Agorasalom 27

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ISSN 1909-0226 - Noviembre 2014 - Mayo 2015 / $5.000

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Cien años de soledad: una estructura en abismo Salomón Cuenca

Sumaq Kawsay o Espléndida Existencia Javier Lajo

Ojos de duda

Gerardo Cuéllar Rodríguez

Enciende tu alma, enciende el mundo La ciencia del alma Julio César Camacho

Concurso de Literatura 2014

Secretaría de Cultura y Turismo del Huila Cuento. Eduardo Tovar Murcia Poesía. Esmir Garcés Quiacha Montes de Rivera (Huila). Fotografía. Efraín Ortíz


vw Artísta

Luis Losada Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

Nacimiento de Jesus. Óleo

Email.llosada49@gmail.com Cel.318.2818271 Tel.8710636 Neiva, Huila. (Colombia)

Artísta

Luis Felipe Figueroa Bonilla

Abstracto.Vinilo (1.20 cmsx 60)

2 ••• AIR CONDITIONED

Email.pipefigueroa111@hotmail.com Cel.320.2365990 Neiva. Huila. (Colombia)


Editorial

Portada edición No. 27 “Montes de Rivera (Huila)”, Fotografía. Ortíz

“Fluir con la vida en la profundidad de este instante, es la experiencia más profunda, mística y espiritual que hay que experimentar.” Nunc. Tomado del libro “Perspectivas”

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n Octubre del año 2005 iniciamos con la entrega del primer volumen de la revista Ágorasalom, publicando la programación de actividades culturales de Neiva y el Huila en tamaño medio oficio, hasta el volumen No 16. A partir del No 17, continuamos con tamaño carta, policromía en portada y contraportada y sus reversos y con una edición de 1.000 ejemplares, pero ya con temas generales de arte y literatura. Nueve años después hemos publicado un promedio de 3 revistas por año y nos satisface su continuación. Esta ocación invitamos a “ La adoración de los Reyes Magos“ Grabado. Efraín Cortés en la portada con Alberto Durero. una fotografía de las montañas de Rivera (Huila), municipio donde él laboró como profesor. Salomón Cuenca Sánchez nos envió el texto “Cien años de soledad: Una estructura en abismo” desde la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), donde hace el Doctorado en Letras Iberoamericanas. Javier Lajo, filósofo y sociólogo, quien conocí por Facebook nos envía desde el Perú el documento “Sumaq Kawsay o Espléndida Existencia”. Publicamos los textos ganadores del Concurso de Literatura del Huila 2014. El primer puesto en Cuento otorgado a Eduardo Tovar Murcia con su obra “Luciano está en casa” y el primer puesto en poesía a Esmir Garcés Quiacha, con su obra “Herida Negra”. Gerardo Cuellar aporta el cuento “Ojos de duda”. Julio César Camacho Gordillo hace su participación, con el ensayo “Enciende tu alma, enciende el mundo”. Transcribimos el documento “La Naturaleza” de Eckhart Tolle y de nuestra autoría hemos realizado una compilación sobre “El Sol, temido y venerado por las distintas culturas”. La publicación está ambientada con varios grabados de Alberto Durero, luego de nuestra visita a la exposición en el Museo de Arte del Banco de la Republica de Bogotá. Como se acerca la Navidad nuestros deseos son que disfruten en familia con paz y alegría y el año venidero 2015, nos depare mucha salud, bienestar y trabajo. Que los coros de luz nos iluminen y emitan muchas bendiciones para toda la humanidad. Atentamente,

Luis Carlos Figueroa. Director. Miembro del CNP Huila.

Director Luis Carlos Figueroa Consejo Editorial Betuel Bonilla Rojas Carlos Andrés Figueroa B. Luis Felipe Figueroa B. Luis Humberto Salazar Moreno Diseño y Diagramación Paola Fuentes Alvarez Impresión Grafiarte Fotografías Martín Borrero U. Colaboradores Salomón Cuenca Javier Lajo Eduardo Tovar Murcia Esmir Garces Quiacha Néstor Emilio Maragua Gerardo Cuellar Ananías Osorio Eckahart Tolle Corrección de estilo Hugo Mauricio Fernández Contacto Calle 6 No. 4-71 Apto. 402 Hotel Neiva Plaza. Neiva - Huila Cel. 300 693 3328 - 316 8228729 E-mail: agorasalom07@gmail.com agorasalom@yahoo.es eventosneiva@yahoo.com @figueroaluiscar Skype: luis.carlos.figueroa1 www.agorasalom.com

www.issuu.com/agorasalom Edición: 1.000 ejemplares


Índice Cien años de soledad: una estructura en abismo

5 Sumaq Kawsay o Espléndida Existencia 9 Luciano está en casa 13 El paisaje de Efraín Ortíz 17 La herida negra 21 Ojos de duda 22 Enciende tu alma, enciende el mundo

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La ciencia del alma

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El Sol, temido y venerado por distintas culturas

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La Naturaleza

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Última promoción de bachilleres Técnicos del Instituto Técnico Superior de Neiva y el debate actual. Año 1974

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Eventos

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Salomón Cuenca Sánchez (Acevedo, Huila 1962). Maestría en Letras Españolas siglo XIX. Doctorado en Letras Iberoamericanas (Gabriel García Márquez).

Javier Lajo. Estudió Economía y Sociología en la Universidad de Chile. Licenciado en Economía Universidad Católica del Perú. Libros “Qhapaq Ñan”.

Eduardo Tovar Murcia (Neiva,1982) Cokunicador Social y Periodista.Maestria en Literatura Univ de los Andes.Primer puesto Cuento “Humberto Tafur Charry” 2012.

Esmir Garces Quiacha (Algeciras,1969) Comunicador Social Unad.Editor.Primer puesto Casa de Poesia 1997.Primer puesto Poesia “Jose Eustasio Rivera 1998,2000,2001,2004,2007.

Néstor Emilio Maragua (Neiva,1969) Artista Plastico.Beca Mincultura-Fomcultura-Creacion Individual.Pintura.

Gerardo Cuellar (Campoalegre- Huila,1950).Psicología Universidad INCCA. Tiene un Posgrado en Desarrollo Humano, Universidad del Bosque.

Ananías Osorio (Neiva,1950) Licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás. Magister en Educación de la Universidad Javeriana.

Eckahart Tolle (Lunen, Alemania 1948). Estudió en la Universidad de Londres y Cambridge. Libros “El poder de ahora” “El silencio habla”.

El contenido de los texto es responsabilidad del autor, por tal motivo Ágora salom no se responsabiliza de las opiniones y juicios expresados por los colaboradores.

100 años (1913 - 2013)

Parque Arqueológico de San Agustín San Agustín, declarado por la UNESCO como patrimonio histórico de la humanidad.

“Gallo Colombiano” Óleo.

Guillermo Martín Moreno

Julio Cesar Camacho Gordillo (Neiva,1977).Ingenieria Agricola.Usco.Ingenieria Civil Universidad Cooperativa.Evaluador de competencias Laborales Sena.Huila.


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Cien años de soledad: una estructura en abismo Salomón Cuenca Sánchez

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os aficionados a la lectura de novelas andamos siempre en busca de métodos, instrumentos, claves y guiños que nos permitan interpretarlas más allá del puro nivel anecdótico. Un gran experimentador de relatos, Ítalo Calvino, anunció poco antes de morir, en 1986, que estaba escribiendo un ensayo sobre las técnicas de la primera y la última páginas de las novelas. El texto quedó inacabado y muchos nos quedamos es“ Julio Cortazar y Gabriel García Márques“ Fotografía. perando aquellos hallazgos del escritor italiano (nacido libro, el autor nos está proponiendo una lectura de algo en Cuba). Sin esas malogradas claves novelescas, así como “la salvaje y triste historia de los hombres”. los lectores de Cien años de soledad, por ejemplo, Muchos años después, frente al pelotón de fusiesa novela asombrosa de Gabriel García Márquez, lamiento, el coronel Aureliano Buendía había de retendremos que –como el griego aquel que examinacordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó ba la naturaleza cuidadosamente tratando de descua conocer el hielo.1 brir el plan urdido por la Divinidad- dilucidar, a través Las tres palabras iniciales del relato nos sorprende la anécdota, de los episodios de los protagonisden un poco porque constituyen un arranque contrario tas, de la estructura temporal del texto, el propósito al de quien va a contar hechos cumplidos, una historia. trazado por el escritor que está detrás de esta histoNos da la impresión de encontrarnos aquí con un inicio ria. Para ello, intentaremos aproximarnos, a través anacrónico de suspense, pues el narrador suspende del análisis de la dimensión temporal del relato, a la el relato en el momento en que va a ser ejecutado el propuesta ideológica de lectura que aquí nos sugiere coronel Aureliano Buendía. Pero en realidad este es el autor. Es decir, trataremos de ver cómo, medianun pase de prestidigitador de García Márquez, pues, te el uso de ciertas estructuras temporales del relato estrictamente hablando, ese “momento” –el del fusila–técnicas narrativas–, García Márquez nos propone miento– ocurre “muchos años después”. De hecho, el en su obra una visión del mundo y de la vida, una inicio del relato nos ubica en una especie de limbo tem“Weltanschauung”. poral, pues “muchos años después” no remite a nada. Desde el propio título de la novela, “Cien años de Claro que, frente a la nada, el lector necesita ubicarse soledad”, el escritor está poniendo en juego un lapso en alguna parte y se aferra al pelotón como a una tablemás o menos largo, cien años, cifra que, a la vez, nos ta de salvación temporal. sugiere una indefinición del tiempo, muchos años (como La novela abre así con una pregunta sin respuesen Las mil y una noches, el bolero “Un Siglo de Ausencia”), con el sustantivo “soledad” (lejanía, abandono, 1 Primera página del relato. Las referencias a Cien años de soledad serán a la pérdida, muerte). De tal manera que, desde el rótulo del edición de La Oveja Negra, Bogotá, 1987.

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ta: ¿Muchos años después” en relación a qué? ¿A partir de cuándo? Este arranque de novela nos recuerda el final del capítulo VIII de Don Quijote, “La estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron”, cuando el narrador deja “al valeroso vizcaíno y al gallardo Don Quijote con las espadas altas y desnudas en guisa de descargar dos furibundos hendientes […] y en aquel punto tan dudoso paró y quedó destroncada tan sabrosa historia”.2 La diferencia es que en Cien años de soledad el narrador no para ni destronca ninguna historia como tal porque no hay ningún relato en curso todavía. Lo que apenas está proponiéndonos el narrador como inicio del tiempo diegético, el fusilamiento, es interrumpido bruscamente. Ese primer “cuadro” que el lector “ve” desaparece un instante después, justo en el momento en que el coronel cierra los ojos antes de que lo maten. Si el enunciado “Muchos años después” marca una ruptura temporal de tipo proléptico, es decir, interrumpe el relato para narrar o anunciar un acontecimiento que diegéticamente es posterior al punto en que se le inserta en el texto, enseguida leemos que “el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”; entonces notamos que en realidad se trata de una analepsis (el mismo flash back del cine), esto es, una interrupción del relato en curso para referir un acontecimiento que en el tiempo diegético (secuencia de acontecimientos) tuvo lugar antes del punto en el que ahora ha de inscribirse en el discurso narrativo. De tal modo que, de inicio, el autor plantea un divertido juego con la sintaxis y subversivo además porque, de hecho, la historia apenas comenzaba cuando fue interrumpida. No obstante todo este juego verbal, nos damos cuenta que el presente efectivo del mundo de acción proyectado es el “cuadro” del fusilamiento del coronel, aunque este cuadro sólo lo veamos en una especie de fogonazo porque enseguida, instantáneamente, el narrador nos traslada al Macondo de los gitanos de Melquiades, con sus carpas y sus maravillosos inventos. García Márquez realiza un incipit en media res, como lo sugieren los cánones aristotélicos, que interrumpe en la primera frase del texto y recupera 97 páginas después. En la página 107, el narrador nos cuenta los detalles de la escena del fusilamiento: “Tanto joderse uno”, murmuraba el coronel Aureliano Buendía. “Tanto joderse uno para que lo maten a uno seis maricas sin poder hacer nada”. En ese momento, el coronel no sólo recordaba cómo conoció el hielo sino que murmuraba, con rabia, contra 2 Don Quijote, Barcelona, Antalbe, 1978, pp. 69-70.

