Zig Zag N° 1 - Revista Andariega - 2022

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SUMARIO

Grupo Los Elefantes. M. Esteban .......................................................

La venganza será con alegría. Pablo Pesco ................................ Diagonales Type Beat. Mati Jengi A.K.A El profe

Historia de sueño sobre un campesino. M. Esteban ............

El mero borde del mundo. Gonzalo Chaves .............................. Nos, El Princesa. Tamara Rutinelli .................................................... Poesía. María Eugenia López

Tras las huellas de la poesía. Pablo Pesco

El Roca es el mundo. Federico Aldunate ..................................... ¿Yo señor? ¡No, señor! ¿Pues entonces quién lo tiene? Editorial Del Bonete. Roxana D Auro ............................................. Devociones. Josefina Oliva .................................................................... Vendrán días. Poesía. Patricia Coto ................................................. Sostener. Martín Massa ........................................................................... No es agua. Quimey Saint Denis ....................................................... Como el viento: una mirada íntima sobre la comunidad gitana. Claudia Pascual Parada ....................................................... BICINE: una experiencia cinematográfica en bicicleta. Ariel Fernández y Cristian Mansanel

Carne, de Tamara Ritinelli. Cristina Baroni .................................. Bordar, de Graciela Vanzán. Josefina Oliva

Tilos secos, diagonales rotas, de Horacio Fiebelkorn. Tamara Rutinelli.

Escriben en este número

Editorial ...............................................................................................................
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EDITORIAL

Zig-Zag Nro. 1 / Octubre de 2022

n sábado por la mañana, caminando por la feria del barrio, tuve la confirmación de que los hábitos culinarios de la comarca habían cambiado. Ají locoto, oca, cebolla morada, papa salteña, chicha morada, papa lisa o ulluko, como se llama en quechua. Todo eso identifiqué de una sola mirada. Mi amigo poeta que me acompañaba, me dijo: Igual está pasando con la literatura y la poesía. Hay un gran cambio que se cocina a fuego lento, un silencioso pero sostenido renacer de la cultura en la región que nos va a sorprender. Yo pensé que la Pandemia había apagado esa llama, le contesté. No, no es así. Las pequeñas brazas agazapadas esperan su momento para expandirse. ¿Te acordás de aquellos escritos publicados tiempo atrás donde se insinuaba este fenómeno? le pregunté a mi amigo. Sí, los tengo muy presentes, Si querés te los cito de memoria: “Van y vienen, leen y escriben, se mueven de día y de noche. Eso no es todo, sólo la punta del “iceberg”, una pequeña muestra de una movida mayor que fluye como río caudaloso por debajo de la superficie abarcando otras disciplinas del arte y la cultura. Una constelación de hechos y protagonistas que, entre otras cosas, son expresión de la diversidad de orígenes, de miradas, de géneros que nutren la vida cultural. Viven y escriben en la región, pero no todos nacieron acá. Muchas y muchos vinieron de pueblos y ciudades de la Provincia de Bs. As. y de la Patagonia. Sobre ese peregrinaje tiene mucho que ver la seducción que ejerce la UNLP sobre los jóvenes. Las mujeres son mayoría, se cuentan por decenas; unos están agrupados, cantidad dispersos. Se juntan y se separan, se dividen y se multiplican”. El diálogo se cortó frente a una papaya a punto que esperaba para ser devorada en el desayuno.

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Foto Pablo Pesco
U

Federico Aldunate

Gonzalo Leonidas Chaves

Roxana D’Auro

Matías Esteban Fer Nuri

Matías Massarella Nelba Paladino

Claudia Pascual Parada Pablo Pesco

Tamara Rutinelli Cristina Baroni

Matías Esteban Impreso en Genesis Print, calle 2 nro 631, La Plata. Prov. de Buenos Aires, Argentina.

Diseño Gráfico Rama Galeliano

Impresión de Serigrafía de tapa y contratapa Francisco Quito Zarza

Fotografías de la Ciudad de La Plata Nelba Paladino, Anastasiia Levushkina y Pablo Pesco

Corrección: Claudia Pascual Parda y Federico Aldunate

Contacto: pablopesco@gmail.com

C O L
C T
E
I V O E D I T O R I A L

Grupo Los Elefantes Años sesenta / Poesía en la calle

por M.

La Plata, 1962 1

Hay sombras recorriendo la ciudad, son las últimas horas del día. La noche y la oscuridad cobijan los pasos de un grupo de jóvenes que deambulan por las calles desiertas. Hace frío. Los corazones laten agitados. Hay risas y chistes. Llevan engrudo en un balde y rollos de papel afiche en los puños. Si algún ojo de vecino los llegara a ver supondría que pertenecen a algún grupo político pegando carteles. Son poetas y sus poemas están impresos en esos carteles. Y, entonces, en la mañana, distintas paredes y muros de la avenida 7 amanecerán recitando las palabras de Los Elefantes.

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El Grupo Los Elefantes estaba formado por Lida Barragán, Omar Gancedo, Raúl Fortín, Roberto Ávila y Yoli Poisneuf. Eran un conjunto de jóvenes estudiantes de secundaria. En la década del sesenta el arte en La Plata se gestaba en distintos lugares y uno fundamental fue la escuela, la Escuela de Bellas Artes. Allí se cruzaban estudiantes secundarios que compartían espacio con quienes cursaban carreras universitarias. En los recreos se veían y compartían distintos materiales de lectura, ideas, sentires. Además, aprovechaban para

asistir a las clases abiertas de profesores universitarios que les fomentaban las lecturas de nuevas tendencias, así como la libertad de pensar y decidir. Aquellos profesores fueron Nina Sager, Gamerro, Francisco Di Santo, Héctor Cartier. Por las noches, también se encontraban en los bares y boliches de la calle 51, El Capito, Adriático. Allí se cruzaban con músicos del teatro argentino, pintores, perros callejeros, prostitutas, la cara nocturna de la ciudad. También aquellas calles y aquel café eran el refugio del Grupo Sí, que reunía a varios pintores informalistas de la ciudad, y tantos otros, como por ejemplo el arte correo de Vigo y sus etcéteras.

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Pablo Pesco.
Foto

Todas las lecturas en común y las innumerables andanzas por los cafés de la ciudad, las noches multiplicadas por la bohemia, la discusión política/artística/filosófica, todo eso los unió y los llevó a decidir formar un grupo. Decidieron llamarse Los Elefantes, “porque son grandes y porque tienen mucha memoria” aclara hoy Lida Barragán. Tenían algunas rutinas. Todas las semanas se juntaban para leerse y comentar los textos escritos. No había coordinación y predominaba la horizontalidad de las opiniones. Los talleres literarios de la SADE y de los figurones no les interesaban. Con el correr del tiempo vieron que sus poéticas eran sólidas y surgieron los deseos de publicar, pero sabían que un libro sería leído por una cantidad acotada de gente. Sentían que la publicación tradicional era limitante. Sus poemas y lo que tenían para expresar debían explotar de la forma más pública posible, debían llegar a todos, andar por las calles. Es por eso que los vimos, al principio, en la nocturna escena inicial, tachonando la calle principal de la ciudad con sus versos. Esta fue la primera intervención de la palabra poética en el espacio público platense, sin permisos, ni protección institucional.

Al otro día de aquella intervención, el diario El Día comenzó a recibir varias cartas de lectores quejándose de los hechos vandálicos cometidos en las entrañas de la noche. La polémica duró un par de días. Los Elefantes irrumpieron en el espacio público como nadie antes lo había hecho, al menos no en esta ciudad. A partir de ellos la palabra poética ganó la calle. Expresaron un modo diferente de estar en la ciudad razonada, racional. Estamparon su palabra poética en

los altos muros de la ciudad e inquietaron las miradas conservadoras.

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En ese mismo año en que intervinieron en la calle con sus versos, editaron “BFGV ´62” junto a Edgardo Antonio Vigo. Un sobre que contenía un conjunto de poemas de los integrantes del grupo más un texto del mismo Vigo. En el sobre estaban las hojas sueltas con los poemas a lo que se le sumaban xilografías de Vigo.

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Lida Barragán en su casa en barrio Mondongo, 2 de Julio de 2022. Foto PP.

Se habían conocido, un tiempo antes, en uno de los primeros recitales de poesía que organizó el colectivo. El gran recital de poesía que organizaron en el Auditorio de Bellas Artes.

Luego editaron una antología del grupo “Poemas radioactivos”, un libro tradicional, el único que publicó el colectivo, para el que tuvieron que “juntar peso por peso” recibiendo ayuda de los familiares para la financiación del proyecto.

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Lida recuerda que en el momento de la conformación del grupo escribieron un manifiesto, aunque ahora no sabe dónde ha quedado ese texto. Leían muchísimo y las lecturas poéticas que preferían en aquellos tiempos eran las obras de Jaques Prevert, Henri Michaux, César Fernández Moreno. Se cruzaron con los artistas del Grupo Sí, y también con los del grupo La Voz del tiempo, con quienes realizaron actividades en conjunto.

En el año 1962 publicaron algunos textos en Eco Contemporáneo. Esta famosa publicación contracultural cuyo contenido político era notorio, no imponía restricciones a quienes publicaban allí. Esto le permitió acordar con Los Elefantes la aparición de sus textos.

por la que sufrió el encierro en distintas unidades penales, hasta que finalmente la soltaron. Quizás este fue uno de los inicios de la disolución ya que a partir de este tiempo dejan de participar como grupo.

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Las actividades de Los Elefantes duraron un tiempo, alrededor de tres años. En el transcurso del año 1964 Lida cayó presa durante siete meses, con una causa inventada,

La Plata, 2022 Lida nos abre la puerta roja de su casa en el corazón de una manzana en el barrio El Mondongo. Es una tarde preciosa de abril. Ella sonríe y recuerda. Los tiempos pasados, la huella que dejaron junto a su grupo Los Elefantes. Nosotros pensamos en lo que sucede ahora mientras tomamos el té. Entendemos que ellos vivieron algo muy valioso que tiene similitudes con lo que hacemos. Sentimos que es vital compartir esas experiencias para encarar el recorrido que viene y leer el que realizamos.

La ciudad de La Plata y alrededores alberga muchísimos centros culturales, talleres literarios, editoriales

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Foto PP.

artesanales, muchas independientes, lecturas, presentaciones, ferias, un incipiente y pulsante campo literario. Y si prestamos atención a todas las vertientes emergentes de ese territorio nos toparemos con la certeza de que se está cocinando un caldo gordo. Se ve una efervescencia, una pluralidad de voces poéticas que pululan, crean y activan por toda la ciudad. Abonando toda esta pasión, aparecen los más jóvenes, hoy, en nuestras escuelas secundarias: leen, escriben, riman, viven la poesía y la literatura acompañados por sus docentes en las escuelas secundarias de la región.

Es claro y evidente que la pandemia ha tirado un freno de mano a toda esta vorágine, y vemos que recién ahora están comenzando a retornar las actividades literarias que supimos disfrutar. Un largo camino nos queda por recorrer, pero aquí estamos, recordando y visitando a quienes nos precedieron. Los buscamos para leerlos, para saber de ellos, para compartir sus inquietudes, sus luchas, sus anhelos. La felicidad aparece cuando notamos que nos parecemos mucho.

Noche de lluvia

Llueve. La lluvia aplaude su llanto en el pavimento.

Un coro de sapos elige reina a la rana. Un relámpago la corona. Cantan los sapos. Canta la rana. Los gatos lloran de amor. Sus ojos son fósforos que la lluvia apaga.

Las lombrices juegan en el barro.

Llueve. La lluvia aplaude su llanto. Muere la noche en un relámpago. Los gatos callan.

Lida Barragan / 1960

Este texto fue escrito a partir de la entrevista a Lida Barragán

El aporte fundamental de Gonzalo Leónidas Chaves

La lectura del texto de Bugnone, Ana. (2012). Poesía descentrada en los sesenta: El ‘Grupo de los Elefantes’. Boletín de arte, 13, 77-81.

Foto Nelba Paladino.

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La venganza será con alegría

Entrevista a Paola Oviedo

El sábado 19 de marzo de este año el colectivo Venganza Afectiva organizó el segundo carnaval Transtravesti en la plaza La Moma de la ciudad de La Plata. El colectivo, que nació durante el primer año de pandemia, nuclea a personas trans-travestis de la ciudad. Realizamos una entrevista a Paola Oviedo, participante de Venganza Afectiva para que nos cuente acerca de la organización y del carnaval.

¿Cómo surgió Venganza Afectiva?

PO: Venganza Afectiva surgió en tiempos de la pandemia, de parte de algunas compañeras que nos acercaban mercadería, nos ayudaban. Se fue haciendo un vínculo. En cierto momento se habla de hacer una asamblea, para armar la agrupación. Y bueno hoy por hoy es una organización en la cual nos autoayudamos, estamos todas en lo mismo, en continuar la lucha. Y Venganza Afectiva es un lugar en donde vos también tenés proyectos, está el proyecto de radio, de salud, también se puede ir al bachiller, que está en el Olga. Es un proyecto de todo un poco, de compañerismo y también de ayudarnos, de luchar todas juntas.

¿Tienen vínculos con otras organizaciones similares?

PO: No, las asambleas son sólo de Venganza. Tenemos vínculo con el Olga Vázquez, Laberinto, y otras organizaciones más. Para ciertos momentos en los que hay que juntarse estamos con otras organizaciones, pero como la nuestra no.

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por Pablo Pesco Foto SADO.

¿Tenés recuerdos de algún otro colectivo como este en la ciudad?

PO: Para mí, yo soy nueva en esto, personalmente es la primera vez que estoy en una organización. De nuestra comunidad es la primera vez en mi vida, jamás había participado de ninguna. Pero sí sé que hay otras organizaciones.

a hablando y de a poco se van haciendo, porque todo obvio no es tan fácil. Tenemos proyectos que de a poco vamos viendo.

¿Se sumó mucha más gente?

PO: Sí, sí. Somos bastante. Igualmente siempre se está invitando a participar a quien quiera venir a conocer y participar, para que sepan de qué se trata.

¿Cómo comenzó la idea de hacer el carnaval?

PO: La idea comenzó en una asamblea de Venganza. Queríamos hacer algo distinto, y como un festejo también. Entonces se pensó en un carnaval trans-travesti y ahí empezamos a organizarnos. Cuando nos decidimos ya quedaba poco tiempo para la fecha del carnaval, así que el primer año, en 2021, fue ahí sobre la fecha, todo medio rapidito. Después, el segundo carnaval ya tuvimos más tiempo para organizarnos, para hacer las cosas mejor, y salió mejor el segundo que el primero. O sea, lo que es trajes, música, y todo lo demás.

¿Cómo fue organizarse en cuarentena?

PO: Ahí es cuando se armó la red, en la cual Venganza nos acercaba, una vez por semana más o menos, nos ayudaba con mercadería, verduras, desinfectantes, lavandina. Y después cuando se empezó a salir un poco ahí fue cuando empezamos a hacer las asambleas, nos empezamos a conocer y hacer todo el vínculo en la organización. Y tenemos un montón de cosas para hacer, que se van

¿Por qué un carnaval trans-travesti?

PO: Porque además es una forma de manifestarnos. Aparte de hacer algo que está bueno y que nos gusta también es una forma de manifestarnos en una forma pacífica, con alegría, con unión, con fortaleza. Y a su vez de decir que estamos, existimos, seguimos estando y vamos a seguir estando. O sea, es una forma también de decir que seguimos luchando por nuestros derechos y por lo que nos pertenece.

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Foto SADO.

¿Cómo fue el proceso de organizar el carnaval?

PO: El primer carnaval fue todo un tema, porque entre los vecinos del Mondongo, Garro, el municipio, es como que nos querían clausurar el carnaval. Teníamos una fecha que se fue pasando, encima nos tocó el mal clima también, así que tuvimos que postergar muchas fechas hasta que se dio. Pero con esa lucha siempre, de que nos querían clausurar y ese perseguimiento.

¿Qué significa para ustedes haber hecho este carnaval en la plaza “La Moma”1?

PO: Todas recorrimos la plaza “La Moma”. Es como que la plaza es nuestra. Hace años y años que existe la zona roja en esa área y todas las chicas, las que hoy estamos y las que no estamos, estuvimos en la plaza “La Moma”. Y también es una forma de recordarla a ella, de recordar que seguimos luchando por la justicia y porque se nos reconozcan nuestros derechos. Y el carnaval es una forma de manifestarlo en nuestra plaza.

¿Cómo surgió la comparsa de Las Chicas Prohibidas?

PO: El primer año éramos todas de la organización de Venganza. Este segundo año vinieron otras compañeras que se sumaron a bailar con nosotras. Y el grupo de las chicas prohibidas, la comparsa se armó desde, el nombre digamos, porque es la realidad, en realidad somos prohibidas. Así que nos encantó, tiramos unos cuantos nombres y ese fue el que más nos pegó y dijimos es ese.

Vos tenés mucha experiencia en carnavales de la ciudad, de la zona. ¿Qué significa este carnaval para vos?

1 Este nombre se le dio a la Plaza “Matheu” de 1 y 66 como forma de visibilizar el travesticidio de La Moma en 2011

PO: Este carnaval para mi es una vuelta. Yo empecé a los 14 años a salir en comparsa. En ese tiempo yo salía en la comparsa, digamos, mariquita. Después con los años fue la transformación. Y bueno después dejé de salir en la comparsa por motivos personales durante muchos años.

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Foto SADO. Foto SADO.

Así que cuando se habló de hacer este carnaval y armar la comparsa de las chicas prohibidas obviamente que yo feliz de la vida, de que volvía a algo que me había quedado pendiente.

¿Cómo salió para vos el carnaval? ¿Cómo lo viste?

PO: Espectacular. Me hizo recordar a ciertos tiempos. Para mí lo que significa bailar en una comparsa, no es el hecho de decir solamente salgo a bailar, a divertirme. Para mi significa muchas cosas más, me trae recuerdos de mi juventud, también malos recuerdos. Porque no bailábamos hace años atrás con la libertad que tenemos, que pudimos hacerlo esta vez. Y bueno el reconocimiento de la gente, la admiración de la gente, la alegría de la gente, que la gente comparta con vos esa emoción, esa alegría. Todas esas cosas son cosas buenas. Nosotras salimos con ese fin, de compartir con la gente y brindar alegría, y diversión. Que es lo que es el carnaval. ¿Los carnavales eran el momento en el cual ustedes podían presentarse en público sin ser perseguidas?

PO: Exacto, nosotras en esa época no éramos vistas en la calle, porque vivíamos a escondidas. O sea, de día no veían a ninguna. Si ibas a comprar algo en el centro, tenías que tomar un coche, el coche te tenía que esperar en la puerta, vos entrabas comprabas, salías corriendo y te subías. Y que no pase una patrulla y te vea porque te sacaban del negocio, te bajaban de los taxis, de los autos y te llevaban presa. Entonces ¿Cuál era la repercusión en los carnavales? Era que veían lo que no veían durante el año. La gente iba a

vernos a nosotras porque éramos la atracción en ese sentido también, en que no éramos vistas, para ellos era ver lo que casi nunca se ve. Y esa era la locura del carnaval, para nosotras era decir acá estamos, poder mostrarnos, poder decir existimos, estamos. Y así mismo desfilábamos en la comparsa y cuando terminábamos de desfilar nos tenían que acompañar hasta los colectivos porque la policía estaba ahí para querernos llevar, y hay chicas que se las terminaron de llevar presas saliendo de la comparsa.

¿Se preparan para hacer el carnaval el año que viene?

PO: Sí, sí. Tenemos la idea de volver a hacer el carnaval, si dios quiere. Viendo algunos proyectos para financiarnos, porque también es un gasto. Así que vamos a tratar de poder volver a realizarlo porque es algo que tiene que continuar.

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Paola Oviedo / Foto PP.

Diagonales Type Beat

un zigzag por el rap y el freestyle

[Zig]

Hace ya algunos años el fenómeno del freestyle viene impactando fuertemente en Argentina y la región. Poesía en acción, urbana, callejera. O también parrafada solitaria, autodidacta, en casas o ranchos escuchando playlist de youtube, escribiendo en cuadernos, papeles, en el celular o en la memoria misma que, hilando sonidos con sus recursos rítmicos, reconstruye una y otra vez los versos hasta que cuadren en el beat y sean Hip Hop. Escucho rapear en el tren, en el subte cuando voy a CABA, en los recreos de la escuela. Hasta en las publicidades radiales siento que el locutor rapea a doble tempo. El rap, sin duda y hace tiempo, forma parte de la banda sonora de nuestras rutinas urbanas, seamos fanáticxs del género o no, nos interese o no. Ahí están esas “barras” rimadas pegándose en nuestro cerebro, diciéndonos “Atrévete, salte del closet” o haciendo

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Liga de Freestyle (Sucre). Fecha nro 2 en el subsuelo del Argentino; 7 de mayo de 2022. / Foto Matías Massarella.

latir al corazón “tucún tucún tucún” con la fuerza de una “patada de canguro”. Esa potencia de lo que se repite, lo que se arrima a nosotros desde lejos y se nos graba a fuerza de repetición (rima).

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Una ñoña aclaración: si en la teoría literaria se suele reconocer al “verso” como unidad esencial de la labor poética, en el caso del freestyle o del rap la denominación correspondiente es la de “barra”. Por lo tanto, al tirar freestyle se piensa en “barras” y para producirlas o completarlas le artistx abreva de una fuente amplia

de recursos retóricos y métricos, de un reservorio de técnicas o “skills” y de un universo simbólico compuesto por saberes diversos de la cultura popular como la música, la literatura, el cine, la tv, los videogames, la ciencia o la religión, entre otras temáticas y referencias que entran en juego en la improvisación. Son barras que delimitan al rap como género y a su vez le dan al artista un gran abanico expresivo.

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Dicho esto me pongo a zigzaguear, intento hacer historia, reviso algunos libros y páginas de internet. Me encuentro que

para hablar de Hip Hop en La Plata tenemos que reconstruir cuál era la “vieja escuela”. Algunas notas dispersas nos llevan a los finales de los años noventa y nos traen nombres de referentes como Dj Perro de La Familia y Orion XL, o el Escuadrón de Rimas en Berisso que fueron fundamentales para estos tiempos pioneros. Otras voces me mencionan el subsuelo del Teatro Argentino como un punto clave por aquellos años, nido del underground, en donde convivían el Breakdance, el Graffiti, el Skate y los Cyphers -rondas de freestyle colaborativas, a diferencia de las batallas, los discursos dialogan en pos de horizontes discursivos comunes-. También aparecen en la memoria colectiva otros lugares de encuentro o points como los Tribunales de 8 y 50, la galería Dardo Rocha, o la Plaza Moreno en donde se daban competencias de break. Años después se irán sumando figuras como el Indio Javi que andaba por estos pagos, haciendo Rap Conciencia en el Colectivo Resistencia Hip Hop y programas de radio como “El retorno del Boom Bap”.

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Liga de Freestyle (Sucre). Fecha nro 2 en el subsuelo del Argentino; 7 de mayo de 2022. / Foto MM.

Una línea paralela a esta comienza a surgir en la ciudad con la popularización del freestyle a nivel competitivo

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y con las grandes ligas que comienzan a partir de la Batalla de Gallos (2005) que reunió competidores de buena parte del mundo hispanohablante y se transformó rápidamente en un fenómeno de gran impacto cultural, dando lugar y visibilidad a diferentes oleadas de Mc´s que continúan vigentes hoy en día, como Aczino, Canserbero, Klán, Acru, o más adelante con la incorporación de raperas mujeres como Marithea, Sara Socas, Brasita, Roma, NTC, Rose, entre otras.

de las mujeres. Estas actitudes están siendo discutidas y denunciadas por las mujeres y disidencias de la cultura, por lo que las grandes ligas como Red Bull o FMS están comenzando a tratar de hacer cumplir un mínimo cupo femenino.

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Vuelvo.

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En este punto, debemos señalar que como en toda esfera social, en la cultura del Hip Hop también se viven dinámicas de violencia patriarcal, situaciones de acoso, abusos y exclusiones de ciertas voces e identidades que también existen y rapean por fuera del modelo hegemónico. La emulación del combate y comportamiento pugilístico, la necesidad de someter discursivamente al enemigo, de superarlo en habilidades y flow o de mofarse de su sexualidad o de cuestiones biográficas que pueden ser dolorosas, se han vuelto parte del “espectáculo”, lo que resulta expulsivo y en buena medida desalienta la participación

En 2016 conozco el Taller de Rimas “Somos Hip Hop”, que comenzó a dar el Mc Tata a principios de aquel año en el centro cultural Cösmiko. Su ascenso como freestyler en la liga y su participación profesional en las batallas hicieron que se deba alejar del espacio dejando a cargo a Josué y Rosko, quienes plantearon una interesante dinámica de formación y entrenamiento para cualquiera que quiera comenzar a rapear. Se trata de encuentros de dos horas en donde se trabajan diferentes consignas orales y de escritura que apuntan a fortalecer aspectos necesarios como la actitud, el punchline, el contenido y el flow con que todo eso se amalgama en cada rapero dándole su toque personal. Este pequeño espacio autogestivo fue transformándose en Sucre Producciones, una organización independiente que

organiza eventos y competencias en diferentes puntos de la ciudad y la región y reúne artistas emergentes de las cuatro disciplinas principales que conforman la cultura Hip Hop (Djs, beatmakers y beatboxers, Mc´s, B-Boys y B-girls, Graffiterxs, a los que se le suman documentalistas, fotógrafxs, diseñadores, docentes, auxiliares de streaming, etc.).

Actualmente el taller de rimas se realiza los martes de 16hs a 18hs y los jueves de 18hs a 20hs en el Pasaje Dardo Rocha. La actividad es a la gorra y el rango de edades es muy variado, desde los 8 años hasta la edad que se les ocurra.

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Compe @golpederimas en Plaza Italia, organizada por la host Nahii. / Foto MM.

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En los últimos años una nueva oleada de artistas se impuso con fuerza a partir del impacto de nuevos ritmos urbanos como el reggaetón, el trap o el maleanteo, cuya combinación con la cultura rapper de la región nos hizo conocer figuras como Cazzu, Duki, Wos, Maria Becerra, Trueno, o más reciente Nicky Nicole y L-Gante. Sus temas se volvieron parte de la música mainstream y suenan en radios y pubs, en jodas y boliches, así como en eventos y escenarios internacionales. En La Plata y alrededores la escena no se queda atrás y se destacan músicos como Cotto rng, que apuestan por un estilo más crudo recuperando esa esencia social del rap, con historias de vida que sufren la marginalidad y combaten con cultura las desigualdades cotidianas, o también el flow de los Muy Cebados, con su energía arrebatadora, sus letras penetrantes y la cebadez adolescente. No podemos dejar de lado a unxs pibis que viene creciendo fuerte desde las periferia, por Altos de San Lorenzo suena fuerte Altos Crew, reuniendo artistas callejeros y referentes de la lucha barrial para visibilizar los códigos de la gurisada y la esperanza de un mejor mañana.

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Hace algunas semanas empecé a recorrer las compes nuevamente, después del parate pandémico. Están empezando a verse en las plazas con más regularidad, a veces más organizadas, otras más espontáneas, las llamadas “manija” que se hacen por la vaquita $, entre rappers que andan boyando plazas. Para dar con la info de las competencias hay perfiles en redes sociales como @notadecompes o @batallasenlacity que pueden ser de gran ayuda. Muchas veces los mismos freestylers o sus amigues son

quienes organizan y hacen las veces de anfitriones o host. Claudio Poizón, rapero y organizador, suele compartir en sus redes info de cada compe que se entera y en una charla informal nos cuenta que lo importante es que todxs puedan rapear, formar parte, ir creciendo en la cultura y hacerla crecer. Agrega la importancia de patear la calle, de ir a otras localidades, conocer lo que se está haciendo, es decir, vivir doble hache (la HH es la sigla para Hip Hop). Les dejo acá algunas de las compes que están más o menos activas en los últimos tiempos, por si quieren arrimar: @SucreProd, @GolpedeRimas, @afrika_free, o el Freestyle Social Club que aún no tiene red social pero se encuentra inaugurando ciclo en el espacio Milflores de Ensenada.

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A medida que muchxs mc´s fueron creciendo pasaron del freestyle de la plaza a la producción musical. Pequeños estudios caseros, habitaciones acustizadas, programas pirateados y otras artimañas para poder grabar y difundir su música y poesía, su rap sudaka. Existe una constelación creciente de pequeñas productoras de música urbana, rap, Foto Anastasiia Levushkina.

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trap, videoclips y eventos por la cual los artistas emergentes buscan la profesionalización. Es un trabajo aún pendiente conocerlas a todas, pero que ahí están, también contribuyendo a la vitalidad de la cultura Hip Hop, es un hecho.

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Para terminar quiero tender redes. Les dejo a continuación una lista caprichosa y mínima de algunxs de lxs mc´s y referentes del rap de la región que he ido conociendo en La Plata y alrededores, valiosos y generosos artistas de quienes sigo aprendiendo cada vez que me acerco a escucharlos o a tirar unos free: La Popi, el Proto, el negro Cantoná, La Maja, Krónico, el Chuly Galván, el Legui, la Nahii, el Dante, LSG, el Zen, Zero, el Bringer, L.O, el Claudio, Blas, el Tous, Alina, Morfo, el Over, Eriki, Saga, Tobbiah, el Genna, el Mase, Antiquario, el Toru, el Chaka, el Rico, Joako, el humano galáctico…podría seguir pero la lista es larga, somos muchxs pibis y no tan pibis quienes actualmente estamos en esta, vos podes ser unx de nosotrxs y quizás te estemos esperando para el cypher….

