Somos Guaicaipuro (Edición Nº 69)

Page 1

Premio Aníbal Nazoa 2016

OCTUBRE DE 2017 / AÑO 2 / Nº 69 www.alcaldiadeguaicaipuro.gob.ve guaicaipurosomos@gmail.com

EDICIÓN ESPECIAL FOTO joel aranguren


2

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

La catedral: una historia que contar Yurimia Boscán SOMOS GUAICAIPURO

Vivir la ciudad es beberse a sorbos todos sus espacios para hacerla entrañable; es vivir sus vericuetos, sus gentes, sus barrios, sus caminos verdes, sus acechos y sus bondades. Somos pasajeros de sus calles y de sus símbolos, pues en la ciudad edificamos la vida que nos toca vivir y la sembramos de futuro. De hecho, muchos de los pactos que hacemos durante nuestra existencia son sellados en las iglesias, tanto en las más pequeñas y humildes de cada pueblito, como en las más imponentes catedrales, en pleno corazón de las urbes más cosmopolitas. El término catedral se remonta al griego chatedra, que en latín significa sede; en tal sentido, las catedrales están reservadas al obispo que preside la liturgia, lo que las convierte, a los ojos de los demás templos, en las iglesias más importantes y prominentes de la diócesis, pues representan el lugar donde el obispo reside, enseña y da la misa. De allí el halo majestuoso que las ha caracterizado, pues las mismas se yerguen orgullosas en medio de la ciudad, coronando la plaza principal o plaza mayor. Son construcciones doblemente simbólicas que, por un lado, representan oficialmente “la casa de Dios”, y por el otro, son la representación viva de un orden impuesto forzadamente sobre la manera de ver y entender la vida en armonía con la naturaleza de nuestros pueblos originarios. Sin embargo, la diatriba sígnica es harina de otro costal, y de seguro ésta podría ser abordada por los historiadores Manuel Almeida y Saúl Rivas-Rivas, con mayor propiedad. Por ahora, el tema aquí es hurgar un poco sobre la historia de nuestra actual catedral, esa hermosa construcción que vino a remplazar el bodrio arquitectónico que se levantó a finales de los años sesenta. Pero echemos el cuento desde el principio… La necesidad Para fundar una ciudad, los reyes de España ordenaban al conquistador elegir cuidadosamente el lugar, afirmar su derecho a conquista arrancando unos puñados de hierba, dar tres golpes en el

suelo con su espada y retar a duelo a quien se opusiera al acto. Según los datos aportados por el cronista, Dr. Idelfolso Leal (†) en su libro Los Teques, primeros momentos de su historia, ninguno de esos pasos tuvo lugar aquí. Por lo que, sin acta de nacimiento oficial, Los Teques no tenía derecho a erigir ni siquiera una pequeña capilla. La lucha por elevar el poblado a parroquia es emprendida por el obispo Mariano Martí, aupado por la necesidad de proveer a los fieles un curato cercano para asistir a misa y cumplir así con los sacramentos católicos, pues para ello los vecinos debían recorrer largas distancias en mula o a pie hasta las poblaciones aledañas de San Diego de los Altos o Macarao. Los Teques se eleva a parroquia eclesiástica el 21 de octubre de 1777, pero no es sino hasta 1790 que se construye su primera iglesia. Hasta entonces, los moradores acuden al humilde oratorio de la familia Fernández Ascanio, donde, en septiembre de 1778, tiene lugar la primera misa a cargo del joven padre Manuel Antonio Fernández Feo, quien se convertirá en el primer párroco de la ciudad. Una vez transformado en parroquia, Los Teques adquiere el derecho de tener su propio templo. La primera iglesia Según Leal, la primera iglesia tequeña, construida a instancias del padre Fernández Feo, fue edificada en obra limpia y estaba cubierta de tejas, con tapias y rafias. Contaba con una sacristía, capilla mayor, campanario, coro, confesionario, el baptisterio, el altozano (especie de altillo), un altar para el Santísimo, un altar de ánimas y hasta un potente órgano traído de Caracas, amén de sus hermosas imágenes, entre ellas la de San Felipe Neri, patrono del lugar. Al lado, tal como hoy, la casa parroquial. La primera plaza de la iglesia se cimienta en 1853 con el nombre de Plaza Guaicaipuro (ubicada en donde hoy se encuentra la plaza Bolívar). Años más tarde, la plaza es mudada al Llano Miquilén (donde continúa), y es co-

A pesar de sus cambios, la Catedral se mantiene como epicentro del recogimiento espiritual. foto joel aranguren

Iglesia parroquial de Los Teques y la gruta de la Virgen de Lourdes. (1931)

ronada con la conocida escultura del indio Guaicaipuro, elaborada por el valenciano Andrés Pérez Mujica. No es sino hasta 1930 que se construye nuestra actual plaza Bolívar, única por tener una sola esquina. Según la investigación realizada por María Magdalena Ziegler, en su trabajo La catedral y su gesta (1999) la catedral sufre varias modificaciones a lo largo del tiempo; entre ellas, la remodelación hecha por el sacerdote Juan Ramón Rodríguez, quien construye dos naves que amplían

el recinto, las cuales son concluidas entre los años 1889 -1891. Cabe destacar que el campanario del siglo XVIII se deja intacto. En 1931 se realiza una nueva reforma, esta vez durante el mandato del coronel Evencio Luque, hijo del general José Rafael Luque, quien antes había ocupado el cargo de presidente del estado Miranda, al ser mudada la capital desde Ocumare del Tuy hacia Los Teques. Aunque el templo se reinaugura el 19 de diciembre de 1932, al año siguiente (1933), se inicia la construcción de la nueva torre del

campanario, que se conserva hasta hoy. Dice Ziegler: “Esta torre se caracteriza por sus elementos clásicos, sus cornisas escalonadas, arcos, columnas corintias o de capitel floreado, balcón con balaustras, un reloj en cada cara y, como corona, un cupulín rematado con una cruz latina”. En 1940, estando a cargo monseñor Ángel Pérez Cisneros, el templo es nuevamente reformado. En esta oportunidad, se le agregan algunos locales, uno de ellos, donde funcionó por años el colegio San Felipe Neri y luego la


3

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

Vista de la Catedral "que nadie quiso" consagrada en 1972, hacia finales de los años 80

Se yergue orgullosa en medio de la ciudad. foto joel aranguren

En el año 1995 el cronista Idelfonso Leal, abrió el camino para la construcción de una nueva catedral. foto joel aranguren

Biblioteca del estado Miranda, el Teatro José Ángel Lamas y los espacios donde actualmente se encuentra Cáritas. No obstante, con el terremoto de 1967 la catedral sufre grandes daños. Ante el peligro inminente que representan sus profundas grietas, el recinto religioso es demolido y sustituido por una construcción moderna. La iglesia que nadie quiso Luego del terremoto, la catedral es demolida. La nueva construcción no escapa de la pulsión de época de los revoltosos años sesenta, y contra todo lo que representa el espíritu conserva-

dor tequeño (nunca tequense), se erige una catedral “moderna”, que se anexa irreverente a la vieja torre del campanario. Un galpón de concreto con un frontal alto e irregular, con paredes recubiertas de ladrillos y unas pequeñísimas ventanas que adornan un interior totalmente plano y descolorido, dejan ver un cristo, cuya jovial imagen parece descender en medio de la famosa ópera rock Jesucristo Superstar, que tanto éxito alcanzó en Broadway. Confieso que de niña siempre sentí simpatía por ese cristo, el único hasta ahora que he visto a salvo de la bendita cruz donde, paradójicamente,

Ningún caos ha podido restarla de la cotidianidad de los tequeños y tequeñas, quienes tarde tras tarde y domingo tras domingo llenan su interior en busca de consuelo.

