Jocotenango (2022)

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Presentación

La Dirección del Centro Histórico de la Municipalidad de Guatemala está orgullosa de presentar el libro Jocotenango el cual es clave para entender el proceso de fundación de uno de los barrios más antiguos de la capital guatemalteca.

Para que estas páginas fueran publicadas se necesitó de la invaluable colaboración de destacados profesionales en distintos campos, quienes, con el aporte de sus conocimientos, lograron plasmar la rica historia jocoteca. De esa cuenta, en este documento, el lector podrá conocer a detalle los orígenes de Jocotenango, desde que surgió como pueblo de indígenas tributarios en la primera mi-

tad del siglo XVI, hasta el traumático siglo XVIII en el que sus habitantes debieron trasladarse al Valle de la Virgen —actual Nueva Guatemala de la Asunción—. Por supuesto, también aborda la devoción que el catolicismo tiene por la Virgen de la Asunción, Patrona de la Ciudad, cuya imagen corresponde al barroco guatemalteco.

Este libro, además, repasa los inicios de la celebración de la Feria de Jocotenango, la cual, desde 1804, se celebra cada 15 de agosto. A propósito, el escritor José Milla y Vidaurre escenificó con gran realismo cómo vivían los guatemaltecos esa celebración a mediados de la centuria del XIX: “La plaza y la calle principal de Jocotenango

presentan el espectáculo más animado y pintoresco. Millares de personas de condiciones diversas y de trajes tan diferentes (…) apenas dejan espacio para que puedan abrirse paso individuos de mayor volumen que el mío (…) allí los dulces (…) acá las delicadas tunas de Panajachel; allá las sabrosas camuesas de Totonicapán, los zapotes, los pepinos, las naranjas, las chancacas, la pepitoria y las rapaduritas”.

Increíblemente, aquel cuadro que Milla nos pintó hace más de 150 años mantiene su esencia. Por eso, hoy miles de visitantes guatemaltecos y extranjeros encuentran en la feria una gran cantidad de puestos de entretenimien-

to y de comidas y dulces tradicionales del país, todo en un ambiente familiar.

Nosotros, desde las oficinas de la Dirección del Centro Histórico, destacamos nuestro compromiso por conservar y recuperar el patrimonio tangible e intangible de la Ciudad de Guatemala, así como de apoyar la publicación de obras como el libro Jocotenango, cuyo contenido no solo brinda la perspectiva académica, sino que también nos presenta las vivencias de los protagonistas actuales.

Arq. Griscelda Cruz

Directora del Centro Histórico

La entrada a la Capital del Reino

Para el siglo XVII, Jocotenango se pudo establecer como una de las principales entradas a la Ciudad de Santiago de Guatemala, tanto de personas como de mercancías. Esto y su condición de pueblo de indígenas tributarios —que lo era desde 1543— hizo que fuera una de las poblaciones de su tipo con mayor crecimiento en número de habitantes y en riqueza.

Eran tres las entradas para el comercio de la capital. La primera era la del Arco, una de las más dinámicas porque por ella ingresaban los productos que llegaban del Golfo Dulce y de otras provincias ricas de la Capitanía General. La segunda era precisamente la de Jocotenango, por la cual se recibía lo proveniente del Virreinato de México y de sus ciudades más importantes, como de la misma capital o bien de Puebla, Oaxaca y Veracruz, así como de Chiapas, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá y Chimaltenango. Fue así como Jocotenango se convirtió en un pueblo de mercaderes y en el que el régimen colonial

podía encontrar mano de obra para lo que necesitara — agricultura, pastoreo, construcción o carpintería—.

Al mismo tiempo, surgieron talleres de artesanos y artistas indígenas que se contrataban por la Iglesia. Por ello surgieron espacios culturales, sociales y económicos que permitieron desarrollar varios productos y, de esa manera, con el tiempo, se transformó en una feria propia de la época, la cual se asoció con la celebración de la Virgen de la Asunción, imagen que se convirtió en la patrona del pueblo.

