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CURA ZAOS: UNA HISTORIA DE ENCUENTROS

Yolidy Jhoana Azuna Colorado habla con alegría acerca del cambio que tiene en su vida, el paisaje que la rodea y que la llena de vitalidad. Todo cambió para ella y su compañero de viaje y vida, Amaury Enrique Zuluaga Negrete. Ambos describen este cambio como “subir cada día un peldaño de las escaleras que los lleva a casa”, su propia casa y, un sueño hecho realidad.

la señora Gloria, para convocar y resolver necesidades del vecindario como ampliar la puerta y organizar el parqueadero, se tomó la decisión de recoger la plata, y ya se están haciendo las cosas. “Aquí, se tiene una comunidad muy unida.”

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El temor se asomaba por la ventana cuando no sabían si era posible cumplir con la deuda. Amaury entre risas contó: “A Jhoana le toca duro porque debe responder la mitad de su sueldo y ella es muy temerosa pero yo le dije: hágale que si toca apretarnos nos apretamos, salimos, y aquí vamos. No cambio por nada del mundo estar aquí. Escuchar las aves, la tranquilidad, los vecinos. Aquí se vive sabroso.”, dice Amaury “y con Jhoana cada día es una experiencia maravillosa: sentirse en casa, nuestra casa”. Para Jhoana, ver el amanecer cuando sale rumbo a su compromiso laboral en la plantación de banano y al regresar, o al compartir un helado hecho por un vecino, es un motivo de alegría que vale la pena vivir, son encuentros con pequeños placeres que llenan la vida. Hay comunidad, se teje comunidad, que desde el principio Comfama organizó para que todo se dé y esté al día. Asumir el compromiso: Jhoanna cuenta que la información del subsidio de vivienda lo recibió en la empresa donde labora y que Comfama realizó el acompañamiento, “Presenté los documentos, no creía que yo podía ser beneficiada y rápido salí seleccionada, pronto estaba haciendo el trámite para entregarme la vivienda; una parte fue en subsidio y la otra a crédito, que aún estamos pagando. Una sensación de seguridad nos arropaba. Cuando nos entregaron la vivienda estábamos tan felices que decidimos pasarnos en obra negra y seguir ahorrando para la obra blanca pues estábamos pagando arriendo, nos cambió mucho la vida, estábamos ya en nuestra casa”. Amaury resalta que “es un lugar más seguro, más familiar, la tranquilidad no se cambia, la verdad yo aquí vivo muy contento porque por ejemplo aquí esto es muy silencioso, y la gente es más mesurada, cada quien en lo suyo, tendrá ella que echarme de la casa, porque yo de aquí no me voy”.

Vivir en comunidad:

Las dinámicas de vivir en comunidad conllevan responsabilidades con los vecinos, como adecuar las áreas comunes, así, que todo se coordina entre las familias que viven en la torre 10, de acuerdo con Amaury, cuenta que hace poco, se coordinó con la líder de la Torre,

Son muchas las actividades que se fomentan desde Comfama, como cursos sobre buena alimentación, los aeróbicos, las actividades de emprendimientos, es decir, la información de eventos que se difunde por los espacios de comunicación que se tiene por cada una de las torres y la general; de esa manera se integra y se va uniendo con los vecinos, cuenta muy contento Amaury.

Manifiestan que “Estamos muy agradecidos con todos los beneficios que nos da Comfama”.

Esta es una unidad residencial que está cerca de todo, las busetas pasan a 200 metros, y en menos de 5 minutos estas en el parque de la Martina y ya estamos en el centro. Y aquí, tenemos un servicio de droguería, un supermercado y una heladería.

La etapa Curazaos, del proyecto de vivienda Jardines Comfama, transformó la vida de las familias, creando una sensación de seguridad y confianza con el entorno.

Curazaos está integrada por 12 torres que suman unas 240 familias, ubicada en la entrada de la Vereda Salsipuedes, en el municipio de Apartadó, con su distintivo color amarillo, configurando una nueva forma física a la ciudad, con una conformación de ciudadanía donde las interacciones propician vivir en un espacio en el que se ejercen de manera activa derechos y deberes.

Los conjuntos de viviendas crean un espacio de referencia en la ciudad, y a su vez, un nuevo ciudadano consciente de sus individualidades, sueños, intimidades y relaciones con su entorno. Yolidy y Amaury, a través de los demás proyectos como Platos Sin Fronteras que realiza Comfama, cada tres meses, han aprendido a mejorar su salud, a compartir y crear con sus vecinos. Entre todos los vecinos pagan vigilancia, jardinería. Todo junto con la brisa proporcionan un ambiente soñado para los habitantes de Curazao. Al caer la tarde, el verde lienzo de las bananeras es sacudido por la brisa que trvae frescura y descanso a las familias en un nuevo horizonte que recoge los sueños de los ciudadanos que con sus voces van asumiendo roles y definiciones de compromisos en la construcción de ciudad.

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