Bibliografía

- Agratti, J. (2017). Surgir en unidad creando realidades: del taller de rap a la productora independiente.

- El Toldo de Astier, 8 (15), 29-36. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_ revistas/pr.7997/pr.7997.pdf

- AAVV (2021), Freestyle Revolution: the urban roosters, buenos aires, ed.

- Biaggini, Alejandro (2020). Rap de aca. La historia del rap en Argentina. Buenos Aires, ED. Data, Juan (2020), La evolución del flow.

- Massarella, M. (2018). Métricas hispánicas en el freestyle rioplatense. Los nortes del hispanismo: territorios, itinerarios y encrucijadas: actas del XI Congreso Argentino de Hispanistas. San Salvador de Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy. Disponible en: https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.11824/ ev.11824.pdf

Foto PP. Foto PP.

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Historia de un sueño sobre un campesino

A punto de ir a dormir su siesta, luego de una mañana atareada y de un sabroso puchero, un tranquilo y satisfecho campesino se sobresalta al escuchar unos ruidos en uno de sus corrales, detrás de la casa. Sale para vigilar, quiere ver qué está pasando. Al llegar parece que todo está detenido, inmóvil, parece que todo flota sin ruido y sin caer jamás. Mientras avanza, comienza a ver cómo los animales, sus propios animales, lo miran fijamente, como paralizados. Cientos de bestiales ojos lo eligen como el centro de sus miradas fijas. Camina un poco más, y sigue viendo que aquellos ojos negros y peludos se fijan en él y se clavan en su ser. Se detiene. El campesino está en el centro del silencio contenido de aquella respiración animal. De pronto la masa de bestias comienza a acercarse con los ojos fijos en él, su amo. Todo lo carnal se mueve sin ningún ruido, sólo se oyen algunas ramas quebrándose tras los pesados pasos, el pastor aspándose y también el agua de algún charco invadido. Lentamente los chanchos lo alcanzan sin sus ronquidos, sin olisquear el aire, caminan duros y mirándolo. El campesino se aleja despacio, una vaca y muchas más le cortan el paso; más allá unas gallinas y un caballo lo miran sin moverse. Todo es silencio, piensa que hasta los pajaritos lo deben estar mirando. Los animales siguen acercándose, muchos arrastran sus patas y levantan la leve tierra, la van rodeando.

Mira a todos lados, tiene un poco de miedo. Atrás ve el alambre levantado, que da un corral con menos chanchos. El temor lo apura. Al pasar al otro lado, se engancha en las púas y cae de espaldas en el barro oloroso del chiquero. Se incorpora lentamente. Dentro del lodo se dibujan ondas, se siente que sinuosamente algo avanza. En una de sus manos enterradas siente una mordedura que le corta los dedos, justo un momento antes de que todos los animales lo despedacen vivo.

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Foto PP.

Fases de una calle

1. Camina por la noche tras el hipódromo. Es de noche y hace frío. Es una puta.

2. Sus tacos resuenan tartamudeando entre la oscuridad y el viento. A lo lejos un cartel se sacude.

3. En una esquina el Cacho prende un negro y pita profundo, luego la espesa nube azul se aleja lentamente del lado del rufián.

4. La Coca se lamenta la mala noche. Va a la avenida a ver qué pasa.

5. Un tipo con cara de indio y bigote finito pasa de azul grafa en bicicleta. “A la fábrica”, piensa la Coca mientras pone un cigarrillo en su boquilla de oropel. Lo chista provocadora.

6. El Cacho mira la hora y se sacude el frío. Bebe la ginebra empetacada que se le hunde nuevamente en el saco negro. Otro cigarrillo. A lo lejos la Coca le sonríe a la calle.

7. El indio obrero para, se detiene ansioso, vuelve en su

bicicleta de quejosos fierros y con los ojos brillantes pregunta el precio. La Coca se moja sus labios carmín partidos por el frío con la punta de la lengua. Responde.

8. Arreglan. Ella delante, con sus caderas redondeando el aire. Él detrás con cara de ansia. Despacito se arriman atrás de un eucalipto, al cobijo de su gran negrura cerca de un paredón. Ella se arrodilla. El indio se hincha y gruñe. La Coca y su amplia cabellera se mueven comiendo. El indio ennegrece de goce dichoso. Aquella dentadura de carne le acorta la miseria filosa a aquel ser infeliz, supurándolo en un segundo y en una gota del sudor más íntimo.

9. La Coca sutil y hermosa, escupe sordamente tras de sí y de su cliente. El indio sonríe y paga lo mínimo. Parece un cusco ante las caricias, luego mira a lo lejos como hacia una nostalgia.

10. El Cacho se arrima sin palabras. Ve la separación. Ella hace una mueca de desdén y mueve sus hombros desnudos. Lentamente le alcanza un anillo de oro. Lo coloca en las manos del Cacho que lo mira con sus cejas asombradas. La joya brilla en sus ojos. Se miran y de pronto los dos ríen. Sueltan una risa de golpes gruesos, y en sus bocas sus dientes son muy blancos, como de marfil. Mientras, el viento sigue silbando su frío y su humedad por las calles, tras el hipódromo.

La tapera

Allá está la tapera de don Ignacio. Ahora está más chiquita que cuando era rancho. Debe ser el yuyal que sube como arañazos, rascando las cáscaras de adobe de las paredes. Le digo tapera, pero ahora es un montón de escombros

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Foto PP.

tristes. Ya es la tarde, y su brillo viene de atrás de la laguna, mientras el mundo se va que dando quieto, y los negros grillos lo van tapando todo, calmándolo. Sí parece que la tapera se agachara un poco, a medida que la noche va cayendo. No hay viento, las ánimas están tranquilas. Detrás, cerca de las ruinas del corral de las gallinas, un sauce se deshilacha como una criatura enferma, mientras que en el patio el nogal se eleva grueso como una columna.

¡Pucha! Si parece ahora que lo veo a Don Ignacio mateando después de su siesta, pareciéndose a una figura tallada en madera. La pared del frente está rayada como por un preso, es el recuerdo de los temporales que no se la han querido llevar. ¡Cuántos cardos, ahí donde la linda Virginia Beatriz tenía sus florcitas! ¿Adónde estará ahora? Dios mío, ¿por qué no le pegás un pisotón a ese montón de recuerdos malditos?

Allá está la puerta del patiecito caída con su ruido de fierro oxidado, y yo en aquel tiempo haciéndome el bonito, bañado y perfumado para ella, que sólo se sonreía, y Don Ignacio que nos miraba serio dándole de comer a sus gallinas. Ella una noche callada de seriedad me repitió las palabras de su padre: “Vos te vas a ir” y casi llorando y tapándose continuó “y no vas a volver”.

La ligustrina oscura parece que hunde más las ruinas. El pastizal tapó todos los retratos que aquella hermosura tirara. Ya no quedan ni los pocitos en donde jugábamos a la bolita, o un poco de tierra para poder bailar con la novia. Ahora por estos lugares hay una horrible sensación, como estar bien en el medio del campo, hay olor a lejos. Hay una sensación de haber estado callado un rato largo. Antes yo podía venir caminando leguas enteras, con los ojos cerrados y

en una noche sin luna, solamente siguiendo el aroma del pelo de la Virginia Beatriz. Y llegaba pues su pelo estaba aquí. Mi caballo y yo bufamos sintiendo el olor del tigre oculto. El nido de la fiera es la vieja tapera de Don Ignacio. Debo cazarlo. Mi capataz, Don Miguel, me impuso la obligación de matarlo. Ya casi veo los fieros ojos, si parece que el interior de la tapera se pinta de un resplandor rojizo como el miedo, y como la culpa. ¿Mataré al inmenso animal o moriré sin que nadie me recupere? Quizás ni eso importe, y lo único necesario sea una nueva víctima. El rifle me pesa en el costado. ¿Por qué siento culpa? La recuerdo linda, con los ojos como el agua en la noche. Tenía razón, me fui sin mirar nada, porque mis ojos lloraban, viendo las casitas de mi pequeño pueblo yéndose para atrás. Pero fui a la ciudad a sentir que no me había ido, y que seguía vagando por las noches alrededor del rancho de Don Ignacio para renovar nuestros besos.

Desde allá, desde la tapera el tigre hambriento sacude su cola de pelos y me mira. No lo veo pero está allí.

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Foto PP.

El mero borde del mundo

Me levanto. Estoy en la habitación de lo que fue una casa mía. Calle Marmolería número 223 en la ciudad de México. Salgo a la vereda, es temprano y no hay nadie. Cuando llego a la esquina de este barrio de casas bajas, miro hacia el Este y hacia el Sur. Como es domingo el cielo esta límpido. Diviso con su cima cubierta de nieve el contorno casi nítido del Popocatépetl. Hoy su cara Norte parece azulada. Casi nunca se ve desde la Colonia la 20 de Noviembre, pero parece que hoy sí asoma porque es domingo y el smog ha disminuido muchísimo. A su lado otra montaña acaso más hermosa y más misteriosa aún, la Iztaccíhuatl. También conocida como la mujer dormida, con su rostro y senos completamente cubiertos de nieve. Un amigo de la escuela secundaria, increíblemente apellidado California, también está despierto y sale a mi paso antes de que vaya a buscarlo. ¿Hoy vas a caminar para el lado de Tepito? me pregunta, consignando con su

mirada perdida en los probables límites de esta ciudad gigantesca, los intangibles límites que también puede tener un adolescente de catorce años. No, le contesto. Hoy voy hacia un sitio que por una causa o por otra siempre me resultó esquivo. Una vez por subirme a un tren de carga medio fantasmal que pasaba cerca.

Foto AL.

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Cuando volví a saltar en una lejana curva para bajarme, por la batahola que causó la máquina, me envolvió una jauría de perros y tuve que volver a casa. En otra oportunidad logré pasar la curva. Esta vez caminando traspuse el canal de agua, pero me perdí. Cuando estaba dando vueltas y a punto de preguntar, lo vi a Daniel. Daniel era un genio del basquetbol escolar. Recordé que una vez me había dicho que vivía por la zona. Me hizo pasar a su casa y al despedirme me aconsejó que no siguiera. Nadie camina para allá, me dijo. Otro amigo, Aarón, hacía una semana en el patio de la escuela había opinado lo mismo. Ni nosotros que somos mexicanos vamos por esos rumbos. Si quieres turistear vente con nosotros para el lado de Tlatelolco o del centro histórico, o si te apetece rumbeamos para la tercera sección del bosque de Chapultepec, que según siempre nos dices, es tu lugar preferido. Pero no para ese lado. Es imprevisible ese lugar donde piensas ir, agregó mi amigo. Allí sólo hay canales de agua maloliente, casi nadie vive ahí, puras factorías abandonadas. Pero un día fui y pasé el canal, era un paisaje apocalíptico, casi no se veía gente, sólo perros, grupos de perros abandonados, maquinaria abandonada, grúas, fábricas

sin carteles identificatorios, baldíos llenos de basura. Una mujer me dice que adonde yo quiero ir no es por acá. No es un lugar para adolescentes perdidos, me grita. Cuando ya estoy como a treinta metros de ella, una extraña retahíla de hojas ocres que estaban achatadas frente a unas bolsas negras de basura empiezan a girar en el aire ¿Y el viento? me pregunto. Digo, el viento que hizo ascender esas hojas y encima como bailando. Te lo debo, me contestó, porque no sopla una gota de nada. Procuro otra informanta, es obviamente una mujer. Señora, le digo, busco la estación Oceanía, es una estación de la línea 5 del Metro. ¿La conoce? ¿La estación Oceanía? Niñito, me responde, nadie va para allá. Vuélvete a tu casa ¿De qué te

serviría? ¿Qué verías? El mero borde del mundo, la pinche marginalidad. No hay fuga por allí y menos para ti. Yo intento sacar un mapa copiado a mano que tengo en mi bolsillo. Guarda ese mapa niñito, me dice, y vuélvete a tu casa, nadie a tu edad busca la estación Oceanía. Regresa antes de que caiga el sol, estos lugares son casi mundos de condenados y tú como si nada buscando tu anillo perdido. Se ve que hay algo en ti muy viejo que brilla adentro, lindante con la ceniza del antiguo México, pero hoy vuélvete a tu casa, te faltan golpes y mundos para llegar a la estación Oceanía, vuélvete a tu casa por el amor del cielo.

14 de julio de 2020

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Foto NP.

Nos, El Princesa

I

¿Cómo se destrama el relato entre las piedras? ¿Cómo se agita la lengua de las estatuas para que al fin hablen? ¿Qué sucede cuando la memoria está guardada entre los muros, cuando la memoria es silente o su lengua se entrevera con las cosas?

No es fácil abordar la historia a través de una casa, de una mesa, de un espejo. ¿Cuánto de inerme tienen los espacios abandonados? ¿Cómo se confiesan los objetos?

La historia de La Plata es un tejido de historias en el que intervienen infinidad de manos, “aves de paso” la mayoría, parafraseando el tango. Si las calles permanecen, con su numeración a escala, desde la fundación de una ciudad que supo ser el más puro artificio, para les platenses “por adopción”, radicar la identidad se vuelve un asunto difícil. Nuestra “historia” se remonta a nuestra llegada. Antes, pareciera decirnos la memoria, NADA. No hay raíces, no hay más allá.

Frente a la persistencia del orden, de la rigidez matemática del cuadrado que pretende fijar el continuum del tiempo, la fluctuación de una población que no dejó nunca de cambiar. Frente a la exangüe tradición de una población estable, la renovación constante de una juventud siempre joven y siempre otra. Pero esta

apariencia de eterna lozanía, que rehúye superficialmente la idea de pasado, es otro espejismo. Si La Plata está maldita, me atrevo a decir que la única maldición con la que carga es ésta: como en Dorian Grey, la de ocultar su propia vejez bajo el rostro novicio de lxs recién llegadxs.

Dicen que las historias locales no son de interés para lxs historiadorxs, que es cosa de aficionadxs o literatxs. Por suerte. Si la tarea del historiador es ordenar, clasificar, jerarquizar y darle un sentido a los relatos del pasado; la tarea del artista es la de recrearlos, de hacerlos soñar. Una ciudad puede ser una inmensa cama sobre la que recostarse a elaborar imágenes, o mejor, a eslabonarlas, revolviendo entre las sábanas.

En los 22 años que llevo habitando la ciudad, siempre me llamó la atención el énfasis inaugural y la ausencia de una genealogía local en las producciones culturales. América no fue “descubierta” por los españoles, ya lo sabemos. Alcanzó con asomarnos entre las grietas, las de la historia escrita, las de las ciudades montadas sobre otras ciudades, para entenderlo. La Plata roza los 140 años.

Todavía permanecen en la ciudad, algunos testigos de esos otros tiempos. Si las paredes hablaran, se lamentarían en la vereda lxs chismosxs.

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IIEn “Hace un año en Mariembad” (1961), de Alain Resnais, con guión de Robbe Grillet, el escenario es el protagonista. Los personajes, las escenas, los diálogos que se repiten a través de espejos deformantes, son el decorado. No se diferencian de las estatuas, de la estilización de los jardines del palacio de Nymphenburg, en Baviera. La película, dicen, estaría inspirada en el libro “La invención de Morel” (1940), de Bioy Casares, donde lxs habitantes de una isla se develan engranajes de una maquinaria que lxs reproduce hasta el infinito. Espejismos de persona, metáforas del cine también, artificios narrativos para aludir a la memoria, a la lábil frontera entre lo real y lo imaginario. ¿Dónde se sitúa el pasado, dónde lo palpamos, cómo?

Existe un castigo, de origen mítico, para quienes miran hacia atrás: la esposa de Lot en la Biblia, Orfeo en la

mitología griega. Pero no hay presente que se explique por sí mismo, si no es a fuerza de empobrecer a quienes lo habitan. “En el país del ‘no me acuerdo’, doy tres pasitos y me pierdo. Un pasito para atrás y no doy ninguno más, porque yo ya me olvidé dónde puse el otro pie”, escribió María Elena Walsh. Entre el riesgo de la fosilización y la amnesia, avancemos… III

En diagonal 74 entre 3 y 4, habita un gigante dormido. Su construcción se inicia a un año de la fundación de la ciudad y se inaugura en 1889, como sede de la Sociedad de Socorros Mutuos Unione e Fratellanza. El frente, de estilo neogriego, albergaba entre otras esculturas, la de la “princesa”, hoy desaparecida, que más tarde le daría nombre al cine que funcionó en el gran salón. Pero antes de que el cinematógrafo irrumpiera proyectando sus imágenes, fue uno de los centros de reunión más concurridos de la comunidad italiana que levantó buena parte de la ciudad. Funcionaron allí las primeras mutuales, consultorios médicos y 16 logias masónicas. En la sala de 30 metros de largo, 12 de ancho y 10 de alto, los bailes y las variedades se sucedían durante todo el día, atrayendo al público de la zona que acudía en carreta o a caballo. Fue el primer salón de tango de la ciudad, y contó con su propia compañía de teatro, además de dar lugar a los distintos grupos nacionales e internacionales que llegaban para interpretar obras populares. En 1924 fue visitado por el Príncipe de Saboya, venido en misión diplomática desde tierras italianas; el Unione e Fratellanza era orgullo de la comunidad ítalo-argentina. Por su escenario pasaron figuras como Agustín Magaldi, y en 1939 se velaron en su interior los restos del

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Foto Archivo.

astro local del cine nacional, José Gola, con una procesión interminable de admiradorxs. Como sala de cine, se inicia con films mudos, con ejecuciones musicales en vivo, y más tarde, con la llegada del cine sonoro, comparte programación con el nutrido número de salas que prolifera en la ciudad. En la década del ‘50 el Princesa es vendido, y en 1953 su propietario, José Rasilla, presenta al Municipio una serie de planos para realizar modificaciones edilicias.

Durante casi 40 años, el Princesa sueña. Se dice que se usó como astillero y atesoró durante años “El Tony”, una embarcación de 14 metros construida por Jacobo Peuser (1843-1901), figura clave de las artes gráficas en Argentina. Se dice que fallecido Rasilla, el lugar pasó a manos de su hijo, a quien los vecinos veían entrar y salir por un agujero en la puerta del edificio en ruinas. El hombre, a quien la imaginación barrial convirtió en “ocupa”, atesoraba en su interior todo tipo de objetos antiguos: armaduras medievales, un carruaje, autos de colección. El millonario devenido en mendigo convivía con los cientos de palomas que deambulaban en el interior del Princesa, entre el polvo acumulado y los frescos descascarados que mostraban la tierra natal de sus constructores.

En 1992, el Princesa despierta. Quico García se hace cargo y funda el teatro “La Hermandad del Princesa”, que en 1993 abre sus puertas al público platense con una versión libre de “Maluco. La novela de los descubridores” (Premio Casa de las Américas 1989), de Napoleón Baccino Ponce de León. La obra narraba el viaje de Magallanes a América, desde la perspectiva del bufón de la flota. El sueño del Princesa se materializa. La compañía teatral construye un barco que ocupa toda la sala principal, y en cuyo interior se

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Foto Archivo.

moverán los actores, incluso en altura. Eran épocas de proyectos monumentales, como el de La Organización Negra, que pocos años atrás tomaba el ícono central de la identidad porteña, lanzándose por los aires desde el Obelisco, en “La Tirolesa”.

“Maluco”, relataba una utopía y el teatro la consumaba: el barco navega en el interior de la sala. Barco otro, espectro situado. Eco del que arribara a Argentina a fines del siglo XIX, del que trajera a los españoles a América, del que ingresara al Princesa por un agujero en el muro; la nave se construye con la materia de los sueños del espacio que habita. El Princesa hablaba, fundando una temporalidad propia, se proyectaba al infinito.

Cuando en 2015 asistí a la función de “Nos, el Princesa”, dirigida por Beatriz Catani, la historia había vuelto a correr. Después de cuatro años en cartel, “Maluco” había dado paso a “Canon Perpetuo” (1998), “Ritual Mecánico” (2003), “Estructura inconsciente” (2007), “Patos hembras” (2012), además de algunos unipersonales de Ricardo “Mono” Ibarlín y seminarios teatrales.

En 2012, Quico García fallece y el teatro queda en manos de sus herederos. Desde entonces, una sucesión de pesadillas burocráticas, entre la venta y la expropiación, con breves lapsos de lucidez. IV

Ingresamos al edificio en grupos, guiados por una especie de Caronte que munido de linterna abre un sendero de luz para llevarnos a través de habitaciones inmensas. Es un ritual. El olor de la madera y las paredes húmedas

impregna todo el lugar. Oímos el eco de nuestros pasos rebotar contra el cielorraso altísimo de los techos. Las sombras se mueven a medida que avanzamos. Otros sonidos despiertan nuestra curiosidad y nuestro miedo. Todxs sabemos que entramos en otra realidad, que somos polizones del tiempo, que acabamos de acceder al interior de un gigante dormido.

“Nos, el Princessa”, ensamblaba las emanaciones mnemónicas del edificio a través del hecho teatral. En el patio ubicado sobre calle 4, sobre uno de los muros se podía leer, en grandes luces de neón: “Infierno”. Como en “elige tu propia aventura”, lxs espectadrxs escogíamos a un actor o actriz, nuestro Virgilio, para realizar el descenso. Una vez adentro, éramos testigos de fragmentos de las obras que durante 20 años habían tenido lugar en el Princesa. A veces, lxs actorxs hablaban entre sí. Inmediatamente, comprendíamos que el diálogo no era tal. Historias de fantasmas, historias de aparecidxs, decorado. El Princesa desplegaba el mapa y nos invitaba a reflexionar sobre el vínculo entre temporalidad, espacialidad y afectos. Las paredes se confesaban. Nosotrxs, nos enraizábamos.

El corazón del Princesa es un árbol de laurel. Plantado por los primeros caseros, fue derribado por una tormenta poco tiempo antes de la muerte de Quico García. A pesar de la caída, sobrevive. Pienso que quizás ese árbol nos sostiene a todxs. En una entrevista, Beatriz Catani comenta: “Es curioso, pero el árbol que cayó no se murió. Quedó agarrado de un pedacito. No se puso muy amarillo… ves que está verde, es increíble. Es como que lo alimenta algo”. Reformulo: quizás todxs sostenemos ese árbol.

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Bibliografía consultada:

- Badenes, Daniel. “Los enigmas del Princesa” y “La cultura platense en los noventa”. La Pulseada, 14 de agosto de 2013.

- El blog teatroindependientelaplata.blogspot.com

- García, Federico. “Princesa, el histórico teatro masón”. 90 Líneas, 10 de junio de 2021.

- Casadas, María Inés; Peltzer, María Eugenia; Bertani, Guillermo. “Intervención arqueológica en el teatro ‘La Hermandad del Princesa’ de la ciudad de La Plata”. 3º Congreso Iberoamericano, XI Jornada de Técnicas de Restauración y conservación del Patrimonio.

- “El Senado avanza en la expropiación del Teatro Hermandad del Princesa”. Info Blanco sobre Negro, 28 de agosto de 2013.

- La página laplatamagica.com.ar

Foto Archivo.

- “Las primeras instituciones de la comunidad italiana en la ciudad”, italianolaplata.com.ar

- “Preocupa la venta del teatro ‘La Hermandad del Princesa’”. Hoy, 25 de mayo de 2013.

- Carbonari, Fabiana Andrea. “Presencia italiana en la conformación del paisaje urbano fundacional de la ciudad de La Plata (1882-1932)”.

- Colombo, Pedro. “El tangazo de fin de semana: Agustín Magaldi y su voz sentimental en La Plata”. Todo Provincia, 23 de mayo de 2021.

- Supera, José. “En las entrañas de la bestia”. El Día, 14 de febrero de 2015.

María Eugenia López

M de músculo

El cordón de la vereda pintado de amarillo la pata trasera de la vaca sobre la plazoletita la sombra de la vaca y de la columna roja la otra pata y una rueda de bicicleta en movimiento algo espinoso dentro de una bolsa del acuario la sandalia flores secas que se vuelan con el viento y se dispersan por el polvo quizás una mano que ha quedado en una posición extraña unas huellas y a la puerta de la carnicería un perro vago mirando entre ansioso y espantado hacia adentro. Y moscas. El poeta es lo regurgitado del poema.

H de hijo

El aniquilamiento del enemigo se da dejando partes vivas. La destrucción del testigo se da dejando partes vivas. Luego algunos vecinos se llevan los cuadros. Y algunos que pasan se llevan las ropas. El padre no teme a eso que ni es su sangre ni la mitad de su sangre. No tiene miedo de que el niño, una noche, veinte años después, le corte la garganta mientras duerme.

P de procesión

O juremos los aviones oíd el grito los niños la plaza el trolebús trescientos cinco con sus alas brillantes fuego en la plaza arde la plaza luego arden los templos coronados de gloria cae la lluvia caen médicos enfermeras y choferes no sonaron las sirenas antiaéreas caen oíd el ruido no teníamos sirenas antiaéreas caen ya su trono dignísimo abrieron fuego.

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Tras las huellas de la poesía

Proyecto Hybris Ediciones

Ángela Gentile y Norma Etcheverry actualmente llevan adelante el proyecto Hybris Ediciones. Este proyecto es la continuación de una labor conjunta para dar valor, a través de actividades de promoción de lectura de poesía y presentaciones, a las voces poéticas de la región.A esto se suma un interés por visibilizar los paisajes naturales de la zona.

El gran movimiento generado por la afluencia de estudiantes de distintos pueblos de Argentina a la Universidad Nacional de La Plata da lugar a una inmensa actividad cultural, y en particular a un gran escenario poético platense. Las voces de poetas de generaciones anteriores son poco conocidas por las nuevas generaciones que van poblando la ciudad año a año. En este contexto las actividades realizadas por Ángela y Norma son imprescindibles si se busca rastrear una tradición poética, una continuidad en el desarrollo del oficio de la poesía. En estos últimos años editaron y publicaron a César Cantoni, Guillermo Pilia, Raquel Sinelli, Néstor Mux, Marcela Di Croce, Luis Maggiori y Leandro López.

Por otra parte, en las actividades que desarrollan se vislumbra una gran amistad que reúne a las personas

alrededor del oficio de la escritura, la mixtura de lo colectivo con lo profundamente personal que está presente en la poesía. La labor de Hybris Ediciones está orientada a dar a conocer y poner de relieve a voces poéticas que han dejado una huella, hilos que tejen la historia de nuestra poesía. Desde la revista Zig Zag hablamos con Norma Etcheverry para que nos cuente acerca de esta experiencia.

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Foto Facebook: Proyecto Hybris.

¿Podrías contarnos sobre Proyecto Hibrys?

NE: Angela Gentile, escritora, traductora, docente, poeta, es una persona que me ha contagiado algo así como “hacer el bien sin mirar a quien”, en este caso, en relación a la poesía. Ella comenzó este proyecto, junto a los escritores de Berisso, en 2017 cuando invitaron a todos los poetas de la región a visitar la Isla Paulino y hacer allí una lectura de poesía. Fue un encuentro muy lindo que continuó unos meses después en un establecimiento productor de vino patero en Los Talas. A partir de allí, me sumé a trabajar con la idea de continuar estos encuentros en lugares emblemáticos de la región. Seguimos organizando lecturas de poesías en otros puntos, algunos de gran valor histórico como los viejos talleres del ferrocarril en Tolosa y el Puente Giratorio de Ensenada, porque uno de los pilares de nuestro Proyecto es la poesía como herramienta para visibilizar el patrimonio natural o cultural que muchas veces pasa inadvertido.

Fundamos la primera biblioteca pública en la Isla Paulino, para lo que se juntaron decenas de libros entre los poetas. La Biblioteca fue inaugurada con el nombre de “Miguel Ruscitti” en homenaje a un inmigrante italiano de la región de Abruzzo que vivió en la isla desde el año 1951 hasta su muerte. Amaba profundamente esta porción insular y además de trabajar la tierra y plantar las vides de las que surge el famoso vino de la costa, apreciaba la lectura y sobre todo la poesía. Precisamente, poco antes de morir, había participado del Primer Encuentro Regional de Poetas en la Isla, llevado a cabo en febrero de 2017. Actualmente, seguimos haciendo donaciones y convocamos a quienes deseen aportar libros o visitar la Biblioteca pueden hacerlo.

Como resultado de estas convocatorias, publicamos unos pequeños libros individuales para entregar a más de cincuenta poetas de la región y, después de dos años de trabajo, cerramos este ciclo en el Conservatorio Gilardo Gilardi con muchísimos de los poetas del Gran La Plata, Berisso y Ensenada. Decidimos seguir otra etapa, y hacer algunas cosas más como reunir todas esas voces en un solo libro que se llama Poetas de la Ribera, una edición de más de 250 páginas con el registro de nuestros encuentros y una selección de poesía a la que fueron invitados todos los poetas de la región. También optamos por crear un pequeño sello editorial para publicar ese y otros libros que teníamos en carpeta. Así nació concretamente Proyecto Hybris Ediciones, y, sin buscarlo, nos encontramos con más y más libros de autores que nos eligen y que actualmente seguimos editando. Nuestro catálogo incluye la poesía de César Cantoni,

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Foto Facebook: Proyecto Hybris. Isla Paulino.

Néstor Mux, Raquel Sinelli, Luis Maggiori, entre otros. También tenemos una colección bilingüe que inauguramos con poesía en quichua.

y su fauna; leímos a orillas del río y en el Sendero de interpretación. Otro fue en Ignacio Correas, donde el humedal fue declarado paisaje protegido. En esa oportunidad compartimos una lectura con la gente en la plaza del pueblo y nos reunimos en la casa del músico y poeta Martin Raninqueo y Natalia Geringer, docente, poeta, ambos descendientes de la comunidad mapuche. Durante la pandemia seguimos virtualmente y tuvimos un encuentro con poetas en Santiago del Estero y también en La Pampa, precisamente en Toay, en la casa de Olga Orozco, a la que estamos invitados para ir próximamente.