Hay que decir que Jocotenango superó en movimiento económico a la entrada del Arco y a la de Ciudad Vieja (que era la tercera y que era receptora de las mercancías de la Costa Sur y de la Bocacosta), algo que también sería heredado culturalmente cuando, a finales del siglo XVIII, la capital se trasladara al Valle de la Virgen —donde se encuentra actualmente la capital guatemalteca—.

En cuanto a su nombre, Jocotenango tiene influencia del náhuatl debido a que muchos de los topónimos del avance colonial se hicieron por medio de los términos que fijaron los indígenas tlaxcaltecas aliados de las huestes españolas.

Entonces, Jocotenango deriva de las voces náhuatl “xocotl”, que significa jocote, y la terminación “-tenan”, que hace referencia al sitio. Por lo tanto, significa lugar de jocotes. A su vez, “xocotl” también se puede traducir como piedra fermentada, por lo que jocote sería una derivación de “xocotl”. Los pueblos indígenas utilizaban este fruto tanto para comer como para elaborar bebidas fermentadas rituales,1 lo cual sigue siendo común y por lo general con el jocote de tipo marañón.

En cuanto a su población, hacia 1541 —es decir, al momento de su fundación—, se registraban un poco más de mil indígenas tributarios, mientras que para el siglo XVIII —al menos un poco antes de los Terremotos de Santa Marta de 1773—, un aproximado de 800 familias y una población que rebasaba los tres mil 500 habitantes.2

Esto evidencia el dinamismo económico y social del pueblo, y su iglesia es otra muestra. Su estilo barroco y de elementos muy bien definidos evidencian que los dominicos y la población en general habían alcanzado un nivel de desarrollo importante para ese entonces.

En el momento en que ocurrieron los movimientos telúricos de 1773, que fueron decisivos para el traslado de la Ciudad de Santiago, Jocotenango era ya uno de los principales pueblos con curato en su cabecera. Esto, incluso, quedó organizado de esa manera luego de la traslación de la capital del Reino cuando se conformó la provincia de Sacatepéquez y Amatitanes.3

En ese momento contaba con unos cuatro mil indígenas tributarios y un número considerable de ladinos.4 Jua-

rros, en tanto, se refiere al pueblo como Nuestra Señora de la Asunción Jocotenango.

En el proceso de traslación al Valle de la Ermita (actual Ciudad de Guatemala) iniciado en 1776, la mayor parte de la población que se mudó al nuevo pueblo era indígena, ya que no querían perder sus tierras. De esa cuenta, el Jocotenango que está en Sacatepéquez quedó poblado mayoritariamente por mestizos, aunque la presencia indígena nunca se perdió. Esto es importante porque las relaciones económicas, sociales y culturales que se habían construido en el antiguo pueblo de Jocotenango se trasladaron al nuevo asentamiento que se conformó en el Valle de las Vacas.5 Incluso, la Capitanía General del Reino de Guatemala tuvo que hacer ciertas concesiones para que muchos habitantes aceptaran el traslado y lo legitimaran, y una de ellas era que la identidad de los pueblos se mantuviera. De esa cuenta, las tradiciones iban a seguir, y esto incluía la organización de la Iglesia, las imágenes de devoción —o al menos su advocación en caso de que no pudieran ser trasladadas— y las fiestas.

1 Sobre el origen de la palabra jocote y su relación con las bebidas fermentadas, Cf. Francis Polo Sifontes (1982). Nuevos pueblos de indios fundados en la periferia de la Ciudad de Guatemala, 1776-1879. Guatemala: Editorial José de Pineda Ibarra. pp. 41-42.

2 Cf. Ernesto Sitamul (2005). Historia de Jocotenango en Santiago de Guatemala. Jocotenango: Ediciones Santillana. p. 133.

3 Cf. Domingo Juarros [1808 (1857)]. Compendio de la historia de la Ciudad de Guatemala. Tomo I. Guatemala: Imprenta de Luna. p. 78.

