Pensemos también en la moda. Desde que el ser humano sintió frío, tuvo que ponerse la piel de algún animal para protegerse de las inclemencias del tiempo. Pasados los años, se han utilizado en diversas prendas como materia prima o han servido de inspiración para ciertos diseñadores, quienes no han tenido empacho en crear playeras rayadas como las cebras o convertir a un zorro en bufanda, con la respectiva molestia de los defensores de la naturaleza. Incluso el fotógrafo William Selden hizo un shooting con animales (canguritos, perritos, etc.) que visten, con todo el porte del mundo, los diseños de Dunhill.
tes es El Gato con Botas de Charles Perrault e incluso Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Si continuamos con las bellas artes, en la música tenemos inspiración por todos lados: nombres de bandas como Arctic Monkeys, Gorillaz, Bat for Lashes, Animal Collective, Noah and the Whale, Band of Horses; de discos, Caracol de Alexkid, Anniemal de Annie, ¡Viva la Cobra! de Cobra Starship, y Cripple Crow de Devendra Banhart son sólo algunas de las miles de muestras disponibles para nuestros oídos.
¿Será porque, al fin y al cabo, nosotros también somos animales?
Asimismo, han sido fuente de inspiración para algunos artistas (quién no recuerda la famosísima pintura de los perros jugando poker). Quizá otro perro famoso sea el de la corte de Felipe IV, que aparece retratado (echado) en Las Meninas de Velásquez. Sin embargo, no sólo en la pintura encontramos remanentes de animales; el cine ha dado algunos famosos, casi siempre perros, como Beethoven, u orcas, como Willy, incluso ha habido tiburones asesinos, tal cual lo muestra la película Alerta en lo Profundo. La literatura no se queda atrás; sin duda uno de los ejemplos más importan-
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Imaginar cualquier cosa: el mandil de tu mamá con patitos, el plato de cerámica con gaviotas, el delfín de cristal cortado de tu abuela, el arbolito en forma de elefante del vecino, el coche de tu jefe (Jaguar), el tuyo (León), los juegos del parque en forma del animal que gustes, el carrusel atiborrado de caballitos… Veas hacia donde veas los encontrarás.¿Será porque, al fin y al cabo, nosotros también somos animales? Creemos que estamos sobre ellos, pero todos los que habitamos este planeta somos parte de un círculo, nuestras vidas están entrelazadas y dependemos los unos de los otros para sobrevivir. Somos muchos y a la vez somos uno, desde el inicio de los tiempos y hasta el final de los mismos.