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n 2015, 25 familias dejaron todo, rumbo a lo desconocido. Toda la vida fue resumida en dos valijas, un pasaporte y los pasajes. Aunque tengan todo el soporte y el apoyo económico oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en América del Sur, están a millares de kilómetros distantes de los padres, de los demás familiares, de los amigos, de aquellos que hablan el mismo idioma y, además, de quienes conocen a Jesús.
“Él quiere que en todo hogar, en toda iglesia, en todos los centros de la obra, se manifieste un espíritu de generosidad mandando ayuda a los campos extranjeros, donde los obreros están luchando contra grandes dificultades para dar la luz a los que moran en tinieblas. “Es al trabajar para suplir las necesidades de otros como ponemos nuestras almas en contacto con la Fuente de todo poder” (Elena de White, Obreros evangélicos, p. 481).