La educación artística: itinerario de la agenda internacional Clarisa Ruiz y Maria M. Santos “Me parece muy significativo que el problema de la justificación del arte no se haya planteado solo en nuestros días, sino que se trate de un tema muy antiguo”. Hans-Georg Gadamer, La actualidad de lo bello, 1977 “La educación artística debe ser liberadora, debe prepararnos para saber ‘habitar poéticamente la Tierra’” Friedrich Hölderlin
Este capítulo tiene como propósito dar cuenta del contexto internacional en el que se inscribe el Programa Iberoamericano de Educación Artística, Cultura y Ciudadanía de la Organización de Estados Iberomericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), y aproximarse a las tendencias que subyacen en materia de formulación de políticas públicas para la educación artística a nivel internacional. En la última década se viene gestando un inédito movimiento mundial, por las características de su amplia convocatoria y la diversidad de corrientes que cobija, en torno a la promoción de la valoración de la educación artística y cultural en diferentes esferas de la sociedad. Valoración que, a pesar de tener múltiples motivaciones y buscar diferentes objetivos, logra un importante consenso y movilización política de instituciones públicas y organizaciones de la sociedad civil a nivel nacional e internacional. Encuentros, congresos, cumbres buscan concretar acciones, desarrollar instrumentos normativos y promover la organización institucional de un sector empeñado en generar un mayor reconocimiento social e influencia de la educación artística como correlato emancipador o funcional en la sociedad del conocimiento y la economía creativa. Es conveniente que el auge y logro de un objetivo común no conduzca a aplanar la realidad. En efecto, por una parte, el campo de la educación artística es terreno de tensiones entre las tendencias democratizadoras, las nuevas formas de control social, los propósitos funcionalistas y las ambiciones de autonomía y especificidad del conocimiento artístico. Por otra parte, el arte y la educación artística contemporáneos parecen volver a una organicidad tal con la vida misma que los hace entrar en contradicción con la voluntad de clavar un alfiler a la mariposa construyendo políticas y desarrollando normatividad a partir de sus prácticas más bien antidisciplinares y siempre en permanente cambio. Asumimos que las artes se entienden como experiencia y pensamiento mediado por la percepción, la emoción, el sentimiento, la imaginación y la razón. Son modo de ser del pensamiento con alcances cognoscitivos y características singulares, distintas al conocimiento científico y al conocimiento del sentido común (política para el campo del arte).
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