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los que lo iban a matar. “Cuando el pelotón lo apuntó –nos dice el narrador–, la rabia se le había materializado en una sustancia viscosa y amarga que le adormeció la lengua y lo obligó a cerrar los ojos”. Es aquí, en el instante en que José Arcadio salva a su hermano de morir, cuando el narrador, tras la primera frase del relato, nos traslada a un recuerdo infantil del coronel y enseguida, durante casi 100 páginas, nos relata gran parte de la historia y la prehistoria de Macondo, en realidad, la mitad de la novela. Aunque el fusilamiento fallido del coronel ocurre en el capítulo 7 (de 20), podemos considerar esta parte como la mitad, ya que es el punto culminante de la vida del coronel Aureliano Buendía, el único héroe de Cien años de soledad. El autor colombiano entreteje esta historia, que dura cien años, a base de repeticiones simétricas y a partir de una concepción cíclica del tiempo, sin que esto interfiera con que la historia avance en el sentido progresivo del tiempo. Es decir, en la novela, García Márquez integra, mediante la combinación de elementos heterogéneos, una estructura cíclica y otra lineal en una sola. Según el pensamiento tradicional de los padres de la Iglesia y los exégetas, toda la historia del Antiguo Testamento es la prefiguración de una sola figura: Jesús, quien revela el sentido de la existencia para el mundo cristiano. Análogamente, los protagonistas de cada uno de los siete episodios de Cien años de soledad prefiguran a Aureliano Babilonia, el que descifra los manuscritos de Melquiades y en quien se realiza la profecía del incesto (es el progenitor del hijo con cola de cerdo). También él nos revela a los lectores las claves más importantes de la novela. Como todos sabemos, abundan en el texto los nombres repetidos: Aureliano se llamaba el abuelo de José Arcadio Buendía; Aureliano, el segundo hijo de éste (el coronel); Aurelianos los 17 hijos del coronel; Aureliano Segundo (4ª generación); Aureliano Babilonia y Aureliano (7ª generación). Y así ocurre con los demás hombres y mujeres de la estirpe de los Buendía. Cuando Úrsula se enteró de que José Arcadio Segundo, criador de gallos, se empeñaría en la empresa de convertir el río en navegable, gritó: “Ya esto me lo sé de memoria. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio”. Observamos aquí representada la concepción mítica del tiempo, su eterno retorno. Pero una ilustración muy gráfica de esta idea en la novela son los pescaditos de oro que fabrica el coronel, que vuelve a fundir para volverlos a fabricar, para… “para renacer continuamente –dice Carlos Fuentes en su Historia de la novela hispanoamericana–, para asegurar con


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actos rituales, severos, entrañables, la permanencia del cosmos”. “Como toda memoria mítica –añade el mexicano–, ab-original, la de Macondo es creación y re-creación en un solo instante. El tiempo de esta novela es la simultaneidad: sólo lo sabemos en la segunda lectura”. Carl Gustav Jung experimentó la existencia de la “memoria racial” y los “arquetipos”. No somos de ayer ni de hoy; pertenecemos a una era, decía. El filósofo suizo desarrolló la teoría de Freud acerca del inconsciente personal, afirmando que en el interior de éste existen el inconsciente colectivo y los arquetipos, compartidos en la herencia psíquica de todos los miembros de la familia humana. Con respecto a los arquetipos, por ejemplo, podemos observarlos también en los pájaros, en la manera en que construyen sus nidos, y compararlos con los nidos de los reptiles, etc. Los seres humanos no podemos compararnos con nadie, pero hay hechos psíquicos que constatan esa herencia mítica, digámosle así. Jung señala que la mente humana tiene su propia historia y la psique conserva muchos rastros de las anteriores etapas de su desarrollo. Esto significaría que, como Sísifo, no únicamente los miembros de la estirpe de los Buendía están condenados a repetirse, como lo sabía Úrsula Iguarán, sino toda la familia humana. Más aun, a fuerza de repeticiones y de observación, es posible llegar a conclusiones, como la de José Arcadio Buendía, quien descubrió que en su cuarto siempre era lunes y siempre era marzo.

tro, el cine en el cine, etc. “Las Meninas” (1656), de Velázquez, en que el pintor se pinta a sí mismo en el retrato en la escena que está pintando, o “El Retrato de Giovanni Arnolfini y su Esposa” (1434), de Jan

La estructura en abismo

Fue el escritor francés André Gide el primero en denominar así a las estructuras textuales de tipo especular; “mise “ Melancolía“ Grabado. Alberto Durero. en abyme”, la llamó, apropiándose de un término de la heráldica. Aunque la Van Eyck, en que el motivo de la obra aparece nuetécnica era ya utilizada desde la antigüedad, en palavamente en el espejo de la parte central, son también bras del autor, ésta “consiste en recrear en el ámbito ejemplos de esta “puesta en abismo”. de los personajes el tema general de la obra, tal y En la parrafada final de Cien años de soledad, como en la heráldica en un escudo se encuentra dien el instante en que Aureliano Babilonia interpreta bujado el escudo mismo”. Ejemplos de esta técnica correctamente el epígrafe (“El primero de la estirpe los encontramos también en el teatro dentro del tea-

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está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas”), se le revelan definitivamente las claves de Melquiades y empieza a descifrar los manuscritos en voz alta: Era la historia de la familia –dice el narrador– escrita por Melquiades hasta en sus detalles más triviales, con cien años de anticipación. La había redactado en sánscrito, que era su lengua materna, y había cifrado los versos […] La protección final, que Aureliano empezaba a vislumbrar cuando se dejó confundir por el amor de Amaranta Úrsula, radicaba en que Melquiades no había ordenado los hechos en el tiempo convencional de los hombres, sino que concentró un siglo de episodios cotidianos, de modo que todos coexistieran en un instante. En este momento de la narración, el propio narrador nos enfrenta con el problema de dilucidar quién narra. Según el fragmento que acabamos de citar, Melquiades escribió un siglo de episodios protagonizados por los Buendía, pero los concentró en un único instante; es decir, así vistos, los pergaminos constituirían una especie de “agujero negro” textual, cosa que no es posible en la literatura porque la novela que estamos terminando de leer (o releer) tiene una materialidad textual sucesiva, común y corriente. Entonces habría que atribuirle el papel de narrador a Aureliano Babilonia. Esta especie de Cide Hamete Benengeli de Cien años de soledad traduce del sánscrito y lee en voz alta los manuscritos; pero él está solo en el cuarto, “entre las plantas prehistóricas y los charcos humeantes y los insectos luminosos”. Así que para explicarnos el hecho de que la narración llegue hasta nosotros lectores, habría que considerar a Aureliano Babilonia como un narrador delegado y a la historia de la familia y la de Macondo como un metarrelato. De tal modo que, desde esta perspectiva, toda la novela podría reducirse a la historia de un solo personaje, Aureliano Babilonia, quien está leyendo en unos manuscritos, de pie, cien años de la historia de su familia, incluyendo el momento presente de esa lectura y su inminente propia desaparición, y la de la ciudad de los espejos (o los espejismos), al terminar de descifrar los pergaminos. Si en los manuscritos del gitano Melquiades está cifrada toda la novela, entonces Aureliano Babilonia lee su propia historia y su destino futuro en ese texto, en el que aparece como personaje que está leyendo su historia y su destino, y así a la infinita manera de Parménides y Zenón (los eléatas). Si Macondo es la ciudad de los espejos (o los espejismos), la propia historia de la ciudad es un texto hecho de espejos (o de espejismos).

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De momento, la materialidad de todo texto, oral o escrito, es sucesiva, en el tiempo y en el espacio, aunque no estamos completamente seguros de esto, como lo ha vislumbrado García Márquez. Lo que no podemos negar, como hechos de la psique, son los sueños o las visiones del futuro o que existen personas que pueden ver la vuelta de las esquinas. Estos hechos hablan… Muestran que la psique, al menos en parte, no depende de los límites del tiempo ni del espacio. Desde el principio, García Márquez, simplemente los ha ignorado y ha construido su obra dentro pero también fuera de estos límites. Por otro lado, parafraseando a Barthes sobre su lectura de Proust, podemos recibir estos episodios de Cien años de soledad como momentos de verdad: De repente la literatura (pues de esos se trata) coincidía absolutamente con un desgarramiento emotivo, con un grito […] El “momento de verdad”, suponiendo que aceptemos convertirlo en una noción analítica, implicaría un reconocimiento del pathos, en el sentido simple, no peyorativo, del término […] haría falta que no colocáramos ya la esencia del libro en su estructura sino, por el contrario, reconociéramos que la obra emociona, vive, germina, gracias a una especie de desmoronamiento que no deja en pie más que ciertos momentos, las cimas, la lectura viva, interesada. Roland Barthes nos deja otra lección de su lectura de À la recherche du temps perdu, que aplicamos a la nuestra de Cien años de soledad: “Lo que puedo decir, lo que no puedo dejar de decir, es que este sentimiento que debe animar la obra pertenece al lado del amor”. Me gustaría algún día –dice el francés– desarrollar esa capacidad de la Novela –poder amante o amoroso– (ciertos místicos no disociaban el ágape del Eros) […] No puedo someter de antemano esta forma a las reglas estructurales de la Novela. Tan solo puedo pedirle que cumpla, ante mis ojos, tres misiones. La primera sería permitirme expresar a los que amo (Sade, sí, Sade decía que la novela consiste en pintar lo que se ama); espero de la novela una especie de trascendencia del egotismo, en la medida en que expresar a los que amo es testimoniar que no han vivido (y a menudo sufrido) en balde. Como Calvino, Barthes tampoco escribió su Historia patética de la Novela, así que ahora nos toca a nosotros, lectores de la obra de García Márquez, recibir el legado de la aventura no cumplida de los héroes de Cien años de soledad: reivindicar, por ejemplo, al coronel Aureliano Buendía, que emprendió 32 guerras civiles y las perdió todas.

Ciudad de México, 2014.


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Sumaq Kawsay o Espléndida Existencia

“Javier Lajo (de sombrero) junto al grupo Amaro Runa en Tiwanaku - Kollasuyu”. Fotografía. Perú

Javier Lajo

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asta hoy en las fiestas del Altiplano Andino, muchas canciones y danzas de los pueblos indígenas, nos muestran en sus versos el eco de utopías antiquísimas: Gigantes Tobas (hoy en una pobreza de exterminio) van danzando en su marcha por las orillas del Pilcomayo, río arriba “en busca de la Tierra sin Mal” siguiendo el Qhapaq Ñan o “Camino de los Justos”1, con destino hacia Tiwanaku, y más allá, el Cusco. Y desde el norte, otros pueblos como: los Omagua, Quijos y Cofán, siguiendo “la ruta de la Sal”, hacia al Cusco de los Incas, van buscando “el secreto del espléndido existir o de la vida plena”.

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Javier Lajo, “Qhapaq Ñan, La Ruta Inka de Sabiduria”, Edit. CENES-AMARO RUNA, Lima, 2005.

