Y aprendimos que este gran pintor, llamado Evaristo Guerra, es familia de nuestra compañera María Guerra, que pintaba haciendo puntitos, que fue muy famoso en Madrid, y que perdió a su madre cuando era un niño y por eso la pinta en La Ermita sentada en una silla de ruedas. Evaristo Guerra aún vive en nuestro pueblo. Quién sabe si algún día lo vemos por ahí y le agradecemos su magnífica obra.
Después de la visita a la ermita, ya con hambre, comenzamos a bajar del Cerro hacia la casa de Vicente y Juan.