11 minute read

La Casa del Pueblo

L

Advertisement

a última obra monumental del magnífico arquitecto mexicano Teodoro González de León, alumno de Le Corbusier, descansa sobre uno de los 55 cerros que coronan Guanajuato Capital. El Congreso del Estado es un epicentro de poder donde se escuchan diversos tipos de voces. Quizá por ello le llaman en esta LXIII Legislatura la casa del pueblo. Al menos puedo dar fe que he escuchado esas voces que hacen eco de las diversas ideologías tratando de hacer política de largo aliento. Dentro del recinto que se compone de tres niveles, y que está construido en concreto, acero y cristal ocupando una extensión de 220 metros lineales rematados por un prisma que corona con pulcritud el aire de cambios que ondula en Guanajuato, se discute, se debate, se logran acuerdos o se encuentran los desencuentros.

Un abogado duro, aunque de finos modales, me confía que aquí se trabaja por lo que Guanajuato representa históricamente. Quizá el pendón guadalupano –enarbolado hace casi 218 años por el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla-, y la bandera de México moderno que convergen en un pequeño souvenir, sobre su escritorio, relativo al Bicentenario de la Independencia, con una miniatura de la Constitución Política y otros libros de leyes, da un indicio de ello. En la página web del Congreso del Estado de Guanajuato, hecha con visión contemporánea, se da cuenta de forma sencilla de lo que se aspira: Te invitamos a conocer la Casa Legislativa. Pero ¿cómo es la llamada casa del pueblo? Una pregunta que día con día se ha intentado responder de viva voz a los 5 mil 491 visitantes que han sido atendidos directamente por la Oficina de Relaciones Públicas al cierre de 2017. En este espacio, cuya construcción fue pensada para mantenerse vigente al menos los próximos 100 años, se ha logrado de manera simbólica que el carácter mexicano del mundo prehispánico y el mundo moderno puedan converger de forma natural.

La arquitectura majestuosa convierte al edificio del Congreso del Estado en un orgullo para Guanajuato.

Eso está explicado en la monumentalidad de la obra y su explanada que forma parte de una gran plaza y un espejo de agua, símbolos del antiguo mundo mexicano, y por la modernidad del engarce entre cristal, acero y cemento bruto. De ahí que se califique a la obra de Teodoro González de León como brutalista –término con el cual nunca estuvo de acuerdo el arquitecto mexicano-, al usarse como elemento principal del diseño el material en bruto. La belleza del recinto legislativo es en sí misma un símbolo de la transparencia, me dice la arquitecta Hatumi Hirano Beltrán, alumna predilecta de González de León, a quien tocó acompañar en el desarrollo de esta obra de concreto cincelado.

Hatumi es una mujer menuda, de movimientos breves, que ese día, al recordar a su maestro en una breve charla que tenemos en el vestíbulo, viste con sobria elegancia un pantalón negro, una blusa color palo de rosa y finísimas zapatillas negras, con apenas un par de perlas para engalanar su rostro de almendra al que remata una melena negra. Un coqueto lunar en la mejilla izquierda le da un aire de ecos antiguos.

“Esta es la última obra del arquitecto (Teodoro González de León). Y está diseñada para representar la transparencia”, redondea Hatumi las palabras mientras observa que un gran detalle en esta obra es la entrada de luz natural por sobre todo. Al perder la mirada sobre los altos ventanales de cristal y despositarla luego en el gran triángulo -con 42 espacios abiertos- que remata la entrada al recinto y conecta con la explanada de la gran plaza, Hatumi pareciera recordar lo ocurrido un día a las tres de la madrugada, horas antes de entregar el proyecto arquitectónico ‘Transparencia’, que resultó ganador. Porque con Teodoro siempre había algo qué perfeccionar. A esa hora de la madrugada González de León integró de último momento el detalle del gran triángulo con espacios abiertos que alcanza la gran plaza, y que representa un cobijo, una bienvenida que hace a la vez de invitación al ciudadano a participar en lo que ocurre dentro del recinto.

