de la que Antonio Gaudí ofreció a Rancagua en 1922. El dorado cofrecillo que la acogió fue cerrado. Le esperaba más de un año antes de mezclarse con tierra chilena en otra ceremonia con la cual se cerraría el círculo del proyecto, iniciado 74 años atrás. No imaginaban los avatares que esperaban a la obra. Así comienza En 1909, Aranda, que a su vocación religiosa sumaba una irrefrenable pasión por la pintura, se embarcó rumbo a España con intención de perfeccionar su técnica pictórica. A su paso por Barcelona hizo una visita a las obras de la Sagrada Familia y allí conoció en persona a su admirado Gaudí. Entre ambos surgió una mutua simpatía, pues se sabe que el franciscano regaló una de sus pinturas a Gaudí, “El pan de los pobres”, y el arquitecto le correspondió firmándole un autógrafo. Pasados algunos años, por azar, el 15 de agosto de 1922 festividad de la Asunción, Aranda volvió a ponerse en contacto con mestre català, a quien se decidió escribirle solicitándole unos planos para la construcción de una capilla, con éstas
palabras: “Estoy empeñado en elevar una pequeña capilla a la Virgen y deseoso de hacer una obra original, bien original, me acordé de usted y me dije: ¿cómo no va a obsequiarme con un plano de los que sólo él sabe hacer? Se lo pido en nombre de Nuestra Señora de los Ángeles, prometiéndole corresponderle con mis oraciones”. La copia de esta carta se conserva hoy en el Archivo Diocesano de la ciudad condal (Barcelona). La solicitud obedecía al deseo del fraile de construir una Porciúncula en Rancagua. En el acto del lanzamiento del proyecto, el obispo de la diócesis, Monseñor Alejandro Goic, explicó: “Una Porciúncula es un lugar que rememora el sentido fundacional franciscano del perdón. El perdón es parte del proceso de sanación de una persona herida y todas las personas lo necesitamos, los pueblos lo necesitan”. Y ese mismo azar hizo que el 12 de octubre de 1922 día de la Virgen del Pilar, Patrona de la Hispanidad, Antoni Gaudí por medio de su secretario Joan Martí Matlleu le hace saber que él está absolutamente dedicado a la Sagrada Familia, pues tenía plena conciencia de que
Diseños de Gaudí para el templo de Rancagua
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DIC 2015
Fray Angélico Aranda en Roma, 1910. Quería construir una capilla en Rancagua y le pidió a Gaudí que la diseñara. El catalán le envió los planos de la Sagrada Familia de Barcelona.
dada su edad luchaba contra el tiempo: Tengo setenta años y en lo que me queda de vida no haré lo que necesita la Sagrada Familia. Pero añadía que después de comprobar las medidas proporcionadas por el Padre Aranda y ver que coincidían -de nuevo el azar- con la capilla de la Asunción que estaba estudiando como elemento de la Sagrada Familia, no tenía inconveniente en ofrecérsela para ser realizada en Chile, a la vez que le solicitaba algunos detalles concretos sobre el lugar de su construcción. El ofrecimiento en firme, del que existe una orden de envío en los archivos diocesanos relativos a Gaudí. El regalo sería a la vez un lazo de