Cuentos1ercuatrimestre

Ahí te voy mi Rosa.

Parecía como si el destino buscara acabar conmigo de poco a poco, en mis días ya no se siente la vida como antes. Revivo día a día aquel recuerdo, esos días de Octubre, el aire era frio y en la cuidad destacaba el gris.

Los tiempos eran difíciles, pero con su amor todo lo soportaba, mis fotografías ya no se vendían igual, si, yo era un joven que anhelaba alcanzar sus sueños y tu la energía de mi vida. Yo estaba dispuesto a cambiar los malos sentimientos de los otros, darle un poco de felicidad a ellos por medio de mis imágenes, hacerles ver porque yo era feliz.

Andaba en busca de trabajo, me dirigía a la vieja cantina de Don Mauro, al menos con ese dinero podría satisfacer nuestras necesidades, simples necesidades.

Pensaba en lo linda que te verías con ese vestido azul que tanto te gusto en la tienda de nuestra miga Sara, definitivamente, seria lo primero que compraría.

Entre al bar, un lugar sombrío, al igual que la gente que lo evitaba casi a diario; sus ventanas y paredes, no revelaban su color original, se notaba la gruesa capa de suciedad que las cubría. La entrevista tuvo buenos resultados, es decir, me contratarían. Salí feliz, con ganas de darte la noticia, cruce la calle principal, tres calles mas y estaría en casa.

Pero mis deseos se rompieron al verte, tu cuerpo, con ese infeliz, el te tomaba entre sus brazos, parecía que no podrías respirar. El te sostenía con cuidado, los veía desde lejos, las emociones se desbordaban, cada momento me fue mas difícil, corrí hacia ti, y ese pobre diablo me gritaba que lo sentía, que no fue su intención!, me lo explicaron todo, su auto te había golpeado, no podía verlo a el con atención, solo me concentraba en ti, quería hacerte despertar. Yo creía que podrías sobrevivir, que tonto. Te veo en mis sueño diciéndome al menos por ultima vez que me amabas, y que jamás me dejarías.

Y así, tu, mi bella Rosa, te fuiste de mis brazos; junto contigo murió mi felicidad, mis anhelos, mi juicio y mi vida.

En la vida ya nada es bello ahora. No me interesan los demĂĄs. Pero te aseguro que yo estoy listo, guĂ­ame en el camino de la muerte, ya siento la esperanza, ya estas conmigo vida mĂ­a? Rosa, mi bella.

Demencia a la Soledad Duele saber que a pesar de tener la razón, nadie te crea, aun pasando por un momento de peligro.

Lunes Comencé mi mañana como todos los días, desperté y con cuidado me levante de la cama, a esta edad el cuerpo ya no es lo mismo.

Preparaba nuestro desayuno, cuando escuche un ruido en la azotea. Mi marido no estaba en casa y era imposible que mi mama estuviera ahí. Asome un poco mi cabeza y grite, quien esta ahí? Solo escuchaba risas, alguien estaba ahí y se burlaba de mi. Asustada tome el teléfono y llame a una de mis hermanas, inmediatamente me contesto.

-Lucero, que pasa ahora mujer?- me dijo.

- Hay alguien en mi azoteaella me pregunto si estaba segura.

-Si! y creo que quiere que suba, esta haciendo muchos ruidos y escucho que se ríe de mi. Francisco no esta en la casa y me da mucho miedo.

-Francisco? Pero…Mira tu ve a la casa de tu vecina y en unos minutos llegare ahíMi hermana llego inmediatamente y subió a mi techo, me aseguro que no había nadie en casa. Prometió quedarse toda la noche con tal de tomar unas pastillas.

Martes Comencé mi mañana como todos los días, desperté y con cuidado me levante de la cama, a esta edad el cuerpo ya no es lo mismo.

Prepare mi desayuno, un huevo con pan tostado. Mis mordidas eran lo único que hacia ruido en esa casa deshabitada. Vi una nota en el refrigerador de parte de mi hermana, “no olvides tomar tus medicinas” me sentí frustrada, cuanto tiempo tendría esa nota en mi refrigerador y yo no lo había notado. Busque mis medicinas, en la cocina, en el botiquín del baño, junto a mi cama. pero no las encontraba en ninguna parte. Mi búsqueda se vio interrumpida escuchaba risas desde mi azotea, alguien estaba ahí y se burlaba de mi. Asustada tome el teléfono

y llame a una de mis hermanas, pero no contestaba su teléfono. Llore y llore, tenia miedo y no sabia a quien acudir. Me recosté en mi cama…

Miércoles Desperté, me quede bastante sorprendida porque aun tenia puesta la ropa que ayer me había puesto, debí quedarme dormida olvidando ponerme mi pijama. Me levante de la cama, a esta edad el cuerpo ya no es lo mismo. Fui a la cocina para preparar el desayuno, en el refrigerador había una nota que decía “no olvides tomar tus medicinas” debí haberlo puesto yo para mi mama, si eso debió ser. Abrí el refrigerador, había muy poco que comer. Solo se veía un paquete de jamón, queso y pan. Decidí ir al mandado a traer mas víveres. Le pregunte a mi mama si quería algo en especial, pero no me respondió.

Busque mis llaves dentro de mi bolsillo, pero en su lugar encontré una servilleta, dentro de ella habían 3 pastillas, una rosa, otra azul y una capsula blanca. No recordaba que hacían ahí, las coloque de nuevo en donde las encontré, salí de mi casa pensando en el mandado, camine un poco cuando me di cuenta que no sabia donde estaba, acababa de salir de mi casa, pero todo lucia diferente, no sabia ni hacia donde regresar y solo empecé a caminar.