Quizá por ello el poeta Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, y amigo de González de León describió su arquitectura como una “atracción mitad afectiva, mitad racional, que experimento ante ciertas obras musicales y algunos poemas y cuadros”, según ha escrito Enrique Krauze en un bello artículo para la revista Letras Libres. La última obra arquitectónica monumental de González de León, el Congreso del Estado de Guanajuato, asemeja un poco al Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); otra gran obra donde los triángulos y las yuxtaposiciones entre el cristal, el acero y el concreto se vuelven esa poesía de la que hablaba Paz. El edificio, más allá de su apabullante monumentalidad, respira. En este espacio a diario, de lunes a viernes, se congregan poco más de 300 trabajadores que dan vida a este sitio de amplios ventanales que permiten a la luz natural iluminar el interior de los casi 15 mil metros cuadrados de construcción.

En él hay pequeños detalles que rebasan al discurso o al comunicado oficial. Existe la inclusión laboral, pues personas con alguna

Vista área del edificio diseñado por el arquitecto Tedoro González de León.

Detalle del comedor comunitario en el interior. discapacidad son parte del personal administrativo y de servicios, además que cuenta con dos lactarios.

Funcional y sencillo pese a lo majestuoso, en el Congreso del Estado los espacios están pensados para representar simbólicamente la horizontalidad. Romper con el viejo molde del poder de hacer las cosas verticalmente. Primero el poderoso y al final el más débil. Y eso está implícito en otros pequeños detalles, como el que los sanitarios sean pulcros y que lo mismo son usados por diputados que por ciudadanos, al igual que el gran comedor de la cafetería donde un equipo de cocineras dan atención, y preparan los platillos de comida, lo mismo a diputados que a las trabajadoras de limpieza, los asesores o cualesquiera de los visitantes que se concentran en las mesas comunitarias. Una sutil representación de la democracia. En la planta baja del edificio, al ingresar, se encuentra uno con la recepción y un gran salón abierto donde se desarrollan de forma permanente exposiciones de artesanía o con motivos turísticos para resaltar la grandeza de Guanajuato. También están un consultorio médico y salones de usos múltiples. A la derecha están el acceso al Salón del Pleno, diversas oficinas y la Sala de Prensa, en un primer pasillo. Otro pasillo, avanzando hacia un gran ventanal, conduce a la Biblioteca, al Archivo Histórico, la Unidad del Diario de los Debates y al nuevo Museo de la Cultura Legislativa. Este segundo pasillo nos acerca a nuestra historia desde el pasado, con elementos necesa-

El Archivo Histórico es un tesoro informativo.

rios para entender quizá lo que puede ser el futuro. En el Archivo Histórico se resguardan con celo, bajo la mano férrea y la mirada atenta de su director Alberto Macías Páez, documentos que datan del año 1822 y que componen más de 3 mil quinientos volúmenes que contienen más de 3 millones de hojas. “Aquí está nuestra historia, nuestro patrimonio documental. Algo que es de todos los guanajuatenses (…) Agradezco a esta Legislatura (la LXIII), porque como nunca han implementado voluntad e interés para el manejo de los acervos. Por eso tenemos un archivo con medidas internacionales, como lo tienen en Alemania, China o cualquier archivo que tiene fama”, ha dicho Macías Páez, quien es responsable de lograr la clasificación de todos los documentos, la modernización del Archivo que está siendo digitalizado, además de ser uno –sino es que el primero- entre los mejores de México. Esa solvencia le ganó que Mercedes de Vega Armijo, directora general del Archivo General de la Nación, calificase al Archivo Legislativo como un modelo nacional. Algo que demuestra la importancia de la preservación documental, pues de Vega Armijo considera que

El mobiliario del Salón Pleno es moderno y funcional.

si el ciudadano al documentarse o consultar sobre su historia, se apropia del ejercicio de gobierno también se hace partícipe de los cambios.

Con el orden y la clasificación de su Archivo Histórico, Guanajuato demuestra que es el único estado con su acervo completo que da cuenta de la vida parlamentaria, desde 1822 hasta la última sesión en curso.

