Aprende a comer y a controlar tu peso – antonio escribano copy

Page 124

Sin embargo, si el estómago ha completado su capacidad, generalmente sin darnos cuenta, y nosotros insistimos en seguir comiendo, se dilatará un poco — lo que le permiten las vísceras que tiene alrededor, que no es mucho— y se expandirá algo más hacia delante, obligando, literalmente, a «aflojarnos el cinturón». Si esto sucede, ya hemos comido demasiado. Pero si aun así proseguimos comiendo, llegará un momento en que no será posible más dilatación y entonces aumentará la presión en el interior. Es como si a una bolsa de plástico en la que caben tres toallas metiéramos seis. ¿Qué es lo que hacemos para lograrlo? Empujar y apretar, y de ese modo aumentamos las presión dentro de la bolsa. Esto exactamente es lo que hace el estómago —bueno, el estómago no, nosotros intentando meter las seis toallas donde solo entran tres—. Cuando eso sucede empezamos a notarnos pesados o muy pesados. «Hay que ver lo bien que hemos comido», decimos. Quizá, pero si el estómago pudiese hablar seguro que contestaría: «Sí, muy bueno, pero mucho». El pobre estómago protestará porque ahora es cuando empieza su trabajo, ya que tiene que llevar a cabo el vaciamiento de todo lo ingerido hacia el duodeno. Y si encima, como luego veremos, esa comida está poco masticada, el proceso digestivo será eterno y molesto. Hay personas que tienen la costumbre de comer de la forma que hemos descrito y piensan que su estómago no digiere bien. Esto es motivo de muchas consultas —«Le pasa algo», me dicen refiriéndose a su estómago—, cuando simplemente lo que les ocurre es que le someten a un «esfuerzo» cuantitativo para el que no está preparado.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.