Cuna de la utopía

Tradiciones que relatan peregrinaciones pacíficas hacia “la utopía”. Más tarde, luego del desembarco colonialista en Tumbes, el español Hernando Pizarro y sus huestes guerreras montadas en sus ‘temibles bestias’, fueron bajando por la “Ruta de Wiracocha” desde Puerto Quemado, pasando por Cajamarca, hacia el sureste, en busca del oro del Cusco. Otra clase de peregrinación, tal vez, sin duda belicosa y criminal, pero al fin, peregrinación en busca del preciado metal dorado, como recompensa divina para mercenarios y piratas. Pero, ¿qué de cierto hay en esta vía utópica y hasta “mágica” del Qhapaq Ñan?, y ¿qué tiene que ver con el mito de la “Tierra sin Mal?. ¿Qué es el Sumaq Kausay, del que todos quieren hablar ahora sin comprender su

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Machu picchu - Cusco

filosofía? Si observamos esta increíble imagen satelital2 (Imagen 1), y si tenemos en cuenta las conclusiones del análisis (http://emanzipationhumanum.de/downloads/ equidistancias.pdf ) geográfico y científico realizado, se puede fácilmente cotejar estas increíbles conclusiones con lo que escribieron desde el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), Louis Baudin (1530-1596), José Carlos Mariátegui (1894-1930), hasta Mario Vargas Llosa (1936-…), quienes al hablar de la “Utopía Inca” lo hicieron para afirmarla como una sociedad ideal y posible, o “soñada” e imposible, como una “Utopía Arcaica”, no solo negándola, sino queriendo desprestigiar a otros autores pro-indígenas como José María Arguedas. Al valor cultural que la historia le reconociera a la sociedad que formaran los Incas, ahora se hace necesario revalorar el sentido que esta sociedad le diera a la vida del hombre integrado con la naturaleza; tema de interés del neonaturalismo en la filosofía ética, y por cierto también, en el derecho intercultural. Podemos preguntarnos si nos toca a nosotros vivir el renacimiento de lo que sospechamos siempre a partir de la aceptación mayoritaria que la mejor sociedad que ha existido a lo largo de nuestra historia del Perú ha sido la de los Incas, y por lo tanto preguntarnos si hubo alguna vez en nuestro territorio andino-amazónico una Utopía-realmente existente como la del Sumaq Kawsay. Tal vez no nos encontremos con la existencia plena de una “Utopía Inca”, por cierto muy distinta a otras, 2

Google Earth

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pero no se puede seguir minimizando que la nuestra fue una cultura altamente sofisticada para conservar la vida y disfrutar la existencia, y que fueron notables sus avances en astronomía y matemática, y sobre todo en ciencia y tecnologías agrícolas. ¿Cómo explicar la existencia hasta ahora de esta maravilla geodésica que tenemos a la vista en la imagen satelital adjunta? ¿Es que existe en otra parte del mundo y en culturas tan antiguas o más que la Inca, algo similar a esta recta plagada de templos-santuarios para el cuidado de la vida y de la madre tierra? Sin duda, como toda cultura pasada o moderna, la nuestra tiene también a sus desarraigados y aculturados que sugieren que esta utopía tiene un origen extraterrestre, o que prefieran denigrar la importancia que esta tiene en nuestra diversidad cultural y su futuro. Sin embargo, lo cierto es que nuestro “Camino de los Qhapaq” o “Qhapaq Ñan”, hace palidecer de envidia al “Camino de Santiago” al norte de Europa, o al “Camino Consciente” del Tao asiático, o al Zen, que es otro “Camino” oriental. Los Andinos que heredáramos esta cultura, tenemos pues una “Ruta”, un “método”, un “Camino de sabiduría” milenario, incólume y único en el mundo, el que esta trazado y marcado con las piedras milenarias y monumentales de Tiwanaku, del Cusco, Huanuco-Pampa, Cajamarca, Ingapirca, etc. Tenemos nuestro camino, nuestro proyecto histórico, y solo nos queda transitarlo de nuevo, un camino civilizatorio, un camino de identidad, de rectitud y de justeza y que en la alineación geodésica de templos y fortalezas en una


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línea diagonal (Chekkalluwa es ‘diagonal’ en quechua, y literalmente significa ‘línea de la verdad’) a 45º del eje norte-sur, y que marcan los “paraderos” de un camino sinuoso que va al compás de la terrible geografía y que uniera al Tawantinsuyo, en lo que ahora son los estado-república del Ecuador, del Perú y Bolivia, como puede observarse en la imagen satelital adjunta, en la línea que une Cusco con Oruro, pasando por Pucara, Tiwanaku y por Amantani en pleno lago Titicaca, lago de los orígenes míticos o “Paqarina” de Manco Capac y Mama Ocllo. Los tramos Cusco-Pucara, Pucara-Tiwanaku y Tiwanaku-Oruro son equidistantes con 235 km cada tramo, siendo 705 km el total de la ruta desde Cusco hasta Oruro3. Es más, esta recta tiene sus puntos máximos que se prolongan por el nor-oeste, es decir desde Cusco hasta Cajamarca, y por el sur-este, desde Oruro hasta Potosí, y más al sur por el continente Sud Americano, hasta salir al Océano Atlántico. Esta maravilla geodésica Inca, que muchos ignoran y otros prefieren taparse los ojos para “no ver”, fue redescubierta por la matemática holandesa-peruana María Sholten, hace ya varias décadas. Estudiosos de la colonialidad y de nuestra historia como el sociólogo Aníbal Quijano y el economista Virgilio Roel, dicen que cuando los europeos pisaron territorio Inca vislumbraron o se imaginaron “una Utopía” porque “no vieron gente hambrienta” o “gente pobre”, y explican esto apelando a la eficiencia agraria de los pueblos Incas, a los avances en la generación de germoplasma nativo, etc. Estas afirmaciones, aunque son avances importantes de la definición del tema, no son suficientes para comprender plenamente la cultura andina, y mucho menos para comprender lo que significa el Sumaq Kawsay. En Europa, desde que Américo Vespucio, comenzó a informar a sus empleadores de la familia De Medici lo que ‘veía’ en tierras continentales, se comenzó a forjar la imagen del nuevo continente, como la tierra de una “utopía real”, de la que se ocuparán después, influidos también por lo que escribió el Inca Garcilaso de la Vega, intelectuales como Pedro Mártir de Anglería, Bartolomé de las Casas, Mitchel de Montaigne, Voltaire, d’Alembert, Campanela, Francis Bacón, Fourier y Proudhon, estos últimos dos impactados por Morelly (un asiduo lector del Inca Garcilaso), que según Edgar

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Este ensayo de medición basándose en las coordenadas y fotos satelitales del Google Earth, las hizo el Geógrafo Jesús Contreras, ha solicitud mía. Y también a mi solicitud, él mismo, trianguló y midió que la recta que une estas ciudades, tiene un ángulo de 45º al eje norte-sur.

Montiel4 fue el fundador nada menos que del Socialismo Utópico y del Ecologismo. Es decir, que desde el primer informante que fue Vespucio, lo que se dijo de la utopía americana, causo tal revuelo en Europa que fue por ello que nuestro continente después llevaría su nombre. La sensación que causaron las cartas de Américo Vespucio en Europa, hacían decir a sus habitantes con asombro: “así son las tierras de Américo”, y que luego se simplificó a “tierras de América”, según sugiere Montiel. Posteriormente, los libros del Inca Garcilaso fueron verdaderos betsellers en una Europa que hacía poco había descubierto la imprenta. “La Florida del Inca” fue traducida a muchos idiomas y tuvo 20 ediciones en pocos años, un verdadero fenómeno de la literatura renacentista. Su obra cumbre, “Los Comentarios Reales de los Incas”, reales por su realismo o veracidad y no por ningún monarquismo, según aclara Montiel, definitivamente influyó y alteró profundamente la conciencia de la elite intelectual europea y renacentista, consolidando la ‘imagen utópica’ generada por Vespucio, incorporándoles las ideas seminales de lo que después fueron el socialismo utópico, el socialismo “científico”, además del ambientalismo y ecologismo nacientes. Otros autores que fueron influidos por estas Ideas utópicas o “paradisiacas” que van desde Vespucio hasta el Inca Garcilaso, fueron Montesquieu, sobre todo en su obra El Espíritu de la leyes, Tomas Moro, en su libro Utopía, y Diderot, entre otros pensadores e ideólogos de la revolución francesa. Y no solamente se trata de que los europeos “no observaron hambrientos ni infelices” cuando invaden el territorio Inca, sino que estas Ideas Utópicas germinaron como semillas en terreno abonado, en toda la Europa renacentista, lo que les permitió a los intelectuales europeos percibir algo del “sumaq kawsay” como “buen vivir” de los pueblos indígenas, por lo que recién pudieron imaginar, es decir, tener pautas de un mundo mejor real y posible, como en el caso de lo que sería una sociedad utópica o “socialista”, en el lenguaje de Jean Boudin uno de los autores e intelectuales formadores de opinión en aquellos tiempos en Europa. Estas ideas utópicas o “paradisiacas” las podemos resumir en siete grandes conceptos que hasta el día de hoy no han dejado de rebotar en la conciencia de los revolucionarios y románticos, en aquellos que hicieron la revolución norteamericana (1776) y la revolución francesa (1789); pues si Montesquieu, Voltaire y Diderot ideólogos de la toma de la Bastilla, fueron lectores del Inca, el gran Rousseau lo fue de las cartas de su amigo Lafayette, el que le envió finalmente copia de la llamada 4

América en las utopías políticas de la modernidad; en Cuadernos Hispanoamericanos Nº 658, AECI, Madrid, abril del 2005.

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Constitución Americana, que colectiva el fundamento del fue una copia de la ConstituSumaq Kawsay. Esta es la ción Confederativa de las cinverdadera “utopía-real”, la co naciones Iroquesas. Las piedra en el zapato de la siete grandes ideas utópicas conciencia occidental, pues que han sido sugeridas por el mismo Carlos Marx conMontiel, son las siguientes, sideraba que el trabajo era aquí las enumeramos y expliuna maldición que había camos brevemente: que desaparecer, y escribió 1. “La libertad reina…”. alegremente en su imaginaFrente a las sociedades rio que el “comunismo” era monárquicas y feudales, “irse a pasear en la mañana ¿de qué libertades podían y a pescar en la tarde”… disfrutar los europeos?, ¡Qué tal comunismo!. Marx pero aquí también hay un al igual que Aristóteles conreclamo más puntual por sideran al trabajo una maldila libertad de conciencia ción –como en la Biblia- en y la libertad religiosa, con todos sus escritos. una clara “ansiedad” por Músico Peruano en la montaña. Pero insistiremos en lo la libertad sexual. “científico” en el mundo an2. “Existe el hombre bueno…no hay jerarquías, y las dino, y valga la presencia del alineamiento Qhapaq mujeres andan desnudas…”. Aquí se debe entenÑan de las ciudades pre-incas equidistantes y en der que no hay el tipo de jerarquías absolutistas 45º al eje norte-sur, para resucitar un debate sobre europeas. Esto está indicando que las mujeres no la “utopía”, que puede sin duda seguir el rumbo que son asaltadas y violadas, porque no hay represión marca desde el Sumaq Kawsay como principio funsexual como en Europa; al respecto Abel Posse damental ahora consagrado en las Constituciones escribe: “el oro y las perlas dejaron de ser la única de Bolivia y Ecuador, debate que deberá tomarle la atracción; en adelante los invasores encontrarían palabra a J.C. Mariátegui cuando escribió sobre el un gran consuelo. El otro oro fueron los cuerpos, “Comunismo Agrario de los Incas”. Aunque, tenientodas las clases sociales en España -incluidos los do a la vista la imagen satelital de arriba, abría que eclesiásticos- pronto supieron de esta atracción, del corregir al Amauta, ya que con argumento o sin él, oro secreto” ) ; estaríamos ante el “Comunismo Científico de los In3. “No hay propiedad individual…”; que es un cuestiocas”, pero a partir de “otra ciencia”, la Ciencia Andina, namiento al “individuo” mismo. que cuando la recuperemos y desarrollemos, podrá 4. “Las flores y plumas valen más que el oro y la pladarnos “riquezas y valores” que los intelectuales, esta…”. Recién se dan las pautas en su imaginario pecialmente los “serranos”, siempre hemos sospede que pueden existir sociedades con valores totalchado que tenemos (4) y que siempre intentamos mente diferentes al oro y la plata, lo cual se denomiprobar. Ahora tenemos más pruebas, pues no solo nó después: “relativismo cultural”. hay este alineamiento que podemos apreciar en la 5. La organización estatal es colectivista. No hay imfoto satelital, sino más, mucho más y que viene de perios, ni “naciones” sino confederaciones. una mejor comprensión del Sumaq Kawsay, sobre 6. Hay un control de la natalidad. Se da un equilibrio todo evitando su vulgarización en manos de quienes entre producción económica y reproducción de la creen que pueden seguir “estudiándonos, y comvida humana. prendiéndonos” mejor que nosotros mismos5. 7. Existe una sociedad organizada en cruz (Tawa en lengua Quechua) cuya fuerza motriz es el trabajo. Es decir, los “utopistas”, captan la imagen que en 5 Y ¿Cómo será eso de “la felicidad por el trabajo colectivo”?, los América existía una práctica social de “la felicidad comuneros andinos lo sabemos. Una de las grandes maniobras por el trabajo colectivo”. criollas contemporáneas, fue la de Fernando Belaunde Terry, En este mundo de la utopía, “el trabajo” dejó presidente del Perú en dos períodos (1963-1968 y 1980-1985), al darse cuenta que el AYNI comunero y su lema: “…el pueblo por siempre de ser un castigo. Una cultura como lo hizo” se podía usar a favor del Estado; fundó la Institución la Andina que consideró (y practica aún) el trabajo “Cooperación Popular” y puso esta fuerza colectiva de las cocolectivo como “práctica festiva”, como alegría cotimunidades indígenas al servicio del Estado criollo peruano. diana, tiene en esta “práctica laboral celebradora” y