Esta información documental, hoy se complementa con un proyecto importante para reforzar la cultura legislativa, con la apertura del Museo de la Cultura Legislativa. Un espacio pequeño que alberga una colección de piezas relacionadas con la historia de Guanajuato, y el país, desde 1822, donde destacan una colección numismática –con monedas y billetes de época-, actas y documentos originales de las diputaciones y un muro interactivo. Dentro del museo existe una exposición permanente que da cuenta de lo ocurrido entre 1822 y 1917, en una línea de tiempo con hechos y sucesos importantes, así como una réplica del dosel del antiguo Salón del Pleno en el ahora Palacio de los Poderes. Y hasta la urna en plata utilizada originalmente por los diputados del siglo pasado. Contrastando con ese pasado, se ha dispuesto un muro interactivo con tecnología actual donde se muestra otra línea del tiempo con videos e infografías al tocar un botón. Algo que estudiantes como Andrea Aguilar Galván, una chica de 15 años de edad del primer semestre de la Prepa Oficial de Guanajuato, consideran interesante e innovador.

“Entusiasma a las nuevas generaciones con nuevas formas de aprendizaje, interesantes, didácticas, para facilitar nuestro aprendizaje”, comenta Andrea mientras uno de los botones del muro interactivo para saber qué ocurrió en 1917. Las imágenes se despliegan y una microhistoria se relata al instante.

El Museo de la Cultura Legislativa es el primero de todos los estados de México, descontando el que ya existe en el Congreso de la Unión, y su objetivo es amplio según dice Luis Ernesto Camarillo Ramírez, presidente del Colegio

de Historiadores de Guanajuato y asesor del Archivo Histórico del Congreso del Estado. “El objetivo no fue como tal hacer un recinto, sino complementar el ciclo vital del documento, lo estamos conservando, lo estamos catalogando, lo estamos reproduciendo y ahora lo estamos exhibiendo, estamos contando historias”, asegura Camarillo, quien ha contribuido con Alberto Macías Páez para crear libros, eventos y exposiciones que fortalecen la cultura legislativa. Dentro de la segunda planta se distribuyen diversas oficinas importantes como la Secretaría General, la Dirección de Apoyo Parlamentario, el Instituto de Investigaciones Legislativas –que ya se está convirtiendo en el Centro de Estudios Legislativos-, entre otros espacios, además del Salón del Pleno. Es en este recinto rectangular con amplios ventanales a los costados–un leitmovit arquitectónico para simbolizar la transparencia- por donde ingresa generosamente la luz del sol cada jueves en que se registra el debate, la propuesta de ideas, los mensajes políticos, las discrepancias, la discusión sobre nuevas leyes, la aprobación de las mismas. Aquí es donde el primer poder, instaurado históricamente, se ejerce. Las curules de las diputadas y diputados están dispuestas en hemiciclo escalonado, como tres lunas menguantes, para facilitar la integración y una mejor comunicación entre ellos. Sillas cómodas, un aparato con micrófono y terminal de voto electrónico, un pequeño cajón para guardar documentos, una repisa para una caja de pañuelos desechables y conexiones eléctricas para dar energía a la computadora y al smartphone son los elementos con que cuenta cada curul. Al frente está dispuesta en forma horizontal la Mesa Directiva –con los mismos elementos de las curules-, flanqueada por dos banderas blancas con el logotipo oficial de la LXIII Legislatura, y dos enormes pantallas en la parte superior izquierda y derecha donde se da cuenta del orden del día, asistencias y votos. Ochenta sillas para invitados especiales, ase-

El Museo Legislativo es un espacio de vanguardia que utiliza tecnología interactiva.

sores, asistentes, auxiliares parlamentarios, dos palcos para medios de comunicación, con butacas al frente que permiten el uso de computadoras portátiles en parte de los 38 espacios para prensa, y una gradería con 570 butacas dispuestas para los visitantes, conforman el Salón del Pleno contenido en un rectángulo con un alto techo triangular. En el tercer piso están las oficinas de los grupos y representaciones parlamentarias, la Presidencia del Congreso, la Presidencia y la Vicepresidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política. El Congreso del Estado está asentado sobre un terreno de 18 hectáreas, ocupando dos la construcción, en un espacio que se inscribe de forma natural en el paisaje que está encima del túnel de Las Enredaderas. Este edificio monumental, una gran caja rectangular con corazón de triángulo, de alguna forma representa la puerta de entrada a Guanajuato. Literal y metafóricamente. Aquí se discute parte del destino de un estado.

Aquí se plantea también una visión de nación con sus errores y aciertos.

This article is from: