3 minute read

ENRIQUE VILLAGRASA

TRES POEMAS DE ENRIQUE VILLAGRASA

Enrique Villagrasa. (Foto de Jaime García Ortega)

Advertisement

LA VIÑA DE MI PADRE

A Enrique Villagrasa Germes, In Memoriam

La viña tiene el firme color del otoño. Su vino lo celebramos en este paisaje de dudas. Sombras oscuras se ciernen en el horizonte abierto al sol de la tarde. Hábito de parda luz con ecos de cantos gregorianos. Suenan vísperas.

Desde la celda llegaste a Burbáguena. Llegaste al amanecer del nuevo día. La poesía pudo al fin contener la luz del murmullo de las quietas aguas del Jiloca.

Girones de belleza sorprendida en el vino de casa. Y te pones a escribir ahora. Tal vez, el poema esperaba tu regreso.

Tal vez, el vino tenga algo de poso. Cristal oscuro, vino del trujal del abuelo. Gestos

de una infancia no demasiado irónica. Beber la historia de tu familia. De tu tierra. De la viña de san Pedro Mártir. En busca de perspectiva.

LA PODA

Escribir. Es la esencia de la palabra amanece el rito y su gesto. Enjundia.

No tiembla el pulso mientras la poda. La mañana alegre festeja el sol, el aroma de los futuros racimos y su color. Engendran sabor en tu boca. Anhelas.

Los amigos de la niñez tienen nombres. Madrugan los recuerdos en la viña. El pan de pintera espera caliente, aguarda ese tiento la bota de vino tinto.

Arden los recuerdos en la memoria que coronan la noche. Como duendes que esperan la luna fría y brillante.

El cierzo volcado en el barrio es tu vida.

(inédito)

AQUELLOS VUELOS DESDE EL PUENTE

Versos a los que la afinidad mantiene en los límites infinitos de la página. De una ribera a otra del río Jiloca, donde navega tu emoción y su luz. Metáfora de la inmensidad de Burbáguena, que desde el puente levanta al durmiente: espejo de una noche estival. Sin tecnología.

Río abierto a la literatura: esa poesía y vida que construye o destruye al personaje poético. Tú eres un poeta en la calle, sin máscara que valga un buen soneto. Referente habitual.

Qué contradicciones no tendrás si solo eres un fragmento más, hecho él mismo de colores. El agua del río nos enseña el metalenguaje. Las riberas son lo buscado. ¿Acaso tu pueblo no es en primer y último lugar, gota de rocío? ¿Acentuado egotismo, tal vez? Solo paisaje manifiesto. Necesidad de aire libre.

Sol y nieve sobre la mesa biblioteca son metáfora de la inmensidad del mundo: maitines del poema sido que se aroma.

Fuente nocturna de invernal presencia. Esos tus labios entrecerrados que persiguen sorber la luz primaveral.

Enrique Villagrasa González (Burbáguena, Teruel, 1957). En la actualidad reside en Tarragona. Periodista y lector de poesía. Ha escrito diversos libros de poemas. Ha sido incluido en varias antologías y están traducidos algunos de sus poemas a otros idiomas: al árabe por Khalid Amraniy; al francés por Belén Juárez y por Geneviève Baudry; al italiano por Emilio Coco y Paola Laskaris; al húngaro, por Szijj Mária; al inglés por Rosa Lafuente; al ruso por Tatiana Mamaeva; al chino por Huaping Han; al rumano por Elena Liliana Popescu; al croata por Željka Lovrenčić; y al portugués por João Rasteiro y Carlos Castilho Pais. Colabora como crítico en Librújula, librujula.com, Turia y Alhucema. Sus últimas publicaciones son Queda tu sombra (Huerga & Fierro, 2019) y La poesía sabe esperar (Igitur, 2019). Está incluido en la Antología de poesía aragonesa del siglo XXI (Parnaso 2.0, Gobierno de Aragón, 2016) y en Mar sin fronteras. Antologia liquida di poesía spagnola contemporanea (Stilo Editrice, 2020). Es codirector de la colección de poesía Rayo azul (Huerga y Fierro).

Recientemente ha publicado la antología Arpegios y mudanzas (Instituto de Estudios Turolenses y Los libros del gato negro, 2021), en la que aparecen, en el apartado de inéditos, los poemas La viña de mi padre y Aquellos vuelos desde el puente.

Portada de unos de los últimos libros de poesía publicados por Enrique Villagrasa. La poesía sabe esperar (Igitur, 2019)