4 Juarros, Ibídem, p. 83.

5 Nos referiremos al valle que fue el nuevo asentamiento de la Ciudad de Guatemala por cualquiera de sus tres nombres: Valle de la Ermita, Valle de la Virgen o Valle de las Vacas. También puede utilizarse la acepción de pueblo, por lo que es válido decir Pueblo de la Ermita, Pueblo de la Virgen y Pueblo de las Vacas, aunque el primero de ellos (Pueblo de la Ermita) era el más utilizado. Asimismo, se ha identificado el uso del nombre Llanos de la Virgen y el de la Ermita de Nuestra Señora de la Asunción.

Xocotl
El barrio

El Templo de Minerva

Cuando Manuel Estrada Cabrera asumió el poder en 1898, luego del magnicidio de José María Reyna Barrios, el Hipódromo y su avenida fueron aún más dinámicos. Ese mismo año mandó a construir un templo a Minerva como símbolo del pensamiento ilustrado y con el objetivo de realizar un gran acto público que ensalzara las virtudes cívicas e intelectuales desde la perspectiva liberal.

Se inauguraron entonces las Fiestas Minervalias, en las cuales el presidente de la República, sus ministros y los estudiantes eran los protagonistas.

Con el Decreto 604 del 29 de octubre de 1899, Estrada Cabrera inauguró las fiestas y quedaron institucionalizadas. La idea original pudo haber sido de Rafael Spínola, secretario de Fomento, quien era fervientemente liberal. El discurso inaugural de las Fiestas Minervalias demostró el sentido liberal ilustrado: “Y nosotros, los que estamos tachados de carecer de creencias religiosas, solo porque rompimos las ataduras de la superstición y amamos la Libertad, también tenemos nuestro Dios, pero tan puro, que no encontramos ningún símbolo que lo represente, sino que lo adoramos en su esencia misma, que es la Sabiduría”.39

La diosa grecolatina Atenea o Minerva40 como exponente de la sabiduría, de las artes y protectora de los artistas y artesanos, fue la elegida para representar a la Ilustración y el pensamiento masón, y fue influyente en el segundo liberalismo de Guatemala. De esa manera, el Estado restó hegemonía a los actos religiosos, aunque Estrada Cabrera, como la mayoría de presidentes liberales, mantuvo consensos con la Iglesia. Por ello se decidió levantar una edificación que simbolizara los antiguos templos helénicos y romanos dedicados a Minerva. El primer templo cayó al poco tiempo de haberse construido, pues estaba hecho de madera, cartón y tela. Fue hasta la tercera de las Fiestas Minervalias que se inauguró uno nuevo y sólido al final del bulevar de Jocotenango o Hipódromo del Norte, en medio del diamante de béisbol y del Mapa en Relieve; esa nueva estructura tenía bellos elementos artísticos helénicos que denotaban el amplio conocimiento renacentista y neoclásico de todas las personas que intervinieron en su diseño y construcción.

Por cierto, los planos fueron obra del ingeniero Rodrigo Molina, la fachada fue planteada por el ingeniero y arquitecto Manuel María Girón, y la supervisión fue responsabilidad de los ingenieros Julio Behrens y Luis Paiella.

DPalacio de Yurrita

entro de las construcciones emblemáticas que se edificaron en el sector y que pertenecían a particulares que adquirieron las tierras que el Estado expropió al pueblo de indígenas, fue la casa de la familia Yurrita Mauri, mandada a construir por Felipe Yurrita Castañeda en 1910, quien se integró a la clase dominante guatemalteca a través del matrimonio con Francisca Mauri de León, hija del propietario de fincas cafetaleras Pedro Mauri Sánchez.

Yurrita Castañeda era español, específicamente de Ávila, y llegó a ser un importante comerciante y administrador de negocios relacionados al café debido a su vínculo familiar político, viviendo en San Marcos y la Ciudad de Guatemala. Llegó a ser presidente de la Cámara Española de Comercio y uno de los directores del Banco de Occidente. Se distinguió como filántropo y llegó a ser una de las personas más acaudaladas de Guatemala, lo cual se demuestra con la construcción de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, iniciada en 1927 y terminada en 1941, en la cual participó su hijo, el ingeniero Pedro Yurrita Mauri. Esto evidencia que tuvo la capacidad económica, social y de influencia política para acceder a tierras en los dos sectores

más importantes de extensión de la Ciudad de Guatemala dentro del ideario liberal cafetalero: la Calle Real de Jocotenango en el norte y el inicio del Bulevar 30 de Junio en el sur.

La casa próxima al Parque Estrada Cabrera se ubicó en un punto estratégico de manera simbólica, que era el inicio de la Ciudad hacia el barrio de San Sebastián, con la extensión de Jocotenango. En la casa de la familia Yurrita Mauri se unían la Calle Real y la Calle de los Naranjalitos, que conducía al Parque Estrada Cabrera.

Felipe Yurrita edificó la residencia más suntuosa del sector y era una de las más elegantes de la capital. Se considera de estilo ecléctico, con elementos barrocos, neoclásicos, modernistas y de art nouveau. Tiene relieves de Pedro de Alvarado y Cristóbal Colón, así como murales en las paredes y techos. Ocupa toda la manzana y es una de las más exquisitas obras arquitectónicas de la ciudad. En la actualidad es la sede central del Tribunal Supremo Electoral. La familia Yurrita la habitó hasta 1928 y luego se trasladó a Villa Carmen, donde actualmente se encuentra la iglesia de Yurrita, en la zona 4.

El barrio

Escultura 1

Parece certero asumir, tal como lo hacen algunos historiadores del arte, que fue Justo de Gandarias a quien Felipe Yurrita acudió para elaborar la decoración de su vivienda en Jocotenango. De Gandarias se había formado artísticamente en la Lonja de Barcelona y en París, y, además había trabajado en la Estación de Atocha en Madrid, por lo que para alguien como don Felipe, que según los entendidos de la época tenía pretensiones nobiliarias, era el artista idóneo para representar sus ideales hispanos dentro de su vivienda. Del trabajo escultórico resaltan, principalmente, las obras que se encuentran en la pared exterior del comedor; la escultura que representa a Pedro de Alvarado muestra un rostro en el que fácilmente se reconoce al del propietario del inmueble. Además, en el otro extremo se encuentra una obra que representa a Cristóbal Colón. Al medio, dos paneles representan a la agricultura (los niños juegan con un sinfín de frutos), mientras que el otro es una alegoría a la flora (aquí sobresalen margaritas, azucenas y rosas). Sobre el ingreso al comedor desde el patio, un quetzal en vuelo entre vegetación y capitales con pegasos, y al centro del patio, la fuente con putti; uno de ellos la corona con su mano levantada para dejar caer el agua.

De la pintura, son muchas las escenas naturales. El paisaje sudamericano viste las paredes laterales del zaguán, pero en las habitaciones se encuentran gaviotas, el lago de Atitlán, y en la habitación de los espejos o sala de visitas, que salió publicada en el Libro Azul de 1915, una dama representa a España. De todas las pinturas de la casa, son quizá las más celebradas las que se encuentran en los dinteles que unen corredores. La primera muestra a Cristóbal Colón frente a la reina Isabel de Castilla, y la segunda, la llegada del navegante a Guanahaní.

El barrio

Más que una imagen

La imagen de la Virgen de la Asunción corresponde al barroco guatemalense, es decir, de la Ciudad de Santiago de Guatemala del siglo XVIII. Según Fernando Urquizú,64 se trata de una escultura posiblemente elaborada entre 1730 y 1750, dadas las características de sus elementos. Para el historiador Walter Enrique Gutiérrez corresponde a la segunda mitad del siglo XVII. Lo que no genera duda es que se trata de una obra que expone el gran nivel estético que alcanzó el barroco en el Reino de Guatemala, con finos rasgos anatómicos en su rostro y manos.

