VOZ DEL NORTE 190

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Memorias de una Familia Ejemplar

En noviembre las hojas de los árboles caen en cascada de intensos colores; la sinfonía del canto de las aves y el viento otoñal nos transportan a un mundo mágico y de sueños. Este mes también nos aproxima a las celebraciones navideñas y de fin del año, época propicia para reunirse con amigos, conocidos y sobre todo con la familia. Y es en este mes, que la familia Fernández Ávila se reúne para mostrar todo el cariño fraterno, respeto, orgullo y admiración a uno de sus miembros, nuestro querido hermano Samuel quien ocupó el lugar número diez en una familia de 14 hijos. En este escrito no pretendo hablar de sus innumerables e indiscutibles logros dentro de la política, o en su carrera como abogado, o su trabajo como maestro de la Facultad de Leyes o de su capacidad laboral como notario público, simplemente quiero a través de la palabra escrita, volver la vista al pasado y ver que todos esos éxitos que ha logrado mi hermano han tenido un origen común, en un lugarcito muy especial y recordado por todos nosotros, el Platanar en el Mpio. de San Martín de Bolaños, Jalisco. También quiero manifestarle que todos en la familia Fernández Ávila estamos muy orgullosos de sus logros, que aplaudimos sus esfuerzos, su tenacidad, su fortaleza y admiramos su inteligencia. Especialmente reconocemos la generosidad, la bondad, pero sobre todo el cariño y respeto que siempre le ha mostrado a nuestros padres, los profesores, María y Juan Fernández. Recordando eventos de nuestra niñez, no puedo dejar de mencionar que fuimos criados bajo un régimen disciplinario muy estricto, por ejemplo; nuestros padres a cada momento nos decían, los niños con los niños y las niñas con las niñas, nunca se nos permitió convivir entre hermanos y hermanas ni siquiera en el momento de comer juntos. A la edad de seis años Samuel se integró al trabajo del campo, a él le tocaba ir al barbecho a llevar el almuerzo a mis hermanos mayores y a mi papá, y después se quedaba a sembrar maíz, siempre se le veía montado en un burrito pardo. Ayudar en las labores cotidianas era normal en aquellas épocas, pero Samuel desde pequeño tuvo que hacer uso de su gran inteligencia y su capacidad de sobrevivir en situaciones difíciles. Él tuvo a temprana edad una amarga experiencia que seguramente le trae terribles recuerdos. Este evento sucedió cuando vivíamos en la sierra. Todos los días, al caer la tarde se

acostumbraba que las vacas llegaran al corral para pasar la noche. Pero resulta que ese día en especial, faltó una. Creyendo que esa vaca se había quedado cerca, mi papá pidió a Samuel, de apenas diez años, que la fuera a buscar. Samuel fue en busca de la dichosa vaca, pero como no la encontró, siguió caminando, alejándose más y más hasta que la encontró, pero se dio cuenta que había perdido el rumbo y no sabía cómo regresar a casa. A su corta edad, aquel niño tuvo que soportar, parte del frío, los relámpagos, rayos y truenos, aunado a la lluvia con la neblina y los aullidos de los lobos… Samuel demostró su gran valor e inteligencia y haciendo uso de su capacidad de razonar, optó por aga- rrar la cola de la vaca y la fustigó para que lo llevara de regreso a casa, y así llegó titiritando de frío, empapado hasta los huesos pero muy impactado de esa terrible experiencia. Mi hermano al recordar su niñez, sin duda, debe de verse jugando los juegos de la época que eran, las canicas, el trompo, el zumbador, las choyas, la resortera, y el tabuche… éste último era una pelota formada con hojas de mazorcas y que utilizaban tanto para patear simulando jugar fut-bol, como para jugar con las manos, en una imitación del vóley-bol. Estoy segura que entre sus recuerdos inolvidables están aquellas dos ocasiones cuando se fracturó ambos brazos en diferentes accidentes, todo por andarse subiendo a un guamúchil y a una anona. Samuel, desde pequeño siempre soñó con estudiar. Desde pequeño fue un estudiante inteligente, brillante, competitivo y destacado, siempre con calificaciones excelentes. Todos en la familia recordamos cuando mi papá por necesidad viajaba a la ciudad. El tenía por costumbre preguntarnos a todos: Hijos: ¿Qué me encargan de Guadalajara? Mientras unos pedíamos juguetes, los demás otras cosas, pero Samuel muy serio le decía, papá por favor consígame una beca para ir a estudiar… y así lo repetía una y otra vez. Mientras terminaba su educación primaria, y aún durante sus vacaciones, Samuel siempre colaboraba con el resto de mis hermanos en las tareas del campo, ya fuera desmontando el barbecho, removiendo, sembrando o abonando la tierra, despuntando o pizcando. Samuel a sus 11 años ya manejaba con precisión el arado, ya fuera arrastrado por un tiro de mulas o por una yunta de bueyes. Pero, mientras él caminaba detrás del arado bajo los inclementes rayos del sol, su mente volaba a grandes alturas, imaginándose, soñando con estudiar en

la gran ciudad. Nunca dejaba de insistir fervorosamente… papá, por favor, consígame una beca para irme a estudiar. Cumplidos los 12 años, mis papás haciendo un sacrificio enorme le permitieron a Samuel irse a estudiar a Guadalajara. Muchas veces vimos a mi mamá derramar lágrimas por la partida de su hijo; ella nunca dejaba de rezar sus plegarias a Dios para que le cuidara a su hijo. De mi papá se puede decir casi lo mismo, pero el trataba de disimular su preocupación escribiéndole cartas. Para entonces, mis padres habían comprado una casita en Guadalajara y allí fue donde Samuel vivió su etapa de estudiante y aunque alejado a tan corta edad del calor del hogar y de su familia, él se esforzó en ser el primero en su clase y cada vez que iba de vacaciones al rancho, lo primero que mostraba lleno de orgullo a mis papás eran sus calificaciones, todas excelentes. Hasta el día de hoy, Samuel ha alcanzado un sinnúmero de éxitos académicos, profesionales, políticos y hasta deportivos. Ha demostrado con creces que valió la pena el amor, el sacrificio y la confianza

que mis padres depositaron en él, y no puedo negar que evidentemente Samuel ha correspondido con creces a esa confianza, y también ha sido él, quien cuando el momento lo requiere, ha apoyado de manera incondicional a nuestros padres, o a cualquiera en la familia. Una cosa que debo destacar es que jamás he visto que se avergonzara de sus orígenes o de sus padres y eso habla de su gran calidad humana. Samuel, desde la lejanía, en este mes de noviembre quiero hacer patente el gran cariño que todos tus hermanos presentes y ausentes por ti sentimos, pero muy especialmente en éstos días en que estarás celebrando un año mas de vida. Una vida llena de nobleza y generosidad y de una gran pasión por tu trabajo, por tu familia y tus amigos. Te amamos, admiramos y respetamos. Para todos en la familia haz sido un pilar y un ejemplo a seguir. Lo mejor en tu día y siempre, al igual que tus cinco hijos, tu esposa, y de todos tus seres queridos. ¡Felicidades! Tu hermana: María de la Luz Fernández Á.

TOTATICHE CONCLUIRÁ PENÚLTIMO TRAMO CARRETERO A SANTA RITA El gobierno municipal de Totatiche reporta considerable avance en dos importantes proyectos de obra pública; el puente de Agua Zarca y la tercera etapa de la carretera a Santa Rita, estarán concluidos en el próximo mes de diciembre.

El director de Obras Públicas, Horacio Trinidad Fernández, en nombre del alcalde, Heliodoro Cárdenas, informó que bajo la obra del puente se construye con

VACUNAR A SUS HIJOS NO TIENE COSTO

recursos del programa estatal FISE, el cual sustituirá a un vado que en época de lluvias impedía el paso a habitantes de las comunidades El Canjilón, Acatepulco, y Agua Zarca. En cuanto a la carretera TemastiánSanta Rita, proyectada desde el inicio de la administración, el funcionario manifestó que la obra está prevista entregarla en diciembre, y consiste en la terminación de la tercera etapa del proyecto (la cuarta ya concluyó). Esta tercera etapa del proyecto fue contratada por la Secretaría de Desarrollo Rural, y registra 90 % de avance en promedio, la cual, al finalizar, se tendrá colocada carpeta asfáltica en casi 9.5 km del trayecto Temastián - Santa Rita, y restarán por pavimentarse aproximadamente otros 4 kilómetros.

Algunos de los asistentes al Certamen de Belleza donde se eligió a la reina de la Feria Totatiche 2009: a la izquierda, Gema Luna, princesa Totatiche 2008 y Pepe Robles; y a la derecha, José Alonso Serrano y su esposa Mayra Nallely Carrillo.


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