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PARADIGMAS EMERGENTES EN ARQUITECTURA El Hiperfuncionalismo de la era digital


La arquitectura de los últimos años ha ido modificando sus motivaciones, se ha adaptado a los cambios sociales que se van constituyendo y ha resignado algunos aspectos de su desarrollo histórico. Los paradigmas emergentes, no son completamente nuevos de hecho se podría decir que han concentrado esfuerzos en solucionar ciertos tipos de problemas en específico, con ello se han ido potenciando matices que han constelado los nuevos escenarios sobre los cuales se rige un proyecto arquitectónico, el presente ensayo analiza y reflexiona sobre estos procesos, el impacto de los cambios sociales en la arquitectura y define algunas de estas manifestaciones con su desencadenante en la arquitectura contemporánea.


Nos encontramos en una etapa de desarrollo de la información en la que de acuerdo a diversos estudios se ha establecido que el año 2016 se ha duplicado toda la información mundial, eso quiere decir que en sólo ese año se ha creado el equivalente a lo que ya existía en toda la historia de la humanidad. Según Martin Hilbert1 cada persona del mundo en promedio duplica su información cada 12.3 años, ello repercute en que la humanidad requiere cada vez más espacio de acopio de información y la nube de almacenamiento global es cada vez más grande. Ante este crecimiento desmesurado de información se ha desarrollado ya la minería de datos, que explora entre esta gran nube de información y permite identificar los datos que se requieren consultar, ya sean estructurados o no estructurados. Con toda lógica y desde los albores del internet se ha desarrollado el Hipertexto2, concepto asociado a la tecnología de la información que admite enlazar fragmentos de textos entre sí, lo que permite al usuario acceder a búsquedas de información correlacionadas en vez de hacerlo en forma secuencial, esto estimula y conlleva nuevas formas de lectura que son: no lineales, denotativas y prácticamente transversales. Esta articulación de la información está basada en algoritmos que lamentablemente impulsan la exploración de determinados contenidos por sobre otros segmentando la información que uno requiere y adquiere. Pero el problema fundamental de esta saturación de información, es básicamente que seguimos alejados del conocimiento porque la información se vuelve apabullante, es como cuando se realizan ejercicios de lectura rápida en los cuales se empieza a vislumbrar el conjunto de palabras en revisiones diagonales que suprimen la información irrelevante y reducen un texto a su sentido primordial. Ese mismo ejercicio se efectúa al indagar sobre tópicos precisos buscados por internet, incluso algunas referencias pueden llegar a ser muy conocidas pero no respaldas o inexactas. Al final, de toda la información que se podría interpretar, se genera una concentración de sentido orientado a buscar específicamente lo que se requiere. Lo cual está condicionado por la sobre estimulación a la que nos someten los medios digitales de información (en cualquiera de sus formatos) y consecuentemente a la pérdida de concentración y automatización de nuestros procesos de aprendizaje y nuestro entendimiento de la realidad. Tal vez lo peor de dicho panorama pueda ser la reducción de significantes por la abstracción y simplificación de la complejidad. La percepción holística de la realidad amplia las múltiples interpretaciones inherente a la raza humanidad por la generación de sus procesos culturales. Es en ese sentido que se pretende abordar el hecho arquitectónico, en base a la función significativa que contiene para después abordar sus aspectos funcionales.

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Uno de los Gurus más reconocidos de la era digital. Término acuñado por Ted Nelson, 1965.


Al respecto Peter Eisenman3(1999, p.211) en su libro Diarios y Diagramas hace referencia a dos tipos de signos: icónicos e indexicos4. Ambos devienen de las tres categorías de signos sobre los que refiere el semiólogo Charles Peirce5. En dicho contexto este autor establece que la distinción entre los signos está fundamentada en sus motivaciones. Los signos indexicos poseen una motivación que promueve su asociación hasta que cuenta con una relación natural directa o intrínseca entre el signo y el significado. En tanto que un signo simbólico o un signo icónico son signos que no cuentan con un vínculo directo o motivación presente entre el signo y el significado, su relación especialmente en el campo simbólico es artificial y externa, fruto de una definición racionalizada que asocia su carácter simbólico. Para Eisenman la arquitectura puede ser considerada un sistema de signos motivados porque el signo y el significado es uno y es lo mismo, tanto una representación de un elemento estructural como por ejemplo una columna, así dicha columna tenga la representación que se desee, como clásica, moderna o el acabado que se pretenda, se sigue identificando como el objeto tangible columna que se detalla como elemento vertical que soporta fuerzas de flexión o compresión y que se encarga de transmitir las cargas de la estructura a la cimentación, como el signo columna que se entiende con la función descrita. Sin embargo en cualquier otro elemento de la realidad por ejemplo la manzana podría representar a la manzana real, o el signo de algo más, ya sea la tentación de Adán en el jardín del Eden o de una isla o espacio urbano que en un diseño tradicional está rodeado por cuatro calles y alberga tanto viviendas u otros elementos de la infraestructura urbana. En este ejemplo la manzana adquiere una relación de signo metafórico completamente disociada de lo que es, la representación de la fruta real.