nos empeñamos en clavarlo para hablar de su amor al prójimo. Inaugurada en 1972, los resignados tequeños debieron calarse por unos 25 años su excéntrica catedral. Tan incómoda resultó la pobre que por ninguna parte pude dar con el nombre del arquitecto que la diseñó, cosa que, tal vez, dadas las circunstancias, haya sido lo mejor para él. En el año 1995, el Dr. Idelfonso Leal, en su calidad de cronista, abre el capítulo para la construcción de una nueva catedral, más acorde al sentimiento del pueblo tequeño. Su petición es escuchada. La actual catedral La magna encomienda recae sobre el arquitecto Mauricio Carletti, quien en agosto de 1996 comienza a darle rienda suelta a su imaginación para ofrecerle a Los Teques una catedral acorde con su estatus de capital de Estado. A mediados de 1997 el proyecto está listo y la catedral sesentera es cerrada. No obstante, a punto de iniciar la demolición, los involucrados en la construcción visitan la capilla del Colegio María Auxiliadora, joya arquitectónica de nuestra ciudad. La belleza del recinto es determinante para darle un giro al proyecto inicial

de Carletti, quien, a petición del gobernador de entonces, Enrique Mendoza, debe reformar su idea inicial por un proyecto majestuoso. Estructura, diseño interior, mobiliario, vitrales, lámparas, detalles en hierro forjado, portones… todo está a cargo del joven arquitecto, quien, junto con el constructor, Sr. Manuel Da Costa y un excelente equipo de trabajo, logran terminar la hermosa obra, la cual es reinaugurada el 24 de julio de 1999. Desde entonces, la catedral ha recuperado su fuerza simbólica, pues la misma, imponente en su estructura, mantiene el alma tequeña unida a su significado en el tiempo. Sus sonoros din don nos recuerdan cada hora lo finito de la vida, mientras el badajo de la campana sigue llamando al ángelus para cumplir con los mandatos del espíritu cristiano. Ningún caos ha podido restarla de la cotidianidad de los tequeños y tequeñas, quienes tarde tras tarde y domingo tras domingo llenan su interior en busca de consuelo ante las tantas injusticias humanas. Dios lo sabe, y abre su casa, generoso, para seguir cobijando a quienes, urgidos de su paz, acuden prestos a reencontrarlo en su infinito amor.■


4

Edición especial

Somos Guaicaipuro

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

Regionales, democracia y paz Asalia Venegas

C Ganó el pueblo Ganó la paz Ganó el futuro Estamos muy contentos por el triunfo de nuestro hermano Héctor Rodríguez en Miranda. Hoy no tenemos ninguna duda del camino que elegimos junto al pueblo. ¡Hoy sabemos que ya comenzó la gran marcha hacia el futuro que tanto anhelamos! Con el 52,54% de los votos, ganamos la gobernación del estado. Nuestro pueblo es sabio y paciente, cultivó y labró la victoria poco a poco, con paso firme, corazones henchidos y propuestas en manos. Mi respeto y reconocimiento a todas y todos los que se pararon bien temprano y trabajaron incansablemente desde que nos propusimos el renacimiento de Miranda.

on un histórico 61,14 % para unas elecciones regionales, concluyó la jornada del domingo 15 de octubre para elegir los gobernadores para los próximos cuatro años. El Psuv conquistó la victoria en 18 estados y la oposición en 5 de ellos. La derecha internacional injerencista pretende seguir marcando pautas en el país. Su opinión y calificaciones contra Venezuela no cesan. Los principales voceros del Gobierno estadounidense siguen amenazando. Nuestra nación permanece de pie, defendiendo su soberanía y ratificando su independencia, al lado del pueblo que ha demostrado de nuevo su respaldo al proyecto bolivariano. Los comicios regionales afianzan el proceso democrático. La participación mayoritaria del padrón electoral permite también respaldar los llamados a la paz, reiteradamente planteados por el presidente Maduro, cuya concreción con la elec-

ción de la ANC acabó con los focos de violencia impulsados por la oposición con las guarimbas que a lo largo de cuatro meses llenaron de dolor a la familia venezolana con las más de 100 víctimas. El Psuv recuperó importantes plazas como Miranda, Lara y Amazonas y perdió en otras: Zulia, Táchira, Mérida, Anzoátegui y Nueva Esparta, cuyo análisis y balance permitirá conocer las razones por las cuales tales hechos ocurrieron. Lo cierto es que el Psuv logró ratificar su preeminencia como el principal partido político de Venezuela, ya que alcanzó en todos los estados más de 50% del respaldo. La oposición, como siempre, sigue de espaldas al país. Habla de fraude y de manipulación del padrón electoral, así como genera dudas de la transparencia del proceso y del papel jugado por el Poder Electoral. Decir que reconocen sólo los resultados en las 5 gobernaciones que ganaron, ratifica su incoherencia y falta de hidalguía.

Sacapuntas Xulio Formoso

Me siento muy orgulloso del triunfo que hemos logrado juntas y juntos, y sobre todo de la voluntad de paz y vocación democrática de nuestra gente. Salimos a votar pacíficamente y con la gran convicción de trabajar unidos para buscar solución a los problemas que nos afectan. ¡Tenemos un hijo del pueblo mirandino en la gobernación! ¡Ahora contamos con todas las voluntades y todos los recursos! Quiero resaltar que con Héctor como gobernador, todas y todos estarán incluidos. Recordemos que él ha convocado a todos los alcaldes a trabajar por el estado. Lo más importante para nosotros como servidores públicos es salir adelante con todas las capacidades que tiene el pueblo. Nuestro gobernador también ha dicho que tenemos el compromiso de gobernar con justicia, inclusión y calidad, y así lo haremos porque venimos de la escuela del Comandante Chávez. ¡Hoy nuestro pueblo sabe que el chavismo renace todos los días desde la voluntad de construir la mayor suma de felicidad posible! Héctor ha asumido la gobernación con humildad y esperanza, y sobre todo con una gran voluntad de paz. También ha invitado a trabajar con amplitud, eficiencia y calidad. No sabemos de revanchismos ni de retaliaciones políticas, sabemos de voluntades y acciones amorosas. El cambio para Miranda es una decisión del pueblo que ya es un hecho real. ¡Vamos a ponernos a trabajar sin mezquindades! ¡No más abandono, no más desidia, no más ausencias! ¡Sólo nosotros podemos decidir nuestro destino! ¡Asumimos responsabilidades y compromisos! ¡Más trabajo, más eficiencia, más respuestas, más futuro! ¡Seremos un gran equipo unido para un pueblo glorioso! ¡Gracias, Miranda! No quiero terminar estas líneas sin antes recordarles que en Guaicaipuro, el teatro llegó para quedarse. Del 26 de octubre al 12 de noviembre en las siete parroquias. Ingresa a nuestra página www.alcaldiadeguaicaipuro.gob.ve y conoce todos los detalles.