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Gobernación del Departamento del Huila Secretaría de Cultura y Turísmo

Concurso de Literatura 2014

Cuento “Humberto Tafur Charry” 1 Puesto

Luciano está en casa Eduardo Tovar Murcia

D

urante el año en que Mateo fue mi profesor, nunca supe mayor cosa de él. Sabía de su capacidad para mantener la atención de los alumnos por medio de su elocuencia, de la claridad de sus ideas; sabía también de su particular gusto por la soledad, de su ostracismo, de su antipatía social hacia todo ser viviente, según afirmaban voces provenientes de la Facultad. La relación con sus pares académicos siempre fue difícil, limitada a la crítica que hacía de “los intentos desafortunados por pensar en términos estéticos”, como solía decirnos en sus clases. Un tipo extraño, Mateo: vestía por completo de negro, su larga gabardina arrastrada, mugrienta, como el telón de un viejo proscenio; sus gafas, de gruesos lentes, como binoculares. Siempre me recordó a Roberto Bolaño. A pesar de todos los aspectos negativos, Mateo era reconocido entre los estudiantes como un gran lector, un comentarista de libros excepcional, siempre certero, agudo en sus juicios literarios. Por eso busqué el modo de conocer su opinión de mis primeros borradores. No fue fácil. Siempre se escabullía antes de abordarlo. Solo al cabo de unas semanas y de muchos intentos, di con la dirección de su residencia. Al principio pregunté a compañeros de clases, ex alumnos, incluso me aventuré a preguntar a un par de profesores a sabiendas del profundo y abierto odio que estos profesaban por él. Mi última alternativa fue la Facultad de Letras. Había desdeñado esta posibilidad al comienzo ya que sabía que este tipo de información no se les suministraba a los estudiantes. Con todo y ello arribé a la decanatura y me instalé allí por una semana, mañana y tarde, rogando, incansable, hasta que la secretaria, una mujer de rostro grande, brazos gruesos y un trasero que apenas cabía en su

Edith Danville. (Virginia). Fotografía Emmet Gowin.

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silla, accedió a entregarme la información a condición de que no la diera a nadie más. “Me puede meter en problemas”, dijo mientras me despachaba con un gesto despectivo de la mano. Mateo me hizo seguir con una media sonrisa, cándida y acogedora, extraña en él, sin preguntarme nada, como si me esperara. Para mí fue una sorpresa. Tal vez por eso me apresuré a justificarme, a explicar el motivo de mi visita. Le hablé de mi deseo por escribir historias, de crear, de jugar con la imaginación. Luego de pensar por un momento, las manos en los bolsillos, la mirada al suelo, las gafas cayendo a cada instante desde el tabique al borde de la nariz mientras las recogía con el índice como en un acto reflejo, accedió a leer un par de mis historias. Su casa se ajustó a la idea que me había hecho de ella: Libros sobre libros en grandes estanterías adosadas a las paredes, con espacios libres únicamente en el lugar correspondiente a las puertas. Además, muebles antiguos, muchos en madera, con piel de animal, casi todos oscuros, ajados. Correspondía al tipo de casa de un hombre soltero: polvo sobre las mesas, vasos percudidos por todas partes, algunos platos con restos de comida en medio de la sala. Antes de comenzar con la lectura y luego de traerme una taza de café, Mateo me recomendó hablar en voz baja, “si fuera posible en susurros”, dijo, ya que su hijo dormía en el segundo piso y él no quería perturbar su sueño. Tras advertir mi expresión, seguramente de asombro, me explicó que Luciano era su único hijo, producto de la relación con su exmujer. Para mí fue una sorpresa conocer aquella parte de su historia personal de la que, estoy seguro, muy pocas personas estaban enteradas. La gente en la Universidad no sabía más allá de su admirable capacidad para enseñar y de la consabida malquerencia que generaba entre sus colegas por su huraño comportamiento y sus comentarios no siempre solidarios para con el trabajo de sus pares. Nadie, estoy seguro, sabía o se interesaba por su vida. Tras explicarme detalles anodinos acerca del carácter de su hijo ─del cual resaltó su inteligencia y su gran capacidad para amarlo─, se dispuso a leer. No obstante, cada tanto interrumpía la lectura para mirar hacia arriba en dirección a las escaleras, ensimismado, como si escuchara algo en el segundo piso. Luego me miraba por escasos segundos sin decir nada, esperando tal vez la confirmación de algo. Finalmente retomaba la lectura. La opinión acerca de mis cuentos fue buena, alentadora, pero no tanto como mi impúber ego lo ansiaba. Añadió a su último comentario la sugerencia y entrega de tres libros que, según él, me serían de gran utilidad para encontrar mi propia voz, y en donde se revelarían, además, grandes enseñanzas.

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Los libros fueron los cuentos completos de Abelardo Castillo, Alice Munro y Frank O’ Connor. Por fortuna estos llegaron con la invitación para revisar la lectura de aquellos autores. A partir de ese momento mis visitas se hicieron constantes. Me gustaba ir allá, sentir el ambiente denso, recargado, literario de su casa. Sus comentarios a mis subsiguientes cuentos fue otro motivo para ir cada vez con mayor regularidad. Cada visita fue un aprendizaje invaluable, llenas de sugerencias literarias que me iluminaban el sendero hacia lo que pretendía fuera mi futuro: la escritura. Durante mis visitas conocí casi todos los rincones de su casa: su cocina, donde preparamos el café mientras defendíamos con los mejores argumentos de los que éramos capaces nuestros autores favoritos; su biblioteca ─su más preciado tesoro después de Luciano, como me dijo un día─; el jardín de su patio trasero, lugar en el que intentó explicarme, a través de metáforas y múltiples ejemplos, la importancia de construir la atmósfera precisa en la construcción de historias; incluso me enseñó su cuarto, donde guardaba sus libros más entrañables, sus consentidos, los cuales no sacaba de allí por ‘íntima satisfacción”. No obstante, en todo mi tránsito por su residencia nunca llegué a conocer el cuarto de Luciano. Mateo nunca perdió la costumbre de interrumpir con frecuencia la lectura que hacía de cada una de mis nuevas creaciones. Escuchaba por largos segundos sonidos inexistentes en el segundo piso o, más irritante aún, subía hasta el cuarto de su hijo para supervisar cómo estaba. Una vez volvía, dedicaba otro tiempo más a comentar lo maravilloso que era Luciano mientras abría los brazos como un orador agradecido luego de un discurso exitoso, el rostro resplandeciente de satisfacción, los ojos destellantes de felicidad, antes de volver a la lectura de mis cuentos. Así como su expresión cambiaba, también lo hacía su estado de ánimo. Pasaba de ser el hombre con temperamento agrio, esa caricatura de la tristeza a la que estaba acostumbrado, a ser un hombre feliz, más amable, dispuesto a mostrarse como alguien lleno de vida. A esta pequeña cofradía que habíamos comenzado a fraguar se debió quizá su cambio de actitud. Cada vez se mostraba más amable, más abierto, más dispuesto a enseñarme todo lo que sabía en cuanto a escritura. A pesar de que me sentía bien con todo lo que estaba aprendiendo, con la amistad que estaba empezando a surgir, no dejé de sentirme incómodo por la idea que por esos días rondaba mi cabeza sin razón aparente: Mateo quería ganarme para aliviar la soledad de su cama. Dicho pensamiento fue injusto ya que en ningún momento se presentó alguna insinuación, simplemente un cambio de actitud que me sobresaltó y me descon-


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Matera. (Italia). Fotografía Emmet Gowin.

certó. Tenía en mí muy marcada esa idea del hombre cerrado, déspota, que el entorno universitario me había vendido de él. Sin embargo, a medida que transcurrieron las tardes en su casa, las conversaciones de por medio, los debates incesantes, las lecturas compartidas, me di cuenta o, mejor dicho, una vaga sensación parecida a la certeza me fue ganando: yo me había convertido en una representación de Luciano, el mismo Luciano al que no había visto hasta ese momento y quien permanecía a lo largo de mis visitas en su cuarto. Era algo sin ninguna lógica, lo sé. Pero ¿por qué ese hombre, quien en principio se había mostrado tan distante conmigo, tan huraño en sus clases de la universidad, aparecía ahora tan amable, tan indulgente? Y más desconcertante aún ¿Por qué había comenzado a obsequiarme libros (sus preciados libros), a cambiar su mirada por una más luminosa, esperanzadora, ¿por qué había comenzado llamarme, a disculparse cuando me decía Luciano? No fue sencillo habituarme a su cambio de comportamiento. Trataba de pensar lo menos posible en ello, animado por el gran avance que se apreciaba en mis escritos. “El beneficio es mayor que sus incongruencias”, pensaba. A pesar de ello, la situación se hizo insostenible: abrazos de bienvenida, atenciones excesivas durante nuestros encuentros en su casa, miradas paternales, de orgullo, con afecto. Me revolvía los cabellos cuando se entusiasmaba con algún pasaje de mis historias. No era el mismo Mateo. En-

tonces decidí preguntarle el porqué de su cambio de actitud. No supo responderme con claridad. Solo pude sacar en claro vaguedades, explicaciones dadas con la irracionalidad de quien quiere ocultar algo sin tener la más mínima habilidad de mentir. Decidí entonces no volver a su casa. Quería alejarme lo más posible de su irracionalidad, de esa forma incipiente de locura que estaba detectando en él, todo ello a pesar del gran aporte que estaba significando para mi escritura estar en contacto con él, con sus consejos siempre sabios, siempre certeros. Transcurrieron un par de días antes de que me preguntara durante el final de su clase qué había pasado, por qué no había vuelto a su casa. Al igual que él, me extendí en justificaciones confusas, llenas de razones inventadas, un juego de mentiras que ni yo pude creer. Antes de terminar de justificarme, me detuvo con un gesto de la mano. Dijo que no había problema, que no añadiera nada más. Se quedó allí, parado, las manos en los bolsillos, recogiendo sus gafas que se deslizaban por su tabique, la mirada ausente, hacia ninguna parte, como aquella vez que fui a su casa por primera vez. Luego de un par de minutos, me preguntó si conocía El infierno tan temido de Juan Carlos Onetti y, sin esperar mi respuesta, se adelantó a decir que al igual que su protagonista, él había sido objeto de una venganza implacable, de la más alta sordidez. Confusión. No supe de qué estaba hablando. Entonces dijo que me

