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Enrique Walker
Enrique Walker, Teorías del Proyecto 1966, 10 de agosto de 2017. Fotografía: Juan Ignacio Palma. Archivo EAEU.
Teorías del Proyecto 1966 Enrique Walker
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En La Arquitectura de la Ciudad, Aldo Rossi discute la noción de teoría del proyecto como objetivo de una teoría de la arquitectura. Tenía en mente el trabajo del escritor Raymond Roussel, cuya obra póstuma, Cómo escribí algunos libros míos fue en él extraordinariamente influyente. Rossi tenía la intención de concretar un libro de forma retrospectiva que se llamaría Cómo he diseñado algunos de mis proyectos, pero curiosamente nunca lo escribió, aunque habríamos podido imaginar la forma en que hubiera operado a partir de las lecciones sobre proyecto que figuran en La Arquitectura de la Ciudad (la ciudad de las partes). El libro que abordó el tema fue Complejidad y Contradicción en la Arquitectura, de Robert Venturi. Podría decirse que Venturi avanzó en una definición de lo que es el proyecto afirmando que el programa arquitectónico es por definición complejo, al tiempo que desarrolló una teoría del proyecto que reivindicó la única manera de trabajar frente a este problema absorbiendo las contradicciones dentro del programa. La conferencia reconsidera los argumentos de La Arquitectura de la Ciudad y de Complejidad y Contradicción en la Arquitectura.
Profesional Intelectual
Desde hace varios años, he insistido en la figura del arquitecto profesional que es un intelectual. Su ejercicio como intelectual o como proyectista no es divisible: uno implica el otro en el ámbito de la arquitectura. Toda acción de proyecto implica un pensamiento, y toda acción de pensamiento tiene relación con el proyecto. Esa es la apuesta, y opera en el contexto en el cual, durante una serie de años, ha habido un entendimiento tácito de que la teoría y la práctica van por caminos separados. En esa escisión, ambas se han especializado hasta tal punto que se habla generalmente de establecer puentes. Aquí no se trata de establecer puentes, sino de entender las dos, por definición, vinculadas. Teoría del Proyecto
Voy a hablar de dos libros que todos conocen bien, y voy a describirlos en los términos necesarios con el objeto de articular un argumento respecto de lo que podría entenderse como teoría del proyecto. Podría sugerir, como provocación inicial, que libros como Complejidad y Contradicción en la Arquitectura o La Arquitectura de la Ciudad son libros que los arquitectos, hoy en día, casi no escriben. Se trata del arquitecto que trabaja reflexionando sobre su propio hacer, y que, desde ese hacer, elabora teorías acerca de la arquitectura. Tal cosa hoy se consideraría insuficiente dentro del ámbito de la teoría, y poco pertinente desde el ámbito de la práctica. Es un espacio intermedio que hoy casi no existe.
Rossi
Cuando Aldo Rossi escribe La Arquitectura de la Ciudad, la plantea no solo como una teoría del proyecto, sino como un tratado de la arquitectura. Lo que estaba planteando eran las bases para una teoría de su proyectación. Desde su estudio de la ciudad, y desde los argumentos que plantea a partir del libro, Rossi intenta definir las bases para su forma de abordar el proyecto. Plantea que toda teoría de la arquitectura supone una teoría del proyecto, y dice que esa es la preocupación central de una escuela de arquitectura. Aldo Rossi no aclara demasiado en qué consiste para él la teoría del proyecto, pero sí menciona que su referente central es un escritor: Raymond Roussel.
La Ciudad Análoga
Aunque no se sabe a ciencia cierta a qué se refiere Rossi con teoría del proyecto, lo que está claro, y me parece más importante, es que considera que el pequeño libro de Roussel, en el cual explicaba el procedimiento a través del cual había compuesto algunos de sus libros, es decir, el sistema que utilizó para escribir, y no las razones por las cuales los escribió, es el punto central de una teoría de la proyectación, de la composición, o del hacer. Rossi se acerca más a esta definición hacia el año 1976, cuando escribe La Ciudad Análoga. A Rossi le interesa que la teoría tiene que ver con lo que se hace, por sobre la explicación del por qué uno lo hace. Es el punto más relevante a interrogar hoy respecto de ese tipo de libro, en particular respecto de por qué este tipo de libros ha dejado de existir en el ámbito de la arquitectura.
Manifiesto Amable
En el mismo año, 1966, Robert Venturi publica Complejidad y Contradicción en la Arquitectura. No se propone formular una teoría del proyecto como tal, pero a mi juicio lo hace. El subtítulo del primer capítulo es Manifiesto Amable, y así da comienzo a la idea de contradicción. Los manifiestos, por definición, no son amables, son violentos. Un manifiesto implica plantear una crisis y una salida de la crisis, que en arquitectura además involucra una ilustración arquitectónica. Al decir que se trata de un manifiesto amable, Venturi está jugando con el género, y al mismo tiempo introduciendo la ambigüedad que le parece central a la acción de la arquitectura. El libro es una provocación. En la primera línea propone algo absolutamente inaceptable: Me gusta la complejidad y contradicción en la arquitectura, declarando su inclinación sin decir exactamente de qué está hablando.