CONTACTOS Redacción (0212) 364-47-20 Correo electrónico guaicaipurosomos@gmail.com www.alcaldiadeguaicaipuro.gob.ve

Calle Guaicaipuro, Edif. Hijos de la Unión, Dirección de Prensa. Los Teques. RIF G-20004620-1

@alcaguaicaipuro

Alcaldía de Guaicaipuro

consejo editorial: Francisco Garcés, Leoner Azuaje, Yira Coronel, María Mercedes Cobo. dirección: Marlon Zambrano. Coordinación editorial: Nathaly Barazarte Daza. Prensa Alcaldía: Yerlis González, Henny Argueta, Charles Ladino. Coordinación de Fotografía: Joel Aranguren. redacción: Mariánn Palacios, Rúkleman Soto, Yurimia Boscán, Arturo Argotte. FOToGRAFía: Jerry Bernal. diagramación: María Alvarado Ron. INFOGRAFÍA: Harvey Herrera. COLUMNISTAS: Saúl Rivas-Rivas (Amalivaká), Manuel Almeida Rodríguez (Rieles y neblinas), Alexander Torres Iriarte (Con Clío). Sacapuntas: Xulio Formoso. Colaboraron en esta edición: Tomás Martínez Sancho, Asalia Venegas distribución: Carlos Díaz Rangel, Ander Olivares, David Altuve. IMPRESO EN: Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM). DEPÓSITO LEGAL: MI2016000399


5

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

El rincón de los artesanos ■ Los creadores están en la plaza Andrés Bello y esperan poder multiplicar sus muestras por toda la ciudad Nathaly Barazarte Daza SOMOS GUAICAIPURO

La plaza Andrés Bello de Los Teques se convirtió en el punto de encuentro para los artesanos de la ciudad. Rubén Cárdenas, con su movimiento Crearteques, logró la toma del espacio, con el apoyo del gobierno municipal, para convertirlo en un centro de exposición artesanal y expresión cultural. Rubén siempre está en la plaza dispuesto a atender a sus visitantes. Considera que estar ahí no es sólo por un hecho mercantilista o comercial, la idea es difundir un arte, una idea. “El tema aquí en Los Teques es que hay muchos artesanos, personas que saben crear, pero en el momento que colocan un producto de reventa en su mesa o rompe con este código bohemio y se enfocan más en una manera de lucrarse ya no son artesanos, se pierde la esencia como artista. Aquí en la plaza estamos buscando reivindicar eso, la producción en serie no es artesanía”. Señaló que actualmente son 11 creadores, de Los Teques y de San Antonio, que utilizan el lugar, “pero no estamos todos al mismo tiempo, porque el espacio no lo permite, no todos cabemos en este único toldo que yo traje y no todos tenemos toldo, ahora estamos esperanzados con el nuevo gobernador a que lleguen los apoyos y nuevos aportes”. A propósito del aniversario de la ciudad, sus 240 años como parroquia eclesiástica, Cárdenas manifestó que ya se están adelantando los trámites para ocupar más espacios con el arte hecho a mano. “Conversamos con Alejandro Sequera, el Director de Cultura Municipal, quien nos propuso que expongamos en el bulevar Bermúdez, puede ser los días de quincena, la Alcaldía nos facilitaría los toldos y podríamos ir todos. También estamos haciendo exposiciones eventuales en el bulevar Lamas”. Con todas la de la ley Al caminar por la plaza nos topamos con Gustavo Smitter, un artesano que reside en el municipio Los Salias y trabaja con metales, cuero, pedrería, madera.

Once creadores locales le dan vida al lugar con sus trabajos. fotos joel aranguren

Aseguró que su trayectoria en el área siempre la ha desarrollo en Guaicaipuro, porque se le facilitan más las cosas. “Gracias a Rubén, Daniel y Rebeca que pelearon por este espacio que estaba tomado por la economía informal. En Los Salias todo es muy difícil por su dirigencia política”. Aseveró que es importante crear estatutos legales y locales para resguardar este tipo de lugares. “Hay una experiencia en Distrito Capital, con una ordenanza municipal con los espacios de protección artesanal en bulevares, paseos y plazas, a excepción de la plaza Bolívar. Se peleó mucho en Caracas y yo participé en esa lucha. Tengo por escrito la propuesta que entregué en Los Salias debemos sentarnos a debatirla y adaptarla al municipio Guaicaipuro para proponerla formalmente”. Transmitir conocimientos Al ver la exhibición en la plaza Andrés Bello, se puede apreciar la versatilidad de Rubén para elaborar sus piezas, utiliza materiales diversos como el aluminio, cobre, cuero, madera, entre otros. Sin embargo, aseveró que a

Habla la gente

Rebeca Pabón

Daniel Castro

Victor Manuel Ríos

“Feliz cumpleaños a Los Teques que siga creciendo, como tequeños, el mejor regalo es que entre todos tengamos la ciudad que teníamos, donde se podía pasear, con más espacios para los artesanos. Hay que avanzar, tomar lo bueno y desechar lo malo, para atrás ni para tomar impulso.”

“Este espacio representa un punto para colocar los trabajos y una repuesta política del Comandante Hugo Chávez, aquí se fundamentan las artes. Debería multiplicarse, incluso la comuna Caminos de Guaicaipuro, tiene la idea de crear empresas de producción social para activar la producción y la economía local.”

“Tengo casi 40 años en Los Teques y pienso que antes era más bello, con frío a las 11 del día, lo que desearía es mejoras, porque a pesar de todo, veo atraso en la ciudad, también le tengo una canción que aún no he podido registrar.”

estas alturas de su carrera lo que más le apasiona es dictar talleres a los chamos. “Desde que comenzamos a estar aquí la idea fue dar clases, para que los más jóvenes aprendan este bonito oficio y se alejen de los vicios. En estos momentos estamos los lunes en el teatro Lamas dando cursos. Es algo autogestionado, sin fines de lucro,

recibimos apoyo de la Fundación Somos Guaicaipuro”. Hizo un llamado a las escuelas interesadas en participar en los talleres para que se acerquen a la plaza a conversar directamente con él, “trabajo con grupos de 20 chamos, porque es lo que el cuerpo me permite y si lo prefieren también podemos ir hasta su institución”.

Para finalizar, Rubén transmitió unas palabras a Los Teques con motivo de su cumpleaños: “Luego de estar en otras ciudades, me gustaría decirle a Los Teques, que el verdadero amor del tequeño está aquí en estas dos calles, en las caras que nos vemos todos los días y que estamos más cerca de Dios porque estamos alto”. ■


6

Edición especial

Benito y María Rosa, imagen de una ciudad ■ Vienen trabajando en la Ruta escolar del abuelo Guaicaipuro, visitas guiadas hasta el cerro Pan de Azúcar donde está ubicado el monumento al cacique para dar a conocer su gesta y la obra del artista Rúkleman Soto SOMOS GUAICAIPURO

Una estampa es una impresión, se origina en aquellas réplicas de imágenes, muchas veces sagradas y otras de costumbres y paisajes que por su belleza solían atraer la atención de los pintores, de allí lo pintoresco. Podría decirse, entonces, que la estampa produce su primera impresión en la mirada del artista, antes de hacerse reproducción para impresionar a quienes guiados por el creador, logran ver lo que de otro modo pasa inadvertido. Esa ha sido la tarea de vida de Benito Chapellín, dejarse impresionar por éstos altos de Guaicaipuro desde los lejanos tiempos en que entró por primera vez a la escuela de la maestra Dilia de Bello, en San Antonio de Los Altos, donde la impresión del cacique dejó su huella definitiva en nuestro pintor y escultor.

