Revista Esencia nº5

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Para llevar a cabo cualquier tarea relacionada con el Desarrollo Personal o con la Autoestima, existe un punto clave, el cual constato por mi experiencia que es olvidado, obviado o no siempre tenido en cuenta: hablo pues de la disposición al cambio. Es el primer paso, el punto cero para crecer como persona y evolucionar como alma. Todos hemos venido a este mundo para aprender y evolucionar espiritualmente y también para crecer y evolucionar desde una perspectiva física, terrenal y material, y aunque ambos tipos de evolución pueden darse a la vez no todos partimos del mismo punto. Esto no quiere decir que estemos unos por delante de otros, de hecho, yo pregunto: ¿Qué es estar por delante? ¿Y con relación a qué o a quién? ¿Basado en qué medida? Cada uno de nosotros viene de puntos diferentes pero sea cual sea la senda por la que caminamos, la Naturaleza, la Vida, se encarga de impulsarnos siempre hacía delante. El Universo quiere que evolucionemos, que crezcamos y nos desarrollemos y son nuestras creencias aprendidas las que ofrecen resistencias a esa evolución.

Pero tenemos miedo!

La Naturaleza tiene su propia inteligencia y forma de interactuar con nosotros por lo que si hay demasiadas resistencias inconscientes al cambio nos lo hará saber haciéndonos conscientes de ellas (¡y bien!) ya que se revelaran a través de emociones muy incómodas, también denominadas negativas, e incluso con sus correspondientes síntomas físicos y a veces hasta con determinados tipos de enfermedades. Nuestras resistencias normalmente se manifiestan a través de comportamientos de inflexibilidad, rigidez, irritabilidad, pereza que no son más que miedos que se presentan en sus diferentes formas. Queremos evolucionar, ¡pero tenemos miedo! Se trata de querer que todo sea como siempre fue. De hecho nos gustan mucho los conceptos tales como: “de toda la vida”; “Para toda la vida”; “Para siempre”; “Estabilidad”, y otros términos relacionados. Añadido a los miedos que podemos sentir nos falta también el estar verdaderamente dispuestos a cambiar. Sería importante que tuviéramos en cuenta que la Vida en sí misma es un cambio permanente. Lo queramos o no, estemos de acuerdo o no, lo aceptemos o no, siempre estamos cambiando, y no lo podemos ni siquiera evitar. Si ahora mismo miraras tu piel al microscopio verías ciertamente miles y miles de células que en todo momento están muriendo y otras que se están formando. Entonces, si la vida es en sí misma cambio, ¿Por qué no hacer de ella un viaje más fácil, fluido y placentero aceptando todos los cambios con más tranquilidad?

¿Qué te sugiere la palabra cambio? ¿Qué sientes cuando piensas en esa palabra? ¿Es miedo? ¿Apego? ¿Miedo a perder? ¿Miedo a ganar? ¿Rigidez? ¿Inflexibilidad? ¿Rabia? Si quieres cambiar algo en tu vida, primero revisa lo que sientes con relación a los cambios para que puedas mantener sanas tus emociones y prepararte para el cambio. Si lo que sientes con relación al cambio es incómodo, o es negativo, posiblemente los resultados podrán verse afectados por ese estado emocional adyacente, por lo que ante una inevitable situación de cambio, lo mejor que puedes hacer para seguir hacía delante y sin demasiados “efectos colaterales”, será mantener el tono de tu estado emocional. No puedes controlarlo todo en el mundo exterior. Pero si cambias tu interior entonces tu exterior será un maravilloso reflejo de tu interior. Como ejemplo de esto me gusta la metáfora del espejo en la que si te miras al espejo y te ves despeinado, ¿A quién peinas? A la imagen reflejada en el espejo o a ti mismo? Pues con nuestros patrones mentales y emocionales, con nuestro mundo interior ocurre exactamente lo mismo. Poner excesiva atención en cambiar lo exterior es una pérdida de tiempo y energía y muchas veces totalmente improductivo. Hemos de estar abiertos y receptivos a los cambios exteriores pero a la vez ir cambiando nuestro interior para que la adaptación y la evolución sean harmoniosas. Yo sugiero que cualquiera que sea la dirección hacía dónde te dirijas, que aceptes el cambio y que te dejes fluir por la Vida con suavidad, sin resistencias, sin sufrimiento. Abre los brazos al cambio. Es esencial darle la bienvenida, y es que en los tiempos que actualmente estamos asistiendo ya no hay otra forma de vivir. Pero cambiar significa también decisión y responsabilidad. Si nos hacemos responsables de nuestra vida y realmente queremos y decidimos cambiar el Universo nos dará la mano y nos apoyará en todo proceso de cambio, pero eso sí, hemos de estar realmente dispuestos y tener la conciencia de que si nos resistimos demasiado a cambiar eso es una negativa hacía la vida. Afirmar que no quieres cambiar es casi equivalente a decir no quieres vivir. Estar dispuesto a cambiar es fomentar tu Poder Personal y mantener a salvo tu Autoestima. Artur José Lopes

Terapeuta profesional de Flores de Bach especializado en Autoestima

Nº 5 Revista Esencia © 2012

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