-Lucero!Alguien me llamaba -

Que haces por aquí? Vamos te llevare a tu casa.

Me asuste muchísimo, debido a que yo no conocía a esa persona. Ella insistía en llevarme a casa, yo quería llorar pero no enfrente de ella. Me tomo del brazo y empezamos a caminar. Poco a poco comencé a reconocer donde estaba, entramos a mi casa y ella tomo mi teléfono. Empezó a hablar con alguien, se veía asustada también. Me paso el teléfono, era mi hermana, quien me pregunto donde estaban unas pastillas. No sabia de lo que estaba hablando hasta que me describió los colores, no había recordado que tenia las pastillas en mi bolsillo todo este tiempo. La Señorita me trajo un baso de agua, ingerí las pastillas y me llevo a mi cuarto, me recostó sobre mi cama, mientras seguía hablando por teléfono.

Jueves

Desperté, bastante acelerada, me cambie de ropa y decidí hacerme el desayuno.

Abrí el refrigerador, había muy poco que comer. Solo se veía un paquete de jamón, queso y pan. Debió ser mi hermana quien me trajo el mandado.

En el refrigerador había una nota que decía “no olvides tomar tus medicinas” también de ella. Busque mis medicinas en la cocina, en el botiquín del baño, junto al buro de mi cama y ahí estaban, envueltas en una servilleta, las tome y fui a la cocina por un poco de agua, tomaba mis pastillas y unas risas que venían de fuera captaron mi atención, venían de mi azotea. Estaba apunto de ir a fijarme pero el timbre me interrumpió. Me asome con cuidado desde mi ventana, era mi hermana.

La invite a pasar. Le serví un poco de limonada y le ofrecí unos dulces. Los miro de una manera repulsiva. Lo primero que me pregunto era como había estado yo en estos días, claro que le respondí que bien.

-

Ya te encontramos una casa Lucerito-

No entendía de que me estaba hablando.

-

Hoy te iras con migo-

-

Pero, aquí es mi casa- le dije- es donde yo vivo-

Mi hermana se levanto de la silla y muy seria me dijo, aquí tu no puedes vivir sola.

Comenzamos a pelear. Ella me decía que le estaba causando ya muchos problemas con los vecinos y me pregunto sobre el asunto del Miércoles, no sabia de que me hablaba otra vez y para ser honesta no recordaba nada del Miércoles.

Le prometí que ya me portaría bien, no quería dejar el lugar en donde vivió mi madre y en donde mi marido falleció.

Mi hermana rápidamente se levanto del sillón. Se dirigió a mi cuarto, tomo una maleta y comenzó a guardar mi ropa, yo le gritaba que me portaría bien y tomaría todas las medicinas. No me escucho. Empecé a escuchar muchos ruidos, que se reían de mi. Empaco mis cosas y con ayuda de unas personas me metieron al auto.

Llegamos a una casa enorme, muy bonita, tocamos el timbre y entramos. Veía en ese lugar muchos de mi edad. Que hacían en mi nueva casa?

Mi hermana entro a una oficina y yo me quede sentada afuera en un sillón, quería escuchar una conversación entre dos señoras. No entendía de lo que hablaban.

Me di cuenta que todos ahí actuaban de manera confusa. Hablaban cosas sin sentido, lloraban como niños o caminaban en círculos mientras decían diariamente lo mismo. Llore, no quería estar aquí.

Mi hermana salió de la oficina, le rogué porque me llevara con ella. Me tomo de la mano y me llevo aun sillón.

-

Ahora vivirás aquí, no puedo yo cuidarte-

Me dio un beso en la frente y se fue. Me quede sola viendo a mi alrededor, todas esas personas sin sentido, yo no debía estar aquí, O si?

Viernes Comencé mi mañana como todos los días, desperté y con cuidado me levante de la cama, a esta edad el cuerpo ya no es lo mismo. Pensaba en que hacer para desayunar y me di cuenta que no conocía el lugar donde me encontraba. Pero no sabia porque.

Muñecas de trapo Los días en el mercado no son tan malos como parecen. Todos aquí trabajamos en equipo.

Yo y mi mama vendemos muñecas de trapo. Son las favoritas de muchos. Hay días que son de lo peor en el mercado, no vendemos mucho y por eso a veces no tenemos mas que un pan para comer.

A veces mientras mi mama vende yo me pongo a bordarle los vestidos a las muñecas; como es tan aburrido lo hago a veces mientras tomo un paseo.

Mucha gente se pone a verme haciendo esto, no se porque se maravillan, en una ocasión y joven me tomo una foto, fue molesto, yo solo hago mi trabajo. Muchas veces, también se empiezan a hacerme muchas preguntas, donde están mis papás?, para quien los hago?, si mi papá trabaja? Si mi mamá trabaja?

Mi mamá si que trabaja. Lo hace día y noche, y no levantamos el puesto hasta ya tener el dinero que teníamos pensado recolectar.

Yo no tengo papá.

También me preguntan que si voy a la escuela. Y si yo ya fui a la escuela, se leer y escribir. He conocido en el mercado muchachos mas grandes que yo que leen peor que yo. Muchos amiguitos del mercado solo los veo medio dia porque ellos siguen siendo a la escuela y yo no. Muchas veces suena muy bien pero yo ya se lo suficiente.

En una ocasión también una señora me dio una moneda de 10 pesos y me dijo que no se lo diera a nadie, que era por mi trabajo. No quisiera hacer eso. Porque a la única persona que se los daría es a mi mamá que lo merece todo. Mi mamá me enseño todo lo que ella sabe, que es lo que le enseño su papa.

Ella lo hace por mi y yo por ella.