11 minute read

La relación descentralización-democracia

ISBN: 978-958-8553-37-5

La relación descentralización-democracia

Advertisement

El tema de la democracia aparece en el discurso de la descentralización como uno de los objetivos a alcanzar conjuntamente con la eficiencia; la relación se presenta como dos objetivos estrechamente vinculados, recíprocos y subsidiarios, es decir que para lograr la (re) democratización del Estado a partir de los procesos de ajuste económico, habría que avanzar, hacia una concepción de la democracia en la que por ejemplo, los ciudadanos ejecuten la política y ciertas actividades de control público como expresión de la democracia participativa. A nuestro juicio, a partir de este proceso de transferencias de competencias a las regiones, se crean espacios para que los ciudadanos participen en la ejecución de la política, con ello se reduce el conflicto típico del Estado con la sociedad que la gestión pública involucra, no se trata de mayor autonomía política por parte de la ciudadanía para la elaboración de política pública de acuerdo a sus intereses, que sería una condición de una verdadera democracia más participativa y menos representativa.

Para lograr esto, se haría necesaria la generación y fortalecimiento de liderazgos regionales y locales alternativos a los propuestos por los partidos nacionales. Se dispone de suficiente evidencia empírica para señalar, que a pesar de que la propuesta de descentralización político-administrativa así lo plantea, no son muchos los movimientos políticos locales y /o regionales casos que se lograron autonomía política de los partidos de orden nacional, lo que coadyuvó a las dificultades para la construcción de una burocracia alterna al centralismo, teniendo lugar la reproducción de una institucionalidad de corte centralista, reproducción los patrones de hacer política y las referencias a líderes y organizaciones nacionales quienes dictaminan la mayor parte de la dinámica política en las regiones.

Las aspiraciones de los partidos políticos respecto a la descentralización “están conectadas con consideraciones electorales de los partidos políticos… la descentralización sería una estrategia que los

partidos utilizarían cuando su apoyo en la arena subnacional fuera más confiable que en la nacional. De esta manera, los partidos podrían usar su poder presente para maximizar el acceso futuro a cargos cuando tengan expectativas poco optimistas sobre las elecciones venideras…” (Simison, E. (2015; 251).39

De tal manera que, los conceptos de “democracia y (re) democratización” aparecen continuamente en el discurso de la descentralización y la reforma del Estado. Seguimos a Slater (1998:44) cuando señal que “La democracia mientras persiste, implica democratización en el sentido de la renovación de las formas de participación y el desarrollo de la autonomía, tal como lo connota la capacidad y la voluntad de los seres humanos para la libre reflexión y determinación”

Bobbio (1994) al referirse al doble fenómeno democracia-democratización, señala lo siguiente: “...la democratización es un proceso definido por la transición de la democracia política a la democracia social”. Para Bobbio el poder sólo puede fluir en dos direcciones: descendente, yendo de arriba hacia abajo como ocurre en el poder burocrático, o ascendente subiendo de abajo hacia arriba en el ejercicio del poder a todos los niveles (local, regional y nacional) en nombre y a favor de los individuos como ciudadanos. Los procesos de des-

39 Para ampliar véase Simison, Emilia. (2015). “Descentralización y partidos políticos en América Latina: un estado de la cuestión”. En Revista Ciencia Política, Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires, Argentina. Este artículo presenta una revisión de la literatura sobre el rol que los partidos políticos cumplieron en los procesos de descentralización política, económica y administrativa en América Latina, tanto como variable dependiente como independiente. Dicha revisión realiza un aporte a la comprensión de los sistemas políticos de la región y su evolución reciente y provee explicaciones para las diferencias encontradas entre los distintos países de la región. Además, permite observar desde una óptica distinta de la usual los fenómenos relevantes para el estudio de América Latina: especialmente significativos son la conformación y cambio de los sistemas de partidos nacionales, la interrelación partidaria entre niveles nacionales y subnacionales y las motivaciones de los políticos y de los partidos políticos en tanto organizaciones con objetivos definidos

ISBN: 978-958-8553-37-5 centralización formales que se han desarrollado en América Latina y particularmente en Venezuela y Colombia, se distinguieron entre otras cosas porque fueron propuestas generadas desde los niveles centrales de los gobiernos, no podemos obviar los reclamos de sectores organizados en las regiones por el traslado de competencias, grupos políticos, sociales, empresariales , universidades como respuesta ocurriendo, sin embargo el diseño de las estrategias correspondió a elites políticas centralizadas acompañados de procesos de cooptación.

