforando el suelo: plinc plinc plinc, y sentir que eso es el tiempo.

EL VALIENTE Soy valiente cuando subo al camión con el dinero exacto y me deja en el callejón donde matan al dos por uno y te dicen: ¿a dónde vas, güero?, para llegar a casa con los puercos de mis roomies y rayarles la madre por los platos. Soy valiente porque nunca busco ser alguien que no soy. Soy yo y mis circunstancias, dijo un filósofo. ¿Y qué son las circunstancias? Leo maquinalmente porque pienso en otras cosas. o quizá sea por el chingadazo que me di en la cabeza

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cuando era morro y no sabía lo que eran los putazos de la vida. Soy valiente porque me amarro los huevos como dicen los filósofos de ahora; y todo para que en mi epitafio se lea: aquí yacen los restos del güey que vio muy dentro del abismo que le salió el tiro por la culata.

LOS SOÑADORES El oficio de soñador debe ser el más tedioso; es querer sentir por debajo de la conciencia, escapar de lo objetivo por medio de metáforas. Vive bajo la inacción, esperando ser descubierto. El soñador siente para después existir: su vida es sueño que se niega a cualquier examen. En cuanto a mí, no soy nada de eso. Me siento vivo cuando mis articulaciones responden a un movimiento voluntario que nace del trabajo puro de la conciencia. Me encuentro al ver mi reflejo en la taza de café, ya media vacía y tibia. Las personas me son más reales que una metáfora. Y existo en los ojos de aquellos que veo pasar en mi camino; me uno a ellos y a su azar. Soy aquel que percibe la abstracción de las nubes, aquella que le teme a la rata muerta, aquellos que deambulan entre calles pintorescas. Pero, ¿quién soy yo para mí? Soy una sensación arrojada al mundo; dejo que la vida me golpee tan fuerte para levantarme y ver como por vez primera el amanecer de mis ilusiones. Y seguir soñando que soy yo el que escribe este poema.

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MONร CULO Amaury Salvador (San Francisco del Rincรณn, 1995). Licenciado en Derecho por la Universidad de Guanajuato. Ha publicado en las revistas Derviches, Golfa y Maitri. Participรณ en el Foro Virtual del Libro 2020. Fue seminarista del Fondo para las Letras Guanajuatense, del cual surge su poemario Cรกlculos renales. Ha participado en la Red de Tertulias Literarias de Guanajuato.

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Me dije: escribe la poesĂ­a que quieres leer, encontrar en otros.

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QUISIERA SER UN BANDIDO DEL VIEJO OESTE A Ben Wade Asaltar los carruajes que cruzan los caminos llanos y solitarios; quemar a un tipo encerrado en su carreta, repartir el botín de su fortuna en monedas de plata con los secuaces e ir al pueblo más cercano; cerrar la cantina y pedir: “whisky para mis muchachos” a la rubia tetona y de labios rojos que atiende la barra. Más tarde, seducir a esa misma mujer y hacerle el amor en la alcoba del segundo piso. Dibujarla después de terminar mientras se esnifa tabaco, para después abandonarla preñada. Ser la mano más rápida y temida. Arrancar impunemente los posters con tu imagen que dicen “WANTED”. Cabalgar de regreso a los pastizales –único amparo– para seguir bebiendo alrededor del fuego, contando historias y viendo las estrellas. Arrullarse con el canto de los grillos y el siseo de las serpientes para después dormir soñando las aventuras del día siguiente.

Vienen los alienígenas del universo paralelo a patearnos el trasero y señalarnos que íbamos en sentido contrario.

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Vienen a decirnos que saben del origen, la respuesta a la vida y a la muerte; y que eso que llamamos big bang no es sino la explosión de una burbuja que nos contuvo largo tiempo flotando en la bañera de la nada, en la que un ser infinitamente grande (tanto que no podemos concebirlo) tomaba un baño en un verano calmo y rojo.

De aquello sólo recuerdo ver el abismo para después caer dando volteretas, amortiguando con las ramas de algún árbol y pensar: “en cualquier momento un fierro me penetra”. (Sólo quedará una nota de periódico: “Mueren amigos universitarios al caer a un barranco.”) Pensé en mi madre y mis hermanas. Todo fue instantáneo. Cuando salimos del coche –que estaba de cabeza– y completamente a salvo, la música seguía sonando: único testigo.

Mi abuelo soñaba que su caballo lo abandonaba. Él lo amarraba al huizache para poder orinar, pero cuando volvía, ya no estaba el caballo. Había huido. Como su juventud y su norte.