Asimismo, el vestido se encuentra tallado, con estofe y dorado. De la misma manera, los ángeles que la sostienen forman parte de este conjunto barroco. Originalmente tenía unos ángeles que la coronaban, y su corona era de tipo ducal, propia del contexto.

Los jocotecos trasladaron sus imágenes, tanto la titular como las de demanda.

Las cofradías tenían una imagen principal y otras que se llevaban a las casas para recaudar dinero y bienes de cofradía, o se utilizaban para hacer visitas y peticiones rápidas: de ahí su nombre de “imágenes de demanda”. Algunas de ellas incluso se procesionaban, mientras que las titulares se quedaban en el altar mayor o para alguna actividad principal, que también podía ser la procesión oficial el día de su celebración.

Como se ha mencionado, la imagen de la Virgen de la Asunción, que era la titular como Patrona del Pueblo de Jocotenango en la Ciudad de Santiago de Guatemala, fue trasladada por los pobladores a la Nueva Guatemala, al igual que sus imágenes de demanda. Esto fue importante para los consensos que se establecieron entre

los pobladores y el poder colonial para el movimiento al nuevo asentamiento. Por eso, tales imágenes permitieron que la cofradía se restableciera en la Nueva Guatemala, y se colocara la escultura titular en el altar mayor de la iglesia. La importancia que tenía la advocación de la Asunción de María era muy grande, lo que se refleja en esculturas como la que se encuentra en el frontispicio de la iglesia de San Gaspar Vivar en Antigua Guatemala.

La tendencia barroca a representar de esta manera la asunción de la Virgen María proviene de grabados y pinturas italianas de los siglos XVI, XVII y XVIII, tal y como lo ha propuesto Urquizú.65 Para el caso de la Virgen de la Asunción del pueblo de Jocotenango, la imagen corresponde a la influencia que tuvo el representar los cánones renacentistas y luego aumentados en el barroco, tal y como sucedió con otras imágenes en la Ciudad de Santiago de Guatemala. De ejemplo están las esculturas de estuco de la fachada de la iglesia de San Gaspar Vivar y la del frontispicio de la Catedral. Ambas son de tipo retablo y sus influencias se pueden ver también en la Catedral del Virreinato de México.

La Virgen de la Asunción es una advocación importante para la España católica, porque el mensaje iconológico de su representación es que María es elevada al cielo y coronada por los ángeles de Dios como “Reina y primicia de la humanidad redimida”.66

En los procesos de la Contrarreforma dentro de las disputas entre la Iglesia católica y el protestantismo, la figura de la Virgen María tuvo especial relevancia, por lo que la Corona española, fiel defensora del catolicismo y leal al papa de Roma, desarrolló a través del barroco mucha imaginería pictórica y escultórica de diversas advocaciones de María, Madre de Jesús.

La advocación de la Asunción también tuvo importancia porque el catolicismo siempre defendió el papel de la Virgen María como central, en el misterio de la redención, mientras que otras versiones del cristianismo minimizaban su figura.

Así que, mediante la representación de la Virgen María elevada al cielo por disposición de Dios para reinar con la Santísima Trinidad como monarca divina de la humanidad, se fortalecían las ideas del catolicismo, por lo cual la monarquía de España la tomó como una de sus patronas.

En la Catedral del Virreinato de Nueva España (México), se expuso por primera vez una imagen de la Virgen de la Asunción en 1610, y en 1656 se dedicó la iglesia a su advocación. En 1667 se volvió a dedicar a la Asunción de María, y dada la influencia que el concilio mexicano tenía sobre las normas que debían cumplirse en las veneraciones en el Reino de Guatemala, el culto a esta Virgen se convirtió en un referente.

Como se ha indicado, en Santiago de Guatemala es posible observar la presencia central de Nuestra Señora de

la Asunción en la fachada retablo de la Catedral. Todo esto también debe verse desde la construcción de idearios e imaginarios en un contexto determinado. Como bien señala Urquizú,67 en la época colonial se utilizaron diversas representaciones de la Virgen María para transmitir e instalar la idea acerca de la vida que debían llevar las mujeres. Por ejemplo, todos los episodios de la historia mariana eran expuestos en pinturas y esculturas para que, de esa forma, se construyera un modelo de personas. Así, la Asunción de la Virgen María era la representación de ganar el cielo a razón del buen comportamiento y del favor de Dios, debido a su gracia.