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Arquitecto, Doctor en Filosofía y Doctor en Bellas Artes. Según la semiótica Moderna de Charles Sanders Peirce existen tres tipos de signos:

Pierce como semiólogo ha tenido definido de manera concreta la identificación de los tipos de signos lingüísticos, los cuales son: Signos icónicos: Representa la relación entre el signo y el objeto, su carácter significativo es en si mismo, al margen de que alguien lo interprete o no. Signos indexados: Se caracteriza por establecer una relación de causa entre dos fenómenos. Ej. El agujero causado por una bala es indicio del disparo. Signos simbólicos: Está relacionado al objeto por una ley o convención. Establece una relación significativa puramente convencional, Ej. La paloma blanca es símbolo de paz. 5

Semiólogo estadounidense 1839-1914, considerado como el padre de la semiótica moderna y la teoría de los signos.


En este sentido la columna es un signo en sí mismo se representa a si mismo, no solo representa al signo real sino también se convierte en un signo de este. Al mirar una columna, un espectador típico no está seguro de si está mirando el objeto columna o el signo de tal objeto. El espectador típico, por ejemplo, no puede evaluar el valor estructural real de la columna. Pero ese mismo espectador puede ver si algo se ve como tal, es decir, representa, como la función de la estructura, En este sentido, el estado físico de la columna es motivado; como una señal, está motivado para presentar lo que es claramente, su presencia estructurante, y nada más. Por lo tanto en la interioridad discursiva de la arquitectura, la columna, el muro, el piso y el techo pueden en un inicio considerarse significantes motivados; es decir, nada más que lo que son o lo que parecen ser, esta idea de “parecerse” es una condición auto-referencial o indexada del signo: es el principal indicador de la condición motivada de tal signo arquitectónico. Y en su condición interna más primordial, no se refiere y apunta a un significado distinto de sí mismo. Ahora bien analizando la arquitectura a nivel de signo con los ejemplos brindados por las reflexiones de Eisenman, se entiende que la diferencia con la que cuenta la arquitectura está basada en el hecho de que la arquitectura es un constructo fruto de un proceso civilizatorio que nació originalmente para cumplir una necesidad funcional y ha sido inventada por la humanidad. De manera literal la arquitectura es su mayor constructo y el reflejo de su nivel de evolución como especie. Los vestigios arquitectónicos son los que dan referencia de lo evolucionado que pueda haber llegado a ser una civilización, es básicamente una radiografía de su modo de vida. En el presente después de vivir una etapa post-postmoderna6 existen referencias constituidas como primordiales o subsecuentes de periodos históricos tan ricos en el debate del cómo desarrollar una mejor arquitectura, pese a que la narrativa discursiva de los paradigmas emergentes no está fundamentada teóricamente con amplios conceptos que se podrían perpetuar como tendencias en crecimiento, en dicho contexto se plantea las siguientes: Mixtura Conceptual Como era de esperarse la proliferación de búsquedas individuales en base a la exploración de segmentos estilísticos definidos ha generado un agrietamiento en la consolidación de nuevas propuestas, hoy por hoy un hecho arquitectónico ya no es específicamente de una sola corriente, responde a diversos intereses, estéticos, funcionales, conceptuales y enarbola una aglomeración de aspectos que generan una nebulosa identitaria que aun así no proponga una línea de pensamiento puede lógicamente responde a la necesidad planteada de manera sensata. Es posible que la hibridación del carácter conceptual sea intencionada y la relativización de sus principios sea una declaración contemporánea que refleja exactamente lo que pasa con la sociedad. Podríamos estar hablando de transarquitectura que se acoge y funciona en diversas premisas conceptuales. Dicha

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Definición utilizada por vez primera el año 1995 por el arquitecto Tom Turner, referenciando a la necesidad de hacer un giro a la posmodernidad.