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Así como los perros se arriman cuando huelen la comida o los sauces se inclinan hacia las aguas del río, yo paseo caminando con tres bellas amigas. Y respiramos el aire amanecido como nuestros rostros. Y somos felices.

LOS DOS ESTAMOS SOLOS Así como tú llevas a tu perro, yo llevo mi libro. Mi libro es mi compañero. Cada quién olvida su soledad a su manera. ¿Por qué no enroscamos nuestras lenguas como dos moluscos? Hagamos de esta lluvia repentina una hoguera.

Poseo como un tesoro en mi armario: un anillo, un broche, un labial. Los colecciono como talismanes dejados por mis amantes.

Siempre después del acto del amor me digo que la próxima vez usaré condón. Pero parezco un encadenado a la roca del amor libre y sin látex de por medio. Gracias a que mi madre ha invocado la protección

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de algún santo sobre mí, aún soy VIH negativo.

HORMIGA REINA Soy un macho que sabe su escasa vida. Aun así, te tributo desinteresada y apasionadamente.

Me gustan los hombres y mujeres playeros que surfean de día y reparten el amor por las noches con el traje de baño o los pantalones de lino de hace tres días, consumiendo cerveza y estupefacientes para bailar como zombis hasta el amanecer.

Me he aventado porque no había de otra; porque si no te avientan de cualquier modo. Adultez es ver pasar tu vida a través de listas de acuerdos judiciales.

Me pegaba un tiro por la mandíbula pero no moría; caía al suelo y vomitaba sangre por las cuencas de mis ojos. Agonizando de perfil, manaba por mis orificios una mezcla de antigüedades infectas y años pesados, bien cargados.

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Me descargaba. Me liberaba.

En la tierra los hombres se debaten. En los cielos, espíritus encarnan las nubes.

Esta broma demoníaca, esta agonía errante, este traspié, no podía, no debía ser real. Pero hubo un error y las matemáticas se despeñaron junto con el verbo. Un bisbiseo bosquejado y después una palabra.

TENGO MIEDO De que se me pare el corazón. De un sístole a otro, hay un malabarista cruzando la cuerda floja y yo soy el espectador que se lleva el crucifijo a la boca. Basta tan poco. Un contoneo, un paso en falso y la función termina. Se cierra el telón rápidamente. Ni si quiera hay tiempo para salir a inclinarse como de costumbre. Los artistas son los leones amaestrados para no morder mientras les avientan billetes.

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HA SIDO LARGA LA ESPERA Aunque después me arrojes a los cardos, mi corazón es bujía desbocada, salto abisal y a veces páramo yerto, inerte. Eres un vidrio encajado del que no se sabe si aún hace sangrar o ya causó costra.

Quiero escudriñar cada grieta, cada grano de arena en tu búsqueda. Me veo caer sin una mano extendida para mí. Ya ni las drogas ayudan. Ya ni las drogas.

Las primeras jacarandas se han pintado de morado. Soy un desempleado justo esta tarde. Y miro puertas y mis pocos años.

A MIS AMIGOS Mientras el conejo de la luna siga de cabeza, les ofrezco una sopa instantánea, un canuto y un oído. Pueden llamar a mi puerta.

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DIRECTORIO

Alejandra Frausto Guerrero Secretaria de Cultura

Diego Sinhué Rodríguez Vallejo Gobernador Constitucional del Estado de Guanajuato

Adriana Camarena de Obeso Directora General del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato

Mauricio Vázquez González Director Editorial


Este compendio reúne siete poemarios de siete muy jóvenes poetas que oscilan ahora entre los 20 y los 25 años de edad, seleccionados por méritos de calidad literaria. Todos tienen una incipiente trayectoria en el panorama de las letras del estado. Tras una dialéctica de taller y acompañamiento tutorial, los trabajos ahora presentados se ofrecen como una muestra de los más recientes derroteros que la poesía estatal explora, confirma y actualiza. Del romanticismo sombrío adolescente, la ideación suicida, la búsqueda conflictiva de la identidad, el confesionalismo o el rescate de lo clásico; hasta formas más novedosas fincadas en el tono conversacional, el sarcasmo, el cinismo y la experimentación plástica: este libro hereda y a la vez renueva ciertos mitos de la personalidad, ciertas posturas e imaginarios juveniles del amor, el lenguaje y la rebelión, que constituyen un testimonio vital de autoafirmación en el caos de la irracionalidad contemporánea y su destierro sistemático de lo poético. Así como de comunión en las amistades compartidas que se cultivan y consolidan.

Aleqs Garrigóz


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