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Editorial
Nos encontramos en tiempos en que la humanidad se enfrenta a una crisis mundial por cuenta del Covid -19, la mayor crisis que nuestra generación ha conocido, en la que hemos sido desafiados, confinados, atemorizados, donde no han valido los grandes avances tecnológicos o científicos ni los grandes capitales en el mundo, pues todo ha sucumbido ante este virus que ha desnudado nuestra fragilidad humana.
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Nuestro amado movimiento YMCA en el mundo no ha estado al margen del devastador impacto que la pandemia ha tenido: incalculables pérdidas financieras, innumerables programas y servicios cerrados, por ende personal sin empleo, pero lo más doloroso, la irreparable pérdida de vidas de funcionarios, voluntarios y miembros de diferentes áreas y estamentos de nuestras Asociaciones en el mundo, los acompañan nuestras oraciones para ellos y consuelo para sus familias.
Pese a que la actual situación nos ha dejado más incertidumbres que certezas, es gratificante también destacar cómo nuestros movimientos YMCA en el mundo, han adaptado parte de su quehacer para responder a las necesidades de las personas y comunidades, en especial a los más vulnerables. Son millones de mercados los que se han entregado en el mundo, diversidad de programas que se han iniciado virtuales y presenciales, para atender a la población. Instalaciones de la YMCA que se han convertido en hospitales para contagiados o en albergues para personal médico y sus familias.
También nos llena de esperanza evidenciar la suma de miles de voluntarios y funcionarios, que se han unido a estos esfuerzos demostrando nuestra solidaridad y misión de servicio. Igualmente, es de destacar todos los esfuerzos realizados por la Alianza Mundial y la Alianza Latinoamericana y del Caribe, ofreciendo de manera oportuna y pertinente un conjunto de acciones y procesos para incentivar y fortalecer la resiliencia de todos nosotros, haciendo un llamado a seguir adelante a reinventarnos y adaptarnos a esta nueva realidad, pues muchos de los cambios llegaron para quedarse