Este año, comenzamos un ciclo de encuentros en el Café Bomarzo, del Conservatorio de Música Gilardo Gilardi, donde pudimos compartir experiencias y lecturas de Abel Robino, Néstor Mux, Rafael Felipe Oteriño; como siempre, la intención es facilitar el conocimiento y el intercambio entre los poetas y con el público en general, en un clima desestructurado y amigable.

Creamos Pueblos y Poesía para acercar a nuestros poetas a determinados pueblos de la provincia, intercambiar con los escritores del lugar, conocer su riqueza ya sea histórica, geográfica o socioeconómica, es decir, el mismo espíritu que nos motivó desde el principio. Hicimos el 1er Encuentro de Poetas en Punta del Indio; durante dos días nos reunimos con escritores de la zona en la Biblioteca Popular Mariano Moreno, de la ciudad de Verónica; visitamos la Reserva de Biosfera del Parque Costero Sur, que fue declarado como tal por la UNESCO por la riqueza de su flora

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Foto Proyecto Hybris. Foto Facebook: Proyecto Hybris.

NE: Lo que dimos en llamar Radio-revistas es lo que ustedes llamarían podcast, una intervención mediática breve sobre un tema determinado. Nosotras elegimos llamarlo Radio-revista porque simula un brevísimo programa radial donde hablamos de poetas y otros actores de la cultura en la región que ya no viven pero que han dejado detrás cierta trayectoria; hablamos de su vida o leemos su poesía.

Muchos son totalmente desconocidos para los más jóvenes, pero pensamos que ameritan reconocimiento porque han abierto caminos, o han tenido una vida u obra muy interesante, sobre la que vale la pena indagar. Algunos han muerto muy pronto, dejando una obra digna de reconocer. No se trata necesariamente de pasar revista a los padres fundadores o algo así, sino que intentamos traer a la memoria figuras diversas que vale la pena por lo menos saber que existieron, que hicieron cosas interesantes antes que nosotros, que aportaron un granito de arena al quehacer cultural de las ciudades donde vivimos y creamos pensando que somos muy originales, pero resulta que hubo gente antes que tuvo ideas, iniciativas, méritos. Hay un repaso de vidas prolíficas, curiosas, anecdóticas, productivas, donde está siempre la poesía y a veces la política, el arte en general, y también la amistad. Es el caso de Vernet y otros como Pablo Ohde, Guillermo Lombardía, Mariano Ojea entre los poetas más jóvenes, profesores de la talla de Narciso Pousa, mujeres adelantadas como Isabel Botana, traductoras geniales como Irina Bogdachevsi, escritoras polémicas como Aurora Venturini, o escritores desconocidos para

algunos como Mario Porro, Octavio Prenz o Esteban Peicovich, y muchos más. Este año elegimos leer a los poetas de la región que están en Poetas en la Ribera. (Todas las Radio-revistas, así como todas las actividades que hemos realizado, están en nuestro canal de YouTube y el sitio de Facebook Hybrys Hybris).

¿Podrías contar algo de la actividad de visibilización propuesta por Abel Robino?

NE: La actividad propuesta por el poeta y artista plástico Abel Robino que acompañamos hace poco desde Proyecto Hybris fue básicamente la de visibilizar con placas simbólicas sitios emblemáticos de la poesía y la cultura platense, como fue Libraco, la mítica librería de la calle 6, o la casa donde viviera el poeta Horacio Preler. También el lugar donde se reunían los poetas del grupo Latencia, a instancias del propio Robino, César

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¿De que se tratan las Radio-revistas?
Foto PP.

Cantoni, Ernesto Girard, allá por los años setenta, hasta que Robino tuvo que exiliarse en Francia, país donde reside. Por otra parte, también con esta iniciativa fuimos a la Isla Paulino, donde estaba la casa en la que vivió una temporada Haroldo Conti. Si bien Proyecto Hybris conoció la casa y realizó tiempo atrás lecturas allí, ahora lamentablemente el predio fue vendido y la casa demolida.

¿Personalmente qué valor tiene para vos el trabajo que realizan?

Foto PP.

¿Qué es para vos la poesía?

NE: Creo que la poesía es un acto de resistencia en tanto nos permite resistir “el absurdo que nos rodea”, diría Cortázar. La poesía no puede considerarse un género literario, sino una categoría anterior a la propia literatura. La poesía sobrevuela la vida entera, es lo que nos prepara para la muerte. Por lo tanto, es un acto de resistencia. En mi caso, que me gusta y he leído bastante filosofía, es muy fuerte la intuición de la no permanencia, ese vacío me provoca la necesidad de escribir, de la escritura como anclaje y supervivencia. Y se puede agregar, en los tiempos que corren, al vacío de la finitud, también el desconcierto de un mundo caótico, con actitudes y acontecimientos humanos que van en detrimento de la vida, la naturaleza, el progreso en el mejor sentido, etc.etc.

Me entusiasma este trabajo que hacemos donde lo único que nos motiva es el placer de hacerlo, y difundir la poesía de nuestros poetas, acercarnos a la gente, compartir entre nosotros sin egos ni competencias vanas. Desde el 2006, cuando editaba un pequeño “revistual” llamado Diagonal con Verso, siempre destaqué la frase de Alberto Vanasco: “La verdad de la poesía es la amistad de los poetas”. Aún hoy creo en eso y aspiro a que así sea. Tal vez es ingenuo pero, a pesar de las distancias o las diferencias, cuando nos juntamos y simplemente compartimos una reunión, esa verdad parece tomar cuerpo. En esa publicación que enviaba a todos y cada uno vía mail, me encargaba de difundir a nuestros poetas y también pretendía que no faltara nada de la actividad literaria que había en la región. Así, todos se enteraban de lo que hacían los pares.

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Foto PP.

Angela Gentile nació en Berisso. Integró el centro de Estudios Italianos de la Universidad nacional de La Plata. Publicó “Escenografías”; “Cantos de la Etruria” (Edit. Fénix); “Los pies de Ulises (Ocelotos, Grecia); “Voces olvidadas” (auspiciado por la UNESCO); “Lo sguardo di Demetra” (Cuadernos de la Casa Bermeja, MAGO); “Bizancio” (Edit. Vinciguerra); “Pensar la lengua y la literatura” (Edit. Llongseller); “Palabras originarias” (Edit. del Árbol).

Norma Etcheverry (1963). Nació en Ranchos, provincia de Buenos Aires. Publicó “Máscaras del tiempo” (1998); “Aspaldiko” (2002); “La ojera de las vanidades y otros poemas” (2009); “La vida leve” (2014); y “País niño” (2019). En 2015 publicó “La isla escrita”, selección propia de poetas cubanos contemporáneos, (2016). Integra “Cuadernos Orquestados” (Francia, 2011), “Anotaciones de Horacio Castillo a su poesía y otras notas amigas”, (2012) y diversas Antologías.Graduada en la Universidad Nacional de La Plata, ciudad en la que reside desde 1980. Editó el blog de poesía y literatura: www.diagonalconverso.blogspot.com

Youtube de Hybris Ediciones: https://www.youtube.com/channel/UCamNcMXmmIa9YPn7-XNUBag

Revista de la Isla Paulino: https://www.flipsnack.com/hybris2019/paulino-la-revista-de-la-isla-2022.html

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Foto Proyecto Hybris.

El Roca es el Mundo

Fragmentos de una ciudad en movimiento

Buenos Aires-La Plata es una obra transmedia de Pablo Ferraioli y Gabriel Cichero, una aproximación interdisciplinaria a la experiencia de viajar en el Roca, la línea ferroviaria que atraviesa el sur del AMBA, por dos pasajeros regulares. Video, fotografía, captura del sonido ambiental de las estaciones y el interior del tren, anotaciones de un pasajero atento e improvisación musical son recortes o piezas que derivan en mezclas parciales para distintos soportes: medios digitales, performances audiovisuales y un libro físico editado y encuadernado artesanalmente por Gata Peluda Ediciones en 2020.

Los autores describen particularmente el escenario de la obra como una “megalópolis en movimiento” (se desplaza unas 80 veces por día entre dos capitales y es habitada por 15 millones de personas al mes), de allí el mantra que por sobre el título atraviesa este trabajo artístico: El Roca es el mundo.

En la parte textual de la obra encontramos un narrador que se topa con gente y la “deja a sus espaldas”, ¿qué importancia cobra este encuentro fugaz con el otro en el Roca?

P: Hay algo característico de este “toparse con gente” en tránsito que es el hecho de que no se forma vínculo, la otra gente pasa, uno pasa, y aunque todos (o un número importante) estamos muchas horas en el tren, y tal vez uno empieza a identificar personajes (y tal vez sea uno mismo personaje de alguien más), todos estamos “de paso”. Esto sin dudas es bien diferente para quienes trabajan en el tren que se conocen entre sí y mantienen vínculos de todo tipo: amistosos, de competencia, hostiles, pero no necesariamente para los pasajeros es así.

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Foto Federico Aldunate.

Ese narrador es también un observador muy curioso, ¿un flaneur al revés, quieto en una ciudad en movimiento?

P: Interesante, sí, es una especie de flaneur al revés, me gusta la idea: va quieto en el lugar que le tocó y él y toda la “ciudad” se van moviendo. No fue algo muy consciente, pero tal vez este narrador que mira desde su asiento (o enclavado sin poder moverse, de pie entre la multitud) tenga algo en común con esos cronistas que observan el espectáculo de la ciudad desde un bar. No estoy seguro, porque tampoco diría que es ajeno o que mira de afuera. Vive los sacudones del tren, las montoneras, las demoras, en su propio cuerpo, como todos los demás. Es también pasajero.

G: El tren es una gran maquinaria enlatada con mucha gente adentro viviendo cosas mientras toda la estructura se mueve. Para alguien atento, es medio un delirio. Para alguien que se duerme una siesta, es una transición entre dos puntos. En mi mente me parece increíble esa imagen que Pablo describe como “ciudad en movimiento”, a diferencia de otras formas de viajar en las que uno está más estático y donde no te llegan tantas impresiones exteriores como en el Roca.

Sobre la “ciudad” móvil, tanto en el texto como en la música, tiene mucho peso el mercado propio del tren, doblemente móvil, ambulante dentro una ciudad ya ambulante.

G: El vendedor de chipá hoy en día es el mismo que registramos con la grabadora cuando arrancamos a componer. Por eso, los vendedores son parte de la música, es una sonoridad característica del espacio interior del tren.

P: Una vez que terminamos de trabajar con el audio, me pasó de reconocer la voz de un vendedor al volver a escucharla en el tren, y ahí me cayó la ficha de que el tipo debía estar ahí, diciendo eso, todos los días a la misma hora, igual que yo.

La música en la obra, ¿puede definirse como ambient?

G: Mi forma de ver la música ambient tiene que ver con la relación que dicho género musical tiene con el Tiempo. Tradicionalmente, la música ejecutada o grabada tiene un beat o ritmo que es tenido en cuenta por los músicos, un pulso más o menos constante, más parecido a un reloj que ordena a las diferentes voces. Dicho beat se puede dividir creando figuras rítmicas. Ahora bien, la música ambient, a mi entender, tiene un despliegue musical temporalmente más lento y suave, o sea, su beat es más flexible. En algunos casos, este estilo particular de música puede evocar pensamientos o sensaciones. En la música de Bs.As.-La Plata, hay secciones que pedían ser de esta manera.

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Foto Federico Aldunate.

P: Tal cual, en algunos pasajes lo ambient es un recurso, pero yo por lo menos no me animaría a decir que esta es una obra de música ambient. En ese sentido, y tal vez sólo en ese sentido, podría emplear la idea de experimental, porque también hay registro de campo, improvisación y bastante collage como herramienta de composición.

G: La obra tiene varias capas o estratos. La música como registro de campo y los sonidos de ambiente (interior del tren) son la primera capa. A esa sumamos la música que íbamos componiendo e improvisando sobre ese track. Track en castellano es “pista”, pero también es “vía” (de tren). Para mí, la música ambient no está totalmente definida por el músico o el artista sonoro, más bien, está presente en el lugar o entorno donde acontece el evento. Haciendo analogías con la literatura, se parece más a la poesía que a otra cosa. ¿Qué particularidades tiene la parte visual de la obra transmedia?

P: No salimos de excursión en tren para hacer una producción, Gabriel y yo somos usuarios regulares del tren Roca. Por ejemplo, no hubo una sesión de fotos, sino que más bien fuimos eligiendo las que se fueron sacando en ese tiempo, en nuestros viajes reales. Aunque sí hubo un momento en que Gabriel salió intencionalmente con una cámara con película fotográfica, pero en el contexto de sus viajes habituales. El video es un montaje de dos tomas (en plano secuencia, cada una un viaje entero) que se hicieron en momentos específicos. De hecho, alrededor de la estación City Bell, un observador atento podría detectar algo en el cielo que le daría una pista clara de la fecha precisa en que se realizó esa toma…

En 2020, plena cuarentena, decidimos (Gata Peluda y ustedes) subir la parte textual y fotográfica de la obra para lectura online, antes de realizar el libro físico que llegaría un poco después. En ese momento Pablo habló de “testimonio de una vida pasada”. Hoy ya en 2022, ¿sienten más profunda esa afirmación o algo de “el Roca es el mundo” se retoma en la nueva normalidad?

P: Fue recién hace poco que volví a viajar en el tren y no sabría decirte aún. Tuve una mezcla rara de extrañamiento y familiaridad. Sigo pensando que el Roca es el mundo, en el sentido en que se dice “pinta tu aldea y pintarás el mundo”, y eso se ha confirmado con las devoluciones y comentarios que hemos recibido de la gente a la que se le despiertan evocaciones porque también viaja seguido en el tren. Ahí tal vez confirmás que no estás hablando de vos y tu experiencia, aunque ese sea el material primario. Las performances tienen ese carácter experimental: no lo hacemos porque ya sabemos de qué se trata sino para ver qué podemos averiguar sobre el Roca, sobre la gente que viaja en el Roca y viene y nos cuenta sus propias anécdotas, sobre qué es hacer una performance, qué es combinar texto leído con improvisación musical…

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Foto FA.

