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Abecedario
Guatemala, viernes 30 de octubre de 2015
San Judas Tadeo en la tra Fernando Urquizú *
Foto: Danilo Ramírez
l presente artículo tiene como objetivo el análisis de la presencia de San Judas Tadeo, discípulo de Cristo, en el ideario popular guatemalteco, tratando de rastrear su origen y pervivencia como ícono de unidad y cohesión social en un considerable sector de nuestra sociedad, que tiene como epicentro de su devoción una pintura de caballete que se encuentra en la iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala de la Asunción donde ha cobrado fama de imagen milagrosa. El nombre de San Judas Tadeo aparece entre los 12 discípulos de Jesús, que lo siguieron en su paso por la Tierra, y cuyas enseñanzas fueron recopiladas en el Nuevo Testamento. En la tradición católica figura como hermano San Simón y parte del círculo cercano al Maestro, denominado por la Iglesia como: “El Colegio Apostólico”, y según los Evangelios Apócrifos, estos dos hermanos, fueron hijos de María Cleofás, hermana de la Virgen María. Estas afirmaciones son referidas en una estampa votiva publicada en las redes sociales, que cuenta con su respectiva cartela de explicación fechada en 1722 y cuenta con la firma de Joseph Samarca como inventor y escultor, quien habría realizado dicho grabado bajo el patrocinio de Manuel Bela, y en la que nos muestra a dicho santo de forma individual con sus atributos iconológicos e iconográficos tradicionales.
San Judas Tadeo en el antiguo Reino de Guatemala
Es importante comprender el origen de esta advocación como parte de una política eclesial que parte de la fundación del obispado de Santiago de Guatemala en 1534, adscrito originalmente al arzobispado de Sevilla, y de 1547 a 1743 al de México. En esta trama ideológica debemos advertir la función didáctica que cumple en un proceso de unificación de las ideas acerca de la sociedad y sus valores de cohesión, que proviene de su contacto directo con Jesús en la Tierra y haber ofrendado su vida por la humanidad, como forma de pensamiento individual y social. Esta enseñanza se recapitula de manera cíclica anual en el Calendario Romano antiguo, que promovió la difusión del catolicismo por medio de conmemoraciones anuales, y entre estas se incluyó en primer orden la del Día de San Judas Tadeo y San Simón para el 28 de octubre de cada año. En 1554 llegó a la ciudad de México el segundo arzobispo local, Alonso de Montúfar, quien incluyó en su política de expansión del catolicismo el uso de imágenes y permitió las prácticas prehispánicas pero adaptándolas al cristianismo, lo cual acentuó la religiosidad popular por encima de la lectura de la Biblia, y el vencer las barreras idiomáticas por medio de las figuras religiosas que fueron adquiriendo un aura milagrosa. Esta circunstancia permitió asociar la festividad de los hermanos San Judas Tadeo y San
Imagen de San Judas Tadeo que se venera en la iglesia de la Merced.