64 Cf. Fernando Urquizú (2016). Historia de las ideas y del arte en la Nueva Guatemala de la Asunción, 1776-2015. Guatemala: Tipografía Nacional. p. 11.

65 Fernando Urquizú (2013). Los siete gozos de la Virgen en el ideario de la Antigua y la Nueva Guatemala. En Revista Estudios Anuario. Instituto de Investigaciones Históricas, Antropológicas y Arqueológicas de la Escuela de Historia, Universidad de San Carlos. No. 58, 2013. pp. 202-207.

66 Libro del Apocalipsis, 11,19; 12,21. San Juan Evangelista, Nuevo Testamento de la Biblia Judeocristiana. Biblia católica (2011). Biblia de Jerusalén. México: Ediciones católicas.

67 Cf. Urquizú, Op. Cit. No. 27, p. 201.

En la actualidad

En el 2002, Monseñor Mendoza fue trasladado a la Parroquia de la Villa de Guadalupe, en la zona 10, y llegó en su lugar el párroco Gilberto Ruiz Urízar, quien estuvo alrededor de tres años en La Asunción. En su gestión al frente de la iglesia se conformó un grupo de orden y decoración del templo, se enfatizó en las fiestas propias de agosto, se creó el Grupo de Acólitos de Nuestra Señora de la Asunción, se propuso la construcción de la escalera que permitiera ver de cerca la imagen del altar mayor de Nuestra Señora de la Asunción y se instituyó la procesión del Encuentro para la fiesta de Resurrección de Jesús. También se coronó a la Virgen de la Asunción para sustituir la joya robada en el 2000 y, además, se le colocaron los cuatro querubines que la complementan.

Jocotenango ha sido escenario diverso de importantes manifestaciones de religiosidad popular a lo largo de su historia. Por ello es que Batres Jáuregui rememora una de ellas de esta manera: “Cuando yo era niño me embebía con el bullicio del Corpus de Jocotenango, al ver la altísima ceiba convertida en esbelto altar agreste, lleno de frutas, flores, banderas, pájaros y adornos, que formaban vibrantes ondas, acariciadas por auras de amoroso júbilo”.88 La fiesta del Corpus Christi a la que se refiere era la del pueblo de indígenas, que como en todos los demás se celebraba grandemente.

Ya en el siglo XX, el barrio de Jocotenango se eligió como espacio de recorridos procesionales, tanto para las fes-

tividades de agosto como para la Cuaresma y Semana Santa. Entre estos cortejos se pueden mencionar el de Jesús Nazareno del Consuelo en su procesión de velación el Primer Domingo de Cuaresma, y el de Jesús de la Merced y Virgen de Dolores de la Merced, “La Golondrina”, el Viernes Santo. Dicha procesión tiene como uno de sus pasos emblemáticos el del Parque Jocotenango, conocido por los cucuruchos y la feligresía como el paso del Morazán debido al anterior nombre del parque. La procesión entra al barrio por la Calle Martí y circula el Parque Jocotenango o Morazán. Recorre la antigua calle de los Naranjalitos (6 avenida, zona 2) hasta San Sebastián, a tempranas horas del Viernes Santo, y es esta una de las rutas más significativas en las estampas de dicho cortejo. Durante algunos años, la procesión pasó frente a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, doblaba la 7 calle hacia la Avenida Simeón Cañas y salía al Parque Jocotenango, pero esa extensión del recorrido se suspendió.

En el 2018 se donó una nueva anda para la procesión mayor, cuyo recorrido ha llegado a extenderse con el paso del tiempo.

Cabe mencionar también que la Municipalidad de Guatemala, en diversas ocasiones, ha colaborado tanto en la logística del paso procesional como en pintura y reparaciones de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.

