INVESTIGACIÓN, INTERDISCIPLINARIEDAD Y EDUCACIÓN ARTÍSTICA
ISBN 978-958-44-7668-5
José María Caballero (¿1751?-¿1820?), cronista de la Nueva Granada, presentó, en su relación de los sucesos de la época del terror, el momento en que, con otras 13 personas fue ejecutada. Indica que ella, sentada en el banquillo, dijo que pronto sería vengada, pues cerca estaban los que lo harían; señala el cronista que: ―Un oficial le fue a dar un vaso de vino y dijo: ―que no lo tomaba de manos de un tirano‖. También, pone en boca de La Pola palabras de recriminación al pueblo: ―¡Pueblo de Santafé! ¿cómo permitís que muera una paisana vuestra e inocente? Y después dijo: ―Muero por defender los derechos de mi patria‖. Y exclamando al cielo dijo: ―¡Dios eterno, ved esta injusticia!‖ Dijo y exclamó otras cosas dignas de eterna memoria.‖ Caballero (1902, p. 269)10. Como se observa en el texto citado, las palabras finales de La Pola recogen los aspectos esenciales del discurso patriótico: rechazo a la tiranía, anuncio de la venganza y señalamiento de la importancia del compromiso que desencadena la muerte. Hay, también, recriminación al pueblo por su indiferencia frente al suceso y se adiciona un nuevo elemento: un llamado a Dios para que sea testigo de la injusticia que sucederá; como si se concibiera allí un dios distraído o carente de conocimiento sobre el asunto. Resalta Caballero que lo dicho por Policarpa merece quedar en la memoria para siempre, es decir, en la memoria de los pueblos. El detalle del rechazo al vaso de vino, con el argumento de que no se acepta por venir de manos de un tirano, pone de presente el espíritu de rebeldía y la no claudicación frente a las ofertas que se le hacen. Queda, entonces, en las palabras de Policarpa una imagen que la rescata como mujer que responde al ideal patriótico y, también, una representación que la ubica en el plano personal, al reaccionar frente a las ofensas del pueblo, al no atender la orden de montarse sobre la tablilla del banco para ser ejecutada, y al llamar la atención a Dios sobre lo que esta sucediendo. POLICARPA EN LAS REPRESENTACIONES GRÁFICAS La primera imagen de la Pola es una pintura anónima, que data de 1825, intitulada Policarpa Salavarrieta marcha al suplicio (fig. 18); la representa escuchando a un sacerdote que porta un gran crucifijo; sus dos brazos están atados por una cuerda que lleva un soldado con gesto satisfecho; el soldado porta un gran fusil. Policarpa tiene el cabello negro, largo y ensortijado; su cabeza va ligeramente inclinada a su izquierda, dirección en la que está ubicado el sacerdote. Su mano derecha llevada al corazón en gesto de contención, de sufrimiento; los párpados bajos; su mano izquierda lleva un pañuelo blanco; su brazo izquierdo ha sido dibujado en gesto firme. A la izquierda se observa el patíbulo; su representación nos permite hacernos una idea de que cuando se le indicó la posición que debía adoptar: montada en el banquillo, de tal manera que fuera baleada por la espalda, ella se negó indicando que se sentaría, pero sin montarse, y mostraría su espalda si eso era lo que querían. En el extremo inferior izquierdo se encuentra una leyenda que dice: ―Policarpa Salavarrieta sacrificada por los españoles en esta plaza el 14 de noviembre de 1817. Su
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Caballero, José María (1902). La patria boba. Bogotá: Imprenta Nacional.
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