semejanza puede adaptarse a la interpretación del que la contempla pero ello produce un nivel de borrosidad que podría entenderse incluso como un simulacro estilístico, así esta sea la representación de una presentación formal previa en principios, puede llegar a ser otra cosa dispersa de sus orígenes conceptuales. Nuevo Antagonismo Nos encontramos en una evolución de la arquitectura que poco a poco trasciende los viejos modelos arquitectónicos que nos brindaron tanto deleite por su grado de asociación y complementariedad como la forma y la función, esta función básica de la arquitectura de brindar un cobijo, un articulador y a su vez una sensación además de un mensaje confluye en una base de diseño que la separa de su semejanza más sublime (el arte) y es que la arquitectura también es arte pero un arte que no nace sustentado en una expresión solamente artística, ese no es su sustento original, no es arte por el arte, puede llegar a ser arte pero como expresión estética, por su trascendencia conceptual, su carácter simbólico pero también basada en la satisfacción de una necesidades humanas más básicas. Este antagonismo o polaridad ha perpetuado una proyección tan dicotómica pero complementaria como la economía de consumismo y la tecnología, apoyada la una en la otra han progresado en un dialogo absoluto y perpetuo que podría desencadenar en un juego de ping pong infinito. Sin embargo la proyección de la evolución social a determinado que la arquitectura también mute y se vuelva inteligente, con ello hemos hecho que conviva con artefactos e insumos de consumo desarrollados, generando una nueva evolución dicotómica constituida entre la tecnología Smart (inteligente) y la otra necesidad básica humana vigente que es la ecología. Dentro de lo tecnológico, hoy por hoy lamentablemente todo se transforma de acuerdo a su propia necesidad en un insumo: desarrollado, autosuficiente, autodiagnosticado prácticamente consciente, la tecnología es el eje transversal sobre el que gira el mundo pensando en desarrollar nuevos escenarios evolutivos que limiten las preocupaciones de la humanidad gestionando equipos inteligentes que enuncian con anticipación sus propias necesidades, la finitud de sus componentes o la actualización de su software. Sin embargo lo que no se comprende es por qué pensar que la autonomía de los objetos desarrollara un mundo mejor, será posible que la evolución del hombre advierta que requiere de mayor tiempo para sí mismo o para el desarrollo de nuevas y mejores tecnología y guiado por esa búsqueda gestiona el automatismo a tal extremo. O será que el proveer de inteligencia a los objetos conlleva una búsqueda de una especie (por llamarlo así) de telepatía que promueva la eficiencia enmarcada en el desarrollo del sentido común colectivo de las cosas que pretenda mantener, con ello caemos nuevamente en el culto logocéntrico constituido como base primordial del pensamiento occidental. Lo único que siempre le ha faltado a la humanidad es conquistar el espacio lo cual pretende con tecnología. Pero de manera introspectiva, algo que tampoco ha podido es el acabar de desarrollar su propio cerebro y se ha demostrado en diversos experimentos que la forma en la que se generan mayores enlaces neuronales y por ende, una ampliación de la capacidad cerebral, es inculcar al cerebro hacia el aprendizaje, el conocimiento diagrama conexiones neuronales duraderas y ejercita