Un regalo para la ciudad María Rosa Maggio, la inseparable compañera con quién Benito suele recorrer parsimonioso las calles de Los Teques, cuenta que en 1950 “en su primer día de clase Benito se encontró con una estampa de tamaño natural de Guaicaipuro en su salón, y lo impresionó a tal punto que lo mantuvo en su recuerdo. A los 31 años lo colocó en el lugar más alto de Los Teques, el cerro Pan de Azúcar, era el año 1974”. Se refiere al monumento del combativo Cacique que da nombre a nuestro municipio, una creación escultórica que Benito Chapellín desarrolló, a pesar de la incredulidad de muchos. El presidente del entonces Concejo Municipal, un ingeniero de apellido Millán se burlaba de Be-

nito, preguntándole despectivamente “¿Tú vas a hacer eso? ¿Tú, tú lo vas a hacer?” a lo que Benito contestaba imperturbable y afirmativamente, refiere María Rosa. “La obra estaba planificada para que tuviese 16 metros de altura. Pero no se hizo como estaba pautado porque era el final de una gestión, con todo lo que eso significa”, agrega María Rosa. Finalmente se construyó con 4 m de pedestal y la figura es de 3.30 m vaciado en piedra artificial. Benito no llegó a cobrar por realizar ese trabajo, lo concibió como un regalo a la ciudad. “El trabajo se hizo en el taller del Sr. Plácido Piñataro, en la entrada de El Vigía, un ingeniero de apellido Martolini lo apoyó en los temas de cálculo de resistencia de materiales, porque era una

“hace unos años se restauró la obra porque parece ser que un descendiente directo de Diego de Lozada le dio un tiro en la espalda y le voló el carcaj de las flechas y hubo que reconstruírselo”.

obra para la posteridad”, indica María Rosa. Agrega con indignada ironía que “hace unos años se restauró la obra porque parece ser que un descendiente directo de Diego de Lozada le dio un tiro en la espalda y le voló el carcaj de las flechas y hubo que reconstruírselo”. -Pero todavía no logran matar a Guaicaipuro, añadimos. El monumental proyecto tuvo que enfrentar “el guabineo de los políticos que no mostraban una decisión firme para llevar a cabo la obra”. Ante lo cual Benito optó por citarlos al taller donde tenía la figura ya terminada en yeso. María Rosa cuenta que Benito amarró una soga al cuello de su Guaicaipuro y emplazó a los sorprendidos visitantes para que tomaran una

foto joel aranguren

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017


7

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

El artista domina la plástica y la gráfica. foto cortesía

decisión. De no hacerlo, Benito tiraría de la cuerda: “Dígamelo, porque si no lo vamos a hacer: rompemos esto ya y nos olvidamos del proyecto”. -“Por aquí anda todavía un pedazo de esa soga”, dice Benito, que ha estado muy silencioso en la conversación, como si lo poblaran lejanos recuerdos. Benito en bicicleta Cuando llegó a Los Teques, a sus 12 años, lo primero que hizo Benito fue buscarse una bicicleta, con ella se fue impregnando de aquel pueblo, recorriéndolo por todas partes. Estudió en el colegio Paraguay, comenzó la secundaria en el liceo Miranda y la culminaría más tarde en el liceo Muñoz Tébar de la ciudad. En su juventud participó en competencias ciclísticas y llegó a recibir reconocimientos. La plástica y la gráfica van haciéndose técnicas cada vez más dominadas por el artista a partir de cursos por correspondencia de aquella Continental School cuya promoción solía aparecer en los periódicos y revistas. Luego se forma en Estudios Sancho, con el gran ilustrador y caricaturista Carlos Galindo. Finalmente en la Escuela de Artes Cristóbal Rojas de Caracas va a consolidar conocimientos y a poner en debate su visión del arte. En aquella edad preadolescente, cuando se mudaba para Los Teques, Benito pintó su primer cuadro, representa un puente entre San Diego y San Antonio

El Guaicaipuro de Pan de Azúcar casi no llegó a ser. foto jerry bernal

Con sus grandes formatos dice “yo estoy gritando”. foto cortesía

de los Altos, fue realizado con pintura para cubrir paredes. Un puente siempre es un símbolo de tránsito, el rito de un paso, quizás de lo conocido a lo desconocido. El cuadro perteneció a la madre de Benito, doña Aurora Díaz, quien se enorgullecía del respeto y admiración que la ciudad le ha expresado al artista. Su padre, de nombre Juan Lorenzo Chapellín, al principio no parecía muy conforme con la carrera plástica del artista. El tiempo y la obra se encargarían de despejar las dudas. Benito nos ha legado un trabajo plástico excepcional, con un discurso siempre abrazado a la Pacha Mama, nuestra Madre Tierra. Su obra es una parábola constante, en sus miniaturas expresa la urgencia de registrar las bellas casonas de nuestra ciudad antes de que fueran destruidas, con sus grandes formatos dice “yo estoy gritando”. Su obra fue

siempre un hermoso grito de protesta. El abuelo Guaicaipuro Los proyectos no se detienen, vienen trabajando en la Ruta escolar del abuelo Guaicaipuro, se trata de visitas guiadas al cerro Pan de Azúcar donde está ubicado el monumento, para dar a conocer la gesta del cacique y la obra del artista “que tuvo en su corazón la idea de hacerlo desde que tenía siete años, como los pequeños visitantes de las escuelas que irán a ver la escultura”. María Rosa prosigue contándonos al detalle lo que ha sido el proceso creativo de Benito Chapellín. Una de sus últimas muestras fue Metáforas del paisaje, se realizó el año 2010 en el Hogar Canario, Caracas. Fueron expuestos trabajos de Benito “de antes y de después de perder la vista”.

Su hija María Gabriela recogió así el sentido de aquellos trabajos: “El esfuerzo de Benito por seguir transmitiendo a través de la pintura, aunado a un pincel que no olvida la técnica y la destreza nos lleva por paisajes espectrales donde la realidad apenas logra invadir a ratos una atmósfera cargada de magia y niebla. Dios bendiga las manos de este creador cuyo mensaje se abre paso entre las nieblas y sigue vibrando en sus pinceladas”. De Catia para Los Teques María Rosa Maggio Moreno nació en Catia en 1956. Sus vínculos con Los Teques se remontan a las visitas que hacía en su infancia a la casa de su madrina, quien vivía en el mismo sector de Benito, pero no llegaría a conocerlo sino hasta hace dos décadas. A María Rosa le tocó hacer la historia de la Unidad Educativa José Antonio Rodríguez López, por los 40 años de esa escuela donde era docente. Ahí le tocó entrevistar al pintor Benito

Chapellín, a quien “imaginaba con una personalidad agresiva y atormentada, pero resultó ser totalmente distinto”, la historia común no se detiene desde entonces. Tiene en mente una biografía del artista y la reedición ampliada de un poemario de ella, publicado en 1998. Sus primeros recuerdos de Los Teques están llenos de “árboles brumosos”, como dice en una canción que escribió para un concurso. Las autoridades locales de entonces no escucharon con agrado la composición dedicada a la ciudad. El tema fue titulado Amor a una ciudad en cuatro tiempos, por estar compuesta en tiempo de tonada, vals, joropo mirandino y fulía. Cerramos con un fragmento: El guerrero Guaicaipuro fiel defensor de Los Altos desde la historia nos llama a que sigamos luchando, que escribamos el futuro con su altura y con su gloria, que derribemos los muros que nublan nuestra memoria.■


8

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017


Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

9


10

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

La ciudad rebelada ■ En torno a Los Teques se construyen mitos patrimoniales y territoriales del “deber ser” plagados de añoranzas que responden a un orden ideológico Manuel Almeida Cronista Municipal SOMOS GUAICAIPURO

Cuando nos aproximamos a la historia de una ciudad como la nuestra, encontramos un sinfín de retos en la investigación, tanto en el acceso a las fuentes, como en la construcción misma de un discurso que debe confrontar las posturas asumidas a priori y una necesidad colectiva de dejar las cosas tal y como están, siendo este un afán más de costumbristas del siglo XIX que de cronistas. En torno a la urbe, Los Teques incluida, se construyen mitos patrimoniales y territoriales del “deber ser”, plagados de añoranzas arquitectónicas que responden casi exclusivamente al orden ideológico de los nacidos en un lugar específico de la ciudad y de una época también específica que asumen como la ciudad (de antes) ideal, en confrontación con lo que vendría luego de su desaparición. Luego, los discursos altisonantes y cuestionadores a las transformaciones ocurridas, olvidan graciosamente al árbol que calló para montar su casa o la selva que desapareció ante el paso del ser humano tan occidentalmente abrasivo. Por otra parte se construye una idea del patrimonio que desconoce. Aquí veo dos problemas de fondo. Uno de ellos es que esa imagen de postal recordada desconoce olímpicamente las circunstancias que la sociedad protagonista de dicha foto produjo para su propia desaparición. El otro problema es que se excluye, tanto en el discurso de esa sociedad añorada como en el que se arma sobre ella, a innumerables objetos y sujetos históricos por un afán de construir la identidad a partir de borrar a las otras. Hay, en todo caso, la necesidad de estudiar la historia, la memoria y el patrimonio de esta urbe a la luz de sus conmemoraciones destacadas, entre las cuales está, por supuesto, el nombramiento de la Parroquia eclesiástica hace 240 años, pero lejos de hacer apologías a favor o en contra del

Dos caminos de agua que bordeaban los terrenos robados por la conquista para la propiedad privada. Los originarios fueron empujados hacia el sitio de San Corniel, que para ese primer censo mantenía 10 familias y se desconoce su merma demográfica en esos 200 años. Estos se encontraban entre los ojos de agua de Camatagua y El Infiernito, a los pies de la cueva del Indio que hoy los rememora con el nombre aprendido en la dominación. Así fluyeron, por los ríos, los pobladores de la ciudad.

