{17 DE ABRIL}
PERSEVERANCIA EN EL CAMINO “Después oí que el Señor preguntaba: ‘¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?’. ‘Aquí estoy yo –le dije– Envíame a mí’ ” (Isaías 6:8).
E
l pionero Hans Georg Brachert nació en Alemania en 1904, en una familia de adventistas sinceros y dedicados. Durante el relato semanal de las misiones en su iglesia, Hans escuchó la historia de un misionero en África y se despertó en él el sueño de algún día servir al Señor. A los 17 años, después de dedicarse a la oración y a algunas lecturas, Hans se sintió llamado a trabajar en la selva amazónica. El joven le pidió permiso a su padre para cumplir su sueño misionero, pero no lo obtuvo. Hans, sin embargo, no se rindió. El pastor y el anciano de la iglesia hablaron con el padre de Hans, y le aconsejaron que no impidiera la obra del Espíritu Santo. Para que la decisión fuera más fácil, su hermano mayor, Carl, se ofreció a acompañarlo; su propósito era conocer otras partes del mundo y luego regresar a Alemania. Entonces, los dos hermanos fueron al Brasil. Llegaron a Río de Janeiro un sábado por la mañana. Bien preparados, con cajas de materiales y equipos para vivir en la selva amazónica, desembarcaron en el puerto. Pero faltaba una herramienta importante: el idioma. Después de muchos peligros y aventuras, Hans recibió una beca para estudiar en el Colegio Adventista de San Pablo. Por lo tanto, alternó entre los estudios y el colportaje, esperando el llamado para ir al Amazonas. Finalmente, Hans realizó su sueño y recibió un llamado para trabajar como colportor en la selva. Allí trabajó muy duro durante siete años, desarrollando sus habilidades al máximo. Para ser más productivo en el trabajo, Hans construyó el primer bote misionero en la historia adventista del Amazonas, y pudo así visitar muchos de los pueblos ribereños. Lamentablemente, fue atacado por una enfermedad tropical que hizo que tuviera que dejar el Amazonas e ir a Chile en busca de su hermano, que se encontraba allí. Hasta el día de hoy, su trabajo es reconocido tanto por brasileños y como por chilenos. “Dios necesita personas que proclamen la advertencia al mundo que está dormido, muerto en desobediencia y pecado. Pide ofrendas voluntarias a los que tienen el corazón puesto en la obra, que se preocupan por las almas y no quieren que se pierdan, sino que obtengan la vida eterna” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 445). {20}