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esperaba en su casa. Dijo que necesitaba tiempo, que una vez retomáramos nuestras conversaciones él se animaría a explicarme con más precisión lo que su exmujer había hecho. Respondí que no. Le dije que esa no era una respuesta ni, medianamente, una justificación para su desconcertante conducta. Como para zanjar la cuestión, y luego de un largo suspiro ─el suspiro de alguien que está agotado─, añadió que solo podía decirme que Silvia ─lo dijo como si para mí el nombre de su exmujer me fuera familiar─ lo había abandonado hace seis meses, luego de cinco años de mutua convivencia. No ahondó en la razones de la separación; solo dijo que ella había cambiado luego de los tres primeros años, tras lo cual se había tornado irritable, diferente. Silvia había empezado a odiar su compañía, no soportaba tenerlo del lado izquierdo de la cama; sin embargo, dijo Mateo con un gesto en el rostro que me recordó el de un niño avergonzado, también odiaba si decidía salir de casa; del mismo modo odiaba su apariencia, la cual acostumbraba reprochar, sobre todo su dejadez al vestir, sus ropas negras, grandes, muchas veces desteñidas, rotas. Otras veces le reclamaba a gritos cuando iban por la calle y una mirada furtiva escapaba de sus ojos para observar el paso alegre de alguna mujer; “en esos momento no le importaba si mi apariencia era desagradable o no” dijo Mateo, “solo le interesaba perjudicarme con sus celos sin amor, con su reproche fácil, rutinario, algo que hacía por el simple placer de encontrar una excusa para discutir”. Luego de cada problema, por mínimo que fuera, ella lo amenazaba con no darle el hijo que habían buscado con tanto empeño desde el comienzo de la relación. Ella sabía que aquel era su punto débil, su talón de Aquiles. Algo que Mateo anhelaba desde hace mucho tiempo. “Era mi deseo más ferviente, inexplicablemente ferviente, pero al fin y al cabo deseo, tal vez un capricho”, me explicó con los ojos empantanados, cristalinos. Silencio. No supe qué decir. Nunca sé qué decir en aquellas situaciones. Entonces me quedé allí mirando su rostro descompuesto, distinto, irreconocible sin la máscara, sin su académica arrogancia, sin su ego, aquel que superaba con creces sus uno sesenta de estatura. Mateo se me reveló entonces como un hombre más, alguien con sentimientos, alguien que los expresa... Tratando de dominar mi torpeza intenté reconfortarlo, pero solo logré preguntar por Luciano. Un silencio y su mirada profunda y cortante fue lo único que recibí por toda respuesta. Pese a ello, pregunté una vez más, sin eludir su mirada. Unos segundos después dijo con sequedad: “Luciano está en casa. Vamos”. Una suerte de morbosa curiosidad me condujo. No era suficiente con lo que me había dicho; yo que-

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ría conocer el final de la historia, sin importar el hecho fáctico de que su hijo existiera o no. La verdad eso ya no tenía importancia para mí. Únicamente quería hacer parte de su ficción. No acepté la taza de café que me ofreció una vez cruzamos la puerta. Me mostré intencionalmente apático, escéptico y descortés a pesar de estar hirviendo en deseo por conocer cómo Mateo iba a terminar su ficción. Supo sacar ventaja. Aprovechó mi falsa apatía para dilatar el momento. Se dirigió a uno de los anaqueles y sacó varios libros que yo no había visto hasta entonces. Habló de ellos, de la importancia de su contenido. Noté que se extendía más de lo necesario en la exposición de sus argumentos, leyendo, algunas veces, páginas completas. Poco a poco mi paciencia se fue diluyendo, mutando lentamente en rencor, en un rencor dirigido no hacia él sino hacía mí por haber accedido a ir a su casa, por haber seguido su juego. De un momento a otro dije que debía irme. Lo hice sin matices en la voz, tratando de ocultar mi verdadero tono, la entera decepción de mi estado de ánimo. También que no se preocupara por presentarme a su hijo, “ya no es importante”, afirmé con desgano, como el niño que pierde interés por el juguete ya utilizado, abandonado. Solo añadí una cosa, una duda que venía reptando por los intersticios de mi cerebro desde hacía mucho sin que hubiera tenido la voluntad o las energías para expresarla: “¿Por qué inventar la existencia de un hijo?, ¿Por qué ficcionar desde la realidad? ¿Por qué no escribir esa historia? Antes de terminar me tomó por el codo, me miró cortante, incisivo, como el tajo de una navaja. Pude ver el rojo de sus venas, el amarillo intenso de sus pupilas, el anuncio líquido del llanto en toda su mirada. Desafiante, lo miré a los ojos, sin importarme su reacción, acaso un golpe directo a la cara por mi indiscreción, por hablar demasiado. En cambio recibí sus palabras que salieron como un hilo de seda: “Luciano no es una ficción”. Y agregó: “Vamos”. Asiéndome todavía por el codo me condujo escaleras arriba hasta el cuarto de Luciano. Pero antes de abrir la puerta dijo: ‘¿Recuerda el cuento de Onetti?”. “Sí”, respondí. “Muy bien”, dijo. Y agregó: “¿Entonces recordará la venganza, el envío siniestro de cartas y de fotos, la abyección de ese acto por parte de Graciela?”. “Sí”, dije. “Muy bien”, repitió, “Solo lo menciono porque esta va ser mi última lección. Y terminó por decir: “Yo también recibí un envío”. Entonces abrió la puerta y el sonido de la bisagra se confundió con su llanto, ahogado al comienzo, incontenible al final. Y allí estaba Luciano en mitad de la cama blanca, motivos infantiles en las paredes del cuarto, globos en las esquinas, juguetes a lo largo del piso, descansando plácidamente, los ojos cerrados, bañado con aquel líquido espeso, encerrado en un recipiente de vidrio, en posición fetal.


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Artista Invitado

El paisaje de

Efraín Ortiz Un referente de la identidad huilense Nestor Emilio Maragua Las fotografías de Efraín Ortiz, captan instantes de nuestro entorno rural inmediato, entendido este como aquel idílico contexto ambiental, un espacio geográfico “libre de humanos”. Sin embargo, está latente en sus fotografías la presencia humana, y porqué no decirlo, la divinidad omnipotente, creadora del infinito paisaje. Sus composiciones albergan planteamientos estéticos directos y sencillos, lo cual generan en el observador inequívocas lecturas de las imágenes propuestas, tal vez, como el mismo paisaje que las alimentan. Imágenes que sugieren, fueron “atrapadas” en el casual e imprevisible viaje que van tejiendo, una a una, el lente de Efraín. Efraín Ortiz nos “acerca” a un paisaje local, pero también universal, un pedazo de tramo de bosque que da cuenta de su belleza, de su viva expresión, de lo que llamamos la naturaleza, del entorno lejos de la civilización. Ortiz, utiliza la fotografía como un medio para captar el mundo natural inmenso, cromatismos de altos valores tonales y atmósferas propias de entornos cálidos y radiantes, superposición de primeros planos y encuadres, aquellos límites provisorios o contenidos existentes fuera de los bordes, imágenes que invitan a “dialogar” en torno a las relaciones que tenemos con ese paisaje, que es generalmente menospreciado y maltratado. Por ello, valorar al paisaje y replantear nuestra relación con el mundo y en especial con el medio ambiente, es ir más allá de la contemplación, es actuar para conservarlo y disfrutarlo a futuro, es la premisa que tenemos como seres humanos, nuestro propósito, es descubrir que en nuestro entorno existen y cohabitan presencias vitales que afectan y pueden cambiar nuestra vida. Encontramos con la fotografía de Efraín Ortiz, es abordar espacios articuladores de miradas que nos hacen ser capaces de percibir la cuestión de lo que no debe ser civilización y sus formas de vida, donde el fluido de sus diversos componentes y sus cruces, nos permitan transitar por nuestro entorno y apreciarlo como una construcción continua y nunca acabada.

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Gobernación del Departamento del Huila Secretaría de Cultura y Turísmo

Concurso de Literatura 2014 Poesía “José Eustasio Rivera” 1 Puesto

Esmir Garcés Quiacha

La herida negra Para ver claro necesitamos la herida negra. Lasse Söderberg Cavamos en la tierra pero no hallamos el temblor del aire o el viaje de la lluvia, solo las cansadas raíces buscando la profundidad del mundo. Más abajo, las piedras adormecen el fuego volcánico La historia de otras vidas; más abajo, se esconden el sol y las estrellas. Cavamos la tierra cuando los muertos han abandonado sus huesos, y sus ojos se ha llenado de vacío. Cavamos hasta hallar la herida negra.

Bodegón. Lápiz. Juan Marcos Stubi Bojas

Los huesos tienen memoria La piedra es el ojo de la tierra No es extraño que un pájaro vigile su esqueleto, verlo desde la altura o estacionado en las ramas del árbol. Vigila su vuelo para que los gatos y los perros no carguen con su huida. Pero los huesos ya no son fantasmas, hacen parte del inventario de la tierra.

La semilla La semilla también viaja con la tierra, hay que verla crecer entre los muros y los edificios de esta ciudad, Entre los sueños de los que duermen o de los que vigilan el amor o la nostalgia. Dentro de ella, hay luces y sombras, hay vientos y uno que otro vuelo fugaz.

La piedra es el ojo de la tierra, está ahí, espiando los pequeños tormentos de los entornos. Aunque no pueda moverse, respira un ligero aire. Está ahí, engordándose de tiempo. La piedra no tiene otro nombre, otro forma de existir. aunque las nubes no le vean, tal vez puedan viajar por el cosmos de los sueños tal vez sea un objeto sin importancia en el orden de la materia, tal vez sea parte del inventario de una torre donde retozan los gatos y los cuervos. Está ahí, sintiendo la vida y la muerte. Tal vez sea una piedra, nada más que piedra que no ha de gravitar con el mundo.

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L

de duda Gerardo Cuéllar Rodríguez

“La virgen con el niño al pie de la muralla”. Grabado. Alberto Durero.

