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sábado 5 de setiembre del 2015
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mas de los niños, porque vienen con muchos, sobre todo carencia de afecto. Gracias a Dios en la casa que estuve no había casos muy graves. Luego de un mes regresé al Callao y después de tres años me asignaron esta casa. Así me convertí en una Madre SOS. Uno se hace parte de la familia, deja de ser un trabajo y se convierte en una forma de vida. —Este trabajo implica de alguna forma dejar su vida de lado. ¿Por qué asumir esa responsabilidad? Cuando empecé, no pensé quedarme tanto tiempo, luego te vas encariñando con los niños y jóvenes hasta que se hacen parte de tu familia. — ¿Le costó dejar su vida como la conocía hasta ese momento? No fue tan difícil. Me adapté rápidamente, me encariñé porque no tengo hijos biológicos. Además, tampoco es que haya dejado de lado mi vida personal porque tengo -un novio, una madre, herColecta manos, también me doy -tiempo para ellos. Para donar a la — ¿Y para sus familiacampaña Cuida de res no resulta difícil? Mí visite su web Ellos viven en provinhasta el 30 de cia, yo viajo cada 24 o 23 setiembre. días. Por cada semana trabajada tenemos un domingo libre, yo acumulo los míos y viajo. — ¿Qué es lo más reconfortante que obtiene con este trabajo? El día a día, saber que estos niños van superando los problemas que han tenido. Escuchar cuando te cuentan en qué están mejorando, verlos crecer, eso me alegra. — ¿Qué momentos son los que más disfrutan en familia? Lo que más nos gusta es cuando llegan los cumpleaños, sobre todo si caen fin de semana porque nos olvidamos de lo cotidiano. Ese día nos levantamos y salimos a comer o pasear hasta la noche. El verano es otra cosa que nos encanta porque planeamos qué playa visitaremos el fin de semana o dónde iremos a pasear. —¿Cómo manejan la economía en cada casa? La oficina nos asigna un presupuesto de acuerdo a los niños que viven en cada hogar. Cubre los rubros de alimentación, higiene y gastos escolares, entre otros.
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Cuando empecé, no pensé quedarme tanto tiempo, luego te vas encariñando con los niños y jóvenes hasta que se hacen parte de tu familia”.
Sonia Merlo
Madre de Aldeas Infantiles SOS Perú
Nací hace 35 años en la provincia de Chanchamayo, en el departamento de Junín. Soy técnica de enfermería, estudié en el Instituto La Merced de Chanchamayo. Me gusta la natación, no soy tan buena en la cocina pero he aprendido bastante. Trabajo en Aldeas Infantiles SOS Perú desde el 2011. Soy Madre SOS de cinco chicos: Lopsa (15), Andy (13), Óscar (12), Fernanda (11) y Maricielo (8). En nuestra casa rigen tres valores: la puntualidad, el respeto y la responsabilidad. ¿Mi defecto? No me gusta tanto salir a fiestas, prefiero quedarme en casa con mis hijos. Si desea conocer más y apoyar a la organización, puede visitar la página www.aldeasinfantiles.org.pe.
“Intento brindar a los niños el cariño que sus familias les negaron” renzo giner vásquez
En el 2013, más de 1.000 niños en situación de abandono fueron recogidos de las calles de Lima. En el 2014, más de 15 mil fueron víctimas de violencia familiar. Ante esta realidad, Aldeas Infantiles SOS Perú ha logrado proteger a más de 8 mil niños en 40 años de labor.
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na publicación en El Comercio le permitió a Sonia conocer sobre Aldeas Infantiles SOS Perú. Ahora su trabajo contradice la vieja frase de que para ser madre no se estudia. Tras capacitarse por un año, Sonia se encarga de administrar un hogar en la Aldea del Callao y cuidar de cinco menores, a los que considera sus hijos.
— ¿En qué consiste la capacitación que les ‘enseña’ a ser madres?
Tenemos diferentes niveles. A los seis meses de ingresar comienzas el primer nivel en Chosica, en una oficina que se llama Seforma. Ahí estudiamos por 15 días, desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche. Son cursos teóricos y prácticos. Luego de tres meses empieza el segundo nivel. Ese dura 20 días y te enseñan cosas más complicadas. Luego de tres meses comienzas el tercer nivel, es algo hermoso. Las chicas de todas las sedes viajamos por un mes a Arequipa. Es la prueba más fuerte porque tenemos el cargo de Tía SOS, es decir, cubrimos a las Madres SOS que salen de vacaciones. Muchas se desaniman y, al regresar a sus sedes, renuncian. —¿Qué fue lo más complicado? No es tan fácil enfrentar los proble-
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expansión. Aldeas Infantiles SOS Perú está en ocho regiones: Lima, Lambayeque, Cajamarca, Arequipa, Junín, Ayacucho, Cusco y Puno. La aldea de la foto está en el Callao.
— ¿Y la educación queda a elección de cada madre?
Junto con el psicólogo, la asistenta y la directora de Aldeas Infantiles evaluamos al niño para conocer su coeficiente intelectual. Dependiendo de eso vemos qué colegio sería el mejor para su desarrollo. Mis cinco hijos están en colegios particulares. — El Perú es un país en el que la adopción no está muy arraigada. ¿Qué la motivó a, de cierta forma, adoptar a estos cinco niños? El cariño que se le tiene a cada niño, notar la carencia afectiva que arrastran. Es entonces que uno se pregunta: ¿por qué no darlo, si yo no tengo hijos biológicos? Intento brindarles el cariño que ellos necesitan y que sus familiares les negaron. Eso me motivó a quedarme, hay que dar lo que uno tiene. — Existe un tiempo límite para ser Madre SOS. ¿Se imagina el día en el que deba separarse de los niños? He sido testigo de varios casos. Cuando una mamá o una tía deben retirarse, empezamos a preparar a los niños y jóvenes para que no les sea difícil la separación. En esos casos no hemos visto mayor problema, hemos procurado que no afecte el estado de los niños. Ellos no se olvidan de la tía o de la mamá porque están en continua comunicación, el personal que queda a cargo hace que esa relación continúe. Las visitan, las llaman, les escriben. Siempre es una mamá más para ellos.