año nuevo

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Libros prohibidos

Reseña 3

Lucía Riveros

201522941

Enfrentar la realidad de la violencia: el reto de Rubem Fonseca

Rubem Fonseca es famoso por ser el cuentacuentos de la crudeza y la violencia. Sus historias y viíietas suelen estar llenas de excesos de todo tipo, mediante los cuales Fonseca hace un duro comentario sobre las dinámicas sociales latinoamericanas, especialmente las de sii natal Brasil. En los dos cuentos que nos ocupan en esta reseña, Echando a perder y de/iz niro nuevo, no falta la brusquedad que caracteriza a este escritor brasileño. Es más: en estos dos cuentos hay incluso más de un tipo de violencia y más de una forma de ejercerla. Para esta reseña quiero explorar exactamente qué tipos de violencia están presentes y cómo se manifiestan dentro de la historia, así como lo que estos nos pueden decir sobre ciertas situaciones sociales.

El tipo de violencia más prominente y más común es la física. Tanto en Echando a perder y en Feliz ano nuevo el grueso de la trama tiene que ver con un episodio violento. La violencia psicológica también está presente en ambas historias, si bien de maneras distintas. Como tercer tipo está la violencia sexual, aunque esta solo es clara en Feliz aito nuevo, cuento que en general tiene una carga sexual y brusca mucho más intensa que Echando a perder. Ahora, habiendo identificado los tijxis de v iolencia presentes en estos dos cuentos de Rubem Fonseca, quiero examinar cada cuento por separado y hacer un análisis más juicioso del rol de lo violento en cada uno.

Echando a perder es sobre un hombre recién salido de la cárcel, que está desempleado y no logra que lo contraten de nuevo luego de su excarcelación. Tiene una relación aparentemente infeliz con una mujer llamada Mariazinha, quien aparentemente ya no lo atrae como antes.

Un día, saliendo a buscar trabajo, Mariazinha le comunica que quiere buscarse otro hombre que pueda cii idarla y quererla mejor. El protagonista lo acepta, consiguiendo ese mismo día un trabajo como bouncer en un establecimiento. Luego de un altercado con sii jefe, este

hombre provoca una riíia dernro del local mientras ostensiblemente pretende sacar a un cliente difícil del mismo. Al finalizar el cuento, el protagonista ha vuelto a sus maneras violeinas (presumiblemente lo que lo llevó al encarcelamiento en primer lugar) y ha perdido a Mariazinha, a quien at final sí parece querer tener en su vida. Aqui lo violento está desde et inicio mismo del cuento, cuando el lector se entera de que este personaje es un ex-convicto. Ese pedazo de información nos hace pensar que es posiblemente una conducta violenta lo que ha resultado en su situación actual. A medida que avanza el cuento, Rubem Fonseca logra dar la sensación de violencia inminente, primero cuando Mariazinha pregunta s i va a ser golpeada por querer irse, más adelarne cuando et protagonista va a ver al nuevo hombre de su ex pareja, y fi nalmente en el establecimiento donde ahora trabaja este personaje, donde la tensión entre este y el jefe va escalando poco a poco. La violencia estalla ya hacia el final, cuando este hombre pierde el control e instiga la pelea. Aunque no se trata de una agresividad excesiva, no se puede negar el hecho de que la idea de violencia física permea todo el cuento. Es necesario también calificarla: en el caso de Marizinha es una violencia machista, en la que se presume que este hombre tendría derecho a pegarle por dejarle (la mujer pregunta como si fuera el deber ser de las cosas), diciendo de cierta forma que ella le pertenece a él. En el caso del encuentro con el nuevo hombre es una agresividad quizás celosa y territorial, de nuevo un poco machista. Y por último en et altercado con et jefe hay una especie de violencia sin sentido, como la de las tipicas peleas de bar. Podemos ver también agresividad psicológica, tanto en la idea del maltrato a la pareja como en la manera de tratar et jefe a su empleado, como si este fuera en cambio et dueño del protagonista

Esto nos dice mucho sobre la clase de vida que tienen los personajes de este cuento. Se nota que son de una clase socioeconómica baja, por la forma en la que el protagonista describe sii entorno. En este espacio este tipo de relaciones machistas, bruscas y posesivas están normalizadas, hacen ya parte de la vida cotidiana. No es extraño que el narrador sea un excarcelario, ni que amenace con pegarle a Marizinha, ni que el primer día de trabajo de este hombre termine en una pelea. Estas dinámicas están ya dentro det tejido social, casi como un hilo base. Aqu í la cr ítica de Fonseca podría ser al hecho de que esté tan normalizada la violencia en este tipo de espacios y situaciones, y por parte de todos los actores. Ni Marizinha se inmiita ante la idea del golpe, ni el personaje tiene ningún tipo de remordimiento relacionado a su comportamiento. Hay cierto arrepentimiento cuando pierde a Marizinha,

pero nunca asocia esto con sus maneras agresivas a nivel personal y este personaje, quien al cerrar el cuento ha perdido cas i todo, permanece inalterado, perpetuando así los ciclos de violencia que aquí se exponen.

