Brujita
“Los cambios son necesarios para crecer, permiten que cosas nuevas pasen, crean posibilidades.”
En un lugar muy lejano, había una casita con un lindo jardín, ahí vivía una niña, brujita, chiquita llamada Margarita, la cuidaban tres brujas mayores y no le permitían salir.
La bruja mayor era amable, buena y muy dulce.
-Demos un paseo, Margarita. -Decía cada mañana y paseaba con la brujita por el pequeño jardín, conocían cada rincón y aunque lo recorrían a diario no se aburrían, la bruja mayor se sabía divertir.
La bruja mediana era honesta, risueña y extraña.
Cuando decía: -Hoy lloverá - Llovía.
Cuando decía: -El sol se ocultará. -Lo hacía, parecía que podía predecir el gran y misterioso futuro, la brujita no cuestionaba a pesar de la curiosidad que sentía.
La bruja menor parecía siempre pensativa, callada y seria.
Pasaba sus días cuidando a las demás, ponía las reglas estrictas porque no quería que las dañaran como había pasado tiempo atrás.
La brujita tenía inteligencia, ingenio y curiosidad, las brujas mayores le mostraban su cariño y su vida estaba llena de felicidad. Nunca le faltó nada, confiaba plenamente, hasta que un día todo cambió.
Por la mañana del primer día de la semana, la bruja mayor se quedó sin ideas para divertirse en el jardín después de desayunar, no se veía feliz y a la brujita hizo pensar.
Al medio día, la bruja mediana dijo: -Se aproxima una tormenta. -El cielo estaba oscuro y la brujita no dudó, pasó el resto de la tarde pero la lluvia nunca apareció. La brujita pensó que la bruja mediana se había equivocado, pero no se percató de que otra decepción se aproximaba.
Por la noche, la bruja menor reía y bailaba, cantaba y saltaba, algo nada común, pensó la brujita. Ya no se veía pensativa y callada, el mundo se estaba poniendo de cabeza. La brujita se sentía confundida, no entendía cómo era posible que su vida cambiara ese día. Jamás se había dado cuenta de que a veces es difícil adaptarse cuando todo cambia.
Pensó y pensó cómo volver todo a la normalidad, quería volver al jardín a jugar con la bruja mayor, quería escuchar otra predicción acertada de la bruja mediana y a pesar de alegrarse del cambio de la bruja menor, la brujita buscaba que volviera a tener el control.
No pudo dormir esa noche, en su cama dió vueltas hasta que al fin empezó a soñar. Extrañaba como era todo antes, pensó en las cosas buenas que podrían cambiar si todas las brujas en ese hogar tan funcional dejaran de ser las mismas y se sintió asustada.
A la mañana del segundo día de la semana, la brujita se topó con la mayor de las sorpresas, en la puerta la esperaban las tres mujeres, con una canasta de picnic y una manta.
-Daremos un paseo -Dijo la bruja mayor.
-Iremos al pueblo -Dijo la bruja mediana.
-¿Te gustaría ir con nosotras? -Preguntó la bruja menor.
La brujita se sintió confundida, era lo que había querido toda su vida, pero por los recientes acontecimientos, sentía que le ganaba el miedo.
-Me gustaría ir con ustedes. -Contestó Margarita luego de pensarlo un poco, la emoción de una aventura era muy fuerte, la brujita sabía que estaba segura.
Salió de la casa de las brujas, como había sido su sueño, todas juntas exploraron el pueblo. Pensaron en la buena idea que había sido y luego se dirigieron al río, donde harían el picnic.
En el río, mientras comían pan con jalea, Margarita les dijo a las brujas: -Me he sentido asustada, todo está de cabeza. -Las brujas la observaron y escucharon todo lo que dijo. -Todas han cambiado, nada es como antes.
-La bruja mayor fue la primera en responder. -Margarita… -Dijo con voz dulce. -¿Has visto cómo cambian las estaciones en el año?
-Sí. -Dijo la brujita firmemente.
-En verano tenemos un sol brillante, en primavera todo florece, en otoño las hojas se caen y en invierno la nieve aparece. -Continuó la bruja mediana.
La brujita imaginó cómo ha visto cambiar las nubes en el cielo, las flores en el jardín, los insectos en el suelo y su pequeño violín.
-Los cambios son necesarios para crecer, permiten que cosas nuevas pasen, crean posibilidades. -Dijo la bruja menor.
La brujita margarita se quedó pensando, veía a las brujas sonrientes y se sintió tranquila.
-Comprendo -Dijo la niña.
-A pesar de los cambios, siempre estamos contigo. Te acompañaremos en todo momento y seremos tu abrigo.
La niña, brujita, chiquita, se dio cuenta de que todo cambia en algún momento, pero en el fondo las brujas seguían siendo las mismas. Las cosas más importantes eran como siempre, seguía teniendo un hogar lleno de amor, un jardín que explorar, a las tres brujas, que ha pesar de cambiar, la querían y sobre todo, ahora tenía la posibilidad de salir a pasear.