Texto inédito de BsAs-LaPlata:

La flaca que va parada, casi abrazada al parante en la cabecera de la fila de asientos, que escribe en el celu y tiene en el brazo un enorme y elaborado tatuaje lleno de arabescos. El pibe que acaba de pasar vendiendo fundas para celulares y que sin vocear nada dejó sobre mi muslo una funda con un dibujo muy llamativo en estilo manga de la cara de una jovencita, impresa con esa técnica que hace que los ojos se vean abiertos o cerrados según el ángulo en que se mire la superficie. Pienso en que le gustaría a mi nena. El pibe que se lleva la funda así como la dejó, sin vocear, sin pedir, sin decir ni mu. El vecino de asiento que viene escuchando “La Montaña” de Spinetta por los altavoces del teléfono y el otro al lado mío que escucha algo con auriculares y de lo que sólo percibo esas espásticas explosiones de agudos que escapan hacia afuera. El vendedor que pasa ofreciendo garrapiñadas y cuya voz ya reconozco familiar de tantas veces que la escuché mientras editábamos BuenosAires-La Plata. La siempre repetida sorpresa de comprender que todos los días está en el tren a la misma hora (igual que yo) y que su pregón se propala siempre idéntico a sí mismo, anticipando su reproducción técnica. El pibe de 8 o 10 años que va sentado en la falda de su madre, más pareciera que por jugar que por comodidad. Su risa y la de su madre,

los gestos pícaros, las que parecen bromas privadas o en un código de ellos dos. El muchacho de gorra tipo béisbol color patito que va sentado en los cosos bautizados “apoyo isquiático” por los diseñadores de la señalética y que va abrazado a una mochila negra. Toda la gente que va sentada en los apoyos isquiáticos (la señora que lleva sobre los hombros una chalina como de gasa con diseño animal print, el pelado barbudo con buzo canguro negro…). La voz un poco distante de una criatura que habla a los gritos con su madre, a mis espaldas, que se entrecorta en silencios que, me imagino, corresponden a las respuestas; los anuncios grabados de las estaciones y la propaganda, la multiplicidad de voces (en su mayoría masculinas ahora). Los dos sordomudos que conversan animadamente allá en la otra punta del vagón, con esa animación silenciosa de la lengua de señas, esa especie de danza de las manos que esconde una gramática.

Hoy, en el Roca, no ha pasado, como ven, nada. Y aún en eso el Roca es también el mundo.

Facebook: Buenos Aires / La Plata

Bandcamp: cicheroferraioli.bandcamp.com/album/buenos-aires-la-plata Youtube: https://youtu.be/GHhKb1hM9OY

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¿Yo señor? ¡No, señor! ¿Pues entonces quién lo tiene?

Nacidas y criadas en La Plata, Belén de Larrañaga, Sofía Ramacciotti y Florencia Cassano fueron de esas tantas estudiantes que vemos reunidas en la Plazoleta de la Noche de los Lápices, un lugar emblemático de nuestra ciudad, en 8 y 61, donde los grafitis, tags, pegatinas y murales anuncian a cualquier recién llegado que ahí funciona la Facultad de Artes de la U.N.L.P. Desde el Bachillerato de Bellas Artes, y luego en toda su formación académica, estas tres mujeres llevan doce años trabajando en equipo. A principios de 2018, y como resultado de una serie de conversaciones e inquietudes sobre la edición de libros y el mundo editorial en general, nace Del Bonete Ediciones, un proyecto editorial de literatura infantil y juvenil ilustrada. En diálogo con Revista ZigZag las protagonistas nos cuentan: Del Bonete: Creemos que la literatura infantil y juvenil es un campo que está abierto a la exploración, tanto estética, como de formatos, géneros y temáticas. Hay lugar para lo absurdo, lo ridículo y lo profundo. Por eso, enmarcamos las producciones en dos colecciones: la colección del Bonete Rojo se enfoca en trabajar conflictos humanos desde

Foto AL.

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el humor. En ella están los títulos Esta vez había una vez, ¿Es o no soy? y Dos Caciques. En cambio, la colección Del Bonete Azul invita a la reflexión acerca de nuestras emociones, el mundo y nuestro habitar en él. Esta colección consta de dos títulos: Lo que no sabe un oso y Benito nunca está solo. Hasta el momento, la mayoría de los proyectos son de nuestra autoría, pero realizamos colaboraciones con autores y autoras de otras ciudades, como es el caso de la ilustradora de ¿Es o no soy?, Rosario Triana de Pinamar o Nicolás Castelo (ilustrador) y Julián Rovagnati (escritor), ambos de ciudad de Buenos Aires, autores de Dos Caciques.

De los cuatro años de existencia de la editorial, dos los transitaron en pandemia. ¿Cómo fue pasar a trabajar de la presencialidad a la virtualidad?

Del Bonete: La pandemia nos resultó un desafío como a todo el mundo. Si bien no pudimos realizar presentaciones de libros y participar de eventos como ferias, nos concentramos en el desarrollo de contenido de valor para nuestras redes sociales. También inauguramos nuestra tienda online en agosto del 2020, ya que las librerías y la venta directa de

libros estaban fuera del panorama. Para nuestra sorpresa, nunca dejamos de vender libros. Nuestro título ¿Es o no soy? se realizó absolutamente de forma remota, comunicándonos de manera constante con la ilustradora, la escritora y hasta con el imprentero. Llevar adelante este proyecto fue casi un acto de fe, ya que no pudimos hacer pruebas de color previas a la impresión, sin embargo, quedamos muy contentas con el resultado y estamos muy orgullosas de la experiencia y de todo lo que aprendimos de ella.

¿Cómo ven el futuro de su proyecto?

Del Bonete: Como editorial independiente, existir es un gran desafío. Nuestras tiradas comenzaron teniendo entre 100 y 150 ejemplares y ahora imprimimos 500 por título. Por ende, ampliar nuestro catálogo año a año siempre es un desafío desde una perspectiva de calidad, sustentabilidad económica y competitividad en el mercado editorial.

De cara hacia el futuro quisiéramos ampliar, no sólo nuestra cantidad y variedad de títulos y autores, sino también el número de nuestras tiradas. Queremos continuar participando en la FED (Feria de Editoriales Independientes) y la feria

EDITA de La Plata, espacios que consideramos fundamentales para la difusión de la industria editorial independiente local. De todos modos, nuestros libros se encuentran disponibles en una docena de librerías a lo largo de todo el país. Nos gustaría seguir expandiéndonos para que nuestros títulos sean disfrutados a lo largo de la Argentina, y por qué no más adelante, también en el exterior.

Foto Archivo “Del Bonete”.

Pueden visitar: www.delbonete.empretienda.com.ar www.instagram.com/delbonete.ediciones

También nuestra compañera Roxana D’Auro ha realizado una reseña sobre los títulos de esta editorial que puede escucharse en el siguiente enlace: ar.radiocut.fm/audiocut/roxy-resenapropuestas-platenses-para-regalar-en-estas-fiestas

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Devociones

Escritura e imagen, arte y activismo en los fanzines de la editorial Bruma

Al rescate de imágenes del activismo en el espacio público, archivo de artistas, poesía y narrativa que emergen, surge Bruma, una editorial de fanzines de La Plata, que combina un diseño despojado, palabras y consignas que nos identifican, otras que mueven de lugar. Sus ediciones nos invitan a acercarnos, ver qué hay más allá de lo opaco, para “compartir una mirada sobre la escritura, la imagen, el sonido, sus bordes y cruces”.

Conformada por tres amigas -Julia Cisneros, Ana Axat y Pilar Romero - que se reunieron a finales de 2019 con un interés por abordar el arte, el archivo y el activismo desde la investigación. Ellas definen el proyecto como una “plataforma de edición experimental, centrada en cuatro ejes: la producción de archivos de arte enfocados en el rescate de narrativas contra-hegemónicas; la indagación sobre los cruces entre arte y activismos a través de registros que circulan en la web; creación de repertorios sobre voces contemporáneas de poesía y narrativa, la publicación de propuestas emergentes de escritura e imagen”.

Atravesadas por la necesidad de hacer algo juntas y a pesar de no poder acercarse seguido en forma

presencial -al poco tiempo que surgió Bruma comenzó la pandemia- pensaron, dialogaron, intercambiaron y produjeron en este tiempo más de veinte fanzines.La reunión de bellos textos de poetas reconocidas que se hermanan en una publicación titulada Amistad; el registro de luchas como la de los feminismos -a partir del 34 encuentro plurinacional de mujeres y diversidades-, o el octubre de 2019 de un Chile revuelto; rescates de obras de reconocidas artistas como Ana Mendieta, Grete Stern, Mirtha Dermisache que hacen del sello una original búsqueda en la que palabra e imagen conforman una herramienta de resistencia poética. En momentos donde vivimos rodeades de conexiones virtuales, datos e información visual, las ediciones de Bruma invitan a encontrarse con el detalle de eso que no nos es ajeno, por el contrario, nos atraviesa. Hay en el rastreo minucioso de archivo, un mapa del activismo que se desata en Argentina, pero también en otros países de América Latina, en el cual emergen esos relatos que se vuelcan en el espacio público a través de manifestaciones artísticas. Potencia de imágenes, diseño y poesía identifican a estas publicaciones impresas. Al decir de las propias hacedoras

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de Bruma “hay algo político en elegir el fanzine, en imprimir por su cuenta, en esa cosa de juntarse a hacer, recortar, sellar y poder expandirlo”. Entre ellas mismas -ligadas tanto a las artes plásticas y visuales como a la literatura- crean y producen todo, desde los textos hasta la investigación de los temas y la curaduría de imágenes, el diseño, la impresión y la costura de cada ejemplar que forma parte un catálogo de cuatro colecciones: Grito, Pequeñas Epifanías, Vorágine y Cruzar a nado.

Contra-hegemónicos

Uno de los focos está puesto en el activismo artístico, en ver cómo se expresa lo político en el espacio público y las luchas colectivas, buscando hacer un registro de intervenciones que son efímeras. “Cómo hacer que quede algo, que circule en redes, algo que es tan volátil”, dice Julia Cisneros. Así surgieron los fanzines de la colección que denominaron Grito, en la que se puede ver el estallido popular chileno de octubre de 2019 que había comenzado con una protesta estudiantil por la suba del precio del transporte. Allí se recopilan las manifestaciones que fueron ferozmente reprimidasy las banderas de lucha con consignas como “no son 30 pesos, son 30 años”.

También retrataron, a partir de una serie de registros visuales y escriturales, el 34° Encuentro Plurinacional de Mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries desarrollado en La Plata a fines del mismo año.

¿Dónde comienza la descolonización del pensamiento?,pregunta otra pieza que muestra y cuestiona los monumentos que hoy siguen sosteniendo a figuras como

la de Roca, a pesar del genocidio que se cometió contra los pueblos originarios.

Archivos de arte, el rescate de producciones de artistas mujeres y registros etnográficos, entre otros materiales, guarda la colección Pequeñas Epifanías. Aparecen obras como los grafismos de Mirtha Dermisache, el Chaco que registró la fotógrafa Grete Stern, paredes con los grafitis del colectivo feminista boliviano Mujeres Creando –“Desobediencia, por tu culpa voy a ser feliz”; “No se puede descolonizar sin despatriarcalizar”-, y uno sobre la activista y performer Effy Beth.

Dentro de la colección se presentan afiches desplegables, ideales para que formen parte del lugar que habitamos. Por ejemplo, las Siluetas de la artista cubana Ana Mendieta, los Sueños del espejo, también de GreteStern, o Lea Lublin con sus Interrogaciones sobre el arte.

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Foto PP.

De este modo, las ediciones de Bruma se vuelven objetos que dan ganas de tener, ver, leer, atesorar. Como ocurre con Devociones, que reúne imágenes de altares populares dedicados al Gauchito Gil, Maradona, la Difunta Correa, Gilda, Evita, y viene en dos versiones: una con un afiche de Chicha Mariani, otra con uno de Lohana Berkins. Ambos con una velita en el bolsillo de la contratapa para construir nuestro propio altar.

Encontrarse en la marea

Voces de autoras cercanas y emergentes se reúnen en la colección Vorágine, como Link ritual, de Verónica Volman, un fanzine de solarigrafías titulado Un mundo suspendido de Ayelén Baridón, y Anecdotario, con texto e ilustraciones de Pilar Romero –quien integra la editorial. Allí los versos se cruzan con retazos, un collage en el que se transita el desorden y la búsqueda en la que finalmente nos encontramos, un anecdotario como “un modo de organizar la incertidumbre”.

Con la colección Cruzar a Nado, Bruma hace una búsqueda de diferentes textos sobre una temática particular, una recopilación de “fragmentos de lecturas afectivas, pequeñas antologías personales como modos posibles de entretejer-nos”. Entre sus títulos están Procedimientos e instrucciones, con textos que van desde Lope de Vega sobre Escribir, hasta Señalar de Edgardo Antonio Vigo y Zigzaguear de Yoko Ono.

Si hay un fanzine hermoso para regalar a nuestras amistades es Amigas. Las autoras Mariana Lardone y Natalia Armas - quienes, desde Córdoba, en el año

2020, comenzaron el proyecto Diccionario de escritoras - reunieron textos que describen como “poemas refugio, poemas hondera, poemas abrazo, poemas fiesta, poemas conjuro”. Y dicen: “la amistad es una de las vías más hermosas para recuperar nuestro lugar en una literatura que, como sabemos, ha sido pensada en masculino”. Este fanzine es una selección de poemas de autoras que rescatan a la amistad en clave política. Como una forma de seguir andando en este mundo, de transitar las mareas y poder compartir con otres la propia experiencia. Amigas entre la bruma buscando un modo de cruzar a nado, juntas, hasta la otra orilla.

Las ediciones de Bruma se pueden encontrar en:

Malisia (diagonal 78 n° 506)

Cambalache (diagonal 73 n° 1332) Pez negro (40 esquina 117)

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Foto PP.

Vendrán días

1

No, las palabras no son simples Si fueran simples, nos entenderíamos Si fueran simples, quedarían como brújulas en la tormenta No, las palabras son errantes y en cada persona atan un cabo para que no impere el silencio

2

Cuando el día tiende sus alas de luz creemos que todo está por suceder como si fuera un pájaro que no cesa de migrar Entonces, todo, hasta la escritura, parece fácil en su batallar contra la memoria y la palabra Todo parece un sol a punto de romper su costra Escribimos y los pocos vocablos nacidos abren sus picos al fervor de nuestra alma Los pocos vocablos nacidos nos reclaman para cubrirse con las mejores alas Al fin, lo único que nos queda es una hoja con unos pocos versos y el deseo de reescribirlos como si el día fuera eterno

3

Vendrán días en los que nadie comprenderá lo que digas Te mirarán como un extranjero del tiempo No reconocerás ni tu sombra Entonces, reaviva las cenizas de tu memoria y canta los poemas de los antiguos En tu soledad, serás muchos pueblos

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Foto PP.