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o escuchó y luego lo miró con ojos de duda. Ahí estaba, diciendo que había cambiado. Las mismas fachas, los mismos pantalones rotos, sólo que ahora estaba rasurado. Lo del perdón era repetido. Aunque las palabras las notó diferentes. “Perdóname ésta y nunca más”. Sonaron sin esperar que lo aceptara como otras veces. Y se quedó mirando el piso hasta que se levantó lentamente. Su descarga de reproches casi sale atropellada, recordándole lo más inmediato, lo anterior y todo lo que había hecho con su puerca vida llevándosela a ella por delante. Pero ese último gesto no la dejó decir nada. Al sonar la puerta sintió el peso de las palabras no dichas. Pero más sintió las otras, que jamás le sirvieron para nada. Ahora venía a decir que había cambiado. Como si el cambio viniera de la noche a la mañana. No podía creerle, ni tampoco le iba a perdonar. Lo cierto era que se había portado de manera diferente. No miró de frente como exigiendo su aprobación y su perdón para dar media vuelta por los cuartos, y luego pedir el dinero que necesitaba. Otilia fue hasta la ventana. Tal vez quería asegurarse que no estuviera allí tras el vano de la entrada. Miró hacia la siguiente esquina, y se contuvo. No podía cometer el error de salir a buscarlo. Al atardecer retornaría, o mañana o pasado mañana, como otras veces ocurría. Otilia ha regresado del trabajo y tiene frente a la mesa dos platos de comida. Demora en probar el suyo, mientras tanto ha dado vueltas aquí y allá buscando engañar los minutos que aún le restan al día. Después de esto aún le quedan esperanzas de que el retorno suceda en las primeras horas de la noche, pues después de estas horas juró no volver a abrirle a nadie. Promesa la cual no rompió ni se arrepentía, así al día siguiente los que tenían que llegar no aparecieran. Algo por el estilo sucedió con su esposo, hombre poco dado a la puntualidad y mucho a la bebida, que amanecía en el mismo vano después de ro-


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garle y suplicar que le abrieran la puerta. Cuando tuvo jearse su confianza. fuerzas se devolvía a continuar la farra con los amigos, Por eso la joven lo admiraba, y no supo cómo, haspero se dice que después, en los últimos tiempos, de ta cuando ya por ejes del destino volvió a encontrárselo pocos amigos y dinero, una de aquellas estadías de en la universidad y su apariencia no decía nada del niño tiempo fuera, le hizo estallar una pulmonía. lustroso y bien peinado que conoció por largo tiempo en Otilia no vio en ese drama más que el final de un el colegio. En principio quiso abordarlo, preguntarle si hombre fracasado. Y continuó ajustándole la disciplina la recordaba. Él, retraído, pareció decirle, con un mura su hijo, hasta no ver que el muchacho hubiera cammullo entre dientes y una sonrisa, que sí se acordaba, biado. Le hizo notar que el padre no fue necesario más pero que su clase en esos momentos comenzaba. Fue que para malcriarlo. Después del trabajo se sentaba la mayor aproximación, ahora de lejos se saludaban. con él dos o tres hoLa joven apenas ras, y Otilia agitaba lo miraba en los pala férula cuando veía sillos, el muchacho que su hijo no tomaparecía menos punba en serio las tareas. tual. De la admira“Bastante mal hacía ción por su soledad las cosas tu padre e independencia, la para que tú vengas joven pasó a la prea repetir lo mismo”, ocupación. Sabía decía. que su padre había Cierta vez, los muerto, y él con sus zapatos sucios y camanos entre los bolmisa desgarrada no sillos parecía decir los pudo ocultar porque este mundo no le que al llegar a casa, importaba nada. Hala madre ya lo estaba bían cambiado, ella esperando. En el incon fuerza le gritaba terrogatorio el muchaal mundo que quería cho confesó que la ser alguien, mientras pelea había comenque él, con su nueva zado porque le haapariencia, demosbían llamado mariquitraba no tener fuerta. Tremendo bofetón zas ni voluntad para “San Cristobal”. Grabado 1511. Alberto Durero. al recriminarle el que decirle nada a nadie. volviera de ese modo, Otilia sentada a la y por qué se portaba así, si ella lo mandaba bien aseamesa tenía los dos platos al frente. Eran cerca de las do y lustroso. El niño no volvió a pelearse, y de joven diez y no había probado su alimento. Se acercaba el tampoco se afilió a ninguna disputa. Sin hablar porque momento de pasar cerrojos y ajustar candados. Sus de pronto le aparecía un tartamudeo, aprendió a mover manos titubeaban. Al igual que su cuerpo al querer leel pulgar como única forma de defensa ante las injurias. vantarse. No tendría por qué sellar así las puertas si Uno de esos días, como tantas veces, cuando el desde hacía algún tiempo a esa casa nadie entraba. recreo estaba llegando al final y los muchachos corrían Su plato de la mesa se levantaba. El otro, mudo y sia cumplir sus necesidades antes de entrar a clase, deslencioso, allí quedaba. Tal vez al día siguiente viniera, de una banca, al fondo del patio una joven miraba a cuando hubiera sacado candados y trancas. Pero lo Leonardo a través de sus gruesos lentes. Se hacía tras mismo sucedió ése que los siguientes días. Al igual que de él para seguirlo, pues sabía que al muchacho no las noches, así hubiera bajado la guardia, y se hubiese le gustaba que lo molestaran. Como a ella, que tampermitido dejar la puerta sin candado y con las trancas poco le interesaba compartir el juego brusco de sus descorridas. compañeras. Similitud que desde algún rincón de su Continuaron los años y nadie volvía por estos lapensamiento admiraba, sin importar que ya una vez al dos, pero Otilia tenía sus esperanzas vivas. Y así contiquerer compartir su desayuno levantara el pulgar para nuó, hasta llegar al punto de sentarse y pasar la noche decirle que no aceptaba. Ni tampoco cuando evitó la en vela frente a la puerta entreabierta, con sobresaltos paliza que querían darle unos estudiantes, cuando ella cuando una brisa le hacía sentir la sensación que su los asustó con la denuncia a los profesores, pudo granhijo o su esposo aparecían.

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Enciende tu alma, enciende el mundo

Julio César Camacho Gordillo

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Por qué estar muerto, atascado en el ciclo de nacimiento y muerte (Samsara) cuando puedes vibrar con vida en tu eterna posición existencial? ¿Por qué estar desviado psicológicamente por un mundo lleno de engaños y mentiras, un mundo donde la forma y el cuerpo son un culto, donde la gratificación sensorial es el único propósito de la existencia? ¿Acaso no te has dado cuenta que tu estadía en este mundo material es temporal y relativa? ¿Que nadie ha venido a quedarse?...Que uno pierde lo que en realidad no da! Ya es hora de atender el llamado de lo natural, de lo esencialmente importante para absorber tu vida en una revolución interna. Esta es la maravillosa facilidad que ofrece la espiritualidad y para entenderla sólo se necesita de un sano y fuerte sentido común. El primer punto es que somos seres espirituales, no tenemos nada que ver con las variadas designaciones como hindú, budista, judío, musulmán, cristiano, etc. El alma espiri“Gran carro triunfal de Maximiliano I”. Grabado. Alberto Durero. tual no es miembro constitucional de ninguna secta. Por lo tanto la idea de conciencia, somos lo que le da vida al cuerpo, somos convertirse de una religión a otra es un concepto falso lo realmente valioso dentro del cuerpo, la energía que propagado por personas desprovistos del conocimienle da calor, color y brillo a la materia. El cuerpo es un to espiritual más básico: no somos el cuerpo material. vehículo, es un traje, un medio para poder estar en La muerte llega para romper el argumento del cuereste mundo, y como todo traje con el paso del tiempo po, para enseñarnos que este cuerpo que tanto conse deteriora y toca cambiarlo, y es en ese cambio donsentimos, cuidamos y creíamos que somos debemos de está la confusión. Al respecto los Vedas nos dicen: abandonarlo. Prácticamente este cuerpo material es “No te confundas por ese cambio, la muerte nace con lo más lejano de lo que realmente somos, pero qué este cuerpo, desde el día que naciste en este mundo somos? De acuerdo a la autoridad Védica y muchas tu cuerpo está muriendo, entonces por qué tanto teotras fuentes autoritativas dadas en diferentes cultumor a algo que es natural y propio de este cuerpo? Jiv ras que han profundizado en la ciencia del alma, se Jago! Jiv Jago! Despierta alma dormida, despierta!. nos informa que somos almas espiritual, somos la

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“Gran carro triunfal de Maximiliano I”. Grabado. Alberto Durero.

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n la actualidad, la sociedad humana está siendo descarriada por líderes que están ciegos, pues desconocen el propósito y objetivo de la vida humana, que consiste en la autorrealización y en el restablecimiento de nuestra perdida relación con Dios. Según la literatura Védica, la perfección de la vida consiste en comprender nuestra relación con Dios. En el Bhagavad Gita de la India, aceptado por todas las autoridades de la ciencia trascendental como la base de todo el conocimiento Védico, entendemos que no sólo los seres humanos, sino también todas las entidades vivientes, son partes o porciones de Dios. La función de las partes es servir a la totalidad, así como la función de las piernas, las manos, los dedos y los oídos, es servir a todo el cuerpo. Nosotros, las entidades vivientes, siendo partes o porciones de Dios, tenemos la obligación de servirle. En realidad, nuestra posición es la de siempre estar sirviendo a alguien, ya sea a nuestra familia, país o sociedad. Si no tenemos a quien servir, a veces criamos un gato o un perro y le servimos. Todos esos factores prueban que nuestra función constitucional es la de servir; sin embargo, a pesar de estar sirvien-

do lo mejor posible, no nos sentimos satisfechos. Ni tampoco queda satisfecha la persona a quien estamos sirviendo. En el plano material todo el mundo está frustrado. La razón de ello es que el servicio prestado no está siendo encauzado correctamente. Por ejemplo si queremos servir a un árbol, debemos regar la raíz. Poco se gana con regar las hojas, las ramas y las ramitas. Si se sirve a Dios, quedaran satisfechas todas las demás partes o porciones. En consecuencia, todas las actividades de bienestar, así como también el servicio a la sociedad, la familia y la nación se cumplen al servir a Dios. Sin embargo, a veces nos sentimos desafiantes y decimos: “No hay Dios”, o “Yo soy Dios”, o incluso “No me importa Dios”. Pero en realidad ese espíritu desafiante no nos ayudará. Sí hay Dios , y podemos verlo a cada momento, sólo hay que despertar ese yo interior, esa conciencia interior que nos va a permitir ver a Dios. Si rehusamos ver a Dios durante nuestra vida, entonces Él se presentará ante nosotros como la muerte cruel. Si no elegimos verlo de una manera, lo veremos de otra. Según los Vedas, Dios tiene diferentes aspectos porque Él es la raíz original de toda la manifestación cósmica.

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El Sol

Temido y venerado por distintas culturas Luis Carlos Figueroa

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l sol, el fuego y la serpiente eran para culturas como la Babilónica y Egipcia, elementos fundamentales en la Religión. Durante toda la historia se ha rendido culto al sol, por sus aportes de calor y luz para posibilitar la vida en la tierra. Pero los Babilónicos y otros grupos afines con conocimientos avanzados se centraron en el sol por otras razones. Conocían la verdadera naturaleza del sol como consciencia multidimensional que ejerce su influencia en el sistema solar mediante frecuencias invisibles. En esta dimensión física las emisiones de energía magnética del sol nos afectan constantemente. El sol ha estado en el origen de muchas de las catástrofes globales que han afectado a la tierra. El sol es una estrella en el centro del sistema solar y es la mayor fuente de energía electromagnética de nuestro sistema planetario. La tierra, planetas y asteroides orbitan alrededor del sol que representa el 98.6 % de la masa del sistema solar, la distancia de la tierra al sol es de 149.600.000 Kilómetros y su luz recorre esta distancia en 8 minutos y 19 segundos. Su energía en forma de luz solar sustenta a las formas de vida en la tierra a través de la fotosíntesis y determina el clima y su meteorología.- principal fuente de energía de la vida-.Es más brillante que le 85% de las estrellas .Se formó a partir de nubes de gas y polvo hace 4.650 millones de años. Su intensidad es más fuerte en el Ecuador que en los polos por tal la actividad del campo magnético es colosal. La astrofísica tiene un modelo de su estructura que explica los fenómenos observados. La fotosfera, zona visible donde se emite luz, es la superficie. La fotosfera tiene de 100 a 200 kms de profundidad. En tiempos antiguos se consideraba al sol como un fuego divino perfecto e infalible.