La nostalgia del pasado también es una forma de exclusión de la ciudad. foto joel aranguren

hecho, me remito a exponer algunos elementos sobre el proceso de poblamiento en el que se destaca el crecimiento ¿periferia?-centro y algunos aspectos de la simbología patrimonial asumida. ¿Por qué estos temas? Supongo que su escogencia está sustentada en un espíritu provocador y cizañero. El cual espero fervorosamente que el lector cuestione, critique y contradiga a través de los canales regulares. A saber: rielesyneblinas@ gmail.com, @rielesyneblinas, www.rielesyneblinas.wordpress.com.

Ríos de gente La ciudad es una invención nuestra. Sus vericuetos son el producto de las acciones y contradicciones maceradas desde que confluyeron en estas lomas enneblinadas los pueblos que abonaron su memoria y cultura a lo que hoy conocemos como Los Teques: la ciudad. Como es sabido, algunos de estos llegaron con sangre en las manos, por la conquista y el asesinato de los originarios; otros, algunos de ellos también europeos, llegaron con sangre en los pies por la labranza de estas tierras que fueron una esperanza de vida. Lo poco que podemos deducir sobre el poblamiento de esta urbe se sostiene en un ejercicio

de lógica sobre datos conocidos y un tanto de imaginación sobre la geografía y el comportamiento de grupos étnicos de similar ascendencia y proyección cultural. Permitiéndome –y asumiendo– dicha licencia considero que estas tierras eran rutas frecuentes de tránsito de originales con posibles pequeños asentamientos relacionados con la matriz en Suruapo a través de las filas y las quebradas donde hoy se encuentra la ciudad. Esta filiación sería una determinante para justificar que las encomiendas de Los Teques usurparan todo este territorio. Los caminos de Terepaima y sus Arbacos –mal llamados hoy caminos de Losada– fueron el afluente principal de los conquistadores pues por esta ruta se encontraron las supuestas minas de oro desencadenantes de los primeros encuentros con Guaicaipuro. Luego el poblamiento continuó siguiendo el agua por dos vertientes que bordearon la hoy ciudad. Unas por El Corozal y otra por San Pedro. Esta deducción proviene del segundo censo de pobladores que el párroco Manuel Fernández Feo realizó en 1777: el mayor número de gente estaba en El Corozal (48 familias), las

El 21 de octubre de 1777 es, sin duda alguna, una fecha fundamental en la historia tequeña pues el nacimiento de la parroquia define procesos de gran envergadura

otras estaban en Retamar (9 familias), Pueblo Nuevo (4 familias) y el Pozo (11 familias) todas ellas cercanas a las quebradas El Rincón y Camatagua. Por otro lado los habitantes ocuparon Lagunetas (11 familias), San Pedro (15 familias), Los Teques – sitio que hoy es el pueblo– (15 familias) siguiendo el curso del río homónimo. Hay 34 familias más que habitaban en el sitio de Carrizal. Posiblemente se refiera al que hoy es municipio, aunque también puede ser un lugar más cercano cuya toponimia se haya perdido.

La plaza El 21 de octubre de 1777 es, sin duda alguna, una fecha fundamental en la historia tequeña pues el nacimiento de la parroquia define procesos de gran envergadura y sienta las bases de la organización territorial conocida. Hay, sin embargo, un problema con las instituciones como la iglesia y el gobierno, pues fuerzan las lecturas del pasado para construirse en éste una imagen cuasi omnipotente en el discurso histórico presente, lo cual invisibiliza a procesos políticos, sociales, económicos y culturales de los que somos parte. La geografía planificada hacia una intervención territorial fue determinante para que Fernandez Feo asumiera el sitio de Los Teques como sede de la parroquia antes que El Corozal, pues esta es una acción lógica de la institución. Al pensar en la expansión futura de la parroquia se difuminó el papel de los habitantes de El Corozal para la llegada del propio obispo Mariano Martí que decretó la existencia de la parroquia cinco años antes. Los poderes públicos y la plaza mayor se ubican en subordinación a la catedral pues el terreno, al ser una superficie amplia y de pendientes más manejables, salvo el Llano de Miquilén, que era un terreno usurpado a los originales como propiedad de Diego de Miquilena. Así se ve como las localidades, o matrias, fueron primero que la plaza mayor y ese, en todo caso sería la base del nacimiento de la ciudad, hoy conocida como tal


11

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

mucho antes de que se fundara la Iglesia en 1790 y antes aun que la plaza, que era más un patio frontal del mencionado edificio religioso. En estas comunidades había ya un espíritu de comunidad manifiesto en la existencia de lugares públicos que se dejó de lado para dar paso a la homogenización territorial que devendría en ciudad con los años. La génesis del patrimonio El patrimonio es un símbolo social de nuestro paso en el tiempo. Estos símbolos son asumidos a partir de su inmutabilidad a través de las generaciones y/o legitimados por instituciones. Esta relación entre lo asumido y lo legitimado tiene sus bemoles pues encontramos casos de objetos o sujetos que son decretados como patrimonio por encima de lo que pudo representar o que son asumidos como tal, como el político que pone a una urbanización el nombre de un familiar suyo o que cambia el nombre tradicional de un sitio por considerarlo feo o poco conveniente políticamente. En nuestra ciudad tenemos el ejemplo de El Paso, nombre dado al lugar donde se encuentra la urbanización Cecilio Acosta, por las autoridades que consideraron el nombre original, Mal Paso, como inconveniente para su propaganda. En otros casos, la memoria colectiva, la única institución que legitima el patrimonio, como es el caso de la Villa Teola que, a punto de ser demolida por sus propietarios fue defendida por “hordas” patrimoniales, por ser un símbolo de la ciudad. Vemos así como la ciudad tiene una dimensión denigrada de su tiempo y su historia, de la cual me atrevo a exponer solo sus dimensiones físicas o palpables, sin entrar en honduras. En este sentido, cada generación reconoce, identifica y mantiene patrimonios, incluso cuando no tiene claridad de su procedencia. Un ejemplo palpable es el de la calle Miquilén, antes llamado Llano de Miquilén. Es realmente ínfima la población local que sabe que el nombre refiere al capitán conquistador Don Diego de Miquilena. El nombre se ha mantenido inalterado desde la colonia y hoy es una referencia tácita de la ciudad. Por “El Llano” como uno de sus ejes de crecimiento y por la calle Miquilén nombre colonial que aún pervive.