El el caso de Feliz ano nuevo es mucho más clara la agresividad y la crudeza. No están, como en el caso det cuento anterior, en un plano casi secundario, sino que son una parte central del cuento, de manera que confrontar de forma casi retadora al lector. En este cuento, se reúnen tres hombres y en términos algo ambiguos planean un robo en una casa de personas de clase alta durante una fiesta de fin de año. Irrumpen en la fiesta, saquear, violan a un par de mujeres, las asesinar cuando se resisten, y antes de irse, ya reunidos los objetos valiosos, ejecutan a dos de los invitados en un ataque de rabia por la actitud de los mismos hacia ellos. Aqu í los tipos de violencia son más variados y claros. Por un lado, tenemos la violencia física, que se manifiesta c laramente en et asesinato brutal de los hombres que intentan conciliar con los ladrones en la fiesta. La forma en la que el autor narra el episodio deja claro que no solo son asesinatos a manera de ejecución sino que hay cierto placer en el acto para los asesinos, es como una especie de juego. Con el mismo desapego cometen actos de violencia sexual. Uno de los ladrones intenta violar a una “gordita” y cuando esta se resiste, la asesina Su compañero culpa a la mujer, porque su compañero “estaba desesperado”.

Luego violan y ejecutan a una segunda mujer, quien no se resiste, de forma pública ante los que están en la casa. Estas son todas tácticas también de violencia psicológica, pensadas para atacar la mente de los allí presentes y hacerles sentir vulnerables e impotentes. Simbólicamente, el acto de cagar sobre las sábanas finas también es sumamente retador y agresivo. Da la impresión de ser una especie de vendetta de los ladrones, de clase baja, contra las élites opiilentes, lo que nos lleva qu izás a un último tipo de violencia: la de clases, si se quiere. Con esto me refiero a la indiferencia por parte de los que tienen frente a las condiciones y circunstancias de v ida de los que no, que en muchos casos (en e1 latinoamericano, por ejemplo) rayan en lo violento.

Este cuento es mucho más complejo en las implicaciones sociales de la violencia que el anterior. Además del componente sexista y machista en la violencia sexual contra la mujer, que es en sí misma más explícita que en et cuento anterior, hay un conflicto de clases y un

énfasis en la desigualdad que se ve reflejado en las acciones de los ladrones en la trama. El componente emocional y pasional es mucho mayor en Feliz año nuevo, al igual que el comentario de Rubem Fonseca. Las acciones de los ladrones están motivadas por una desesperación socioeconómica que los lleva a ser extremos en su ejercicio de autoridad en este escenario en particular, es cas i como si al tener todo et poder en esta situación, y ejerciéridolo, estuvieran cobrando por la inequidad que los separa de las personas que atacan. Matan a quien les hace sentir que ni siquiera lo que están robando tiene importancia, violan a las mujeres a las que no pueden acceder bajo otras circunstancias, traiimatizan a los que vivían un momento tranquilo. Se trata de una justicia a manos de los ladrones, de retribución por los daños que les ha hecho la estructura y las dinámicas sociales. Aquí de nuevo termina el cuento con una frase ominosa: “que el próximo año sea mejor”', indicando que estos ladrones tampoco siernen remordimiento ni planean cambiar sii forma de actuar, y aquí también se perpetúan los ciclos de violencia.

Es claro que Rubem Fonseca tiene mucho que decir sobre las relaciones sociales a partir del uso de la violencia en sus cuentos. Estos muestran las muchas formas en las que los seres humanos pueden hacerse daño entre sí, que podemos interpretar para entender lo que se está dar a enten‹3er en el trasfondo de lo que parece ser brutalidad pura y sin sentido. Estas viíietas de vida en conflicto reflejan la realidad de muchas personas y sociedades, especialmente en Brasil y Latinoamérica, y Fonseca las crea de manera que el lector tenga que enfrentarse no solo con la violencia que afecta a tanta gente en la región sino a los mecanismos ya las lógicas que operan detrás de estas manifestaciones crueles sin ningún sentido aparente. Su eso del lenguaje y la descripción obligan a que todo el que lea tenga que ver lo que el autor quiere mostrar. El que no qu iere ver, no puede leer. Estos cuentos son un comentario muy contundente sobre la realidad social que muchos no tenemos que ver o preferimos ignorar, pero que no deja de estar presente en el dia a día de muchas personas.

' Fonseca, Rubem. Los i frjores RrlaIos. Alfaguara, 1998.

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