Ágora 16 2018 completa

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educación

El Club de Lectura:

una propuesta cultural y educativa de éxito Enrique Galé I: EL CLUB DE LECTURA No por casualidad, el Ayuntamiento de Zaragoza y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha coinciden en su definición de Club de Lectura: «Un grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro. Cada uno lo hace en su casa y, en un día y a una hora fijados previamente, se reúnen todos para comentar las páginas avanzadas desde el encuentro anterior. En las sesiones se charla sobre lo que se ha leído: el estilo literario, la historia, los personajes, etc.» La segunda de esas instituciones ofrece también una «Receta» que, con sus ingredientes, elaboración y «remate final» condensa lo que ha venido siendo en los últimos años una de las actividades de difusión cultural más atractivas y satisfactorias para la buena gente que no acabamos de entender el mundo sin unos cuantos folios, digitales o impresos, que nos lo ilustren. Mejor, impresos. La extensión de la lectura ha sido un proyecto básico para la vida social de nuestro país en las últimas décadas. El analfabetismo estructural solo pudo ser considerado erradicado en España a finales del siglo XX y aun así a buena parte de la generación de nuestros mayores, mujeres sobre todo, no se le facilitó el acceso a una formación más completa hasta que empezaron a liberarse de la enorme carga de trabajo que siempre las ató a sus quehaceres familiares. Los clubes de lectura han ido convirtiéndose, de esta manera, sobre todo en estos inicios del siglo XXI, en una interesante forma de acercamiento a la creación literaria y de lectura y debate en el ámbito femenino. No hablamos de clubes de lectura para mujeres pero sí, fundamentalmente, de mujeres. Otra característica esencial de estos colectivos tiene que ver con la oportunidad que ofrecen para el intercambio de opiniones y de experiencias relacionadas con la lectura y los libros entre personas sin que medie otra relación personal. El gusto por leer, por los escritores contemporáneos y por las grandes obras de la cultura reúnen a un público a la vez receptivo y deseoso de aportar su visión personal de los libros que han pasado por sus manos.

De este modo, los clubes de lectura se convirtieron hace ya años en un gran dinamizador cultural de la sociedad moderna y poco a poco han ido haciéndose indispensables, en sus diversas variedades, en cualquier comunidad mínimamente desarrollada. En algunos casos, se favorece la lectura de esos clásicos de los que siempre hemos oído hablar pero a los que nunca nos hemos decidido a hincarles el diente; en otros, el atractivo viene dado por la posibilidad de contar en la sesión con el propio escritor, que nos ilustrará sobre sus inquietudes como creador, las complejidades de su tarea, el mundo subterráneo de la edición… Pero en todos los casos, nunca se nos exigirá nada que vaya más allá de nuestra propia buena disposición, de nuestro interés personal, de nuestro mero gusto. Porque en este contexto amigable, la lectura solo existe por necesidad, esa necesidad íntima de buscar otra cosa, una nueva riqueza personal, una comunicación especial con otros lectores a través de un libro. Así lo recoge, a modo de síntesis, la Biblioteca Municipal de Tres Cantos, en Madrid: • NO hay que intervenir forzosamente en los debates. • NO hay que comprarse el libro cada uno. • NO hay que pagar nada por pertenecer al club. • SÍ se lee en casa, de una forma personal. • SÍ se puede acudir a las reuniones aunque no haya dado tiempo a leer todo el libro. • SÍ se hacen actividades culturales complementarias. Dejando aparte iniciativas privadas de mayor o menor éxito, desde clubes de lectura de las propias editoriales hasta el mundialmente famoso Club de Lectura de Oprah Winfreyd, entre nosotros han sido las bibliotecas públicas el sostén básico de esta modalidad de promoción cultural. Sea el Gobierno Foral de Navarra, la Xunta de Galicia, la Diputación Provincial de Teruel o la General de Aragón, los organismos oficiales canalizan a través de sus redes de bibliotecas públicas los lotes de libros que ponen a disposición de los participantes. Anoto algunas de sus normas de uso a modo de ejemplo:

ágora n.º 16 — revista de cultura, ensayo y creación literaria

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