Conflicto El argumento del libro está presentado en el segundo capítulo, cuando Venturi plantea que el proyecto de arquitectura supone incluir una cantidad de variables que por definición entran en conflicto. Venturi lo explica en términos de la tríada vitruviana: firmitas, utilitas y vetustas (estructura, función y belleza). Por definición, la inclusión de los tres componentes en un encargo de arquitectura supone un conflicto. Es imposible lograr una síntesis de las variables de un encargo en un proyecto de arquitectura. Venturi plantea que, en la arquitectura de los últimos 50 años, la complejidad es aún mayor, dados los requerimientos técnicos del proyecto.
Principio de Placer
Complejidad es el problema del encargo, y contradicción es la forma en que el arquitecto ha de trabajar con el encargo. Los deseos de un cliente son siempre mayores al presupuesto que tiene para el proyecto. Ahí está la primera contradicción, y generalmente los deseos van más allá del terreno en el que se pueden construir. El arquitecto tiene la habilidad de negociar, hacer inflexiones en la forma en que las variables entran en el proyecto. El libro ilustra, a través de diez capítulos, las diferentes formas en que el arquitecto aborda la ambigüedad. La inflexión de la negociación constituye el principio del placer en la percepción de la arquitectura. En ese sentido, el proyecto del libro va siempre de la mano de la casa que Venturi proyectó para su madre. Es difícil establecer si el libro antecede a la casa, o si la casa al libro. Se combinan de la misma manera que el proyecto y la teoría. Hay muchos argumentos que la casa le pasa al libro y que el libro le pasa a la casa.
Contraposición y Superposición
El argumento de complejidad y contradicción le dura poco tiempo a los Venturi. Ya en 1968, Robert Venturi y Denise Scott Brown viajan a Las Vegas para plantear un taller sobre la ciudad dispersa, que los llevaría a plantear la teoría del cobertizo decorado, una nueva teoría sobre el proyecto que se superpone a la de complejidad y contradicción. Los Venturi elaboran dos teorías de proyecto que hasta cierto punto se contraponen. El primer libro es un manifiesto, si bien amable, donde plantean una salida compleja
y contradictoria a la crisis de la arquitectura. El segundo libro, por el contrario, es un libro en el cual los argumentos y los hallazgos se construyen desde aquello que descubren en un lugar. Curiosamente, es el formato que años después capturará Rem Koolhaas en Delirio de Nueva York, y que se transformará en el formato recurrente de definición del proyecto que ocupará el espacio del manifiesto. Moderno Anti-Moderno
La oposición entre pato y cobertizo decorado también se puede explicar como crítica a aquellos arquitectos que, habiendo sido educados como arquitectos modernos, seguían la función para llegar a la forma, pero la distorsionaban para lograr objetivos expresivos, volviéndose entonces anti-modernos. Los Venturi plantean que ser modernos implica volver a aceptar el ornamento que había sido prescripto por Adolf Loos. En la medida en que uno lo acepta, uno puede hacer una arquitectura absolutamente directa en términos de estructura y función. Es más, puede también transformarse, y en términos expresivos agregar decoración a posteriori sobre el edificio barato. Es un modelo no diferente, curiosamente, del que se vuelve referente principal de la arquitectura suiza de los años 90’. La primera arquitectura de Herzog & Meuron consiste en cobertizos decorados, cada uno con un tipo diferente de ornamentación.
Ciudades-Teoría
Rem Koolhaas utiliza su hallazgo de Nueva York como teoría del proyecto, cuyo objeto es formular proyectos a favor o en contra de ella. A partir de ese momento podría decirse que la teoría del proyecto se vuelve parte de un ámbito caracterizado por el hallazgo de ciudades. Desde los 90’ en adelante, la teoría del proyecto no se formula, sino que se sitúa, o se formula precisamente porque se encuentra en alguna parte. Viaje, Hallazgo, Teoría, Monografía
Desde los 90’ en adelante, el libro que despliega teoría desde el ámbito del arquitecto en práctica es el libro de viaje, desde el cual se establece, en el mejor de los casos, un hallazgo, y el hallazgo se convierte en una teoría de proyecto. Por otra parte, la monografía se convierte en el lugar en el que el arquitecto acopia una cantidad de edificios, y el argumento se pone frente a la presentación de la obra. Mi interés consiste en plantear el problema del pensamiento de una teoría que pueda volver a tener relación con el proyecto.
Extractos de la conferencia de Enrique Walker, con introducción de Manuel Mensa, organizada por el Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea, el 10 de agosto de 2017.