88 Batres Jáuregui, Op. Cit. No. 52, pp. 377.

De espacios sagrados y profanos

Las ferias de la época consistían en integrar los rituales religiosos con actividades económicas. Quienes llegaban de otras poblaciones dormían ahí los días que duraba la festividad, que en la primera mitad del siglo XIX empezaba una semana antes del 15 de agosto y terminaba el 16, con el fin de la Novena a la Virgen de la Asunción. Los días de mayor visita eran el 14 y 15, incluyendo las autoridades de gobierno, quienes legitimaban la feria con su presencia.

Cabe mencionar que en las festividades religiosas funcionan dos tipos de espacios: el sagrado y el profano. El primero es donde se encuentra el ícono de culto, que en este caso es la Virgen de la Asunción. La iglesia, templo o capilla constituye el espacio sagrado, regido estricta-

mente por el sacerdote y la cofradía. La imagen es protegida o custodiada por la parroquia y por sus cofrades.

Afuera se encuentra la festividad profana, que es precisamente el sentido de la feria. Esto quiere decir que no es una normativa religiosa la que lo dirige, sino que es la organización civil, ya sea de gobierno o de la misma comunidad.

Por eso no existe ni es importante la solemnidad y las personas pueden celebrar tanto a su patrona o patrono, así como vender y socializar. Por ello es que las actividades propias de la feria son diversas: ventas de mercancías, comedores, exposiciones, espacios de danza y juego.

El trabajo y la organización actual en la Feria de Jocotenango

La Feria, hoy

La Feria de Jocotenango, la más grande de la Ciudad de Guatemala y una de las mayores del país, se lleva a cabo gracias a la participación de varias entidades, entre ellas la Municipalidad de Guatemala, la Asociación de Comerciantes de Ferias de Guatemala (Acofegua), la Alcaldía Auxiliar de la Zona 2 (cuya sede se encuentra en el barrio de Jocotenango), la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, el Comité Parque Iglesia (Copari), el Comité de Iglesias Metropolitanas (Metroiglesias), la Asociación de Vendedores de Panitos y Dulces Típicos (Apandultip), el Ministerio de Gobernación, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Gobernación Departamental y organizaciones de vecinos del sector como el Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural (Cocode) Noreste del Barrio de Jocotenango y los Comités Únicos de Barrio (CUB), entre ellos Asunción, Ing. Francisco Vela, Jocotenango, Manuel Colom Argueta y el Comité de Agosto de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.

Por parte de la Municipalidad de Guatemala, las instituciones que están directamente relacionadas con la administración y funcionamiento de la feria son la alcaldía, la Dirección del Comercio Popular, la Policía Municipal, la Entidad Metropolitana Reguladora del Transporte y Tránsito del Municipio de Guatemala y sus Áreas de Influencia Urbana, la Policía Municipal de Trán-

sito, la Dirección de Desarrollo Social y la Dirección del Centro Histórico.

El inicio del siglo XXI demandó una mayor integración administrativa de todos los involucrados, pues creció el número de asistentes y de vendedores, lo cual complicó las operaciones. Fue entonces que la Dirección del Comercio Popular dio un giro en temas de innovación y de mejora integral. Asimismo, abrió diversas vías de comunicación que, hasta ahora, han permitido alcanzar múltiples acuerdos.

Además, en el 2010 se firmó un tratado interno para la Feria de Jocotenango, el cual ha permitido establecer una completa normativa que contempla la regulación de las organizaciones y entidades estatales participantes, así como días y horarios, montaje y desmontaje, propaganda y difusión, uso del espacio público, medidas y pagos por espacio, áreas de carga y descarga, estacionamientos, tipo de comercios y actividades, organización para la limpieza, instalación y uso de sanitarios públicos, accesos peatonales y vehiculares, regulación del tránsito, seguridad y medidas de contención en caso de eventualidades naturales o sociales.155

155 Cf. Acuerdo de celebración de la Feria de Jocotenango, 2010. Municipalidad de Guatemala.

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