Impera la necesidad de reconocer que la ciudad posee unas dinámicas de poblamiento diversas, que devienen de un poblamiento circundante. Estos lugares a los que llamamos centros o ejes de la ciudad como emblemáticos, son una conclusión y no un punto de partida de eso a lo que llamamos ciudad. Ellos construyeron una ruta histórica peculiar que se mantiene alejada de los centros de poder para alimentar la historia de nuestros barrios. Porque de ellos proviene el 90%, conservadoramente hablando, de la vida de eso a lo que asumimos como urbe y como ciudad que fue dibujada por grupos de poder, definiendo símbolos, valores y referentes para los cuales estos barrios son circunstancias que estorban y afean su bucólico paisaje, sin darse cuenta de que esta es una actitud que afea y entorpece la construcción de un discurso histórico real, sincero y propositivo de la transformación de nuestro entorno y nuestra sociedad. Cada comunidad expone otros elementos que podemos identificar como patrimonio de la ciudad, pues aluden precisamente al reconocimiento como individuo y como comunidad en su capacidad de hacer historia. Comencemos pues, bajo esta mirada, a recorrer las calles y vericuetos de una ciudad que celebra el 21 de octubre una de sus fechas aglutinantes como comunidad geohistórica –luego de su fundación y antes de convertirse en ciudad– para reconocerlos y poder hablar con propiedad de una historia nuestra. La memoria Como dije antes, al construirse la iglesia e inaugurarse en 1.790, quedó fuera del cuento la pequeña capilla de El Corozal que albergó los oficios iniciales de la parroquia. De ella solo quedan los vestigios de un poblamiento pre-parroquia que agrupaba los sectores que bordearon la carretera de la variante Guayas y luego del tren. Con La iglesia nació ese llamado arte colonial que bifurcó los senderos de esa historia: el patrimonio de la ciudad y el patrimonio del pueblo que la habita. Las catedrales tienden a ser el reflejo de los niveles de dinero manejado por la sociedad en su construcción, mientras que una capilla de una comunidad expre-

¿Qué pasa con las placitas que insurgen para transformar el entorno? foto jerry bernal

... es el inicio de una campaña por cuestionar lo que hoy conocemos como patrimonio y de promover una discusión amplia sobre el tema

sa la capacidad que tuvo dicho grupo humano para juntarse, organizarse y lograr, en el marco de las políticas eclesiásticas, establecer su centro de culto. Partiendo de esa perspectiva, la sucesora de la capilla de El Corozal no fue la catedral, fueron las pequeñas capillas de las comunidades que nacieron con los años y que se convierten hoy en un reto para la investigación. Ejemplos son la pequeña capilla de El Vigía, con una trayectoria más profunda e íntima de la que tuvo la iglesia Don Bosco y sus vitrales; o la capilla de Nuestra Señora de Fátima, en la parroquia homónima que concentra a la comunidad del barrio La Matica.

Ese pequeño santuario expone el valor de una comunidad en su afán de poder organizarse y hacer historia en torno a la fe. Otro ejemplo fue la pequeña capilla de Santa Eulalia que nació como un taller de artes y oficios donde se daba misa los domingos. Esa es la evolución referida. Esa es la historia por contar. Otro ejemplo son las plazas públicas, pero no las plazas Bolívar, Guaicaipuro o Miranda. Estas ciertamente requieren de un abordaje profundo; sin embargo, su magnitud garantiza su presencia en el discurso histórico de la ciudad. ¿Qué pasa, en cambio, con la memoria sobre las plazas que insurgen en la necesidad de transformar el entorno cotidiano? La placita El Carmen del barrio Matica Abajo fue un logro de la comunidad por deshacerse de un basurero de larga data. Nació por la intervención de la comunidad y con el trabajo de los vecinos y vecinas se apropiaron del lugar institucional (vertedero construido por el Consejo Municipal de su momento). Lo mismo ocurrió con la placita del barrio José Gregorio Hernández, o la redoma de Matica Arriba... Por demás, si logramos acercarnos a los tiempos de construcción y consolidación de estos lugares, también podemos acercarnos a los ritmos históricos de esa comunidad y comprender la existencia de periodización de su pasado.

Si hacemos este mismo ejercicio podemos apreciar las escaleras como una expresión de las necesidades del colectivo para su movilización. Mientras la ciudad desarrolla vías de gran magnitud, las comunidades le ganan terreno a lo inhóspito del cerro a través de una domesticación progresiva. Inicialmente los pasos diarios determinan los posteriores banqueos. Estos son orientadores de los puntales y tablones, luego viene el cemento. Cada escalera construida en una comunidad marca un tiempo destacable de la misma y una evolución de su población en cuanto a la apropiación del terreno y la consolidación de su hábitat. Ninguno de estos artilugios de la movilización colectiva es puesto por las instituciones antes de la existencia de una comunidad, cosa que sí puede ocurrir con las carreteras y autopistas. Conclusiones de esta invitación Es evidente que esto no es, ni pretende ser, una muestra de lo arquitectónico conocido de la ciudad, ni mucho menos una descripción del patrimonio existente. Más bien es el inicio de una campaña por cuestionar lo que hoy conocemos como patrimonio y de promover una discusión amplia sobre el tema que permita descubrir formas nuevas de entendernos como sociedad y como sujetos históricos de esta nueva nación teque. Seguimos en la vía. ■


12

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

El culo de la madre Yurimia Boscán SOMOS GUAICAIPURO

Heme aquí, sin pestañar, escuchando hacia adentro el corneteo meridiano y los comentarios de quienes pasan y me rozan para convencerse de que existo. “La Natividad” “La madre”, “El culo de la madre”, así me llaman, y algunos hasta se han aventurado a manosearme. A veces soy una estatua derrotada por el cansancio y el smog, una efigie de sonrisa congelada y firmeza eternizada… otras, estoy llena de todas las palabras no dichas por mi creador, agobiada por lo que mis ojos no alcanzan a ver en su quieto empeño de mirar al frente. Pero,

siempre, bajo mi pátina inmóvil, soy materia conmovida: el alma de quien esculpe a su amada, que solo pudo tener en la memoria de los golpes del cincel. Mi recuerdo se disipa ahora en las notas clandestinas guardadas con celo en esta ciudad de concreto. Desde mi púlpito de teatreros, góticos y rockeros veo a la gente ir y venir de un lado a otro: bohemios, poetas, borrachitos pasan a mi vera sin mirarme, sin preguntarse alguna vez si el maestro Corrales y yo fuimos reales. Soy una mujer-estatua, (culo, al fin) pero juro que no hay piedra en mi corazón. foto joel aranguren


13

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

Qué flecha ni qué flecha... ■ Los Teques de ida y vuelta, desde la distancia y la nostalgia, desde el amor hallado, la noche y la bohemia Mayrin Moreno Macías SOMOS GUAICAIPURO

Me gocé Los Teques como si hubiese nacido allí. Su gente, el Guaicaipuro por todos lados: una estación del metro, un edificio, una plaza; sus colores, sabores, calles, esquinas, árboles; sus amaneceres, atardeceres, anocheceres; sus esculturas, casonas, huecos; su lluvia, neblina, frío, calor. Mi más fuerte vínculo con esta ciudad bucólica inició en la esquina El Dato en noviembre de 2015. Me topé de frente con el amor. Imagine todo lo que estoy contando en cámara lenta. Claro, las historias de amor se

cuentan mejor con este efecto. Voy caminando y me digo: ojalá me lo consiga… ¿Y si me lo consigo? Ah, pues… Acá entra el efecto de cámara lenta. Levanto los párpados y ahí estaba… hablando por teléfono. Las miradas iban y venían, la sonrisa contagiosa, la peladera de dientes... Mi mano hizo un esfuerzo y saludó. Las mujeres entenderán. Cupido no me lanzó una flecha, sino el bastón de mando de Guaicaipuro, que me noqueó. Por sus caminos de concreto, Los Teques me susurraba: quéda-

te, disfruta, mírame, cuídame. Así lo hice. En la calle Guaicaipuro, mi lugar de trabajo: horas y horas para ver al niño, este hermoso semanario. Mis bares: Aloha, los chinos del Dato, los otros chinos. En que Mario, en que Alejandro. Justo en esta calle comí los mejores tequeños, ni hablar de la comida que prepara “el Gordo” y cada doble pensamiento que se le ocurre. También los encuentros con Leonel Vargas, sus visitas al periódico y cada vez que lo llamábamos para que nos diera información para la memoria gráfica.

