Revista psicologia medica WALTER A. TOVAR MEDINA

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ENTREVISTA AL MORIBUNDO Nombre: Lena Edad: 66 años Sexo: femenino Ocupación: ama de casa Religión: Católico Estado Civil: soltera Residencia: Rio Grande, Zac. Enfermedad: cáncer de mama

Todo comienza con la búsqueda del paciente con familiares y conocidos, esto fue difícil ya que se trataba de un tema relacionado con la muerte y las personas no deseamos hablar de esto. Después de un tiempo mi papa me conto sobre una señora que vivía en un rancho donde hace algunos años habíamos vivido, muy cerca de donde ahora residimos. Luego le pregunte a mi papa quien era la señora, entonces él ya me empezó a comentar que era quien nos había cuidado cuando éramos niños y vivíamos ahí. Esto me motivo para ir con ella, ya que sería emocionante platicar y poder escuchar a la persona que me había cuidado. Unos días después decidí ir a visitarla, toque por un tiempo y nadie me abrió. Al siguiente fin de semana que regrese a mi pueblo, volví a ir con ella, y con suerte esta vez sí me abrió, apareció la señora con una apariencia muy demacrada. Después de esto salude y me presente, rápidamente se acordó de mí y mis papas. Luego de esto, me invito a pasar. Ya dentro comenzó a preguntarme sobre mis papas, mi hermano y por mí, que había sido de nosotros y que por que ya no la habíamos visitado. Le comente que ellos se habían cambiado a otro pueblo por su trabajo, a la vez que no sabía cómo decirle que mi mama ya había muerto (por miedo a que se alterara u ocurriera algo en ese momento), ya que en ese tiempo ellas habían sido muy amigas. Note que a ella le sorprendió la noticia, a la vez que su mirada se puso un poco triste, me pregunto que cuando había pasado esto, y ya le comente que tenía 6 años de haber pasado, entonces ya me empezó a hablar sobre experiencias y cosas que recordaba cuando vivíamos ahí.


Por mi parte pregunte sobre ¿Cómo estaba?, ¿a qué se dedicaba?, ¿con quién vivía? Y cosas por el estilo, ella muy amablemente me contesto cada una de estas, de igual manera me dijo que tenía cáncer, aunque lo decía de forma muy triste. Me di cuenta que su enfermedad si estaba afectándola ya que me respondió que no se sentía del todo bien, además de que me dijo que vivía sola, pues sus hermanos estaban en estados unidos y su madre con quien ella vivía, había muerto un año atrás lo cual le había afectado mucho, y aun le hacía falta. Cambie un poco de tema para no hacer que se entristeciera más de los que ya se había puesto. Entonces le pregunte como era de niño si no le daba muchos problemas y con esto se empezó a sonreír un poco. Después de eso me tuve que ir, comencé a despedirme y le propuse que si otro día podría visitarla nuevamente, a lo cual ella acepto, ya que no vivía con nadie, muy poco salía y sus hermanos (dos) no iban muy frecuentemente a visitarla ya que vivían en estados unidos. Una semana después volví a ir y ya le pregunte sobre su enfermedad ella me conto que tenía tiempo que se la habían diagnosticado, y para esas fechas había recibido 4 quimioterapias, pero que ella ya no tenía suficiente dinero para poder curarse, además que ella si moría quería hacerlo completa sin que le extirparan parte de su cuerpo. En ese momento no supe que decir, solo seguí escuchándola, ella se miraba que al platicarme se desahogaba, pero a la vez que parecía estar más feliz por tener con quien platicar en esos momentos. Nuevamente me platicaba de mis papas, esa ocasión también me hablo sobre mi abuelita que varias veces nos visitó a ese rancho. También me invito a comer, acepte, y ella me comento que cuando tenía compañía hasta ganas le daban de comer, cosa que me hizo sentirme emocionado, porque recordé a mi abuelita que vive sola también y cuando la visito también me había dicho eso. Cuando terminamos, ella me siguió hablando de sus hermanos, que ya casi los miraba por que se llegaban las vacaciones y estaba feliz, porque le harían compañía por un buen rato, y aparte que ella los necesitaba en esos momentos. Luego yo le pregunte (fue difícil hacerlo) que si tuviera la oportunidad de un deseo cual seria, a lo que ella me contesto que su madre estuviera con ella y no tener esa enfermedad, lo cual me dejo sin palabras aunque a la vez la entendí ya que yo sabía lo que era pasar por eso, pero como yo no podía hacerlo, pues pregunte que si no había algo más que deseara, a lo cual me dijo contesto, que le gustaría que para navidad alguien le llevara un regalo, en especial si eran unos zapatos que le habían gustado unos días antes. Después de eso ya habían pasado 2 horas o un poco más, entonces me tenía que retirar, me comencé a despedir y ella me dijo que cuando quisiera ir era bienvenido le agradecí y dije que sí, otro día con gusto iba. Pasaron los días y como a la semana y media, hablaba con mi papa, yo estaba en zacatecas, entonces el me comento que la señora “Lena” que nos había cuidado había