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Galileo (15641642) lo observó en el primer telescopio astronómico, observando sus manchas oscuras que se disuelven unas más pronto y otras más tarde. Las erupciones solares, energía “Pintura Maya”. Óleo. magnética poderosa Tomada de Facebook. de 160.000 kms de alta, viajan a la tierra en el viento solar y afecta a computadoras y causa cortes de energía-según Mauricio Cotterell (investigador)Los cinturones de Van Allen son zonas de radiación que rodean el planeta y que se conectan con el campo magnético. Estos cinturones amortiguan los rayos del sol para que no afecten la superficie de la tierra. Dice Cotterell, en sus estudios de las manchas solares, “Los mayas afirmaron deber su origen a los dioses y hablaban de una isla perdida como su antiguo hogar (Atlántida) sus sistemas matemáticos y astronómicos, así como medición del tiempo eran increíblemente exactos, heredados de culturas mucho más antiguas supuestamente de seres extraterrestres. La cromósfera, capa exterior a la fotosfera visualmente mucho más transparente, tiene un tamaño de 10.000 kms. La corona solar está formado por capas más tenues de la atmósfera superior solar. Su temperatura alcanza los millones de grados Kelvin. Debido a estas temperaturas se emite una gran cantidad de energía. Estas temperaturas no son más que un indicador de las altas velocidades que alcanza el material coronal que se acelera en las líneas de campo magnética. La heliósfera, es una región que se extiende desde el sol hasta más allá de Plutón y se encuentra bajo influencia del viento solar. Esta protege el sistema solar de las radiaciones provenientes del medio interestelar.


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La eyección de masa coronal es una onda hecha de radiación y viento solar que se desprende del sol en la actividad máxima solar. Esta onda es muy peligrosa ya que daña los circuitos eléctricos, transformadores y los sistemas de comunicación –tormenta solarLas tormentas solares acaban con el cambio de polaridad solar, afecta las líneas telegráficas y produce la aurora boreal. Los campos magnéticos encuentran su dinámica por las fuerzas magneto hidrodinámicas en constante interacción con las gravitatorias y rotación de la estrella llegando a la superficie de manera que los materiales más externos quedan ordenados conforme a las líneas de fuerza de Gauss (flujo eléctrico a través de una superficie cerrada y carga eléctrica encerrada en esta superficie). Cuando el sol se acerca a su máximo desorden las tormentas solares son máximas (cada 11 años se dan). La mayor parte de energía utilizada por los seres vivos proceden del sol, las plantas absorben por la fotosíntesis. En 1905 Einstein había predicho una equivalencia entre la materia y la energía mediante la ecuación E=mc2.En el interior del sol se producen continuas reacciones termonucleares. El sol convierte cada segundo 564 millones de toneladas de hidrogeno en 564 toneladas de helio lo que significa que 4 millones de toneladas de materia se transforman en energía solar una pequeña parte de la cual llega a la tierra y sostiene la vida. Maurice Cotterell, estaba sorprendido que los ciclos mayas de la evolución humana se correspondiesen tan

notablemente con sus ciclos de las manchas solares y de las emisiones magnéticas. Todo es energía. La vida es la interacción de campos vibratorios magnéticos y si se cambia el magnetismo se modifica la naturaleza del campo de energía. Entonces hay cambio en la naturaleza de la vida mental, emocional, espiritual y física. Los científicos han descubierto que los humanos tenemos un reloj interno que esta sincronizado al sol, y que su efecto sobre la vida humana es fundamental más allá de su aportación de calor y luz. Los dioses de la antigüedad sabían esto y por esta razón el sol era visto con cierto temor. ”Dios del sol” fue empleado para simbolizar a los dioses extraterrestres de quienes se decían tenían rostros que brillaban como el sol. Imaginémonos el poder que tendría alguien que conocía los ciclos de la energía del sol y de otros planetas, y se supone que los Babilónicos poseían estos conocimientos. Antiguas tradiciones afirman que el sol pasó por los 16 grados del signo zodiacal de Leo en 9.792 a.c una luz abrazadora proveniente del sol alcanzo la tierra y el cielo pareció desmoronarse, ya que la tierra se inclinó sobre su eje. A consecuencia de ello al sufrir la corteza terrestre un desplazamiento los continentes cambiaron de posición y cuando el sol volvió a salir por el horizonte era de hecho un nuevo horizonte, ya que la tierra había dado la vuelta-el polo sur quedo en el polo norte y el norte en el sur- .La tierra es un dinamo gigantesco con un polo Norte y otro Sur. El sol rota a 6.400 km/hora. Heródoto escribió: ”El sol se cayó en el mar. Esto es así porque la tierra empezó a girar en sentido inverso, tal como sigue haciéndolo en nuestros días.” Para los Mayas, el sol, orión, las pléyades y Venus eran de una importancia excepcional, por lo que construyeron varios templos con una extrema precisión, con el fin de seguir el recorrido de estos cuerpos celestes. En Egipto existió un complejo subterráneo, que Herodoto denominó “El gran laberinto”, que contenía 3.000 habitaciones. Allí se efectuaron los cálculos astronómicos. Los atlantes sabían la fecha exacta de la destrucción de su tierra con 2.000 años de anticipación. Tanto los Mayas como los Egipcios eran adoradores del sol. Toda su cultura estaba basada en este astro. No se debe desechar la antigua sabiduría de los Mayas y Egipcios como prueba suficiente y científica.

Km. 2 vía Palermo - Huila Cel. 317 3639999 / 310 2748205 adminstracion@colombiaenergy.com.co

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“Niños pintores”. Óleo. Taller Arturo Florez. Quintazo Cultural.

Eckhart Tolle

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ependemos de la naturaleza no solo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas. Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos de estar en silencio, de estar donde esta

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la vida: Aquí y Ahora. Al darte cuenta de ello, tú también entras en un lugar de profundo reposo dentro de ti mismo. Cuando camines o descansas en la naturaleza, honra este reino permaneciendo allí plenamente. Serénate. Mira. Escucha. Observa cómo cada planta y animal son completamente ellos mismos. A diferencia de los humanos, no están divididos en dos. No viven a través de imágenes mentales de sí mismo y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes. Todas las cosas naturales además de estar unificadas consigo mismas, están ubicadas con la tota-


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lidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: “Yo” ,el gran creador de conflictos. Tu no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarse al máximo a esa inteligencia sé consciente de tu propio campo energético interno. Siente la vida, la presencia que anima el organismo. Cuando percibes la naturaleza solo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser. Solo ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimientos, o algún otro propósito práctico. Observa, siente un animal, una flor, un árbol y mira cómo descansan en el ser. Cada uno de ellos es el mismo. Tienen una enorme dignidad, inocencia, santidad. En el momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida ´por el pensamiento. Es una armonía, una sacralidad que, además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, también está dentro de ti. El aire que respiras es natural, como el propio proceso de respirar. Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres tú quien respira. La respiración es natural. Conecta con la naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella. Esta es una práctica muy curativa y energetizante, produce un cambio de consciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de tu consciencia incondicionada. Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu ser. No estás separado de la naturaleza. Todos somos parte de la vida, que se manifiesta en incontables formas en todo el universo, formas que están todas ellas completamente interconectadas. Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en los que una flor o un árbol existen, tu añades algo a esa flor a ese árbol. Pensar es una etapa en la evolución de la vida. La naturaleza existe en una quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento. Cuando los seres humanos se aquietan van más allá del pensamiento. La quietud que esta más allá del pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento de consciencia. La naturaleza puede llevarte a la quietud. Ese es su regalo para ti. Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, este se llena de tu consciencia. Ese es tu regalo a la naturaleza. A través de ti, la naturaleza toma consciencia de sí misma. Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

“Montes de Rivera (Huila)”. Fotografía. Efraín Ortíz

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ÚLTIMA PROMOCIÓN DE BACHILLERES TÉCNICOS DEL INSTITUTO TÉCNICO SUPERIOR DE NEIVA Y EL DEBATE ACTUAL

-Año 1974Ananías Osorio Valenzuela

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or coincidencias cronológicas, hace 80 años se fundó lo que hoy conocemos como Institución Educativa Técnico Superior de Neiva, y hace 40 años se graduó la última promoción de Bachilleres Técnicos con 7 años de estudios secundarios. Por esta última circunstancia, por estos días se aprestan a reencontrarse los integrantes de esta última promoción de Bachilleres Técnicos que cursaran los siete años ordenados por las normas de ese entonces, cuando por estos días se ha venido discutiendo la posibilidad de ampliar en dos años el nivel de educación media, discusión propiciada el año pasado por el Ministerio de Educación Nacional, MEN, las Secretarías de Educación Departamentales y Municipales, directivos, docentes, estudiantes y delegados de entes territoriales afines a la educación.

Algunos rasgos históricos del plantel

La actual Institución Educativa Técnico Superior de Neiva, puede considerarse como la materialización de un viejo anhelo que venía planteando la dirigencia regional y local desde finales del siglo XIX, como Escuela de Artes y Oficios Varios, o Escuela Taller o Escuela Complementaria. Este anhelo, por insistencia del educador Angelino Vargas, su rector hasta finales de la década del 60, por fin se creó en 1934, mediante ordenanza 17, e inició labores en una casa localizada en la carrera 4ª. Con calle 12, con estudiantes hasta 4º grado de educación primaria y con las modalidades de Mecánica, Carpintería, Peluquería, Sastrería y Zapatería. Tres años después, fue reglamentada mediante Resolución 5 del 15 de febrero de 1937 la cual ordenó la creación del internado con restaurante y dormitorios para extender su cobertura a las poblaciones aledañas. Este plantel en 1943 se trasladó al lugar que hoy ocupa en terrenos cedidos por la Nación, localizado en la avenida circunvalar entre carreras 3ª y 4ª de la actual nomenclatura. Posteriormente, tomó el nombre de Escuela Industrial “Cándido Leguízamo” en homenaje al soldado caído en los combates con las tropas del Perú en

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1932; y nacionalizado a partir del 1º de enero de 1946, mediante contrato firmado por el Dr. Germán Arciniegas, Ministro de Educación y el Dr. Eduardo Cabrera Solano, Gobernador de la época, y ratificado según Ordenanza 2 de 1946. Luego amplió su oferta educativa hasta 3º de bachillerato y las modalidades Mecánica, Ebanistería, Fundición y Peluquería, en respuesta a exigencias nacionales dirigidas a fomentar los procesos de industrialización del país mediante la preparación de mano de obra calificada1. En las subsiguientes décadas, ante el incremento de la demanda de educación secundaria por los acelerados procesos de urbanización, su rector y la comunidad educativa de ese entonces, continuó la brega por mejorar la infraestructura y dotar los talleres, hasta convertirse en Instituto Técnico Superior por el resto del siglo XX.

La promoción de bachilleres técnicos de 1974

En nuestro país, hasta 1973, colegios con modalidades diferentes al bachillerato clásico como el Instituto Técnico Superior de Neiva, ofrecían el servicio educativo en siete años escolares distribuidos en 5 años y otorgaban el título de Expertos, y con dos años más de estudios otorgaban el título de Bachilleres Técnicos, en las modalidades de Mecánica Industrial, Mecánica Automotriz, Metalistería, Fundición, Ebanistería, Electricidad y Construcciones Civiles. Durante el primer año escolar los estudiantes eran rotados por cada una de las modalidades, y según habilidades y disponibilidad de cupos, el resto de sus estudios los realizaban en una de dichas modalidades. Antes de comenzar el año escolar de 1974 el MEN promulgó el Decreto 080 (22 de enero) sobre educación media reglamentándola en dos ciclos, uno básico de 4 años, y el ciclo vocacional de 2 años en las modalidades de Bachillerato Académico, Pedagógico, Industrial, Comercial, Agropecuario y de Promoción 1

Datos tomados de: Osorio V. Ananías. Historia de la educación primaria y secundaria en Neiva. Años 1905-1950. En Historia Comprehensiva de Neiva, Tomo 3. Ed. Ed. Surcolombiana, Neiva, 2012.


