rán colectores de luz solar a lo largo de todo el día que reflejarán la luz de forma homogénea para todo el espacio bajo tierra”, señaló la directora adjunta del proyecto impulsado por los arquitectos James Ramsey y Dan Barasch. La cantidad de luz absorbida a diario posibilitaría, a su vez, que la vegetación que se depositará en el Lowline hiciera su fotosíntesis de forma natural, ya sean los distintos diante el cual se ha financiado una amplia gama de esfuerzos, que van desde películas independientes, música y cómics a periodismo, videojuegos y proyectos relacionados con la comida) y se puede visitar todos los fines de semana hasta marzo de 2017. El equipo directivo del proyecto tiene hasta el verano (estadounidense) de ese año para recaudar los fondos necesarios para la construcción del proyecto final, que cuenta con un presupuesto aproximado de 70 millones de dólares. Las obras empezarían en otoño (estadounidense) del 2018, cuando el actual propietario del espacio, la Autoridad Metropolitana de Nueva York (MTA, por sus siglas en inglés), ceda la licencia del lugar. En el “Lowline Lab” -esta primera prueba que no está aún bajo tierra pero sí en un espacio cerrado y oscuro- se pueden apreciar hasta 3.000 tipos de plantas distintas, experimento que servirá “para estudiar y determinar qué tipo de plantas crecen mejor bajo tierra”, subrayó Shapiro. ¿El secreto para mantener con vida y bien nutrida toda esta vegetación subterránea? Una innovadora tecnología de fibras ópticas y espejos consigue filtrar la luz solar desde la azotea del edificio hasta las plantas del interior. Así, en la calle “se instala-
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OCT 2016