muerto, me dejo asombrado por que yo la acaba de mirar unos días atrás y parecía no estar tan enferma, pero sucedió y ya no pude ir a visitarla como lo había dicho.

Medicina paliativa: Ella su mayor deseo que tenía era, como ya lo comente en la entrevista, recuperar a su madre que era la única compañía y no tener esa enfermedad cosa que no podía cumplirle yo. Entonces lo que se planeaba hacer era volver a ir con ella, para la fechas de navidad y darle el regalo que ella deseaba, así como platicar con ella ya que le gustaba y cuando lo hacía se olvidaba de su soledad y tristezas. Para mi mala suerte, no pude cumplir esto ya que le llego la muerte.


LA SOÑADORA Había una vez una mujer soñadora que vivía en una casa en medio del bosque, rodeada de libros y fantasía, pero no tenía amigos. Todos las habían abandonado por que se pasaba el día contando historias imaginarias sobre hazañas, aventuras y expediciones que había tenido por todo el mundo. Siempre estaba inventando aventuras como si las hubiera vivido de verdad, hasta que sus amigos se cansaron de escucharle y acabo por quedarse sola. Cuando se dio cuenta que se había quedado sola, se sintió muy triste y empezó a pensar que sus historias eran aburridas y por eso la habían abandonado. Hasta su familia lo había hecho. Las historias que ella escribía eran fabulosas, además que con ellas podía vivir todo tipo de aventuras, desde la más sencilla hasta las más peligrosa y emocionante que se pudiese imaginar. Se pasaba todo el día escribiendo sus historias, además en ocasiones dibujaba los lugares que ella imaginaba para así tuvieran más emoción estas. En ocasiones ella salía de su casa e iba al bosque para leer sus historia en voz alta, de esta manera alguien se interesaría por ellas y haría amigos de nuevo. Por lo cual estaba segura que lo lograría. Un día, mientras ella se encontraba en medio del bosque leyendo una de sus historias en voz alta, apareció un niño, parecía estar perdió, el cual sin que se diera cuenta la escuchaba con mucho entusiasmo ya que le había llamado la atención sus historias. Ella sin darse cuenta siguió su relato, ya que estaba entregada a la interpretación de su historia. Cuando termino de hacerlo, escucho que alguien aplaudía muy emocionado, se sorprendió ya que nadie nunca la escuchaba y no tenía amigos que la soportaran. -¿te ha gustado mi cuento? -Dijo la señora al niño - ¡Sí! Me ha encantado, ¡es muy emocionante! ¿Sabes más historias? - respondió el niño -Claro, tengo muchísimas más, y yo mismo las escribo. – dijo la señora - pues a mí me parecen muy geniales, atraerían a cualquier persona. - le contesto el niño -¿En serio crees que son geniales?, todos creen que son aburridas. – dijo ella.


- Pues yo creo que son geniales, desearía saber escribir historias asi. Pero soy muy malo para hacer eso.

Entonces el niño bajo su mirada y se puso triste, ella lo miro y se acercó a él. -yo podría ensenarte a escribir. -Dijo la señora - ¿Me ensenarías de verdad? - respondió el niño. -Claro me encantaría hacerlo, así podríamos escribirlas juntos y ya no estaría tan sola. – dijo la señora El niño acepto, se fueron a la casa de la señora. Con el paso del tiempo se hicieron muy buenos amigos y escribieron muchas historias que luego leyeron a muchas personas por todo el bosque. Así la señora cumplió su deseo de tener al menos un amigo para nunca más sentirse sola, y que escuchara sus historias sin creer que eran aburridas y por su parte el niño encontró a quien lo ensenara a escribir historias y no estar solo también. Vivieron felices los dos.


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