De tal forma que, desde los planteamientos de la descentralización en sentido estricto, subyace una propuesta “democratizadora”, dado que ello implicaría un cambio en la forma como el poder fluye entre la sociedad y el aparato público. Lo importante acá sería establecer cómo este poder actúa y, en consecuencia, a quién o quiénes benefician estas nuevas formas de operacionalización y organización.40 de acuerdo a una explicación preliminar sobre la compatibilidad entre las reales necesidades de la sociedad y el modelo de democracia que encontramos en la propuesta descentralizadora sería pasar de una democracia representativa a una de tipo participativa.

En el discurso para la descentralización elaborado desde la corriente del pensamiento único, se presenta la necesidad de reforzar la democracia, y para ello se propone un proceso de transformación (re-democratización) del sistema democrático y de su modelo administrativo burocrático. El planteamiento de fondo se encuentra en el

40 Al examinar la compatibilidad entre la democracia y las propuestas de reforma económica y administrativas, Coraggio (1999:164), señala lo siguiente” Ante la imposibilidad de que la combinación de mercado libre, nuevas políticas sociales y el espontaneásemos social resuelvan la exclusión, se requieren las acciones del Estado con las de la sociedad. Surge una duda: ¿pueden pensarse e impulsarse políticas sociales participativas desde el centro estatal de una democracia delegativa que vería amenazada su propia reproducción? Si no puede esperarse de las elites políticas que ejercen el poder por delegación ni de sus tecnocracias, que piensen e impulsen tales políticas, la transformación de la política social estará íntimamente asociada a la del sistema político en dirección a una democracia participativa y liberada de clientelismo.

deterioro y hasta deslegitimación del sistema, ocasionado entre otras razones, por las deficiencias que el Estado ha demostrado en el proceso de dar respuestas a las demandas de la ciudadanía; De La Cruz (1992:15) plantea el asunto como sigue: “los últimos años han sido testigos de este inmenso movimiento que ha desbancado las tradicionales teorías asociadas al modelo de sustitución de importaciones, y ha dado duros golpes al populismo característico de los sistemas políticos de los países latinoamericanos. Igualmente, ha sido este mismo impulso renovador el que ha traído consigo una disminución grave del nivel de vida de los pueblos, así como amenazas a la estabilidad de los regímenes democráticos y un descenso apreciable del margen de gobernabilidad de estos países”.41

La cuestión que estamos planteando es el desencuentro entre la descentralización y la democracia, que de acuerdo a Bobbio “fluye de forma ascendente, desplazándose de abajo hacia arriba como en el ejercicio del poder a todos los niveles (local, regional, estatal), en nombre y a favor de los individuos como ciudadanos”: dicho de otra forma, de la posibilidad cierta de fortalecer la democracia más allá del discurso, es decir de manera participativa.

El neoliberalismo trajo como planteamiento de fondo la búsqueda de una nueva Democracia, es decir, pasar de la Democracia protectora en los términos en la que la define David Held (1993), a una Democracia de visión tecnocrática. De esta manera, tal como lo expresa Kohn (1996: 94, 1999), “todas las miradas se dirigen a la teoría liberal como esperanza típica de los milenarismos... de que tal vez sea la panacea que produzca el advenimiento de una verdadera sociedad Democrática”.

La democracia liberal pasa por el establecimiento de una sociedad no regulada, en contraposición con la democracia regulada pre

41 Véase Castro Jaime et al (2010) La alternativa local: Descentralización y Desarrollo económico (Editor Rafael De la Cruz). Banco Interamericano de Desarrollo, Washington.

ISBN: 978-958-8553-37-5 reforma o pre ajuste. Sostenemos que la democracia con visión tecnocrática o democracia liberal, aunque de forma explícita no lo reconozca, plantea una fuerte regulación; lo que a nuestro juicio cambia, es el propósito para el cual se regula, mientras que en el modelo proteccionista, distribusta, la regulación está orientada a la protección de grandes masas a objeto de lograr adhesión y desde luego legitimidad en el contexto del modelo de sustitución de importaciones (de consumo interno), como fue el caso de Venezuela, el modelo de la democracia liberal o tecnocrática regula en función del establecimiento de límites a la participación ciudadana, a la acción del Estado con relación a áreas de producción económica y respecto a la protección de derechos sociales por la vía de la disminución del gasto social, así como al establecimiento de límites a la movilización de grupos organizados que protestan por los efectos de las políticas de ajuste y de los procesos de transformación administrativa como es el caso de la descentralización y otros programas de reforma del Estado.

