12
Cultura y otras hierbas
Somos Guaicaipuro — Del 15 al 21 de septiembre de 2017
Eduardo Sanoja: L´art est merde Por Yurimia Boscán
Las bellas artes La poesía es un arte La literatura es un arte. La escultura es un arte. La pintura es un arte. La música es un arte. Si el arte no sirve para dignificar al hombre, si no inspira formas para una vida mejor, si no lo puede disfrutar [el pueblo… le doy la razón a CohnBendit y a los estudiantes franceses del sesenta y ocho: “L´artestmerde”
Escribir es un monumento a la ociosidad de las clases que pueden dedicar el tiempo a la intelectualidad sin tener que doblar el lomo para joderse…
Sólo una cosa espera el hombre en todo su trayecto desde el momento que nació… La adorna, la disfraza, la oculta con discreción. La cubre con fantasías para ocultar su temor. Pero a la larga es igual ¿de qué vale la ilusión? ¿de qué valen las desdichas y de qué vale el amor? Si solo es reina la Muerte al final de tu pasión ¿De qué valen tus silencios y de qué vale tu voz? ¿de qué la palabra hiriente y de qué el beso de amor? ¿de qué la gloria del cielo y de qué el infierno el calor? ¿De qué valen los demonios y para qué vale dios? Del libro Letras profanas (2014)
Hoy graduaron de antropólogo (post mortem) a mi hijo Raúl
Mujer: Ilusión que acecha agazapada a orillas de un destino
Siento que día a día me parezco más al coronel Aureliano Buendía
Las despedidas deben ser como cuando cae una flor
Sólo me falta no tener quien me escriba
Hay épocas en que la vida se viste de gris… luces y voces son espejismos que se evaporan entre el suelo árido y el cielo opaco y la miseria de la llovizna no logra aliviar las llagas del pensamiento Las hadas y los duendes ciñeron la frente con vinchas húmedas de cuero salado y huyeron a sus selvas Ahora vagan realengos los jinetes de la tristeza Del libro Óxido (1993)
Hay hombres y mujeres [de hierro. Todos los hierros se oxidan
Somos un recuerdo de nuestro propio sueño
Un hombre bien formado es el resultado de una suma de mujeres. Y viceversa
Somos una metáfora…
Como un ave silente y misteriosa el secreto de la vida y de la muerte hará nido en mis huesos Del libro Chireles (2011)
La casa de Arturo Capriles Maduro, ubicada en La Matica se vestía de fiesta con la presencia de Eduardo Sanoja Capriles (Caracas 1937), el inquieto sobrino que subía a la fría tierra de Guaicaipuro los fines de semana para despejarse de Caracas. De allí que cuando conversé con él, lo primero que me espetó fue cuánto conocía mi pueblo. Pero su presencia en GuayoyoSmog esta vez tiene que ver con su obra poética. Para Sanoja la palabra es una posibilidad que le permite hurgar en las trampas del tiempo, interrogar la soledad, manosear las ausencias y emborracharse de existencia mientras -de manera literal- doblemente se cae a palos (de aguardiente y de garrote) en una especie de reclamo para seguir soñando un mundo donde las personas no sean “distinguidas” o “tierrúas”; “marginales” o “acomodadas; “vulgares” o “decentes”; “correctas” o “incorrectas”, “macacos” o “yupis”, según su manera de expresarse en contextos que sirven de “clasómetro” en esa suerte de “dime cómo hablas y te diré quién eres” en la que nos hemos convertido y que tan bien recoge en su libro Sin el perdón de la palabra, publicado en el 2013, el cual merece un espacio aparte. Eduardo Sanoja vive en Ninguna Parte, así se llama su casa ubicada en Cabudare, Lara. Es Patrimonio Cultural Viviente del municipio Palavecino, donde es conocido por su plante en el juego de palo o garrote, y por los bastones de vera que talla con maestría. Publicaciones: Bernegal (1977); Juego de garrote larense (1984); El garrote en nuestras letras (coautoría con Irene Zerpa. 1990); Oxido (1992); Juego de palos o juego de garrote (1996); Filosofadurías (2006); Mientras llegaba la revolución (2008); Cuentos sucedidos (2009); Chireles (2011); Sin el perdón de la palabra (2013); Letras profanas (2014) y Artelaletra (2015).