Por la Ribas, en el bar de siempre, el viejo Castalia, nos reuníamos con Saúl Rivas Rivas para escucharlo. Si pasaban dos semanas y no lo veíamos, nos daba la Saúlmanía. Había que llamarlo. En la Simón Bolívar: mi familia y la sinfonía dulce de Manuel Escalante. En La Macarena: mi nido de amor. En Laguneta de la Montaña: las conversaciones con el maestro Aníbal. Siempre quisimos juntarlos a él, a Saúl, a Leonel Vargas y a José Quiaragua. Algún día lo lograré.

En El Trigo: la casa de nuestra poeta y amiga Yurimia Boscán. En El Rincón: las noches surrealistas de Clandestino con sus anfitriones y amigos Leonardo Vivas y Niemar. Qué noches aquellas, olorosas a cocuy. Lloramos, reímos, bailamos, disfrutamos. En Buenos Aires: el “no te montes en mi diálogo” de nuestros queridos Hely y Solangel. Siempre juntos, siempre divertidos. En la Plaza Bolívar: los apretones de mano, las conversas con El Tigre y hasta los rulos definidos de nuestro alcalde. ■


14

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

El Cristo en que vivimos Tomás Martínez Sancho

Llegué al barrio El Cristo de Los Teques (ubicado en la Macarena Sur) hace veinte años. Hacer crónica del barrio es, de algún modo, hacer crónica de mi recorrido por su callejones, senderos y escaleras, de mi encuentro con sus antiguas gentes campesinas, de mi tropiezo sorprendido con la muerte antes de tiempo y el sufrir cotidiano sobreabundante, de mi incorporación a la organización de un pueblo que ha querido ser protagonista de su historia. El Cristo campesino Por estos valles y cerros se asentaron los indios Teques y organizaron su resistencia, frente a los españoles y sus aliados, ávidos usurpadores de tierra y minas. Por estas tierras, Guaicaipuro y sus gentes hicieron la vida. Todavía quedan restos de las semillas que no han podido exterminar las empresas transnacionales: aquí sembramos, en los patios y laderas montañosas, la yuca, el ají, la auyama, el aguacate criollo, el frijol y otros granos -en un sinfín de variedades autóctonas-, como la tapirama y el quinchoncho, que son buena parte de aquel legado alimentario. La familia Granadillo llegó de La Quebrada Santa María, sector El Cañaote, y sus miembros no han dejado la tradición de buenos sembradores. La señora Valentina cuenta acerca de su llegada, poco antes del año 1960. Se asentaron en un pequeño montículo -El Topo-, que aflora al final de la ruta de la vía principal de El Cristo. A su arribo, construyeron lastípicas casas de bahareque en las que no faltaba el fogón. Algunos de ellos, como Isaías o la misma Valentina, aún la conservan. La señora Francisca, conocida como aguacatera, hija de Nicolás Rojas y Rita, recorría el barrio con su cesta de frutos sobre la cabeza. El señor Celso, sabio conocedor de plantas, era apreciado por su habilidad para curar distintos males, en especial la “culebrilla”. Así como El Topo, hay otros sectores: Los Pretiles, La Piedra, San Rafael y, finalmente, Barrio Nuevo, que se fueron poblando de gentes de la tierra. Los productivos patios existentes son una muestra de dónde venimos.

Muchas familias han sido fieles transmisoras de sus orígenes al crear estos espacios que incluyen principalmente plantas medicinales, tales como malojillo, toronjil, menta, sábila, albahaca, ruda, artemisa, acetaminofén… donde, además, se dejan crecer las plantas autóctonas mal llamadas malezas, como el llantén, la yerbamora, la pira (o yerba caracas), árnica, cadillo de perro, salvia, cilantro de monte, pasote y pare usted de contar. En los patios de mayor tamaño se destacan árboles de aguacate, mango, guanábana, así como limoneros, naranjos, matas de lechosa y níspero chino, como le dicen en el barrio. La existencia y persistencia de conucos en la parte más profunda del barrio, junto a las diversas quebradas y pozos, mantiene la tradición del uso socioproductivo de algunos terrenos. Varios conuqueros viven junto a su siembra en un rancho de bahareque; otros, bajan a trabajar el terreno, y suben a sus viviendas en el propio barrio El Cristo. Ellos han sostenido la siembra de maíz, yuca, caraota, batata, tomate, ají, cilantro, cebollín, auyama, ocumo, ñame, cambur, chayota, pepino, calabacín, berenjena, papa, quinchoncho, parchita, entre otros, tanto para abastecer a los miembros de su familia con la cosecha, como para colocarla en el mercado local. Por ahí andan nuestros orígenes campesinos. Hay una tarea larga para reconstruir nuestra historia. Mucho se mantiene en la memoria de los hijos y nietos. Algo se ha recogido en los procesos de construcción comunal: Carta del Barrio, proyectos de los estudiantes de las misiones Robinson, Ribas y Sucre, proyectos del Consejo Comunal. Es necesario continuar con estas indagaciones, con el objetivo de profundizar en nuestras raíces y valorar lo propio.

Eliana y Tomás comparten un pedazo del aire bucólico que aún sobrevive en El Cristo

maíz, yuca, caraota, batata, tomate, ají, cilantro, cebollín, auyama, ocumo, ñame, cambur, chayota, pepino, calabacín, berenjena, papa, quinchoncho, parchita “Somos los pobladores de esta comunidad quienes día tras día salimos y regresamos”. fotos joel araNGUREN

Un vivero recorre el barrio de puerta en puerta … Catire Un emplasto de árnica lo sanó en pocos días Su flor amarilla ilumina el cerro …

Balbina

Las comadres

Vino del llano con su amor completo por la tierra y la siembra Su casa se llenó con gamas de mil verdes y alegres motas de colores

Ellas se ilustran sobre el uso capsular de la mata de sábila …

Centinela de agua El apamate inunda el cielo en [cuaresma suave La cruz florida del mes de mayo atenúa el morado en el leve lila Sobre el azul con el sol esplendoroso luce tan alegre como una niña que ríe jugueteando entrelazando dedos cabellos y presagios

El Cristo de los infiernos A los pocos meses de vivir en El Cristo (fue en noviembre de 1997) un amigo se acercó a visitarme. Al igual que ahora —y ya son dos años sin contar con una ruta de buses—, la carretera principal había cedido por las lluvias y, para ir al trabajo, nos tocaba subir y bajar a pie todos los días. El amigo, poco acostumbrado a los cerros, después de llegar a la casa situada al fondo del barrio, con la lengua afuera, alcanzó a musitar: “Éste es El Cristo de los infiernos”. Me quedé pensando en la vaina, y escribí estos versos:

El Cristo en quien vivimos Nuestro barrio es El Cristo y es posible verlo cada día