Lechner (1993:322) planteaba un problema que atentó directamente con la intención formal democratizadora que hasta ese momento tubo la descentralización, y es que como resultado colateral, a partir de la privatización y de otro tipo de regulaciones, grandes capas de la sociedad se vieron “excluidas” al acceso a servicios y garantías, “las políticas de ajuste (ubicamos a la descentralización como parte de esas políticas de reajuste) llevadas a la práctica en América Latina provocaron un fenómeno de mayor segmentación en las sociedades y confirmaron la exclusión de una proporción creciente de la población. En regímenes políticos autoritarios, como lo fue la dictadura neoliberal chilena, los ajustes no contemplaron criterios de seguridad social por considerarlos contrarios a la dinámica económica; en lugar se optó por amortiguar las situaciones de extrema pobreza mediante una asistencia focalizada”.42

42 En Venezuela el proceso privatizador de servicio tales como el suministro eléctrico y telefónico mostró signo muy positivos en cuanto a calidad, cobertura, aun cuando el precio de los mismos se incrementó, con la reestatización ambas empre-

La democracia es un modelo político en el cual las decisiones colectivas son el resultado de un máximo consenso obtenido entre aquellos a quienes vinculan tales decisiones Bozo (1996:71), la autora referida sigue a Bobbio cuando plantea que la democracia también se constituye en un conjunto de mecanismos, por éste denominados “reglas del juego”, que permitan tomar decisiones colectivamente y que además sean vinculantes (legitimidad).

Esta definición de democracia se compadece con la visión de la democracia tipo liberal; recordemos aquí lo señalado por Haldenwang (1990) con respecto a la visión neoliberal de una descentralización exitosa, “esta sería el resultado de procesos de negociación entre élites interesadas dentro de instituciones “adecuadas”, ¿Cuándo una institución es adecuada?, cuando logra legitimidad de las elites, resulta oportuno señalar lo que el autor Carlos Vilas (1997;150) al referirse a las incidencias entre los procesos de modernización de la administrativa y la democracia”… implican profundas transformaciones en las bases sociales de los Estados, mercados y sociedades.

De estos planteamientos podemos identificar un cambio en las relaciones de poder, concretamente en la forma cómo este se realiza en el espacio político que es conforme al Estado descentralizado, tanto para el procesamiento de las demandas ciudadanas. Interpretamos que los cambios en las relaciones de poder, que actúan a favor de nuevos procesos de acumulación devenidos de los cambios en las relaciones económicas y que producen transformaciones en la organización político territorial de la administración pública, por lo que han de un instrumental administrativo que regule y controle dichas demandas; la descentralización como instrumental de esas relaciones de poder en el Estado moderno liberal, coadyuva al establecimiento de un tipo particular de demandas, aquellas que sean legítimas de acuerdo a la lógica del proceso de concentración económica.

sas en la era Chávez, el servicio paulatinamente fue entrando en crisis.

ISBN: 978-958-8553-37-5

Como lo refirió en su momento Carlos Vilas (1997:150) cuando señaló que estos cambios de la democracia y la organización, “En conjunto, implican profundas transformaciones en las bases sociales de los Estados, mercados y sociedades. Las transformaciones en las relaciones de poder significan cambios de y en los grupos que se expresan en el Estado y sus políticas, y que encuentran en aquél y en éstas medios privilegiados para promover sus intereses y objetivos. Al cambiar los actores estratégicos en el funcionamiento y orientación de las agencias y recursos del Estado, cambian también los intereses y objetivos promovidos, legitimados y deslegitimados a través del Estado, de sus instituciones y recursos”.

Estas transformaciones en la organización político-administrativa territorial del Estado, por la vía de la descentralización implicaron de igual modo transformaciones en los recursos de poder, de los actores y en sus relaciones recíprocas para alcanzar y promover sus objetivos, así como para la defensa de los mismos; la cuestión está en que se legitiman de ese modo, por parte del Estado intereses y objetivos que tengan mayor capacidad de eficiencia, y no necesariamente aquéllos que sean del interés de la ciudadanía.

La sociedad que se desprende de ello sería una de tipo aparentemente despolitizada, cosa que resulta utópica, puesto que toda sociedad por naturaleza es política; lo que está claro en esta postura es la visión pretendidamente neutral que desde algunas posiciones tecnocráticas suelen atribuírsele al Estado, y a los procesos de reforma y descentralización político administrativa en general, en un intento por ocultar que tal visión tanto del Estado como de los mecanismos de organización de la sociedad corresponden en sí mismo con una visión política cónsona con los intereses, medios y fines del Estado neoliberal descentralizado.