4

Lo que más preocupa a los hombres es el día por venir Dejemos al futuro que se preocupe por sí mismo y por sus hijos Dejemos al futuro que amase su propia hambre Dejemos al futuro que nos convoque con el fiel latido de su espera

5

Alguna vez, cuando la infancia era la patria pensábamos que la vida tenía fáciles normas El tiempo, los tiempos, nos enseñó que la vida puede tener las manos rotas puede andar a tropiezos y desgarros Aprendimos que la vida es la venda que ponemos sobre esta multitud de heridas que viene todos los días a las puertas de nuestra mañana

6

No temas la muerte ni la nada Solamente son otros nombres de la vida Cuando pensamos en su sombra no nos damos cuenta de que ellas también piensan en nosotros y cuentan uno a uno los días que nos quedan Cuentan, pesan y valoran como si fueran tesoros crecientes Cuentan y cada tanto colocan un anuncio del fallecer

que ponemos sobre esta multitud de heridas que viene todos los días a las puertas de nuestra mañana

6

No temas la muerte ni la nada Solamente son otros nombres de la vida Cuando pensamos en su sombra no nos damos cuenta de que ellas también piensan en nosotros y cuentan uno a uno los días que nos quedan Cuentan, pesan y valoran como si fueran tesoros crecientes Cuentan y cada tanto colocan un anuncio del fallecer para que recordemos que la piel es papel en el agua y la carne, ramazón en la tormenta Cuentan para que la vida siga con los portales abiertos

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Foto AL.

Hablemos

Es miércoles a la noche y somos cuatro hombres en el ámbar turbio de una cocina hablando de qué ¿de amor? ¿o de lo lejos y separados que estamos? un episodio de lenguaje torpe poniendo en escena la carencia de inventarnos un idioma para esquivar el peso de la predestinación intentando acercar nuestras historias en esa casa que construimos llena de paredes y de puertas falsas y hablábamos y alguien dijo que yo siempre había sido el más sensato y entonces dudé en contarles de aquella vez en la que estaba con la chica que tanto me gustaba y no se me paró y la cabeza me iba a mil y pensé que nunca más se me iba a parar y así fue alguna de las otras veces que nos vimos porque la cabeza viste y en realidad no era el cuerpo lo que me abandonaba sino ese tono fraterno de los elogios todas las miradas de aprobación justo en el momento en que me aprontaba a dormir sobre los laureles No les conté tampoco cómo resolví esa secuencia

sin decir una sola palabra a nadie porque para nosotros el amor no se hace en los labios ¿estaría bien decirles ahora a mis compañeros de charla que tenemos que correr el pito del centro de la escena? Me gustaría ver sus reacciones pero elijo sostener la apariencia y hay tanto que no digo porque estamos como sujetos un poco acogotados por esta lengua de onomatopeyas que es la sana costumbre de nuestra barbarie. ¿En qué momento llegamos a ser estos hombres que somos? ¿las palabras que callamos cambiarán en algún momento de sentido? Desde chicos tenemos la fuerza los camiones, las armas, los tanques de guerra, los soldaditos brummmbrummm! pumpumpum! pafpafpaf!

lo aprendemos, lo repetimos, lo gritamos, mi hermana sin embargo tenía su cocinita, su casita de muñecas las sentaba a tomar el té a charlar

¿de qué hablaban esas muñecas? ¿qué se decían? nosotros jugábamos cerca pero no supe detenerme a escuchar. No hay una cuestión que no conduzca al mar dice la canción que suena,

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Martín Massa

Ahora nos veo como cuatro gaviotas superponiendo nuestros chillidos en el aire de la cocina de una casa del Mondongo buscando en la extensión de la noche alguna palabra abandonada esa bengala perdida que nos permita llegar hasta nuestra mitología con un cuchillo en la mano.

¿y qué si uno se olvida, se desentiende y así todo insisten no hay presente sino presencia?

Narciso

No es que un narciso amarillo en el patio de un departamento en el centro de la ciudad no se mire en el estanque de la violencia que devuelve una imagen cada vez más cruenta en esta precisa coyuntura de la historia, qué mayor tenacidad, entonces, sino una flor que crece lento desde el bulbo hasta la corona elaborando sus savias, sus olores sus jugos agrios como un aliento familiar al amparo del desconocimiento No hice nada para tener esa flor en mi patio quizás por eso hizo brotar una lágrima, ¿y qué si acorrala la sombra en la memoria la desentierra, la proyecta y la historia camina hacia delante diciendo vuelven, se van pero vuelven?

¿y qué si no puedo contar de esta flor hablar del rostro tembloroso sobre el reflejo y las manos brutas contra la memoria intentando sujetar las cosas con palabras calculando el tiempo que durmió esa flor en la tierra la información que guarda las combinaciones posibles los millones de fenómenos que ocurren lo que late más allá de toda interpretación posible? Nada de esto me pertenece lo real es lo que queda afuera y sin embargo todo lo que puedo decir son palabras.

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Foto NP.

No es agua

I.-

Por el rojo camina el sediento se cristalizan las amígdalas, van atravesando las lejanas costas y las mortales aguas del gran pozo, las brigadas aun redoblan su apuesta, el viento lúgubre nos cuenta la sangrienta historia de pingo, el pingüino.

II.Glu glu glu glu

Somos líquido fluyendo por las cañerías desgastando paso a paso el sistema cloacal creyendo que somos libres mientras nos arrastra nuestro propio peso todes al final siempre terminamos cayendo hacia adentro

III.-

El agua no es monótona el agua no es azul el cielo es azul y el agua lo refleja si el cielo fuera rojo el agua sería roja y nuestra sangre seria azul y todos viviríamos en nuestros castillos y sería un bajón, porque no tendríamos sirvientes porque los sirvientes estarían en sus castillos y estaríamos todo el día limpiando porque se llenaría de polvo y de mugre y terminaríamos mandando todo a la mierda y usaríamos dos habitaciones nomás, la cocina y el baño y sería como vivir en un mono ambiente. Y eso si que no es agua

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Foto NP.

IV.-

Diamante, como diamante frío, vacío, geométrico, indestructible, ideal o polvo de diamante mágico, fugaz preparado para desgastar y cortar las cosas más duras de la existencia soportando y resistiendo o diamante de plástico construido, culturalizado tan artificial... tan real... como un a piba trans como el queso de papa como la palabra familia o como un chabón cis o una milanesa de pollo o los productos o las reglas que no decidimos o creer que la existencia existe y tiene materia/cuerpo/forma de diamante

V.- Caricia ponqueta que sigue y que esquiva el imperio suma te suma arena sumate te suma torre que cuerpo cae la cosa es vida borbotea aunque se sombree siempre planta vuelve planta tiempo planta por eso tiembla pirámide por más secreto por más cadena por más sangre

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Foto NP.

“Como el viento”. Una mirada íntima sobre la comunidad gitana

“Uno puede en algún momento si lo desea, construir su identidad para el lado que lo desee” Raquel Ruiz

“Como el viento” es un documental dirigido por Raquel Ruiz y producido por Oscar Aguerre, que se estrenó en la 16° edición del FESAALP (Festival de cine latinoamericano de La Plata) en el año 2021, y que todavía sigue recorriendo distintos festivales nacionales e internacionales.

Una de las primeras interrogantes que me surgieron al ver la película fue: ¿Cómo es posible que haya una comunidad gitana importante en nuestra ciudad, en el barrio El Retiro para ser más exacta, y que yo no lo supiera? ¿O no lo viera? Reto a cualquiera a preguntarse si tenía conocimiento de la existencia viva de esta comunidad. Estoy segura de que más de la mitad diría que no. O tal vez diría que sí, porque “saber” a veces se parece mucho a “ver”;

y con “ver” me refiero a “observar”, a registrar a otra u otro que no es uno mismo pero que, de distintas maneras y muchas veces de maneras muy particulares, recorre y habita la misma ciudad, aunque esos mundos parecieran no tocarse nunca. “Registrar” también como sinónimo de “buscar”, “indagar”, y así podría buscar mil sentidos más. Pero lo cierto es que Raquel Ruiz, realizadora del documental, rompe con la barrera y nos regala una obra luminosa, intimista, lejos de artificios pretensiosos, sincera, despojada de prejuicios pero también de idealizaciones; y lo hace desde la experiencia propia de haber convivido y de haberse relacionado con los gitanos y gitanas de manera frecuente y cotidiana durante casi tres años de trabajo constante de hormiga. El documental se construye sobre una mirada subjetiva al elegir qué y cómo mostrar la cotidianidad de dicha comunidad, pero que se apoya en una visión objetiva que la cámara documenta al abrirnos esa puerta a

la intimidad de su barrio, de sus casas, de sus diálogos y de sus rituales sociales.

Al describir esta película no puedo dejar de nombrar la maravillosa entrevista que le hizo Cristian Mansanel del Ciclo de Cine Perfecto a Raquel, que es casi tan rica como la obra misma, y donde se escucha fuertemente la voz de la directora de una manera tan generosa y tan amplia, que no vale la pena perdérsela.*

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Foto Archivo “Cómo el viento”.

De la convergencia de estos dos discursos (el documental y la entrevista), diré que la aceptación de la comunidad para filmar el documental, se da luego de mucho tiempo donde se fueron estrechando vínculos afectivos entre los realizadores y los protagonistas, lo cual hizo posible la apertura hacia “el afuera” de una manera tan cercana.

La película toca fuertemente el aspecto de la construcción de la identidad a través del personaje de Mara, que articula todo el relato. Como bien nos cuenta Raquel en la entrevista: “cuando ella (Mara) decide (contar su vida), empezamos a ahondar en su historia y resulta una historia riquísima, con un pasado de mujer no gitana. Entonces yo encuentro una veta que me parece interesante ahí que es el de la construcción de la identidad. Se plantea el gitanismo, en esta película, como la construcción de una identidad, porque Mara construyó su gitanismo. Se casa con un gitano y construye una cultura que no tenía. Me parece interesante, digamos… cada uno puede en algún momento si lo desea, construir su identidad para el lado que lo desee (…). Mara es ese personaje tan maleable, rico y con tantas capas (…), que nos permite que podamos ir viendo a los gitanos a través de ella”.

Trabajar haciendo este documental no se limitó únicamente a documentar, conocer, registrar y entablar vínculos, sino que la obra también termina modificando a quien lo realizó. Hay un juego doble en donde la directora experimenta una transformación desde el momento previo de pisar el barrio y que se va sucediendo a lo largo de la filmación, hasta culminar en el estreno. Transformación y experiencia que exceden la realización de dicha película, ya que los vínculos siguen existiendo: “yo fui ese personaje que arrancó de una forma y fue pasando por todo un arco de sensaciones. Y no terminé porque todavía tengo vínculos con la comunidad, pero me pasaron muchas cosas en ese arco de sensaciones hasta que llegué a establecer vínculos afectivos con ellos. Al principio era realmente ajena a la comunidad y los veía con bastante distancia. Esa es la situación ideal, a veces, para contar porque después uno pierde objetividad y ya es parte de esa comunidad. (…) ya entonces me empezó a costar más contar la historia y empecé a disfrutar más el trabajo. Ellos son muy perceptivos, son gente que tiene muy desarrollada la oratoria y la intuición. Entonces ahí creo que

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Foto Archivo “Como el viento”.

ellos se dieron cuenta de que yo estaba realmente comprometida con el trabajo y fue cuando se pudieron abrir. (…). Además otra cosa que me pasó es que yo llego con mi imaginario de gitanos, que muchos tenemos construidos: las películas de Kusturica, García Lorca con poesías sobre gitanos, las polleras, “te adivino la suerte”. Bueno, llego con todo eso en la cabeza y lo que ocurre es que empiezo a deconstruir, porque me encuentro con otro tipo de gitanos acá, en nuestro barrio El Retiro, con particularidades pero no esas que yo llevaba en la cabeza. (…)”.

“Como el viento” es un documental conmovedor y honesto que atrapa y rompe con más de una mirada preconcebida propia del imaginario social de mucha gente que desconoce, y lleva a preguntarse, a empezar a “observar”.

Ciclo del Cine Ferpecto: @ciclocineferpecto

Raquel Ruiz: @raquiru

*Para acceder a la entrevista: www.instagram.com/p/CW9ZmIwFTAq

Ésta fue realizada un día antes de su estreno en la ciudad de La Plata en el FESAALP y quedó registrada en el canal de Instagram del Ciclo Ferpecto, espacio en el cual se llevan a cabo numerosas entrevistas a realizadores/as y actores/ actrices de la cinematografía nacional.

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Foto Archivo “Cómo el viento”

Bicine: una experiencia cinematográfica

en bicicleta

¿Te pasó alguna vez, mirando una película, querer traspasar la pantalla y meterte en ella? O por la simple curiosidad que nos alimenta, ¿conocer cómo se filmó? ¿Cuánto de realidad y cuánto de fantástico tiene nuestro cine? Todas estas preguntas y sensaciones me pasaron a mí y me siguen pasando. Y de pronto en esas casualidades encontré a Cristian, mi compañero de BICINE, al que también le pasaba lo mismo.

BICINE.LP nace para que podamos descubrir juntos todos estos interrogantes en el lugar de filmación, a los que vamos a llamar “locaciones”.

La historia es muy corta. Yo estaba guiando un recorrido turístico en la ciudad de La Plata y después de un tiempo de no vernos con Cristian, por la pandemia y la cuarentena, se dio la casualidad de que él se sumara a dichorecorrido. En un lugar determinado de este trayecto, contó una

anécdota de una película que se había filmado ahí, a lo que el público escuchó atentamente. Finalizada la caminata descubrí que estábamos en sintonía sin haberlo hablado, y fue que le propuse juntarnos para hablar de BICINE.LP.

Nos juntamos, empezamos a charlar y coincidimos en que sería bueno hacer el recorrido en bicicleta, ya que nos gusta andar en bici y también la bicicleta es un medio de transporte sustentable, que colabora con el cuidado del medio ambiente, nos permite disfrutar del paseo y hacer deporte a la vez. Además, nos permite acercarnos de un punto a otro, porque las distancias entre las locaciones a veces pueden ser largas.

Ya sabiendo que estaban la bicicleta y el cine entre nuestros intereses y curiosidad, nació el proyecto: un recorrido en bici por las locaciones de la ciudad donde se filmaron películas. Donde en el lugar de filmación recordamos las escenas, conversamos de cómo se filmó y nos acompañamos de fotografías y videos. Además nos divertimos jugando a recrear las escenas de películas.

Pero queríamos un agregado más: buscar esa anécdota o dato exclusivo que nos podrían brindar los protagonistas. Por eso también, antes de llevar a cabo el proyecto, realizamos una serie de entrevistas

con los directores y directoras, productoras, guionistas, actores y actrices, gente de técnica, vestuario, maquillaje y hasta los extras, porque cada uno cumple un rol importante a la hora de la filmación.

Así nos encontramos con anécdotas, como los gritos de las fans de Brad Pitt en la filmación de “Siete años en el Tíbet”; los extras que decían “a mí no me van a llamar” y de un día para otro quedaron en una mega producción hollywoodense, usando un vestuario de época, traído de las finas sastrerías italianas. O cuerpos que explotan en una peli de terror y cómo llegaron a eso. Cómo el paisaje bucólico de un museo se transforma totalmente en un paisaje urbanizado como el de la vecina Buenos Aires.

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PP.

“Carne, una historia de amor”, de Tamara Rutinelli

en mi adolescencia confusa entre los consumos culturales de los 90, pienso en las películas blanco y negro de los domingos, en las novelas de amor, en las charlas con amigas, en la moral de las maestras.