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Social. Con esta medida moría el Bachillerato Técnico que se cursaba en 7 años. Y entonces, ¿qué pasó con el grupo que ese año iniciaba el grado 7º? Gentil Rivera Ramírez, integrante de dicho grupo expresa: “quienes estábamos cursando el 7º, ya teníamos el título de Bachiller Técnico en el bolsillo. Lo que en su momento no logró tener en cuenta el Rector de la fecha Don Eduardo Rojas Bahamón (q.e.p.d.), quien nos leyó en el salón el respectivo Decreto. Este hecho trajo la reacción inmediata de todos. En esa reunión le manifesté al Rector, que nuestra presencia en el colegio y desde luego la presentación de previas, exámenes y habilitaciones no surtía efecto alguno, pues ya teníamos aprobado el grado 6º, y que por tanto, el colegio se limitaría a entregarnos el respectivo título de inmediato. Don Eduardo se enfureció conmigo por mi planteamiento. Calmado, reconoció nuestro derecho; terminamos conciliando para evitar brotes de indisciplina y dar un buen ejemplo de estudiantes de último grado. Y fue así como atendimos las observaciones y desde luego, nos tocó sostener la caña”2.

¿Quiénes fueron los que les “tocó sostener la caña”? Esta última promoción la integraron: Acosta Gonzáles Orlando Augusto Bautista Guillermo Bermudes Ávila Elías Bonilla Londoño Enrique Casagua Gonzalez Pedronel Cortes Tejada Uldarico Díaz Quintero Edilberto Figueroa Luis Carlos Gaviria Bejarano Luis Antonio González Ramírez Miller Gutiérrez Romero César Gutiérrez Marroquin Plácido Jiménez Sierra Cicerón Jordán Puentes Víctor Manuel Medina Pascuas José Farid Millán Moreno Edwin Morales Rubiano Hugo Antonio Palomar Portela Helí Favio Plazas Pastrana Luis Carlos Polanco Rojas Silvio Puentes Oviedo Rodrigo Rivera Ramírez Gentil Rodríguez Narváez Víctor 2

Rivera R., Gentil. (2014) Perfil de egresados grados 5º y 7º INSTECNICO SUPERIOR. Años dorados 1972 y 1974. Borrador de trabajo. Inédito.

“Mosaico expertos”. 1972. Rojas Falla Jesús Antonio Romero Sánchez Douglas Alfonso Suaza Salgado Alberto Suta Borrero Jesús Antonio Tique Vargas Ramón Alfonso Torrentes Castro Luis Alberto Se trata del último grupo de jóvenes que tuvieron la oportunidad de conocer, ampliar y profundizar conocimientos en asignaturas básicas como Física y Química que las tomaban desde 3º de bachillerato (hoy 8º), Dibujo Técnico desde 1º de bachillerato, Cálculo, Español, Filosofía, Inglés y Francés, Estadística, Derecho Laboral e industrial y Topografía, además de las asignaturas teórico-prácticas propias de cada modalidad. Con este cúmulo de saberes, varios de ellos desde antes de culminar estudios, ejercían, y ejercen actualmente, la docencia y ocupaciones laborales propias de sus especialidades en jornadas de la tarde, toda vez que estudiaban de 7 am a 1 pm. Una vez graduados, la gran mayoría cursaron estudios superiores en Ingenierías, Arquitectura, Electrónica, Comunicaciones, Administración Pública, Licenciaturas en Física y Matemática y Humanidades, entre otras. También, hubo quienes se olvidaron de sus especialidades y optaron por otros campos como la Cultura (Caso de Luis Carlos Figueroa) y Pastores Religiosos (Caso de Jesús Antonio Rojas quien vive en EEUU). Este grupo de jóvenes, no puede sentirse “Cañado” como lo planteara Gentil Rivera. Como queda expresado atrás, desde antes de obtener el título de

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Bachilleres Técnicos, varios comenzaron a ejercer la docencia por los conocimientos adquiridos en Ciencias Básicas, como lo asevera Víctor Manuel Jordán Puentes, quien plantéa estar feliz y satisfecho con el ejercicio de la docencia en la educación básica y media oficial y en varias universidades de la región, en los campos de la Matemática y la Física. Igualmente, se destacan docentes de tiempo completo como Edilberto Díaz Quintero, Cicerón Jiménez Sierra, César Gutiérrez, José Farid Medina Pascuas, Gentil Rivera Ramírez y Alberto Suaza Salgado, entre otros. Los demás, ejercieron y aún ejercen sus respectivas profesiones en entidades oficiales y empresas privadas de diversos órdenes. Merece mención especial, el caso del Arquitecto Douglas Alfonso Romero Sánchez, quien ejerciera la Secretaría de Cultura Departamental en tiempos del Gobernador, Dr. Rodrigo Villalba Mosquera. Y hay quien ya no acompaña a esta generación, como el caso del Ingeniero Hugo Antonio Morales Rubiano (q.e.p.d.). A su turno, la promoción del 74 recuerda con cariño a sus docentes como su fundador y rector, Don Angelino Vargas y su máquina extractora de almidones, hoy desaparecida; Eduardo Bahamón, rector en reemplazo de Don Angelino, quien ejerciera la docencia simultáneamente; Afranio Rengifo, profesor de Ciencias Naturales; Alcides Polanía, de Religión: Alfonso García, de Educación Física; Hernán Castañeda, de Física, Cálculo y Trigonometría; Héctor Álvarez, de Ciencias Sociales; Luis Felipe Medina, de Dibujo Técnico; “Míster Beck”, un alemán que dictaba el Inglés y el Francés; y el compañero de sueños estudiantiles, el profesor Santiago Cuenca.

Una anecdota

En el transcurso de los años escolares, hubo estudiantes con espíritu empresarial, por cierto, osado para esa época. Tal es el caso de Álvaro Rojas Charry, quien estudiara hasta 5º de bachillerato, hoy Abogado y Presidente de la Unión Colegiada del Notariado Colombiano, UCNC; junto con Jesús Antonio Suta Borrero y demás compañeros, se propusieron la meta de realizar una excursión a Bucaramanga y San Cristóbal, Venezuela. Para cumplir dicha meta se embarcaron en la tarea de conseguir recursos financieros

mediante rifas y festividades con conjuntos musicales. Para una de estas actividades programaron la traída, por primera vez a Neiva, del cantautor vallenato Alfredo Gutiérrez, toda vez que se comenzaba a escuchar su música por las emisoras locales. Como se trataba de un acontecimiento especial, contrataron las instalaciones de la Caseta “Bambuco” localizada a la salida al sur, contrataron propaganda radial y carteles, adquirieron cantidades suficientes de aguardiente y ron… y el día señalado, unos pocos llegaron al evento y se arrimaron a la tarima el resto de la noche a escuchar y ver a Alfredo Gutiérrez y su show musical. ¡Quiebra total y el Profesor Santiago Cuenca cargó con los platos rotos a punta de cheques sin fondos! Con la meta en mente, y con nuevas actividades recuperaron lo perdido y lograron realizar el sueño de conocer el nororiente de Colombia y San Cristóbal, Venezuela.

Apostilla para el debate actual sobre la educación media

Vistas las bondades del bachillerato Técnico que se ofreciera hasta 1974, pasemos a lo siguiente: la discusión propiciada el año pasado por el MEN en el foro regional y nacional denominado “Diálogo nacional para la modernización de la educación media en Colombia y tránsito a la educación terciaria”, dirigido a escuchar propuestas sobre la ampliación de este nivel con los grados 12 y 13, no hubo exposiciones sobre las experiencias del pasado, con casos como los Institutos Técnicos y los INEM. La pregunta de entrada sería: ¿por qué el MEN acabó con estos planteles que suplían necesidades básicas del mercado laboral, para que hoy venga con la propuesta de ampliar la educación media para que los jóvenes se promuevan con un saber técnico? La pregunta merece someterla a una investigación de tipo histórico. Entre tanto, el profesor Víctor Manuel Jordán Puentes, deja una pequeña pista: “Acabaron la educación técnica asfixiándola presupuestalmente. Nosotros en 7º para ejecutar las prácticas sobre bobinado de motores las hacíamos con cabuyas…” Remato: detrás de la asfixia presupuestal, ¿qué políticas educativas cocinaban los técnicos y políticos al interior del MEN a espaldas de las comunidades educativas y de los colombianos en general? Neiva, noviembre de 2014

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Psicología, arte y cultura. Un puente hacia la luz

El 26 de Agosto se cumplieron los 100 años del nacimiento del escritor Argentino Julio Cortazar. Autor de “Rayuela” su novela más reconocida. Gabo el día del fallecimiento de Julio, escribió el texto titulado “El argentino que se hizo querer por todos”. En 1946 Jorge Luis Borges redactor de la revista “Los anales de Buenos Aires” le publica su primer cuento “Casa Tomada” y luego se publican Los Reyes y Bestiario. El premio Nobel de Literatura 2014 ha sido otorgado a Patrick Modiano (Paris,1945).Obras: Para que no te pierdas(2014).La noche de las hierbas(2012).En el café de la juventud(2008).Su tema es el arte de la memoria. Se han dado los finalistas en el Premio Hispanoamericano de cuento Gabriel García Márquez así: Carolina Bruck y Guillermo Martínez (Argentina),Héctor Manjarrez(México),Oscar Sipan (España),Alejandra Zambra(Chile).Convocó Mincultura, Biblioteca Nacional de Colombia y el Instituto Cervantes. Llegaron 123 libros de cuentos. El 21 de Noviembre se dará el fallo.

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Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi fueron galardonados con el premio Nobel de La Paz 2014. XIV Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera fue otorgada al Colombiano Jacobo Cardona Echeverry (Medellín), con la obra “Vidas Posibles”. La novela narra la crisis del mundo actual. Refleja cambios de valores, vicisitudes educativas, conflictos de la identidad sexual y la soledad del individuo contemporáneo. El premio será entregado en acto especial el 01 de Diciembre en la sede de la fundación Tierra de Promisión en la ciudad de Neiva. El jurado estuvo conformado por los escritores Luz Mary Giraldo, Marianne Ponsford y Pablo Hernán Di Marco.

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VIII Premio de periodismo Regional Revista Semana y Grupo Argos “El País contado desde las Regiones 2014” invita al acto de premiación el 25 de Noviembre. Hora: 6:30 pm. Lugar: Club El Nogal. Bogotá. El jurado estuvo conformado por Juan Forero, Claudia Palacios, Mauricio Gómez, Nestor Morales y Marcela Turati.

1. “Historias Románticas” Romances. Ivan Aguirre Charry. 2. Más Huila. Edición 15 3. Tecni Notas. No. 14

El día 19 de noviembre a las 7 am en el Club el Nogal se realizo la presentación del proyecto Huila competitivo. Región de oportunidades. Coordinado por la Gobernación del Huila, Alcaldía de Neiva y la Cámara de Comercio.

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Eventos Huila Competitivo. Ciudad de oportunidades

El día 19 de Noviembre en el Club El Nogal de Bogotá a las 7 am se realizó la reunión El Huila Competitivo Región de Oportunidades. En la fotografía Julio Silva Bustos Vicepresidente de Comfecamaras, el gobernador del Huila Carlos Mauricio Iriarte, el alcalde de Neiva Pedro Hernán Suárez y el Director de la Cámara de Comercio de Neiva, Ariel Rincón Machado, quienes coordinaron el evento.

Selfie. Luis Carlos Figueroa, Paola Tejada y Carlos Andrés Figueroa Paola Tejada y Carlos Andrés Figueroa en Unicentro Bonilla en Unicentro Bogotá.

Personal Administrativo y trabajadores de la empresa Colombia Energy con la planta solar de iluminación Led. Iván Joya Gerente General, Víctor Manuel Mosquera Gerente Administrativo, Yosman Andrés Ninco, José Jair Rodríguez, Juan José Alvarez, Karen Sophia Lozano y Sophia Peralta.

Quintazo cultural

Se realiza todos los viernes en el pasaje peatomal frente a la Alcaldía de Neiva. Participan artistas del Huila.

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