15

Edición especial

Somos Guaicaipuro ­— Octubre de 2017

subiendo al Gólgota o bajando a los infiernos El mito judeocristiano del descenso de Cristo a los infiernos es evocador. Aquí subimos y bajamos cual cristos, a las entrañas del mal –puede decirse- con la misión de seguir viviendo, de seguir salvándonos, ojalá que en colectivo. Somos los pobladores de esta comunidad quienes día tras día salimos y regresamos, moviéndonos de la cota 1.100 a la 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar. La Semana Santa, con Viacrucis incluido, en recorrido por las calles de Barrio Nuevo o por la principal de El Cristo, nos recuerda los actuales calvarios. Fue después, cuando me contaron que hasta los años ‘60, a El Cristo lo conocían como la Bajada del Infierno. Nazario Camejo recordaba que precisamente en el año 1965, Francisco Díaz (el famoso chichero de Los Teques) tuvo la idea de cambiarle el nombre al sector. En lugar de Bajada del Infierno lo llamarían El Cristo. Nazario tomó la iniciativa y colocó un letrero con el nuevo nombre en la entrada del barrio. De infiernos y otros demonios son también las leyendas típicas de la zona, en especial la del carretón, cuyo traqueteo nocturnal recorría la recién estrenada carretera cuando la niebla desposaba la quebrada. Una década más tarde, ya entrados los ‘70, llegaron los infiernos más de temer: las bandas y luchas por el control territorial, el microtráfico, los policías y jueces cómplices, complacientes y corruptos, las frecuentes muertes a bala y la venganza. Y con ellos, el infierno de la infamia. Cría fama y échate a dormir. A mi llegada al barrio, nombrar El Cristo era como nombrar a Satán. Era difícil que alguien nos visitara, y hasta que un taxi acercara a cualquier vecino a su casa. Tampoco era fácil que alguien conviniera una reunión de trabajo o de celebración en la comunidad. Testigos somos de terribles muertes, de tremendas injusticias y de la impotencia de un pueblo sin ningún poder. … Muerte Las niñas cuentan lo ocurrido como un mal dormir Abren los ojos y se va

Queda la palabra para nombrarlo

[el recuerdo

… Policía Parecía que estábamos en [guerra Papapá - Ra ta - tatatá Los llevan detenidos Éste abraza su sueño en huida hacia adentro … Final El combatiente regresó a la batalla perdida con la intención secreta de borrarse en ella. Dejó a su espalda los colores ocres y los verdes remotísimos. Caminó hacia el desamparo y la desmemoria con la certidumbre de transitar los pasos últimos. Tomó del manantial el sorbo reservado a su naturaleza simple. El cansancio lo hizo vulnerable. Los convecinos extrañaron su antigua lucidez y se sorprendieron de sus decisiones íntimas. La bella de sandalias leves aherrojó su sentir en un inesperado giro de los astros. Se hundió en un abismo de fuego y azufre, dando cumplido destino al requerido misterio. … Duelo

Las voces roncas gimieron hasta la partida del pequeño cadáver Ramos Sucre

En estas lluvias y descampados las gentes llegan a plenar el tiempo el azar afloja las carnes derrite la vida el insondable misterio vienen los rituales que acallan el llanto que salen a auxiliar los dolores del alma que cubren los silencios se habla y se acuerda el gesto más solemne más desprevenido es un ángel divino sus alas en la urna y hasta una aureola no habrá largos rezos novenarios escalas

que junto a Dios quedó el agua bendita se derrama los desmayos relajan los cuerpos más cansados ojos desorbitados sedaciones olvidos llantos derramados los clamores que llegan a estos valles y a Dios las culpas las razones los deseos los miedos soledades el mundo de los muertos ¿quién arrebatará los cuerpos que nos dejan? no se lo lleven –claman son las fuerzas oscuras y en plural sorprendente o tal vez: no te vayas quédate aquí tan cerca para siempre El Cristo comunero Algo cambió con los sueños del comandante Chávez -venidos de otros antiguos sueños: Cristo, Bolívar, Simón Rodríguez, Zamora, Guaicaipuro-. Este pueblo de raigambre campesina y sufriente supo identificarse con buena parte de su discurso libertario. Supo identificarse con su corazón de pueblo. Progresivamente nos fuimos empoderando. La doctora Naimir Ladera está recién llegada a la Base de Misiones. Se sorprende de la organización de la comunidad, del buen trato y del apoyo que recibe. Se sorprende por quienes le habían augurado un “infierno” terrible. No saben de qué se han perdido –dice Naimir-. La comunidad agradece tener una doctora cercana y atenta en pleno corazón del territorio. La profesora de cultura cubana, Naida, apenas ha podido acompañarnos unos meses. Miércoles tras miércoles se ha acercado a la comunidad con su “flacuchina”, un títere de su creación, que se movió a gusto entre niños y grandes. Ha intentado no perderse semanalmente este compartir que valora altamente. Ahora anda organizando su viaje de regreso a su Cuba natal. La Base de Misión El Cristo fue inaugurada hace poco más de un año y se ha convertido en un lugar de convivencia popular, formación y conciencia. La Casa Comunitaria Peruchito,

casa de cultura, educación, encuentro y espiritualidad, ha sido otro espacio importante de conciencia colectiva desde hace dos décadas. Los diferentes consejos comunales constituidos a lo largo de estos años en la difícil lucha por la construcción de un modelo más participativo y protagónico, desde las distintas vocerías, han ido dejando un saldo consolidado de liderazgos de nuevo estilo. El más reciente CLAP, apuntalado por la UBCH y organizado por vocerías de callejones y pequeños sectores, se percibe como un modelo incipiente de poder popular, de debate y contraloría social genuina. La organización deportiva ha crecido. Los resultados de los equipos de básquetbol de El Cristo dentro de los torneos municipales organizados, así lo hacen ver. La educación va avanzando. Muchos son los jóvenes de El Cristo que ingresan a la universidad y culminan con éxito sus estudios, cosa muy diferente a la realidad de hace unas dos décadas. Las misiones Robinson y Ribas han aportado su grano de arena, al igual que el Proyecto de Educación Alternativa, que funciona en la Casa Comunitaria Peruchito. Dos blogs de la comunidad, uno de deporte y otro de cultura, divulgan y dan fe del buen hacer. Resistir Cuando la noche nos ataque Subiremos la tierra Nos quedaremos Nos [reviviremos Volcaremos agua en el agua [Sueño en los que sueñan Ramón Palomares

Resistir hemos hecho antes que Foucault reseñara la hazaña Resistir aprendimos como arte de vida como causa común de los pequeños Resistir es el nombre que nos damos en estas tierras y en estos tiempos nuestros …

Andrés Tanparienteynosabesquésonmamones (tansóloconoceslacancióndeHombresG)

Viene Andrés Sin otro trámite me deja una treintena de [mamones sobre el mesón Sube de La Quebrada feliz de su disfrute Aquí sigo regustando el primero le doy vueltas a la pepa la dejo monda Se ha dado el trabajo de [abordar la escalera abrupta de mi casa se toma la confianza de acercarse a mi puerta Su saludo es la cosecha [generosa entre las manos y una pregunta simple: ¿Dónde los pongo? La amistad es una bolsa [abierta de mamones Con Silvio Rodríguez, decimos en estos difíciles momentos por los que atravesamos: Vamos a andar, en verso y vida tintos, levantando el recinto del pan y la verdad… Vamos a andar, con todas las banderas trenzadas, de manera que no haya soledad… Vamos a andar para llegar a la vida. La ciudad de Los Teques, en el aniversario celebrativo de su constitución como parroquia, no debe dejar por fuera a sus comunidades aledañas al casco central. No se puede imponer para la configuración de la ciudad próspera futura, el prototipo modernizador y excluyente instalado en la actualidad. Otras comunidades, similares a El Cristo, tienen mucha riqueza que aportar y mucha palabra que decir: para que no haya soledad y lleguemos a la vida. Esta crónica abre la puerta… ■


del 20 al 26 de octubre de 2017 AÑO 2 / N° 69

Los Teques escultural No es la única visión de la ciudad, ni la más incluyente, pero es una manera de vernos y reconocernos en los gestos cotidianos. Los Teques tiene esculturas, monumentos y plazas que juntas, o por separado, ayudan a tejer la identidad que somos. fotos joel aranguren y jerry bernal

Alcaldía de Guaicaipuro @alcaguaicaipuro

semanario GRATUITO

www.alcaldiadeguaicaipuro.gob.ve

RIF G-20004620-1


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.