¿Qué fuimos aprendiendo del amor nosotras, hijas mujeres creciendo entre esta polifonía de voces y discursos?

¿Qué marcas fundacionales cargan todavía nuestros cuerpos y nos siguen diciendo qué clase de mujeres debemos ser?

atravesando el relato de una vida, la sangre del matadero. ¿Qué cuerpos hay que sacrificar para sostener la estructura? ¿Es posible contar la historia de una mujer desde un territorio patriarcal como el lenguaje?

Esta es una novela que no tiene miedo de enchastrarse para nombrar las cosas por lo que son, que se escribe con mano desenfadada y ritmo decidido. Entre los discursos íntimos y públicos se va colando una lengua que sangra, pegotea, chorrea hasta el asco, mancha el manual de las buenas costumbres y cuestiona esa construcción cultural llamada “amor” en la que las mujeres siempre somos los cuerpos a sacrificar. Un libro lleno de rabia dedicado a las pibas, un libro con ganas de venir a romperlo todo.

“Carne” es el título de una clásica película de Isabel Sarli donde la protagonista es acosada, violada y vendida por los trabajadores de un frigorífico. Pienso en esa película cuando comienzo a leer la novela de Tamara, pienso en mi infancia pueblerina de los 80, pienso en las conversaciones entre mi mamá y mis tías, pienso

Escritura, sangre, violencia y política. Si los inicios de la literatura argentina están marcados por escenas de sangre y violencia, muerte y sacrificios, violaciones y abusos, podríamos decir que “Carne, una historia de amor” es uno de los mejores intentos por querer volver a inaugurar una literatura nacional escrita desde las mujeres, desde el desencanto del amor romántico, allí donde se deja de ser víctima pasiva para actuar, decidir, decir y destruir el relato que nos enseñaron.

Carne, símbolo político y cultural de un modelo de país, la historia argentina

“Carne, una historia de amor” es la primera novela de Tamara Rutinelli. A través de la historia de Clara Tamara hace su llegada a la escritura para mostrarnos todo lo que se puede hacer con las palabras, para decirnos que si el lenguaje construye mandatos, la escritura de las mujeres viene a fundar un territorio donde todo puede hacerse nuevamente, distinto, con nuestras voces, con nuestras palabras, para pensar juntas que tenemos la escritura, que nos tenemos, para tratar de construir juntas una identidad libre, errante, móvil, y hambrienta.

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“Bordar”, de Graciela Vanzán

Hay un río, el más ancho del mundo, un paisaje con “un sauce enmarañado, gris, casi azulado, casi idea”, lirios y estrellas que se hilvanan con versos, palabras que se escriben con hilos y agujas. A través de bordados y textos, Graciela Vanzán despliega en este fanzine distintas tramas que unen relatos de su propia vida, como la historia liga unos hechos con otros. Desde el afuera a lo íntimo, ideas y militancia política, recuerdos de su infancia, lecturas, refugios, aprendizajes.

¿Qué surge primero, la palabra o la imagen? ¿Cómo escindirlas? Hay en Bordar una voz que narra a través de pasajes, citas y símbolos que la autora apropia y hace bandera. Así, uno de los bordados muestra, puntada a puntada, cómo se impulsaba la lucha por el derecho a la educación. Desde su Concordia natal –provincia de Entre Ríos-, Graciela tuvo una militancia muy activa: pasando por la UES y el trabajo barrial a través de la JP, hasta la lucha docente que levantó la carpa blanca en los años 90 del neoliberalismo.

Aparecen los pañuelos de las madres que enseñaron a “rondar” la plaza, en el centro de un corazón que late por memoria, verdad y justicia. Una Eva haciendo de su voz la voz del pueblo y una wiphala que acompaña un “aquelarre de colores y de edades”. Porque los bordados de Graciela conjugan la necesidad de decir, del

encuentro con otres, de la lucha en las calles, de las marchas. Un andar que por un tiempo se vio detenido y se volvió hacia dentro, sobre todo durante el primer año de pandemia, cuando Graciela retrató a Ramona Medina, “la protectora del agua de los pobres”, lideresa social de la Villa 31, muerta por Covid en el año 2020.

El lenguaje de escritoras, escritores y poetas, -como Haroldo Conti y Tejada Gómez; Borges, Silvio Rodríguez, la poeta bolivarense Ana Gracia Jaureguiberry, y la entrerriana Marta Zimarripa- entretejen estas páginas. Junto con los cuentos dedicados a las infancias como La trenza tan larga de Elsa Bornemann, dan cuenta de una vida marcada por la lectura desde muy chica. Ya en La Plata Graciela se encontró con el grupo cultural La Grieta y la biblioteca La Chicharra, lugares que hoy habita y desde donde escribe, promueve la lectura a través de talleres y otras actividades que la ligan con la literatura infantil, los libros, la memoria.

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Cuenta Graciela, en la introducción, que ella no se imaginaba bordando, como había visto a su abuela, que adornaba las sábanas con puntillas e hilos finísimos y los manteles que parecían jardines, y a su mamá, a la que le tocaba “trabajar en casa” como un destino prefijado por el patriarcado. El mundo de su juventud eran las calles, el barrio, la facultad, el trabajo, las movilizaciones, la militancia.

Sin embargo, esos recuerdos vuelven ahora como una de “las múltiples formas del amor” y se hacen parte de las banderas colectivas que hablan, cantan, gritan y caminan a través del arte textil, aquí y en otros países de Latinoamérica. Graciela escribe: bordar es “poesía y lucha”, “política y arte”. Ahí está la palabra hecha cuerpo, la voz haciéndose grito entre los hilos que escriben “justicia” por las que ya no están. Están las marchas de las mujeres que fueron paridas por sus hijos, las miles de mujeres, las “casi niñas” que toman la calle y arrastran una marea que cada vez es más grande.

Con prólogo de Laura Haimovichi, artista textil y periodista, este fanzine publicado por el sello Achalay –de la Biblioteca Popular La Chicharra-, es una invitación a observar las tramas que nos rodean. Por eso viene con un recorte de lienzo, hilo y aguja, para enhebrar ideas, zurcir historias, bordar palabras.

*Bordar se consigue en la Biblioteca Popular La Chicharra, ubicada en el galpón de La Grieta, calle 18 y 71.

Instagram: biblioteca_la_chicharra

Facebook: Biblioteca Popular “La Chicharra”

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“Tilos Secos, Diagonales Rotas. Agonía

y

Resurrección

de la Poesía en la ciudad de La Plata”, de Horacio Fiebelkorn.

El canon, decía David Viñas, es un mecanismo defensivo, una práctica complementaria de cementerio. Contra la historia diplomática, Fiebelkorn construye la historia política, o mejor, restituye la política a la Historia. “Tilos secos, diagonales rotas” desmonta las operaciones simbólicas que la generación del ‘40 desarrolló no sólo para constituir una historia de la producción poética local, sino también un modo de leerla y de delimitarla. Partiendo de la dimensión social de la literatura, Fiebelkorn explica cómo esta visión, solidaria con un proyecto elitista de ciudad, no sólo falseó el pasado, sino que además invisibilizó todo intento de salir del cuadrado, de la perspectiva aldeana, asincrónica con lo que circulaba a nivel nacional. A la vez que una revisión y una crítica del relato institucional y autocelebratorio de “la ciudad de los poetas”, el libro es también una actualización de los conflictos que propiciaron la aparición de otras formas de producción poética, a partir de los años ‘50. A base de hacer explícitas las tensiones, las discusiones, las polémicas, Fiebelkorn arma un gran revuelo entre las tumbas y revive a los muertos. Gracias a su afán, la Historia camina entre nosotres, deja de ser una cosa inerte.

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Con “Tilos secos, diagonales rotas”, volvemos a la fundación de la ciudad, ya no la encarnación del ideal civilizatorio de la generación del ‘80, de un destino cultural realizado, sino a la trama del poder político de la época, donde no faltan los fraudes, las traiciones y los crímenes, en el fracaso de un proyecto que instituye un trauma de origen. Sobre esa base, surgen los escritores de la generación del ‘17, que la generación del ‘40, nos dice el autor, perpleja ante la nueva realidad social, utilizará como refugio y caballito de batalla. La proyección del tono elegíaco que impregna la producción del ‘40, sobre la de sus predecesores, se extenderá a partir de entonces como clave de lectura, criterio de selección y valorización de todo lo que se escriba en la ciudad. Contra esta visión de la poesía, Fiebelkorn subraya la actuación, a partir de la década del ‘60, de grupos como Los Elefantes, que promocionaban la poesía mural, Poesía La Plata, La Voz del Tiempo, Diagonal Cero, con revista del mismo nombre, revista Hexágono 71, encabezadas por Vigo, grupo Latencia, grupo Escombros; de poetas como Horacio Castillo, Juan Ramón Couchet, Rafael Oteriño, Imar Lamonega, Luisa Marta Córica, Daniel Omar Favero, entre otros. Finalmente, revalorizada la contracultura de los ‘60, con la mención de experiencias como la de La Cofradía de la Flor Solar, Fiebelkorn desliza un último cuestionamiento al canon: ¿por qué se deja afuera de la poesía la canción popular? En su defensa, dedica un capítulo al Indio Solari.

Contra el buen vecino que se entretiene puliendo los bronces del mausoleo a la espera de ocupar él mismo un lugar entre los bustos, contra el buen platense que habita el cuadrado como si fuera una fortaleza defensiva, contra la rigidez de una historia endecasílaba y solemne, no hay como una buena grieta para avivar el fuego y motorizar la historia, devolver el pasado al presente.

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PP.

Escriben en este número Zig Zag

M. Esteban nació en Doce de Octubre, Pcia. Bs As. Es profesor de Literatura en escuelas públicas de la periferia platense y escritor. Coordina talleres de escritura y lectura. Publicó entre otras obras: Novela zombi (poesía), Los galpones (cuentos), Camboyanos (poesía), Corbett (novela), ambas en Pixel Editor.

Pablo Pesco nació en Ramos Mejía, Buenos Aires, en 1985 y actualmente vive en La Plata. Es escritor y poeta. Integra el colectivo de poesía MARTA. Participa de espacios y encuentros de lectura de poesía y literatura de La Plata y Buenos Aires. Es Doctor en Física.

Matías Massarella (Necochea, 1986). Es poeta profesor y licenciado en Letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y especialista en Políticas Socioeducativas por el Instituto Nacional de Formación Docencia (INFOD). Es docente en la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) y en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE - UNLP). En nivel medio ejerce la docencia en la secundaria N° 5 del barrio Mosconi en Ensenada. Poeta y músico amateur, forma parte del Enjambre de jengibres.

Gonzalo Chaves (La Plata, Argentina, febrero de 1967). Maestro de primaria.Vive y trabaja en La Plata.

Tamara Rutinelli. Nació en Punta Alta. Desde el 2001 vive en La Plata. Publicó en 2022 la novela “Carne” (Paradiso Ediciones). Estudió Letras en la UNLP, realizó talleres de artes plásticas, fotografía, música y actuación. Se desempeñó como docente en FBA, correctora en medios locales, editora y tallerista. Actualmente trabaja como bibliotecaria en la FaHCE.

Federico Aldunate reside en La Plata, donde se graduó de Licenciado en Letras con unas tesis que vincula las obras de Gorodischer y Dick. Su primer libro de poemas, El órgano del tiempo se publicó en 2019. En 2021 publicó el libro de narrativa Bosquejos (Gata Peluda Ediciones).

Roxana D’Auro coordina un taller literario de lectura y escritura para adultos. Es conductora y productora del programa de radio El Chiringuito sobre literatura infantil y juvenil y no se acuerda hace cuánto que escribe.

Ariel Fernández es Guía de Turismo Cultural. Viene realizando diferentes experiencias turísticas en la ciudad de La Plata desde el año 2000. Fotógrafo y Performer, realiza dramatizaciones en algunas de sus visitas guiadas. Podés conocerlo en @arifer_21.

Cristian Mansanel es periodista especializado en cine y teatro. Realiza el ciclo de entrevistas y recomendaciones en @ciclocineferpecto. Vive en La Plata.

Josefina Oliva vive en La Plata, ciudad en la que nació en 1980. Trabaja en la Comisión Provincial por la Memoria. Formada en la Facultad de Periodismo, siempre anduvo por el mundo de las publicaciones gráficas. La literatura es una conversación permanente desde que se acercó al taller El paisaje nos devora. En los últimos años se le dio por la poesía.

Claudia Pascual Parada. Docente y escritora. Reside en La Plata desde hace 21 años. Ha incursionado en radio. Tiene publicados los libros de relatos Un día en la vida (Morosophos). Materia narrable, Animalario (Editorial Malisia), y el libro de poemas No todas las hamacas son paraguayas (Ediciones Gatos Negros)

Patricia Coto es poeta nacida en La Plata, donde estudió Profesorado, Licenciatura y Doctorado en Letras. Publicó siete libros de poemas, una tesis sobre cuentos folklóricos argentinos, premiada por el Fondo Nacional de las Artes, y su tesis de Doctorado, resumida, sobre narrativas orales de migrantes provincianos. Coordina un Taller de Poesía en Casa del Tango, que ha publicado cuatro antologías con los poemas de los integrantes.

María Eugenia López (La Plata, 1977). Publicó Bonkei (La Plata, 2004; Sâo Paulo, 2014), Sybille Schmitz (plaquette, Santiago de Chile, 2007; Madrid, 2020), Arena (México, 2009; La Plata, 2018), Jirones de París (Barcelona, 2014), Carlinga (La Plata, 2016), Para una historia de los alimentos (Buenos Aires, 2018).

Cristina Baroni. Nació en el año 1981 en la localidad de Darregueira. Hace más de 15 años que vive en La Plata. Es Profesora en Lengua y Literatura y se desempeña en el nivel secundario y público. Dicta talleres de poesía en contextos diversos. Forma parte del taller “El paisaje nos devora” de La Grieta, integra el club de lectura Los lectores salvajes junto a Matías Esteban. Ha publicado: Algarabía (Ed.Pixel, 2017); Poesía (antología, Ed. La Comuna, 2019); y Verdes como el fuego, rojas como el pecado libro de cartas a poetas (Ed. Bosque y Ed. La Caracola, 2021).

Martín Massa nació en La Plata en 1977, ciudad donde vive. Estudió Comunicación Social en la UNLP y forma parte del CIAJ (Colectivo de Investigación y Acción Jurídica), organización política de derechos humanos. Publicó, entre otros libros Lo que queda de música entre los árboles y La casa desconocida , por Malisia Editorial, ambos de poesía.

Quimey Saint Denis nació en Tierra del Fuego. Poeta y profesor de música egresado de la UNLP. Actualmente vive en Tandil. Forma parte del colectivo MARTA.

Raquel Ruiz . Vive en La Plata. Trabaja como empleada administrativa, pero su vocación es el cine. Con su marido, Oscar Aguerre, formó la productora Talisman Films. Como el viento circuló y varios festivales de cine nacionales e internacionales, entre ellos, el Festival de Cine de Cannes.

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