la expansión de los límites de la mente. Pero el desarrollo tecnológico no ve completamente en ese sentido, la evolución de nuestro individuo virtual y las redes sociales ha generado un culto hacia el ocio. Complementariamente a lo señalado existe también la búsqueda de la sostenibilidad, de la promoción de la ecología como premisa fundamental del desarrollo contemporáneo, otro eje transversal a todas las ciencias, pese a que este propósito debió ser desarrollado con mucha anticipación, es una premisa ineludible de nuestro tiempo, que se manifiesta como una imperiosa necesidad consciente de comprender nuestra finitud y de entender que los recursos del mundo son finitos, que sufren su propio agotamiento como la humanidad y la vida misma, nos ha hecho entender que para mantener las cualidades de vida de este tiempo, debemos perpetuar las ideas con proyección ecológica y sostenible para que puedan pervivir de manera justificada en el transcurso del tiempo. Hoy por hoy el proyectar tomando en cuenta el ahorro de energía, la disminución de monóxido de carbono y la sustentabilidad son premisas vigentes que promueven todo tipo de innovación. El hiperfuncionalismo Al modificar los modelos tradicionales de vivienda que contenían mayor dispersión poblacional y haber desarrollado conjuntos metropolitanas absorbidos por las ciudades capitales generando manchas urbanas continuas y densificadas, el valor del suelo ha tomado una preponderancia y una escala de costos inimaginables, son varios los países del mundo que cuentan con espacios altamente densificados en cuyos centros urbanos el costo por metro cuadrado cuestan millones, es por ello que con el fin de poder generar acceso a dichos costos se han reducido los espacios de vivienda a su máxima expresión y en ese caso los espacios se han vuelto tan multifuncionales como fuera posible, esto ha generado una concentración de funciones limitada por la ergonomía humana. La vivienda se ha vuelto muy cómoda con esos ejemplos multifuncionales que se basan en contenedores que se empotran y desarrollándolos se vuelven tu dormitorio, lo modificas y es un escritorio, lo transformas y es tu comedor, la arquitectura se ha vuelto el contenedor del artefacto funcionalizador, el todo en uno (All in one) constituido en su máxima expresión. Hemos supuesto que el futuro funcionaliza el espacio de vida a lo que la tecnología nos demuestre como el vivir en el mañana, siguiendo el rumbo del funcionalismo espacial retrata una vivienda consolidada tal como un contenedor transitorio dotado de todos los requerimientos en una movilidad mínima en espacio reducido. Desafortunadamente eso ha llevado a que las tendencias arquitectónicas presentes asuman un mayor compromiso con el diseño de pisos, muros y cielos ya que las posibilidades de diseño se han quedado limitadas a concentrar esfuerzos en estos elementos. Y es que así un arquitecto diseñe con el mayor empeño y prolijidad un espacio reducido, las perspectivas estéticas o significativas han sido reducidas. En ello tiene mucho que ver el mercado ya que el mismo a determinado condiciones de venta que mitigan aspectos de habitabilidad sensatos que podían ser articulados a otras escalas.


Ahora si estamos funcionalizados al extremo, la máquina para vivir es efectiva en su versión más asfixiada y deshumanizada, determinada para la sobrevivencia del usuario presa del consumo y sus deudas, este aspecto de la economía capitalista es el peor de dicho modelo, el priorizar el capital por sobre la vida humana es sin duda un modelo que degrada la sociedad, sin que otros modelos puedan necesariamente advertir futuros mejores, todos los modelos tienen sus falencias que pueden implicar a la arquitectura. Desafortunadamente esa funcionalización de la vivienda y del modo de vida ha generado un sacrificio para la propia arquitectura en uno de sus pilares fundamentales que es el espacio lúdico, en términos generales se ha sabido que la resignación del espacio funcional y creación del espacio lúdico ha desarrollado una mejor arquitectura. Ese es un paradigma desclasado por las condiciones del mercado que incluso demandan superficies de menor tamaño que puedan ser más fácilmente transferibles, dinamizando el reingreso de capital. Ello está vinculado también a la menor resignación del espacio libre, con lo cual las edificaciones se convierten en una extrusión de sus máximas posibilidades normativas. El contenedor liberado El espacio físico se ha liberado de ser el contenedor estricto, premisa ampliamente extendida, el espacio físico ha disminuido su protagonismo con el agigantamiento de la virtualidad sin embargo esa virtualidad no ha sustituido la realidad misma, después de décadas de gestionar una virtualidad dotada de todos los recursos posibles especialmente en el campo del entretenimiento, con jerarquizaciones comerciales que plantean un 3D, 4D, 5D, 7D, 8D elucubrando con gestionar dimensiones que iniciaron como espaciales y que ahora son táctiles, olfativas, sonoras y estimulan la experiencia sensorial. Aun así, si bien la virtualidad ha desarrollado mucho en las últimas décadas, es interesante entender que la virtualidad en la última década ha concentrado esfuerzos en el reconocimiento de las superficies reales y más bien en base a ello ha generado una adaptación que se constituye en la realidad aumentada. Sin embargo el lado sombrío de la virtualidad es el perder un espacio de intercambio social en post de un espacio que brinde conectividad. Ante los puntos analizados concluyo preguntando, ¿será posible que el mayor recurso significativo de este tiempo es su función?, es una pregunta abierta sobre la que se desarrolla la arquitectura de nuestro tiempo.


Bibliografía Eisenman, P. (1999). Diarios y Diagramas. Nueva York, Estados Unidos: Universe Publishing. Villafañe J. (2006). Introducción a la teoría de la imagen. Madrid, España: Piramide. Cerda R. Muñoz C. Lopez J. Lloret J. (1986). Diccionario de Lingüística. Madrid, España: Anaya.


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